Nancy Fraser / Fernando Sánchez |
Nancy Fraser, filósofa política, intelectual y
feminista estadounidense, es profesora de la New School for Social
Research y una de las impulsoras del denominado Feminismo del 99%. Este
viernes aterrizó en Madrid para participar en un ciclo de conferencias
organizadas por El Grupo de Estudios Críticos, un proyecto de estudios del Centro Estudios del Museo Reina Sofía, en colaboación con Medialab.
En esta entrevista con Público, Fraser desgrana las claves de este
movimiento feminista, la necesidad de cambiar el modelo capitalista y
los riesgos a los que nos enfrentamos en esta tarea.
¿Qué es el feminismo del 99% y cuáles son los principales ideas? Es un intento de dar nombre y un conjunto de ideas a un nuevo activismo feminista que se está desarrollando en los últimos años y que creemos que representa una alternativa real al tipo de feminismo que ha sido el predominante, al menos en USA, Reino Unido o Francia y algunos otros países (no estoy muy segura si en España). Hasta hace muy poco en estos países el feminismo liberal ha sido la forma más dominante y se ha centrado principalmente en las preocupaciones de las mujeres de clase media alta o las mujeres del top 10%. Son ellas las que se han beneficiado de este feminismo y han encontrado su camino para prosperar en jerarquía empresarial.
Le han dado al feminismo un mal nombre, diría yo.
Porque lo han asociado con el elitismo, el individualismo, el
consumismo… La idea de que las feministas son mujeres de carrera que se
han hecho a sí mismas. No sé si es totalmente así, pero de esta forma lo
entiende la gran mayoría de mujeres de la clase trabajadora. Personas
que ven el presente, no como un momento de crecimiento, sino todo lo
opuesto: un tiempo en el que las condiciones de vida van en declive, en
el que se pierde el trabajo seguro, en el que se reducen salarios. En
definitiva, un montón de caos en la vida.
Creo que este feminismo liberal ha perdido su credibilidad.
Desde el punto de vista de EEUU, la derrota de Hillary Clinton en las
elecciones de 2016 en favor de Donald Trump fue como una alarma para
despertarse, porque las cifras indican que un 52% de mujeres blancas
votaron por Trump.
Es una estadística sorprendente. Mostró que el
feminismo corporativo de Clinton no era un feminismo para todas las
mujeres. Ahora tenemos este nuevo tipo de activismo que es
anti-austeridad, que defiende los estándares de la vida de una forma más
amplia, que se interesa por los derechos de los migrantes, sobre la
situación de las mujeres trabajadoras, las de color… Cuando escribimos
el manifiesto para el feminismo del 99%, queríamos promover ese nuevo giro del feminismo. Lejos del liberalismo individualista y más cerca de las preocupaciones de la gran mayoría de mujeres, y también de hombres.
Nuestro manifiesto le da un nombre a este movimiento e
intenta articular el pensamiento que lo puede convertir en un
movimiento radical, genuinamente transformador y antisitémico.
¿Y se puede construir esto dentro de un sistema capitalista o hay que construir un nuevo sistema?
Definitivamente necesitamos un nuevo sistema de algún tipo.
El actual sistema de capitalismo liberal financiero está en una crisis
aguda y necesita cambios estructurales muy profundos: en nuestra
relación con la naturaleza, un cambio en la relación entre producción y
reproducción, entre el trabajo asalariado y la vida familiar… un cambio
en sistema democrático.
Si este es un cambio que nos llevará más allá del
capitalismo está todavía por ver. Tampoco sabemos si existe una forma de
capitalismo que pueda responder adecuadamente a esta aguda crisis. Pero no creo que tengamos que responder a esa pregunta ahora. Mi corazonada es que necesitaremos movernos más allá del capitalismo.
Entonces ¿se va construyendo sobre la marcha y no como otras teorías políticas que marcaban un camino?
Creo que es un poco de los dos. A través de nuestras
luchas vamos descubriendo cuánto puede o quiere darnos este sistema; si
puede o no solucionar nuestros problemas y también descubrimos por el
método de práctica y error cuáles son los cambios que necesitamos,
cuáles son los que realmente queremos. Es decir, hay un proceso de
ignición en el pensamiento que va sucediendo a través del activismo.
Diría que en mi vida he aprendido casi tanto del
activismo como lo hice en la enseñanza universitaria formal. Este
manifiesto propone algunas ideas como un boceto de lo que una
alternativa puede llegar a ser, pero es más con un espíritu de
intentémoslo y veamos como resulta. No es un dogma.
¿Cuáles son las principales ideas que contiene?
Una de las principales
ideas es que el eje de las desigualdades de género en nuestra sociedad
se debe a la separación que hace el capitalismo entre la producción de
materias primas por lucro y la reproducción social o la producción de
seres humanos. Es decir, La vida familiar y el sector social y la vida
comunitaria.
Esa separación no existía antes del capitalismo. Todas estas actividades eran parte del mismo universo social. Cuando el capitalismo introdujo la idea de producción por beneficio en las fábricas, dividió nuestras vidas en estas dos partes y la división está organizada por género: la responsabilidad de las mujeres es trabajar en la esfera social (tanto privadamente sin recibir salario o como profesoras, enfermeras…).
Mientras, los hombres trabajan en las industrias, en
el ejército… Esta división, en mi opinión, es la pieza central de la
subordinación moderna de las mujeres. Ha habido otras formas pero
funcionaban de otra manera. Es una organización en la que el trabajo de
producción se paga en dinero y el de reproducción social, que es que
realizan las mujeres, no se pagan en su inmensa mayoría. Esto pone a las mujeres en una desventaja estructural en la sociedad.
Simplemente entender esta dicotomía de producción y
reproducción, nos propone un largo camino para pensar qué es lo que
tiene que cambiar. Tenemos que reintegrar aspectos de la vida que ahora
están separados y contrapuestos uno contra otro. No tenemos tiempo de
cuidar a nuestra familia, si al mismo tiempo estás realizando un trabajo
exigente, un trabajo pagado a tiempo completo, o incluso múltiples
trabajos como mucha gente tiene que hacer hoy en día. En Estado Unidos
las profesoras cobran muy poco, y muchas de ellas cogen un segundo
trabajo en Wallmart por las tardes para ser capaces de ganar lo
suficiente para vivir. Esto es tremendo. Cómo puedo, además, realizar
los trabajos de reproducción social. Especialmente si los hombres, en
una gran mayoría, no hacen la parte que les corresponde del trabajo de
cuidados.
¿Cuál es el rol que deberían jugar los hombres?
Los hombres deberían convertirse en feministas también. Este feminismo para el 99% es un movimiento para mejorar la vida de todo el mundo, superando la desigualdad de género, la desigualdad de raza… todas las desigualdades. Pero no es un movimiento contra los hombres. Es un movimiento contra una estructura social, un sistema que crea todas estas desigualdades.
Esta crisis financiera que vivimos ¿es una crisis del sistema, o es el sistema en sí mismo?. La rebaja de salarios, la desinversión en servicios públicos… ¿Es una consecuencia o un plan organizado?
Hemos sufrido una tremenda reorganización del
capitalismo en el tránsito de la anterior forma de capitalismo social
demócrata, que era menos globalizado y menos financiero y que daba más
apoyo estatal a la esfera de la reproducción social. No era un sistema
perfecto, en absoluto, pero eso fue transformado en este capitalismo
neoliberal y financiero.
En 2007 y 2008 tuvimos casi una fisión nuclear del
sistema financiero mundial. Pero la crisis financiera es sólo uno de los
cabos de una crisis mucho más amplia, que también incluye una crisis
ecológica; una crisis democrática; de migración, y de los cuidados o de
la reproducción social, tiene que ver con la desinversión en todas las necesidades sociales y la incorporación de las mujeres en los trabajos pagados a tiempo completo.
Todos estos son los distintos cabos de una sola gran
crisis, que podemos llamar una crisis general del capitalismo
neoliberal financiero. La crisis lo inunda todo debido al carácter
contradictorio e insostenible de este sistema.
¿Y es el feminismo del 99% la respuesta a esta debacle?
El feminismo del 99% está emergiendo como una de las
respuestas a esta crisis. Los supremacistas blancos también están
respondiendo a esta crisis, los movimientos populistas… Hay una gran
abanico de movimientos intentando dar respuestas. Nosotras somos una de
las fuerzas que ha saltado en esta situación abierta e incierta y tratar
de ofrecer una alternativa
¿Y cuáles son los riesgos?
Los riesgos
son que este movimiento del 99% pueda perder contra movimientos de
extrema derecha supremacistas y anti-inmigrantes, que son muy
desagradables, como Trump en Estados Unidos o Vox aquí en España. El
otro riesgo es que nos asustemos tanto de los movimientos
ultraconservadores que en lugar de pelear por lo que realmente queremos,
nos volvamos hacia el feminismo liberal. Y volver a esa alianza de
feminismo y liberalismo no es la solución, porque entraríamos en un
círculo vicioso: neoliberalismo, trumpismo, neoliberalismo, un trumpismo
peor. Hasta que realmente lleguemos a un fascismo, del que aún estamos
lejos.
En España tenemos a partidos de derechas promoviendo un feminismo liberal que incluye la regulación de la prostitución y los vientres de alquiler entre sus postulados. Supongo que es a esto a lo que se refiera cuando dice no volver al neoliberalismo. La gente está entendiblemente asustada de estas derechas extremas y pueden cometer el error de pensar que no pueden defender lo que creen, sino que toca defender el statu quo. Y es un error en mi opinión, porque defender el statu quo es lo que ha generado estos estos movimientos de extrema derecha.Usted ha sido muy crítica con lo que denomina feminismo domesticado o de la élite. En España, Ana Patricia Botín, la presidenta del mayor banco se declaró feminista no hace mucho. ¿Puede ayudar esto de alguna forma a la igualdad?
No la conozco, pero imagino nombres como Sheryl Sandberg, (directora ejecutiva de Facebook), Christine Lagard (directora gerente del FMI) o Hillary Clinton. Estas son tres caras, y probablemente la que me menciona encaja en este modelo. A ellas me refiero cuando afirmo que dan al feminismo un mal nombre.
Si la gente llega a pensar que eso es feminismo, van a concluir que
este movimiento no puede hacer nada por ellos y que porqué deberían
apoyarlo si hace cosas que les hacen daño.
Este tipo de feminismo, lo que realmente hace, es lo que en el manifiesto llamamos: la dominación de la igualdad de oportunidades.
Que cree que la clase dominante que gobierna, debe tener igualdad entre
hombres y mujeres. Es decir, que la gente que arruina la vida de muchas
personas no sólo deben ser hombres, sino también mujeres. Es una
aspiración absurda.
Muchos partidos conservadores se han subido al carro del feminismo, aunque no quieren usar la palabra feminismo. Dicen que luchan por la igualdad. ¿Necesitamos redefinir el concepto de igualdad?
Totalmente. Creo que la mayoría a lo que se llama igualdad es, en realidad, meritocracia.
Entienden el problema de la discriminación como una
infrarreprosentación de las mujeres en la cima y que es necesario
eliminar esa desigualdad para que las mujeres puedan subir de acuerdo a
su talento, en relación a sus méritos. Esto deja totalmente intacta la
estructura jerárquica y no puede beneficiar al 99% de las mujeres. Sólo
beneficia al 1%, o pongamos que al top 10%. Es decir a la clase
directiva profesional.
Fuente: https://www.publico.es/sociedad/entrevista-nancy-fraser-no-dejar-temor-ultraderecha-lleve-feminismo-liberal.html
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