Tendemos a fiarnos de las imágenes, pero estas también mienten, incluso
sin estar manipuladas. Muchas veces solo nos ofrecen medias verdades.
A VECES, muy de vez en cuando, una imagen vale mil palabras. O quizá
sean 836, cómo saberlo. Hay, en todo caso, imágenes que pesan como
losas, que cambian situaciones, que engendran movimientos, que definen.
Esta cumple en estos días medio siglo, y fue una de ellas.
El 1 de febrero de 1968 Eddie Adams
tenía 34 años y llevaba tres cubriendo la guerra de Vietnam para
Associated Press. El Vietcong, la guerrilla comunista que peleaba contra
los ejércitos de Vietnam del Sur y Estados Unidos, acababa de lanzar
una gran ofensiva —y en Saigón la violencia crecía. En su Barrio Chino,
Adams seguía al jefe de la policía survietnamita, el general Nguyen Ngoc
Loan, y sus custodios, que llevaban a un prisionero: un hombre bajo de
camisa a cuadros. De pronto la comitiva se paró, el general sacó su
revólver Smith & Wesson .38 Especial y lo apuntó a la sien del
hombre. Adams diría después que pensó que quería asustarlo para
interrogarlo pero no: el general disparó. Adams también.
Al día siguiente su foto inundó el planeta. Entonces, sin Internet,
sin redes sociales, los diarios y revistas definían, y aquella foto se
publicó en sus tapas. Es difícil contar una historia más simple y más
tremenda: un hombre mata a un hombre. Y, también: un hombre de poder
ejerce su poder de la manera más extrema. En la guerra de Vietnam hubo
dos millones de muertes pero esta encarnó a todas —e hizo mucho para que
uno de los bandos la perdiera. Al día siguiente muchos americanos
habían cambiado de idea sobre la participación de su ejército en esa
guerra, con gente como esa.
El general Nguyen intentó justificarse: “Estos tipos matan a muchos
compatriotas nuestros; creo que Buda me perdonará”, dijo entonces. Su
víctima se llamaba Nguyen Van Lem, tenía 36 años, dos hijas y uno por
nacer, y era un guerrillero. El general fue herido meses más tarde:
grave, lo atendieron en Washington, donde le amputaron una pierna. En
1975, poco antes de la derrota final, pidió asilo en Estados Unidos —que
se lo negó. Viejos amigos lo ayudaron a entrar e instalar una pizzería
en Dale, Virginia. De vez en cuando alguno de sus clientes sabía quién
era, lo insultaba o lo felicitaba; cada tanto le dejaban amenazas
pintadas en el baño. A veces Adams pasaba a saludarlo: lo respetaba y le
dolía lo que su foto le había hecho.
El general se murió de cáncer en 1998, a sus 67. Entonces Adams escribió su necrológica en la revista Time:
empezaba diciendo “Gané un Pulitzer en 1969 por la foto de un hombre
que disparaba a otro. En esa foto murieron dos personas: el que recibió
la bala y el general Nguyen Ngoc Loan. El general mató al vietcong;
yo maté al general con mi cámara”. Y, después, que “las fotos son las
armas más poderosas del mundo. La gente les cree, pero las fotos también
mienten, aun cuando no están manipuladas. Son sólo medias verdades. Lo
que la foto no decía es ‘¿Qué hubieras hecho tú si fueras el general en
ese momento y ese lugar, en ese día caliente, y acabaras de agarrar al
malo después de que matara a dos o tres soldados americanos?”.
Hay dudas sobre lo que habría hecho Adams —que se murió de ELA pocos
años después. En cualquier caso, parecía arrepentido de lo que sí había
hecho. Su foto dijo mucho más que lo que él habría querido, y también es
una lección: las personas manipulan a los medios mucho menos que los
medios a las personas —y creer que uno controla lo que dice es soberbia
cochina.
Movilización de Amnistía Internacional delante
de la embajada de Turquía en París para pedir la liberación de Taner
Kılıç (noviembre 2017).
"He conocido a miles de personas esforzadas en mi trabajo, pero a ninguna tan notable y comprometida como Taner Kılıç", afirma Michel Gaudé, ex director de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Turquía. Sin embargo hoy Taner Kılıç está siendo juzgado por cargos falsos de terrorismo."
De ser declarado culpable, podría tener que pasar hasta 15 años en la cárcel.
Conocí a este esforzado
abogado de derechos humanos, presidente de Amnistía Internacional
Turquía, en 2014. Entonces era, como ahora, una persona seria y
determinada, pero también alegre y con un gran sentido del humor. Me
cayó muy bien, pero lo que más me impresionó de Taner fue el trabajo
infatigable que realizaba para ayudar a personas refugiadas y
solicitantes de asilo que apenas tenían a nadie a quien recurrir.
Luchaba por las personas detenidas o que podían ser expulsadas.
Negociaba con las autoridades locales y luchaba por ellas en los
tribunales. Organizaba sesiones de formación en derechos humanos para
los agentes de policía y los funcionarios públicos locales. Y movilizaba
y motivaba a la población local para que ayudara a mejorar la vida de
esas personas refugiadas. Con las personas refugiadas, no sólo era un
eficaz abogado, sino también un apasionado activista, fantástica
combinación en un defensor de los derechos humanos.
Con la represión emprendida tras el intento de golpe de Estado cada
vez más arraigada, las personas como Taner son más necesarias que nunca.
Pero la situación de Taner demuestra que, en Turquía, alzar la voz para
defender la libertad ajena puede acabar costándote la tuya.
Al
cabo de ocho meses, el Estado no ha podido presentar pruebas creíbles
que sustenten esta acusación ni, de hecho, ninguna acusación legítima de
conducta delictiva real. Al contrario, en dos informes periciales
independientes se ha determinado que no hay rastro de que ByLock haya
estado instalada alguna vez en su teléfono.
Taner Kilic, presidente de AI en Turquía, con su mujer y su hija.
Las absurdas acusaciones formuladas contra Taner no son un caso
aislado. En realidad, el hostigamiento contra los defensores y
defensoras de los derechos humanos es constante. En octubre fue detenido
el empresario, filántropo y líder de la sociedad civil Osman Kavala. No
se ha presentado nada con que probar la absurda acusación, vertida en
todos los periódicos del gobierno, de que participó en el intento de
golpe de Estado.
Como
consecuencia de su activismo en la sociedad civil, Raci Bilici,
profesor y presidente de la sección de Diyarbakir de la Asociación de
Derechos Humanos, está acusado de pertenencia al grupo armado Partido de
los Trabajadores Kurdos (PKK), que el gobierno tiene clasificado como
organización terrorista.
Está
bien claro. Si eres eficaz, si eres un fastidio para quienes ven con
desagrado el activismo en favor de los derechos humanos, pagarás un
precio. Ir contra las figuras destacadas sirve para amedrentar y
silenciar a las comunidades a las que representan.
El mes pasado ocurrió algo insólito: las autoridades turcas
admitieron que estaban equivocadas y que miles de personas habían sido
acusadas erróneamente de haberse descargado ByLock. Publicaron listas
con los números de 11.480 usuarios de teléfonos móviles a los que se
exculpaba de la presunta conducta delictiva, lo que a su vez dio lugar a
excarcelaciones masivas. Lamentablemente, Taner no figura aún en las
listas de personas que deben ser puestas en libertad. La injusticia de
la detención de Taner es evidente y está documentada. Sin embargo, su
juicio continúa.
De
todos modos, el hecho de que las autoridades hayan reconocido que han
encarcelado erróneamente a miles de personas debido a información
incorrecta sobre la presencia de ByLock en sus teléfonos permite abrigar
esperanzas a las personas que luchamos para que sea puesto en libertad.
Y somos muchas.
De
hecho, en los últimos ocho meses, más de un millón de personas de 194
de países y territorios han firmado acciones de Amnistía Internacional
para pedir que Taner sea puesto en libertad y que se retiren los cargos
contra los otros 10 defensores y defensoras de los derechos humanos que
están siendo juzgados junto con él. Incluidos en esta lista de firmantes
hay decenas de figuras políticas y artistas de fama. Saben que, para
que la antaño vibrante sociedad civil de Turquía pueda respirar de
nuevo, las personas como Taner tienen que ser puestas en libertad.
"Siento como si estuviera viviendo una pesadilla y estuviera esperando a despertar", me dijo Gulnihal Kılıç,
hija de Taner, en la última vista judicial.Va a ser duro para ella ver
hoy por vídeo a su padre en la celda de la prisión. Pero está también
tremendamente orgullosa de él, y yo también. Estoy orgulloso del trabajo
que ha hecho para transformar la vida de tantas personas. Estoy
orgulloso de su determinación de defender lo que es justo. Pero por
encima de todo, estoy orgulloso de llamarlo amigo. Puedes firmar aquí: https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/turquia-defensores-jun17/
Es el principal hallazgo de un nuevo estudio publicado por el
Observatori del Deute en la Globalització (ODG) y la ONG Bankwatch.
Protesta contra el Gasoducto Transadriático en Salento, Italia. ALESSANDRA TOMMASI / CC BY-NC-SA 2.0
El Corredor Sur de Gas, el faraónico
conjunto de gasoductos que traerá gas natural desde Azerbaiyán hasta
Italia, podría ser más contaminante que el carbón al que pretende
sustituir. Ese es el principal hallazgo de un nuevo estudio publicado
por el Observatori del Deute en la Globalització (ODG) y la ONG Bankwatch.
Los autores del informe, investigadores del ODG y la Universidad
Politécnica de Catalunya, aseguran que en más de la mitad de los
escenarios investigados, las fugas de metano harían imposible cumplir los compromisos de reducción de emisiones de la Unión Europea. El comisario de Energía y Acción Climática, el español Miguel Arias Cañete, reconoció el año pasado que no se ha realizado ningún estudio de impacto climático sobre el proyecto, que además ha sido relacionado con tramas de corrupción y abusos de derechos humanos en el país caucásico.
Las organizaciones responsables del
estudio han tomado como referencia los límites de fugas de metano
establecidos por la propia IEA (3%), a partir de la cual el gas natural
no sería más adecuado para paliar el cambio climático que el carbón
(para un plazo de 20 años). En cinco de los nueve escenarios simulados,
los investigadores hallaron que la tasa de emisiones no deseadas
asociadas a la extracción y transmisión del combustible estarían entre
el 2,44% y 5,95%. Josep Nualart Corpas, investigador del ODG y uno de
los autores del documento, afirmó en una nota de prensa que “los
umbrales del carbón deben considerarse como un límite inadmisible para
las fugas de metano producidas a lo largo de la cadena de suministro de
gas”.
El próximo 6 de febrero el Banco Europeo de Inversión (BEI) podría aprobar un préstamo de 1.500 millones de euros
para el Gasoducto Transadriático (TAP), el tramo más occidental del
Corredor Sur. La decisión estaba prevista para el pasado 12 de
diciembre, pero fue pospuesta por la junta de la entidad de crédito. La
fecha original coincidía con la cumbre climática organizada en París por
Emmanuel Macron, en la que otras organizaciones similares, como el
Banco Mundial, anunciaron su intención de dejar de invertir en proyectos
de este tipo. El coste total del proyecto ronda los 45.000 millones de
dólares. El gas natural, la apuesta de la UE El gas natural se ha convertido en la gran apuesta de la Unión Europea para reducir sus emisiones. El Corredor Sur de gas, que consta de tres tramos entre Azerbaiyán y el sur de Italia, es la mayor obra de hidrocarburos del continente, y cuando esté operativo (está previsto para 2026), transportará entre 10.000 y 31.000 millones de metros cúbicos de combustible.
Las fugas de metano son una de las grandes preocupaciones que rodean al uso de gas natural en producción de energía. A pesar de que la quema de este combustible fósil emite aproximadamente la mitad de gases de efecto invernadero que el resto, su producción y transporte supone a menudo fugas de metano, su principal componente. En un periodo de 100 años, este gas produce 25 veces más efecto invernadero que el CO2 ya que, aunque se descompone antes, es mucho más eficaz capturando calor. Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), 76 millones de toneladas de metano se fugan cada año en operaciones de petróleo y gas.
Hasta dos jóvenes han sido detenidas en Teherán por quitarse el velo y sostenerlo con un palo como forma de protesta en contra del uso obligatorio de esta prenda que cubre el cabello
Mujeres iranís en una calle de la capital, Teherán, y llevando el velo. /
AFP / ATTA KENARE (AFP)
Cubrirse el cabello con un velo islámico o hijab en espacios públicos es obligatorio para las mujeres mayores de 9 años en
Irán. Lo es desde la revolución de 1979 y el establecimiento de la
República Islámica de los ayatolás. Sin embargo, algunas mujeres, como Vida Movahed, han decidido desafiar esta normativa.
El mes pasado, Movahed, de 31 años, fue detenida por
subirse a una caja de conexiones en la avenida Enghelab, en el centro de
Teherán, y sostener su velo con un palo. Este lunes, tras ser liberada, tres chicas más
han querido sumarse a la causa y han realizado la misma acción en
diferentes puntos de la ciudad. Una de ellas, Nargis Hosseini, ha sido arrestada.
Estas detenciones contradicen el cambio de política, en
relación al uso del velo, que adoptaron las autoridades iranís el año
pasado. A finales de diciembre, el jefe de la Policía de Teherán, Hosein
Rahimí, anunció que aquellas mujeres que no respetaran el código de
vestimenta establecido ya no irían a centros de detención y tampoco se presentarían expedientes judiciales contra ellas, sino que serian obligadas a asistir a cursos educativos sobre el islam.
Causa popularizada en las redesLas imágenes de las manifestantes oponiéndose al uso obligatorio del hiyab se han popularizado en las redes sociales y muchos usuarios han querido mostrar su apoyo a esta iniciativa feminista compartiendo sus fotografías a través del 'hashtag' #GirlOfEnghelabStreet.
La lucha de estas mujeres no está estrechamente
relacionada con los motivos, principalmente económicos, que llevaron a
centenares de miles de personas a salir a la calle. Pero sí que tiene
que ver con las frustraciones de los jóvenes iranís por la falta de libertades sociales en el país. Supremacía masculinaEn Irán, donde religión y política van de la mano, las mujeres poseen muchos menos derechos que los hombres y,
aunque se les permita votar, conducir o ir a la universidad, la ley
islámica tradicional, o charia, que prevalece en el país, defiende una supremacía masculina absoluta.
En los espacios públicos, la segregación por sexo es
evidente y en muchos recintos la entrada principal no está permitida
para las féminas, que deben acceder a través de una puerta lateral.
Además, los maridos pueden vetar la decisión de sus mujeres de viajar, trabajar o estudiar bajo la justificación de proteger los intereses de la familia.
https://twitter.com/IranHrm
La obligación de llevar velo es seguramente la normativa
que más simboliza la sumisión de la mujer en este país. En Irán existe
un cuerpo policial especial, que el Gobierno reforzó en el
2016, encargado de controlar más estrictamente la indumentaria y el comportamiento de las mujeres en los espacios públicos.
Quitarse el velo en modo de protesta es algo que algunas activistas llevan haciendo desde hace años. La iniciativa #MyStealthyFreedom que nació en Facebook como un movimiento social con la finalidad de que mujeres iranís compartieran fotos de ellas sin el velo,
ahora ha salido a las calles principales de Teherán, y ni el extremo
frío que está sacudiendo al país, ni las autoridades policiales que
actúan de manera represiva, parecen asustar a estas jóvenes valientes.
La sostenibilidad apareció como pregunta o como problema cuando en 1972 el Club de Roma planteó, en su informe Los límites del crecimiento, que en un planeta finito el crecimiento ilimitado no era posible. La pregunta que este informe lanzaba al mundo contenía también un "hasta cuándo": ¿hasta cuándo podrá el planeta, como conjunto de los recursos naturales necesarios para la vida, aguantar sin colapsar el ritmo de explotación y de deterioro al que lo somete la actividad productiva y vital del ser humano?
A este problema se respondió con el concepto de desarrollo sostenible, promovido ya no como contradicción que resolver sino como solución que proponer. Tal como lo definía en 1987 el Informe Brundland, el desarrollo sostenible sería aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Es un concepto que ya en ese momento despertó una controversia terminológica que en realidad era un conflicto político. Lo que se consiguió con el cierre ideológico en torno a la sostenibilidad del desarrollo fue blindar toda discusión en torno a la sostenibilidad del sistema económico mismo. El neoliberalismo estaba ganando la batalla de ideas y el imaginario que dominaría, hasta hoy, los deseos personales y colectivos a lo largo y ancho del planeta.
Sin embargo, a partir de la crisis de 2008, lo que se ha puesto seriamente en cuestión es, precisamente, la sostenibilidad del capitalismo mismo. La pregunta que hoy alimenta los relatos apocalípticos y la cancelación del futuro apunta a la difícil viabilidad de un sistema económico basado en el crecimiento y en la especulación. La pregunta por el "hasta cuándo" ya no interroga solamente la disponibilidad de recursos y fuentes de energía naturales. Va más allá: ¿hasta cuándo podrá el sistema capitalista aguantar su propio ritmo de crecimiento sin pinchar? La pregunta se desplaza del planeta y sus límites a las burbujas y su inestabilidad. Vivimos en un planeta finito al borde del colapso y sobre burbujas (financieras, inmobiliarias, etc.) siempre a punto de estallar.
La crisis es un problema intrínseco al capitalismo. Pero lo que está ahora en cuestión es la premisa misma del crecimiento como condición para la actividad económica. Que en el siglo XVIII el crecimiento fuera inseparable de la economía política tenía su sentido, porque era lo que se estaba experimentando directamente: expansión colonial, aumento exponencial de la riqueza, salto técnico en la industrialización, crecimiento demográfico, etc. Pero actualmente la percepción es exactamente la contraria. ¿Por qué tendrá que mantenerse un principio que contradice la experiencia real que estamos haciendo hoy acerca de nuestras condiciones de vida? Es entonces cuando un principio, afirmado por sí mismo y contra toda evidencia, se convierte en dogma. Ahora, la sostenibilidad que se predica no lo es solo de los recursos naturales sino del sistema económico en cuanto tal. La nueva consigna es: hacer sostenible el sistema. Este ha sido el gran argumento de lo que se denominan las políticas de austeridad. Es decir, los recortes y la privatización de los servicios públicos, especialmente en el sur de Europa.
"Austeridad" es una de las palabras que están en juego, hoy, en la encrucijada de las decisiones colectivas de nuestro tiempo. Lejos de la austeridad como valor ético, como posición anticonsumista, "decrecentista" y respetuosa con el medio ambiente, la austeridad que se invoca para asegurar la sostenibilidad del sistema funciona como una máquina de reducir el gasto público y de reducir las expectativas de una buena vida a la condición de privilegio. Dicho más directamente: se trata de un reajuste de los márgenes de una vida digna.[...]
Ya lo anunciaba un autor como Günther Anders en los años cincuenta en sus ensayos sobre La obsolescencia del hombre. Lo que planteaba entonces es que el hombre se ha hecho pequeño. Pequeño, ya no ante la inmensidad del mundo o bajo los cielos infinitos sino pequeño respecto a las consecuencias de su propia acción. Anders escribía cuando la racionalidad técnica había producido y administrado los campos de exterminio y la bomba atómica. Pero no hablaba solamente de esta nueva capacidad de destrucción programada. Apuntaba a la intuición cada vez más inquietante de que la acción humana, tanto individual como colectiva, no está ya a la altura de la complejidad que ella misma genera y bajo la cual tiene que desarrollarse. El sujeto, como conciencia y voluntad, ha perdido la capacidad de dirigir la acción en el mundo y de ser, por tanto, el timonel de la historia. En esta intuición se adelantaba, también, la derrota del ciclo moderno revolucionario, con su pulsión para rehacer radicalmente el mundo desde la acción política. Desde entonces tenemos un problema de escala que nos sitúa en la encrucijada de una dolorosa contradicción: somos pequeños y precarios, pero tenemos un poder desmesurado.
NO olvida. No se aleja este granuja astuto de nuestra vida. Siempre de prestado, sin rumbo, como cualquiera, aquí anda, se lava aquí, tozudo, entre nuestros zapatos. ¿Qué busca en nuestro oscuro vivir? ¿Qué amor encuentra en nuestro pan tan duro? Ya dio al aire a los muertos este gorrión que pudo volar pero ahí sigue, aquí abajo, seguro, metiendo en su pechuga todo el polvo del mundo.
El 27 de enero de 1945 el Ejército Rojo liberó Auschwitz. Se calcula que
solo allí fueron asesinadas 1.300.000 personas Que nunca se nos olvide.@JotDownSpain
En los primeros días de enero de 1945, bajo el empuje del Ejército Rojo, ya cercano, los alemanes habían evacuado apresuradamente la cuenca minera silesiana. Mientras en otras partes, en circunstancias análogas, no habían dudado en destruir a sangre y fuego los Lager con todos sus ocupantes, en el distrito de Auschwitz actuaron de distinta manera: órdenes superiores imponían la "recuperación", costase lo que costase, de todos los hombres que pudiesen ser capaces de trabajar. Por ello, todos los prisioneros sanos fueron evacuados, en condiciones espantosas, hacia Buchenwald y Mauthausen, mientras los enfermos fueron abandonados a su destino. Varios indicios permiten deducir la primera intención alemana de no dejar ni un hombre vivo en los campos de concentración, pero un violento ataque aéreo nocturno, y la rapidez del avance ruso, indujeron a los alemanes a cambiar de opinión, y a emprender la huida dejando incompletos su deber y su obra.
La primera patrulla rusa avistó el campo hacia mediodía del 27 de enero de 1945. Charles y yo fuimos los primeros en avistarla. Eran cuatro soldados jóvenes a caballo, que avanzaban cautelosamente, metralleta en mano, a lo largo de la carretera que limitaba el campo. Cuando llegaron a las alambradas se pararon a mirar, intercambiando palabras breves y tímidas, y lanzando miradas llenas de extraño embarazo a los cadáveres descompuestos, a los barracones destruidos y a los pocos vivos que allí estábamos.
Nos parecía, y era así, que la nada llena de muerte en que dábamos vueltas desde hacía diez días había encontrado su centro sólido, un núcelo de condensación: cuatro mensajeros de paz, de rostro rudo e infantil bajo los pesados cascos de pieles.
No nos saludaban, no sonreían; parecían oprimidos, más aún que por la compasión, por una timidez confusa que les sellaba la boca y les clavaba la mirada sobre aquel espectáculo funesto.....
De Italia a Francia, a través de los pasos de alta montaña
Los migrantes caminan por la nieve después de cruzar parte de la
cordillera de los Alpes, cerca de la ciudad de Nevache en el sureste de
Francia (Reuters)
Montañas escarpadas, nieve hasta las rodillas, riesgo de aludes y
desprendimiento de rocas, posibilidad de perder una extremidad por
congelación o de sucumbir a temperaturas de -9ºC. Y todo ello, con ropa y
calzado inadecuado. A pesar de las adversidades, el año pasado cientos
de inmigrantes y refugiados intentaron cruzar de Italia a Francia a través de los pasos de alta montaña.
Los migrantes caminan por la nieve en un barranco empinado
(Reuters)
Abdullhai es uno de ellos. Este guineano de 38 años, que tres años
atrás se despidió de su esposa y sus tres hijos, incluido uno de dos
años que nunca ha conocido, espera que el cruce de los Alpes sea la etapa final de su largo viaje para alcanzar territorio francés.
Un letrero que advierte del riesgo de las avalanchas
(Reuters)
Ante el reciente aumento de la seguridad fronteriza en los puntos de cruce más fáciles como son el tramo costero, cerca del pueblo de Ventimiglia, Abdullhai y otros cuatro decidieron emprender el camino, aunque tuviera que ser a altas latitudes y en diciembre.
El grupo se calienta y seca sus prendas en una cueva tras la caminata por la nieve
(Reuters/Siegfried Modola)
“Nuestra vida en Guinea no es buena”, explica al fotógrafo de Reuters Abdullhai, ataviado con un anorak y unos tejanos. “ Aquí en Europa podemos tener un futuro. Podemos encontrar trabajo y vivir una vida con dignidad. Merece la pena intentarlo”, asevera.
Los migrantes descansan después de haber cruzado parte de la cordillera de los Alpes
(Reuters)
Los flujos migratorios procedentes Libia han convertido a
Italia en la principal puerta de entrada de extranjeros indocumentados a
Europa a través del peligroso viaje por el mar Mediterráneo, a bordo de
paupérrimas embarcaciones. En 2017 llegaron 119.310 personas a las
costas del país transalpino, y al menos 2.832 fallecieron en la
travesía, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). La mayor parte procedían de países subsaharianos:
18.153 llegaron desde Nigeria, 9.693 desde Guinea y 9.504 desde Costa
de Marfil, y muchos de ellos, un total de 15.731, eran menores no
acompañados. Dejaron atrás historias de abusos, violencia y pobreza.
Abdullhai, de 38 años, de Guinea, descansa después de cruzar parte de la cordillera de los Alpes
(Reuters)
Mientras el grupo se acurruca alrededor de un fuego en una cueva durante un descanso en su viaje, resurgen los relatos de un pasado no tan lejano sobre su periplo para llegar a Europa:
“Estuve encarcelado y torturado en Libia, durante muchos meses. Me
obligaron a trabajar de forma gratuita”, explica Kamarra, un guineano de
28 años, mientras se levanta la camisa para mostrar las cicatrices
marcadas en su cadera.
Abdullhai, durante su travesía por los Alpes
(Reuters)
“Después de todo eso, cruzar los Alpes no es un gran problema para mí”
Las ropas desechadas se ven en un paso de montaña cerca de la frontera
franco-italiana desde donde los inmigrantes intentaron pasar a Francia
(Reuters)
Abdullhai habla con un compañero después de haber cruzado parte de la
cordillera de los Alpes, en el refugio de la organización Tous Migrants
en la ciudad de Briançon, en el sureste de Francia
(Reuters
Son paraísos morales, donde poder ser racistas, homófobos, machistas, misóginos y clasistas sin temor a represalias y tienen tres siglos de antigüedad.
Una escena de la serie de Madmen (AMC), que recrea un club norteamericano.
Era una tapadera. La cena solidaria para
captar fondos fue la excusa con la que dieron rienda suelta a sus
instintos depredadores. Reprimidos en comunidad, los auténticos influencers
del capital se dedicaron a aprovecharse y a agredir a las 130 azafatas,
que consideraron sus esclavas sexuales. Allí, en el Hotel Dorchester de
Londres, se reunió la pura casta, 360 políticos, magnates,
emprendedores que liberaron el ganado salvaje sin civilizar que esconden
a la luz pública. De ejemplaridad a ejemplares de La manada con esmoquin.
Hemos conocido la verdadera cara menos social de la escoria gracias a una crónica del Financial Times -de la periodista infiltrada Madison Marriage-, que desmontó el tinglado del Presidents Club Charity Dinner,
que ya ha echado el cierre tras desvelarse el Menú Cipotudo que estaban
acostumbrados a devorar, tras 33 años de historia. La cena llevaba
sorteo, con premios como un almuerzo con el ministro de Asuntos
Exteriores, Boris Johnson, una noche en un club de striptease del Soho,
un té con el gobernador del Banco de Inglaterra y una intervención de
cirugía estética.
“Uno mostró el pene durante la velada”, contó la periodista. Sólo hombres, sólo pares sin parejas, sólo establishment y seis horas para hacer del Dorchester un gran secreto.
“Otro de los comensales se abalanzó para besar a una chica, uno más la
invitó a subir a su habitación”. Uno de ellos pidió a una de las mujeres
que se subiera a la mesa sin bragas. Una noche de magreos y atropellos.
El acoso de los miembros.
No es nuevo. Es tradición. Los hombres llevan reuniéndose son sus
miembros desde hace siglos. Hasta esta semana se les podía llamar clubes
de “caballeros” a los que surgieron en el siglo XVIII para ser una
segunda residencia, en la que vivir una doble vida. En el siglo XIX ya
eran la aspiración de todo nuevo rico. Son paraísos morales, donde poder
ser racistas, homófobos, machistas, misóginos y clasistas sin temor a
represalias. Los clubes nacieron para saltarse la ley, para emerger como
un club en el que los ricos londinenses podían jugarse su dinero cuando
estaba prohibido hacerlo.
El artista británico Grayson Perry ilustró el aire cipotudo de los clubs en esta imagen.
Vergüenza ajena
Es mítica la apuesta de Lord Arlington a
cuál de las dos gotas de lluvia llegaría primero a la parte baja de la
ventana. Se jugó 3.000 libras. Las paredes de aquellas ventanas todavía
custodian, cobijan, ocultan y dan refugio a sus cipotudos descendientes.
Se trata del White's Gentlemen's Club, fundado en
1693, el más antiguo de todos. Durante mucho tiempo fue el cuartel
general oficioso del Partido conservador y entre sus miembros estuvo el
distinguido ex primer ministro británico David Cameron.
Decidió darse de baja en 2008, dos años antes de entrar a vivir en el
uno de Downing Street, por la negativa a admitir mujeres. Dicen que hizo
historia al ser el único miembro en renunciar a su carné. El príncipe
Carlos mantiene el suyo.
Se mantienen desde hace siglos como
espacios privados de mujeres, en los que trapichear a sus anchas, donde
los miembros pueden relajarse lo suficiente como para alardear de sus
tamaños. Ahí está la crema de la crema, lo mejor de la política y los
negocios. El verdadero Sálvame Deluxe, reunido en el mejor barrio de
Londres, el West End, que terminó por conocerse como Clubland.
El poder en secreto
Antes del White's Gentlemen's Club, los conservadores corrían a reunirse en el Carlton Club,
fundado en 1832, por los tories, miembros del parlamento y
aristócratas. El lugar ha sido testigo de primarias en secreto y el
líder del Partido Conservador es invitado a convertirse en miembro
honorario. Sólo hombres. Las mujeres eran miembros asociados y no podían
usar todas las instalaciones y habitaciones. Tampoco podían votar.
Hasta que llegó Margareth Thatcher y fue nombrada
miembro de honor en 1975. En 2008 entraron en el siglo XXI y se
decantaron por ser un club con algo más que testosterona.
El ex editor del Telegraph, Max Hastings,
es un apasionado defensor de la institución. Adora el olor a humedad
que empapa las estanterías, las moquetas, los libros, el té, el remanso
extremadamente agradable, en el que el trato del personal es tan
maravilloso que jamás podría ser la propia familia de uno. Todos confían
en los demás, no hay opción a la traición. El club es lealtad.
Perteneció al Club Brooks durante más de tres décadas. Brooks se fundó en el siglo XVIII por el conde de Strathmore, antepasado de la Reina Madre.
El Athenaeum, en una foto de 2006.
DAVID ILIFF
No a las mujeres
“No me gusta el lugar, me encanta”,
escribió Hastings. Es su segundo hogar, aunque se siente mejor que en
ningún otro sitio. ¿Por qué? “Me encanta la compañía de mujeres, pero
votaría en contra de admitirlas porque cambiarían la esencia del
carácter de Brooks. Se convertiría en otra brasserie del West End”.
Otro mito histórico de esas instituciones trasnochadas es el Athenaeum (el
Ateneo), fundado en 1824, famoso por su gran biblioteca y por sus
selectos miembros: sacerdotes anglicanos, obispos, ministros y nobles.
Como no sólo de libros vive el hombre, el club también tiene suites,
además de un comedor y sala de fumadores. En 1838, con las arcas a cero
tras la reforma de la iluminación a gas, entraron 200 miembros nuevos.
Entre ellos estaban el reconocido misógino Charles Dickens y Charles Darwin. Y en 1886 ya tuvo electricidad para alumbrar sus enhiestos miembros.
Y el Garrick Club. Es uno
de los pocos clubes de “caballeros” que sigue sin admitir mujeres como
miembros. Un santuario de la masculinidad que tuvo en el dibujante E.H. Shepard, padre de Winnie the Pooh, a su gran benefactor: a su muerte, toda la herencia, 80 millones de dólares,
fue a parar al paraíso que borda “The Garrick” en hilo rojo en las
servilletas de lino, con un ojal para colocarla en la camisa de sus
miembros. Allí pueden traficar con sus influencias sin molestias.
Una tribu muy poderosa
Son una pequeña tribu, pero “dominan los
escalones superiores de nuestra sociedad, imponiendo, inconscientemente o
no, sus valores y preferencias sobre el resto de la población”,
escribió el artista Grayson Perry, en octubre de 2014.
“Con sus coloridos falos textiles colgando al cuello, constituyen una
abrumadora mayoría en el Gobierno, en salas de juntas y también en los
medios. Son, por supuesto, hombres blancos, de clase media y
heterosexuales, generalmente de mediana edad”.
Perry advertía que esta tribu golpea muy
fuerte y ha colonizado los roles de alto estatus, altos ingresos y alto
poder. El 93% de los directores ejecutivos del Reino Unido son hombres
blancos y el 77% del parlamento es masculino. En los clubes se reúne
históricamente el Gran Hombre Blanco, de buena educación, modales,
encanto, confianza y atractivo sexual. Y dinero. Ahí es donde se ejerce
el control sobre el poder. La cualidad del Gran Hombre Blanco es que lo
es, aunque no haya logrado nada más. Estos grupos sienten que son el
punto de referencia desde el cual se juzgan todos los demás valores y
culturas. Aunque sólo quieran ser juzgados por su apariencia y su
influencia, no por lo que son.
Los libros de historia repiten lo mismo: España se mantuvo neutral en la Segunda Guerra Mundial.
Una actitud de ‘no beligerancia’ que muchos han considerado un
movimiento astuto por parte de Franco. En esa pasividad había algo raro,
si Hitler había ayudado al dictador durante le Guerra Civil, ¿cómo era posible que ahora no le apoyara igual que había hecho el otro fascista europeo, Benito Mussolini? La respuesta la ofrece el documental La batalla desconocida, de Paula Cons,
presentado en la Seminci, y que ofrece una respuesta desoladora:
nosotros participamos de forma activa en el mayor conflicto bélico del
siglo XX.
Aunque no mandáramos soldados, y desde las
enciclopedias se cuente una cosa, la verdad es que los nazis estuvieron
aprovechándose del Wolframio producido en Galicia para
endurecer su armamento y sus carros de combate. La fiebre del Wolfram
hizo que pequeños pueblos gallegos se enriquecieran pronto y que se
vieran estampas delirantes, como empresarios encendiendo puros con
billetes, pero “tan rápido como llegó ese dinero, se fue”, recuerda la
directora a EL ESPAÑOL.
Hitler vio en España y en las minas de
aquel mineral que aquí nadie sabía para que se utilizaba, una
oportunidad única para mejorar su ejército. Franco se lo proveyó hasta
que los aliados se enteraron y dijeron que la situación tenía que
acabar. La batalla desconocida cuenta algo que pocas personas
saben, y es que España estuvo a punto de ser intervenida. EEUU tenía
claro que quería invadirnos si no dejábamos de dar Wolframio a los
nazis, y fue la diplomacia de Churchill la que le paró en seco. La condición era que tenía que parar el mercado negro que habían creado.
Para Paula Cons esta historia “era la gran
historia que quedaba por contar en Galicia”, y se obsesionó con ella.
Primero se puso manos a la obra con un proyecto de ficción llamado Lobos sucios
sobre la misma temática, que se estrenó el año pasado con ella de
productora y guionista. Cuando acabó el filme se habían quedado
demasiadas cosas en el tintero, así que arrancó con este documental.
“Ahora me doy cuenta de que cuando acabó la película todavía no tenía ni
idea del tema. En Galicia se sabe mucho en determinadas zonas, pero no
es la típica leyenda urbana”, cuenta la directora a EL ESPAÑOL.
Doce camellos han sido expulsados del festival que se celebra durante todo el mes de enero en Riad. ¿El motivo? Sus dueños los han hinchado a botox para poder ganar
Doce camellos han sido descalificados por usar botox en el King Abdulaziz Camel Festival (Reuters)
El King Abdulaziz Camel Festival que se celebra en Arabia
Saudí durante el mes de enero ya está dando sus frutos. La Super Bowl de
los camellos, el desfile de Victoria’s Secret de las bestias del
desierto, ha sido testigo de una de las maniobras más rocambolescas
hasta ahora: utilizar botox en el rostro de los camellos para hacerlos más atractivos. Esta práctica es, desde luego, ilegal, por lo que los morrudos doce concursantes ya han sido descalificados.
La
industria multimillonaria del camello alaba al animal que posea el
rostro más codiciado. A saber: unos labios caídos y unos rasgos
alargados, puntos en los que más se fijan los jueces del evento. “Usan el botox para los labios, la nariz e incluso la mandíbula”, contaba un asiduo al festival al diario The National. “Hace que la cabeza parezca más hinchada”, un rasgo muy codiciado.
Un camello debe tener los labios caídos y unos rasgos alargados para poder ganar.
El festival tiene lugar a unos 120 kilómetros de Riad, la
capital de Arabia Saudí y ha reunido a 30.000 camellos y a 300.000
visitantes desde el pasado día uno. Para los camellos más grandes y llamativos, el premio es más que jugoso: 57 millones de dólares.
Es por eso que algunos concursantes no han podido resistirse a inflar a
su animal de botox antes de pasearlo con orgullo por el recinto.
“Los
tramposos son creativos”. Otro propietario de camellos contaba al
diario de Emiratos Árabes que el botox no es, ni mucho menos, la única
opción. “Algunos tiran de los labios del camello con la mano cada día
para intentar hacerlos más largos. Otros usan hormonas para que tengan más músculos. Todos quieren ganar”.
Un participante del King Abdulaziz Camel Festival (Reuters)
El ansia por mostrar estar en posesión del camello mejor
dotado va más allá. Días antes del concurso, los medios saudíes hacían
público cómo un veterinario había practicado cirugía estética en varios camellos para tratar de reducir el tamaño de sus orejas.
El
festival de camellos consta con puestos de comida, tiendas con
souvenirs, un zoo con los ejemplares más exóticos del mundo o
competiciones de carreras además del concurso de belleza. En un comunicado en su página web, el festival se ha reafirmado en contra de los métodos como el botox
y ha asegurado tener los equipos necesarios para detectar esta
manipulación. “Trabajamos para contrarrestar el fraude y no lo
permitiremos”. Fahd al-Semmari, miembro de la junta del Club Camel, ha
recordado la intención final del festival: “Que todas las personas
vengan a disfrutar del entretenimiento, el conocimiento y la
competencia”.
Siempre amé esta colina, y este seto que tanta parte del último horizonte a la mirada excluye. Mirando los interminables espacios de allá a lo lejos, los silencios sobrehumanos y su profunda quietud, yo estoy con mis pensamientos, aunque mi corazón no se asusta. Escucho los susurros del viento detrás de las plantas, y en el infinito silencio mido mi voz: y me subyuga lo eterno, y las estaciones muertas, y el presente real y el sonido de todos ellos. Así a través de esta inmensidad se ahoga mi pensamiento: y el naufragar me es dulce en este mar.
Cerrad los ojos. Pensad en una gran ciudad. Pensad en París. Muchos
coincidiremos en una misma imagen mental: la Torre Eiffel. ¿Roma? El
Coliseo. ¿Nueva York? La estatua de la libertad. ¿Barcelona? La Sagrada
Familia (algunos dirán el Camp Nou). ¿Odesa? Unas escaleras. Nada más y
nada menos. Hoy se cumplen 120 años del nacimiento del genio del montaje
en el cine (tal y como bien nos recuerda el Doodle de Google). Fecha
redonda a la que nosotros rendimos pleitesía con 15 claves que quizá no
conozcas sobre su obra cumbre: "El Acorazado Potemkin"
Pocos lugares hay en el mundo que deban tanto a tan poco. Ciento veinte
escalones. Siete minutos de escena. Una madre que sostiene a su hijo. Un
carrito de bebé que baja traqueteando. Un pueblo que huye en tropel.
Gritos, lamentos, gafas rotas, insignias zaristas. Y una hilera de
soldados sin rostro, como en Los fusilamientos de Goya, que desciende
inmisericorde y sordo. Pero hay más, mucho más:
El acorazado Potemkin (1925) justifica
por sí solo 117 años de cine. Pocos títulos hay que conserven su nervio
narrativo y su potencial para emocionar al espectador 90 años después
de su estreno. Pocos hay también, todo hay que decirlo, que representen
mejor el uso de la propaganda elevada a las más altas cotas de
excelencia artística. Una joya maniquea, concebida en los primeros
tiempos del régimen soviético por un chaval de 26 años con un talento
único. No en vano está considerada por muchos (y en muchas listas) como
la mejor película de la historia. Nadie que ame el séptimo arte debería
perdérsela. Hay una revolución rusa que asaltó el Palacio de Invierno, y
otra que definió en 90 minutos de intensidad cinematográfica los
fundamentos de un arte aún balbuceante. La primera derivó en una
dictadura. La segunda nos ha traído hasta aquí, hasta el cine que
conocemos y amamos. Y aunque parezca mentira, ambas revoluciones
acabaron colisionando. Y al final lo que queda del Potemkin es un canto a
la libertad y a la fraternidad frente a un régimen cruel y despótico…
como el soviético. La propaganda de Eisenstein se tornó en cine crítico,
tan incómodo que le acarreó muchos problemas con Stalin. Pero vayamos
por partes, y a los que no la hayan visto, cuidado con los spóilers…
1-Eisenstein en Odesa: En 1925, cuando sólo cuenta
con 26 años,Sergéi M.Eisenstein (la M es de Mijáilovich) ha tenido
tiempo de dirigir teatro, desencantarse de él, estrenar La huelga (1925),
ganarse el respeto del mundo de la cultura y atraer la atención de las
autoridades soviéticas. Casi nada. Con semejante recorrido, el joven
director se embarca en un proyecto llamado 1905, que
pretende retratar la oleada de manifestaciones y protestas que inundaron
Rusia en dicho año, saludadas a menudo como un preludio de la
revolución de 1917. El rodaje empieza en Leningrado, pero el mal tiempo
obliga al equipo a modificar el plan previsto y trasladarse a Odesa. Y
es allí, frente a la imponente visión de las escaleras, cuando
Eisenstein decide tirar el guión por la borda y focalizar su atención en
los hechos acaecidos en esa ciudad portuaria y, especialmente, a bordo
del acorazado Potemkin. Para ello, emprende un minucioso trabajo de
documentación, habla con supervivientes de la represión y se inspira en
los dibujos realizados por un testigo francés. El joven genio observa,
asimila e interpreta. Luego da rienda suelta a la ficción.
2-La escalinata:
La escena de la matanza en la escalinata de Odesa es falsa. No hubo
madre suplicante, ni niño pisoteado, ni mujer conciliadora, ni joven
estudiante, ni carrito de bebé… Lo que no significa que el ejército ruso
no masacrara la población de Odesa. Varios testigos de los hechos lo
relataron en sus memorias, pero no hay evidencia histórica de que la
escena que describe Eisenstein ocurriera en la realidad.Simplemente no
fue en esas escaleras. De hecho, algunos de los acontecimientos de aquel
día no están muy claros, pero la influencia de la película es tal que a
menudo se da por bueno el relato cinematográfico.
3-Meyerhold: Pocas influencias
tienen tanto calado en el primer Eisenstein como la ejercida por
Vsevolod Emilílievich Meyerhold. Teórico teatral, director de escena y
actor, Meyerhold es un impulsor del movimiento simbolista en Rusia cuyos
trabajos marcan a toda una generación de creadores. Su teoría de la
Biomecánica aplicada a la dirección de actores causa una profunda
impresión en Eisenstein desde sus tiempos como director de teatro. La
fuerza expresiva de sus actores en la pantalla es deudora de sus
enseñanzas. En 1940, tras cerrarle el teatro, las autoridades soviéticas
detienen a Meyerhold, lo torturan, lo obligan a retractarse de sus
ideas y, finalmente, lo ejecutan ante un pelotón de fusilamiento.
4-El montaje: Las
teorías sobre el uso enfático del montaje de Eisenstein se recogen por
igual en sus escritos y en sus películas. Su “montaje intelectual” se
basa en la yuxtaposición de dos ideas autónomas que, unidas, generan un
tercer concepto en la mente del espectador. La fuerza de su mensaje a
menudo nace de esta técnica. Es una constante en su cine, especialmente
en su periodo mudo, más aún que el “montaje de atracciones”, donde
apuesta por acercar el cine al circo y a las varietés. Puede sonar a
exageración, pero cabe la posibilidad que Eisenstein sea el montador más
importante de toda la historia del séptimo arte.
5-La influencia oriental:
Eisenstein era director, montador, orador políglota… y un enamorado de
la cultura japonesa. Su extraordinaria teoría del montaje intelectual se
basa en la estructura de los ideogramas japoneses, donde dos caracteres
se contraponen para crear un tercero.
6-La música de Meisel: Dmitri Shostakovich y Nikolaï
Krioukovmusicaron el film de Eisenstein en sus diferentes versiones,
pero puede que la más relevante sea la compuesta por Edmund Meisel. De
hecho, fue la que escogió el joven director para estrenar El acorazado Potemkin…
y también la más controvertida. Durante una representación en Londres
Meisel se pasó tres pueblos a la hora de imponer un ritmo más ágil a su
partitura, y el resultado provocó un estallido de carcajadas en la sala.
Eisenstein canceló su colaboración con el compositor y tomó buena nota
de un principio fundamental para el cine (y no digamos para el mudo): la
música puede condicionar todo el conjunto.
7-El borsch: Una
sopa de verduras originaria de Europa del este, de color rojo (por la
gran cantidad de remolacha) y que puede llevar carne si se sirve
caliente, o simplemente vegetales y zumo de limón si se come fría. Se
acompaña a menudo de crema agria. Para su elaboración, se echan 400
gramos de carne en una olla llena de agua y se espera que alcance el
punto de ebullición. Luego se añade cebolla picada en el caldo y se deja
un par de horas a fuego lento. En un cazo se echa la remolacha y el
tomate debidamente cortados y se dejan cocer a fuego lento durante una
hora. Mientras tanto, en otro cazo salteamos durante quince minutos
rodajas de cebolla y de zanahoria. Ponemos el caldo a hervir, echamos
patatas y col (también troceadas) y esperamos cinco minutos. Añadimos el
salteado, lo dejamos 10 minutos, vertemos la remolacha y dejamos que
hierva 5 minutos más. Puede especiarse con sal, pimienta y ajo. Por este
plato muere el marino Vakulinchuk, por la carne podrida del borsch
estalla el motín del Potemkin.
8-El color de la bandera: Cuando
la tripulación se amotina podemos ver una bandera blanca ondeando en el
barco. Eisenstein opta por ese color para poder pintarla de rojo en
posproducción, consciente de que en un film en blanco y negro cualquier
otro tono (rojo incluido) se vería demasiado oscuro. Irónicamente, el
rigor histórico exige que la bandera sea precisamente blanca, tal y como
la vemos hoy en día, ya que ése era el color de las insignias zaristas.
9-El estudiante: En su búsqueda de testigos de los hechos de Odesa, Eisenstein da con Konstantin Feldman,
que había participado en la huelga general y se encontraba en el
acorazado en las horas finales de la revuelta. Feldman interpreta en la
película al estudiante que agita las masas. Ni él podía saber hasta qué
punto la película inmortalizaría su rostro. El problema es que Feldman
era manchevique, y por lo tanto enemigo jurado del gobierno soviético.
Murió en la década de los 30, en una de las purgas de Stalin.
10-El verdadero motín: La marina rusa lleva un buen
mosqueo. La guerra contra el Japón por Corea y Manchuria está siendo un
desastre. La tripulación duerme mal, trabaja mal, vive mal… y come mal.
La carne agusanada es el colmo. Ante las protestas los oficiales
amenazan con fusilamientos. Y ya la tenemos liada. Hay un tiroteo,
varios muertos, una sublevación de marineros y soldados. El marinero
Vakulenchuk es una de las víctimas. Hasta aquí, la secuencia de los
hechos es muy parecida a la que describe Eisenstein, tanto que cuesta
saber si la historiografía más o menos académica se ha visto contaminada
por el recuerdo de la película. Los hechos difieren a continuación: la
confusión reina a bordo. El acorazado llega a Odesa, que se encuentra en
medio de una huelga general, pero sus marinos no desembarcan para
ayudar a la población de la ciudad. Pese a ello, es cierto que los
barcos del ejército ruso no abren fuego contra el acorazado. Tras
zafarse de las iras del zar el Potemkin huye a Rumanía. Aquí Eisenstein
no cuenta el destino de la tripulación, cuyo final carece de épica. El
gobierno rumano sólo accede a acogerlos si devuelven el acorazado al
zar. Muchos marineros no volverán a su casa hasta que estalle la
revolución de 1917. Los que lo hacen son detenidos, juzgados y, a
menudo, ejecutados. Un pequeño grupo huye a Argentina. El marinero Iván
Beshov se instala en Irlanda. Murió en 1987 a los 102 años de edad. Era
el último superviviente del acorazado Potemkin.
11-El acorazado (y Potemkin):Tras
el motín, el acorazado es devuelto al zar por las autoridades rumanas.
Consciente de su peso simbólico, el gobierno ruso cambia su nombre de
inmediato por el de Panteleimón. En abril de 1917, en medio del caos prerrevolucionario, se rebautiza primero como Potemkin-Tavrícheski, y un mes más tarde como Borétszasvobodu (Luchador
por la libertad). En 1918 los alemanes lo capturan y en 1919 cae en
manos de los rusos zaristas. Ese mismo año, los ejércitos occidentales
que dan apoyo a la monarquía hunden el barco ante el puerto de
Sebastopol. Los bolcheviques lo reflotan, pero el daño es irreparable y
acaba siendo desmantelado. El acorazado que vemos en la película es el DvenadstatApostolov(Los
doce apóstoles). Por cierto,
GrigoriPotiomkin (o Potemkin) era un
militar y estadista ruso del siglo XVIII, amante de Catalina la Grande.
Corre una leyenda sobre él que cuenta que en una inspección de la zarina
para comprobar los progresos de la gestión de Potemkin en el campo, el
avispado político engañó a su amada con pueblos de cartón piedra,
campesinos actores, decorados imitando cultivos… Potemkin dirigió
magistralmente el recorrido de Catalina para que no viera la falsedad de
la puesta en escena. Como en una película.
12-Los gruppies de Eisenstein: Charles Chaplin y Billy Wilder consideraban que El acorazado Potemkin
era su película favorita. Buñuel enloqueció el día que fue a verla.
Steven Spielberg, Brian De Palma o Francis Ford Coppola han homenajeado
la escena de la escalinata en sus películas. ¡Hasta Homer Simpson! ¡Y
Leslie Nielsen!
13-Robin Hood en Rusia: El film de Eisenstein es la niña de los ojos del gobierno soviético. Su estreno coincide con el Robin Hood (1922) que
protagoniza Douglas Fairbanks. A las autoridades rusas se les mete
entre ceja y ceja establecer una competición en la taquilla con la
película norteamericana, por aquello del orgullo nacional, ideológico,
cultural y otras zarandajas. Ganan los yankees, pero por muy poco.
Eisensteinrecibirá el reconocimiento de Fairbanks cuando lo visite, años
más tarde, en Hollywood.
14-¡Censurado!: El
film de Eisenstein las pasó canutas. Tras su estreno triunfal en la
Unión Soviética desembarca en unos Estados Unidos poco receptivos. En
Alemania sufre la censura de los momentos más violentos (no quiero ni
pensar cómo quedó la secuencia de la escalinata), y posteriormente se
prohíbe su difusión durante el nazismo. En Gran Bretaña y en Francia
también acaba retirada de los cines; y en España, donde no se ve hasta
la Segunda República (y no hace faltar decir lo que opinaba el
franquismo de ella). ¡E incluso en la Unión Soviética! Tras la caída en
desgracia de Liév Trotsky se suprime el parlamento introductorio que
hizo en la versión original de la película. El delirio llega cuando las
autoridades soviéticas dejan de hacer campaña por las deserciones en
barcos de los países del bloque capitalista y el film llega a ser
censurado totalmente por un breve lapso de tiempo.
15-Eisenstein, enemigo del pueblo: El estreno de El acorazado Potemkin es un éxito tan clamoroso para el joven Eisenstein que no es capaz de ver el chaparrón que se le viene encima. Octubre (1928), su siguiente trabajo, es un fracaso. Y lo mismo ocurre con Lo viejo y lo nuevo (1929).
En Hollywood es muy apreciado, pero su militancia ideológica lo
convierte en sospechoso y por extensión en un apestado. En México tiene
abandonar el rodaje de ¡Que viva México! (1932) cuando
lo tenía muy avanzado, y el montaje final ni siquiera es suyo (¡él, que
era el genio del montaje!). Encima, su paso por los Estados Unidos hace
que Stalin lo considere sospechoso (mira tú por dónde, lo mismo que
hicieron los americanos) y censura sistemáticamente sus siguientes
trabajos. Ni siquiera el proyecto de exaltación nacional que representa Alexander Nevsky (1938) aleja
las sospechas de una administración paranoide, que le asigna un
supervisor para que no le quite ojo. Hastiado, Eisenstein carga contra
Stalin en Ivan el Terrible (1944) que logra el
esperpento de recibir el premio Stalin y la censura total de sus dos
secuelas. Eisenstein muere de un infarto en 1948.
Woolf nos lleva por pensamientos y observaciones, diálogos
internos, pero sobre todo nos aligera recordándonos: es normal que
sientas, ponle nombre.
Virginia Woolf fotografiada por George Charles Beresford en 1902
Las vanguardias de inicios del siglo XX impregnaron todas las artes
(y las artes se impregnaron mutuamente, todas). En la literatura,
personajes como James Joyce o Marcel Proust hicieron eco del monólogo
interno, ese al que ya nos había acercado Dostoyevski en Crimen y
castigo, aunque en tercera persona.
Como un resurgimiento de la
importancia de lo que ocurre allí dentro (como fugaz renacimiento del
romanticismo) estos autores reivindicaron el valor de la percepción de
cada uno, que confiere un ángulo distinto, y entender parte del mosaico
perceptual es imprescindible. En esta tradición literaria, aparece como
parte del modernismo de inicios de siglo Virginia Woolf.
Sin
ningún tipo de complejo de género por los roles asignados (y parecer
sentimental), Woolf irrumpió para decirnos: las emociones importan,
mucho, muchísimo, son como el segundo velo en el proceso perceptivo,
incluso, muchas veces, antes quizá que la razón. En Al faro y Las olas,
dos novelas extremadamente visuales a pesar de no suceder mucho en la
trama (siguiendo la tendencia modernista) Woolf nos enseña a darle su
lugar a las emociones; independientemente de que las bloqueemos,
neguemos o aceptemos, siempre llegarán a presentarse para platicarnos
sobre nuestra personalidad en el complejo y hermoso proceso de
percepción del mundo.
La extraordinaria habilidad de Woolf para ponerle palabras a eso que
el personaje siente es asombrosa, y hace que uno se sienta acompañado y
encuentre la sana normalidad en el mundo de las emociones. Es como si
uno percibiera, sintiera, y luego pensara, contrario al proceso de
percepción donde la información se procesa inmediatamente por medio de
la razón.
Woolf nos anima y nos hace entender que las emociones
tienen derecho a su lugar y a que luego ahondemos en ellas (quizá
escribiendo para nosotros mismos), con el fin de acercarnos a
entendernos a nosotros mismos, pues, de cualquier modo, siempre es esto
lo que estamos haciendo.
Virginia Woolf fumando mientras lee. Fotografía de Gisèle Freund
Ciertamente no hay razón para entregarse a
las emociones del todo, ya que siempre hay que volver al presente, pero
es cierto que en esta época en que se nos invita (obliga)
incansablemente a estar alegres, quizá sea tiempo de dejar de sentirnos
anormales por sentir otras emociones (incluso sanas para la psique, por
cierto).
Woolf nos invita a verlas de frente, a comprender por qué están ahí, y
nos devuelve los colores de cada día pasando por sus luces, sombras, y
hermosa variedad cromática:
El señor Ramsey los miraba enfadado.
Era una mirada colérica, pero no los veía. Eso los hizo sentirse
vagamente incómodos. Habían visto juntos algo que se supone que no
deberían haber visto. Habían invadido la intimidad de alguien. Y eso
obligó al señor Bankes a decir casi a continuación que estaba sintiendo
frío, y le propuso que fueran a dar un paseo, pero Lily pensó que se
trataba de una excusa para irse, para alejarse donde no se oyera nadie.
Sí, aceptó, pero le costó separar la mirada del cuadro.
(Al Faro)
Veo
un anillo suspendido encima de mí–dijo Bernardo. […] Veo un charco
amarillo pálido–dijo Susana […] Oigo un ruido–dijo Rhoda, pero el ruido
de la aldaba que ha sido quitada a la puerta del servicio los ha hecho
volar, dispersados como una flecha de semillas.
(Las olas)
En
el intercambio con los otros, ¿no estamos siempre decodificando
nuestras emociones y las del receptor? En este mundo que invita a la
simulación de la perfección, volvamos al presente, y demos su nombre a
las emociones para comprender más la personalidad de uno, inacabable,
siempre en formación, y siempre dispuesta a expandirse cuando vuelve al
ahora.
En 1622, el gran cartógrafo portugués dibujó los puerto gallegos en su espectacular obra para el Rey Planeta.
Vigo
Pronto se cumplirán 400 años de una obra maestra de la cartografía que enseña nuestra costa. Porque el portugués Pedro Teixeira empezó, desde 1622, el trabajo titánico de trazar los principales puertos de España y Portugal. Lo hizo por encargo de Felipe IV, el Rey Planeta, el último que gobernó conjuntamente los dos paises ibéricos. Es su nivel del detalle, su peculiar estilo y su perspectiva la que dieron fama a su obra, a pesar de que estuvo perdida durante siglos, hasta que fue recuperada en una biblioteca de Viena.
La "Descrición de España e das costas e portos dos seus reinos" fue publicada en 1634 en Amberes y viene a ser el Google Earth de la Edad Moderna. Y, para dibujar Galicia, se recorrió su litoral. Sabemos que estuvo aquí porque, para realizar su obra, inició un viaje en 1622 en Hondarribia (País Vasco) y dio la vuelta a la península Ibérica, legua tras legua, hasta acabar en la costa mediterránea.
Por desgracia, no se conserva ningún documento sobre su periplo ni sobre su paso por Galicia. Pero, por fortuna, nos queda su obra. El arte de Pedro Teixeira (Lisboa 1595) le venía de familia. Su padre, Luis Teixeira, era también geógrafo y había participado en las Descobertas portuguesas. El hijo se inclinó primero por la artillería, para pasar a hacerse luego experto en fortificaciones militares. Y, desde la arquitectura y la geometría, pasó a la geografía.
A Garda
Teixeira se hizo discípulo de Joao Bautista Lavanha, también portugués, que daba clases en la Academia Real Mathematica de Madrid. El mapa de costas de España y Portugal, fue un encargo a su maestro, que finalmente tuvo que asumir el mismo. Felipe IV pretendía tener una descripción precisa de los principales puertos de su reino. Y, para hacerlo, Teixeira se recorrió durante siete años toda la costa de la península Ibérica, entre 1622 y 1629. Luego, empleó otros cinco años en elaborar el Atlas que presentó en el año 1634, maravillando al monarca, que más tarde le encargaría el primer gran plano de Madrid, la "Mantua Carpetanorum sive Matritum Urbs Reixia", de 1656.
La "Descrición de España e das costas e portos dos seus reinos" constaba de dos partes: una meramente cartográfica, y otra literaria, con información sobre historia, población y geografía. Esta parte era la única que se conservaba, hasta que aparecieron los mapas en unos archivos en Viena. Algunos creen que estos planos fueron robados por el archiduque Carlos, pretendiente al trono de España en la Guerra de Sucesión. Porque además de ser muy hermosos, también contienen información militar muy relevante.
El Atlas consistía en 173 páginas, con 116 imágenes a todo color de mapas de España y del mundo, así como los escudos de sus reinos, provincias y señorías. Entre las imágenes figuran 11 de Guipuzcua; 5 de Vizcaya; 5 de Castilla; 9 de León; 19 de Galicia; 21 de Portugal; 16 de Andalucía; 2 de Murcia; 5 de Valencia y 7 de Cataluña.
Un aspecto interesante de los mapas es que imaginan perspectivas aéreas imposibles para su época. En cierto sentido, tienen un aire con Google Maps. Y, aunque el diseño se asemeja un poco infantil, están perfectamente señalados todos los accidentes geográficos,como las playas, cabos, penínsulas y lugares de fondeo.
Fisterra
"El Atlas pretendía ofrecer al rey un conocimiento completo de todo el litoral peninsular siendo, por tanto, un instrumento de defensa muy importante que permitía a la monarquía establecer estrategias a la hora de resguardarse de los ataques marítimos, explica el historiador Pablo Cisneros, en una monografía publicada en 2003
Es interesante saber que el atlas no era una obra dirigida al gran público, sino directamente al rey, ya que "no debía ser reconocida por muchos, siendo para uso prácticamente exclusivo de la corona, convirtiéndose en un auténtico tesoro nacional que el estado debía de proteger debido a su carácter político, militar y estratégico.
De Galicia, se conservan 18 planos, que cubren el litoral de Coruña, Arousa, Baiona, A Garda, illas Cíes, Camariñas, Betanzos,Ortigueira, Corcubión, Cedeira, Corme e Laxe, Ferrol,
Pontevedra, Muros e Noia, Ribadeo, Fisterra, Viveiro y Vigo. El plano general de la ría de Vigo, muestra una villa independiente de Bouzas (como es lógico, lo era en esa época) y también dibuja Redondela y Cangas, además de accidente como la playa de Rodeira o el Cabo Home.
Es muy interesante el mapa titulado Illas Cies, Baiona y Cangas, donde se puede observar el archipiélago vigués en primer término. También es destacado el plano da Garda, donde aparece reflejada la villa portuguesa de Caminha.
Pedro Teixeira moriría en Madrid en 1662. Tras la nueva independencia
de Portugal, en 1640, continúa viviendo en la Villa y Corte, reconocido como una auténtica autoridad y premiado por el rey Felipa IV por sus brillantes trabajos. Entre ellos están estos 18 cuadros de Galicia que pronto cumplirán cuatro siglos.