Cuando tu madre te parió cornudo,
fue tu planeta un cuerno de la luna,
de madera de cuernos fue tu cuna,
y el castillejo* un cuerno muy agudo.
Gastaste en dijes cuernos a menudo;
la leche que mamaste era cabruna;
diote un cuerno por armas la Fortuna
y un toro en el remate de tu escudo.
Hecho un corral de cuernos contemplo;
cuernos pisas con pies de cornería;
a la mañana un cuerno te saluda.
Los cornudos en ti tienen un templo.
Pues, cornudo de ti ¿dónde caminas
siguiéndote una estrella tan cornuda?
*castillejo, especie de carretoncillo de madera en que se ponía a los niños para que aprendieran a andar.
Francisco de Quevedo
Muy bonito
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