sábado, 27 de enero de 2018

El deshielo

El 27 de enero de 1945 el Ejército Rojo liberó Auschwitz. Se calcula que solo allí fueron asesinadas 1.300.000 personas Que nunca se nos olvide. 

 En los primeros días de enero de 1945, bajo el empuje del Ejército Rojo, ya cercano, los alemanes habían evacuado apresuradamente la cuenca minera silesiana. Mientras en otras partes, en circunstancias análogas, no habían dudado en destruir a sangre y fuego los Lager con todos sus ocupantes, en el distrito de Auschwitz actuaron de distinta manera: órdenes superiores imponían la "recuperación", costase lo que costase, de todos los hombres que pudiesen ser capaces de trabajar. Por ello, todos los prisioneros sanos fueron evacuados, en condiciones espantosas, hacia Buchenwald y Mauthausen, mientras los enfermos fueron abandonados a su destino. Varios indicios permiten deducir la primera intención alemana de no dejar ni un hombre vivo en los campos de concentración, pero un violento ataque aéreo nocturno, y la rapidez del avance ruso, indujeron a los alemanes a cambiar de opinión, y a emprender la huida dejando incompletos su deber y su obra.
   La primera patrulla rusa avistó el campo hacia mediodía del 27 de enero de 1945. Charles y yo fuimos los primeros en avistarla. Eran cuatro soldados jóvenes a caballo, que avanzaban cautelosamente, metralleta en mano, a lo largo de la carretera que limitaba el campo. Cuando llegaron a las alambradas se pararon a mirar, intercambiando palabras breves y tímidas, y lanzando miradas llenas de extraño embarazo a los cadáveres descompuestos, a los barracones destruidos y a los pocos vivos que allí estábamos.
   Nos parecía, y era así, que la nada llena de muerte en que dábamos vueltas desde hacía diez días había encontrado su centro sólido, un núcelo de condensación: cuatro mensajeros de paz, de rostro rudo e infantil bajo los pesados cascos de pieles.
   No nos saludaban, no sonreían; parecían oprimidos, más aún que por la compasión, por una timidez confusa que les sellaba la boca y les clavaba la mirada sobre aquel espectáculo funesto.....

La tregua
Primo Levi

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