Un faro en el fin de la Tierra. Galicia
El Faro de Finisterre
situado en Fisterra es sin duda el más emblemático de los cabos del
litoral gallego. Constituido por una península que se adentra en el mar 3
Km data de 1853 con un alcance de 23 millas su luz blanca alumbra desde
los 241 metros de altura del monte Facho. De torre octogonal de
silleria y con casa. La constante niebla del invierno provocó que se le
añadiera una sirena en 1888, la Vaca de Fisterra, para avisar a los
navegantes del peligro vigente.(Leer más)
Un faro que se quedó sin isla
Desde la costa, se lo ve solitario y rodeado de agua, como si se tratara de un espejismo. El faro de la isla Morris se encuentra en la entrada del puerto de Charleston en Carolina del sur, en Estados Unidos. Fue construido hace más de un siglo y las corrientes oceánicas le jugaron una mala broma, erosionando la isla en la que se encontraba hasta desaparecer en el año 1938. Hace casi medio siglo que está completamente abandonado. (Leer más)
Un faro devorado por la arena en Dinamarca
El faro Rubjerg Knude
en Dinamarca fue inaugurado en el año 1900 al pie de un acantilado. Y
pudo operar a lo largo de 68 años, hasta que las dunas de arena y la
erosión terminaron por “devorarlo”. Hoy sobresale sobre la arena, aunque
gran parte del complejo del faro, con sus viviendas alrededor, quedaron
debajo de la arena.
En la costa de Bretaña francesa hay numerosos faros. En cercanías de la
Punta de Raz, se encuentra el faro Tevennec, con larga historia desde el
año 1869 luchando contra cientos de tormentas y furia marina. Hasta
antes de su automatización, sucesivos guardias vivieron con sus esposas
al cuidado del faro, una tarea que los guardias describían como un infierno
por la situación de aislamiento. Aún a 14 metros de altura, las olas en
tiempo de tormenta transformaban el faro en un “barco a la deriva”.
El faro Amédée está situado en un paraíso a pocos kilómetros de Numea,
rodeado de playas de aguas claras y arrecifes. Y su viaje hasta llegar
allí fue largo, tanto como unos miles de kilómetros. Sus partes
metálicas provienen de París, donde fue fabricado y luego transportado
hasta ser ensamblado en su destino final. (Leer más)
La isla de Strombolicchio es un islote de origen volcánico cerca de las
islas Eolias. Y como promontorio rocoso natural, se parece a una
fortaleza emplazada caprichosamente en medio del mar. El escenario es
tan inusual, que hasta los griegos asignaron el sitio a uno de sus
dioses Eolo, quien gobernaba el viento. El faro, es relativamente nuevo,
con apenas unos 100 años de historia. (Leer más)
Ni es tan grande, ni tan vistoso pero es “milagroso” que aún esté en
pie. Frente a la costa de Gower, sur de Gales, hay otro faro de hierro
que curiosamente está abandonado desde hace 90 años, cuando los puertos
cercanos a los que servía quedaron inutilizados para siempre. (Ver más
sobre Whiteford Lighthouse)
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