viernes, 14 de junio de 2013

La 'gran depresión italiana': aumentan los suicidios y el consumo de antidepresivos por los efectos de la crisis

Una pareja paseando por una calle de Roma / Getty
La Primavera Árabe prendió su mecha cuando un comerciante se quemó a lo bonzo. Esta semana, en Italia, el dueño de una floristería se dio fuego a sí mismo en la terraza del ayuntamiento de Ercolano (sur), para después lanzarse al vacío. No era el primer suicida, ni será el último; sin embargo, Italia no apuesta por primaveras de ninguna clase, mientras sigue resignada y asentada en un largo invierno.

Antonio Formicola había acudido iracundo a ver al alcalde de esta ciudad de poco más de 50.000 habitantes a los pies del Vesubio. Sobre la mesa quería poner un asunto de permisos denegados, pero el primer edil no estaba en ese momento. Pequeñas gotas que van colmando el vaso de la vasta cantidad de las pymes que sufren los problemas de la crisis y de la implacable Administración estatal. Formicola no fue el primero. En lo que va de mes, los medios han reportado unos cinco casos más de suicidas relacionados con una crisis que los deja a los pies de los caballos. Diversos estudios lo explican: no hay muchos más suicidios en el belpaese, sino más suicidios relacionados con la crisis.

Entre 2012 y los primeros tres meses de 2013, 121 personas se suicidaron en Italia por problemas emanados del periodo de crisis que afecta especialmente a los países del sur de Europa. Esta cantidad supone un incremento del 40% con respecto al mismo periodo del año anterior, según datos extraídos de un reciente estudio publicado por la ONG Società Informazione. Otro estudio del Osservatorio Nazionale Sulla Salute habla de un aumento de entre un 20 y un 30% de los suicidios en los últimos 4 años debido a motivaciones económicas. Este mismo estudio señala que se ha pasado de un total de 11,70 suicidios por cada 100.000 habitantes en 2006, frente a 12,20 en 2009.

Según otro estudio de la Universidad de la Sapienza de Roma, el perfil del suicida por motivos económicos es un hombre de entre 45 y 64 años, considerándose los perfiles con más riesgos aquellos de los parados, los empresarios y los autónomos. El 46% lo haría por no poder hacer frente a la situación personal, familiar o de la empresa, el 28% por haber perdido el trabajo, el 16% porque no puede pagar a hacienda, mientras que el 10% sería por no poder pagar a los trabajadores. "El hombre siente más la necesidad de afirmarse como una persona capaz, mientras que la mujer tiene más capacidad de reorganizarse", explica a ZoomNews el doctor Vincenzo Mastronardi, coordinador de dicha investigación.

Un país anestesiado

Italia mientras tanto da la sensación de permanecer parcialmente anestesiada. No da tiempo a olvidar el shock inicial de la noticia del suicidio, cuando ha aparecido ya otro caso. Desde la mujer que salta con su hijo por el balcón en un barrio obrero de Turín, hasta el empresario que se pega un tiro en la cabeza por sus deudas por el fisco. Los medios nadan cómodos en estas noticias, no escatimando detalles, pero dejándolos correr ante la aparición de uno nuevo.

"No podemos poner una mordaza a los medios, pero se debe tener precaución con cómo se dicen las cosas", señala el doctor Mastronardi. "Los medios de comunicación deben dar por un lado la información y por otro lado actuar de compensación. Por ejemplo, en lugar de decir que un hombre de 40 años se ha suicidado porque ha cerrado su fábrica, se debería decir que un hombre de 40 años que no había encontrado todavía una solución al cierre de su fábrica se ha suicidado. Hay que dar una salida", agrega.

La anestesia ante la televisión, puede venir en parte dada por el aumento de la venta de antidepresivos. Otro de los efectos colaterales de la crisis. Según el estudio del Osservatorio Nazionale Sulla Salute, el consumo de estas medicinas cotiza al alza y en los últimos años ha multiplicado su consumo por cuatro. En este caso, aparte de la crisis entraría en juego la facilidad de la prescripción de estos medicamentos en el caso de una depresión leve, sin embargo no deja de ser un indicativo de la baja forma moral en la que intenta sobrevivir Italia.

Un problema llamado fisco

Uno de los principales dolores de cabeza de los italianos es el Estado. El continuo retraso de las administraciones en el pago de sus deudas no conlleva una consecuente piedad del Estado en relación con aquellos que le deben algo, en un país especialmente sobretasado. Italia 'celebró' este martes el Tax Freedom Day y es que hasta este día, todo el dinero que han ganado aquellos que todavía tienen empleo ha sido para pagar impuestos. La situación está peor para aquellos que pagan el máximo posible de impuestos, cuyo día de liberación se tendrá que retrasar hasta mitad de julio.

Desde el Lazio (región de Roma) se ha lanzado una campaña llamadaSOS Debiti (SOS Deudas) para modificar el sistema fiscal italiano y en apenas dos días ha recogido 1.000 firmas. Esta iniciativa se unen a otras ya planteadas contra el implacable sistema de recaudación del Estado, Equitalia. Este ente carga inmediatamente con sobrecargos asfixiantes cualquier retrasos en las deudas con la Administración, llegando a cuadruplicar la deuda en breves periodos de tiempo.

El sistema contrasta con el señalado por el estudio de la Universidad de la Sapienza, que señala que aquellos países que han seguido caminos distintos al de la austeridad han iniciado una senda de crecimiento y de trabajo y, por lo tanto, de una mejora de la situación. Unas mejoras que por el momento no aparecen en el horizonte de Italia, cuya felicidad sigue hibernando como un oso. Mastronardi cita para concluir un proverbio chino: "Cuando se llega a la última de un libro se cierra y se empieza otro. Nunca hay que quedarse sólo en que se cierra el libro".

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