lunes, 25 de marzo de 2019

A uno que se mudaba cada día por guardar su mujer

Imagen relacionada   Cuando tu madre te parió cornudo, 
fue tu planeta un cuerno de la luna,
de madera de cuernos fue tu cuna,
y el castillejo* un cuerno muy agudo.

   Gastaste en dijes cuernos a menudo;
la leche que mamaste era cabruna;
diote un cuerno por armas la Fortuna
y un toro en el remate de tu escudo.

   Hecho un corral de cuernos contemplo;
cuernos pisas con pies de cornería;
a la mañana un cuerno te saluda.

   Los cornudos en ti tienen un templo.
Pues, cornudo de ti ¿dónde caminas
siguiéndote una estrella tan cornuda?

*castillejo, especie de carretoncillo de madera en que se ponía a los niños para que aprendieran a andar.


Francisco de Quevedo

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