lunes, 13 de agosto de 2012
Por un cambio de rumbo en la política europea
Fuente:http://internacional.elpais.com/internacional/2012/08/10/actualidad/1344624171_292393.html
La crisis del euro refleja el fracaso de una política carente de perspectiva. Al Gobierno alemán le falta el valor para superar un status quo que se ha hecho insostenible. Esa es la causa de que, a pesar de amplios programas de rescate y cumbres sobre la crisis que a estas alturas ya son casi incontables, la situación de la Eurozona haya empeorado continuamente a lo largo de los dos últimos años. Sobre Grecia, tras la debacle económica, pende la amenaza de la salida del euro, que iría vinculada a una imprevisible reacción en cadena en el resto de los Estados miembros. Italia, España y Portugal han caído en una grave recesión que constantemente empuja al alza el paro. El desfavorable desarrollo coyuntural de los países con problemas empeora la situación —de todos modos inestable— de la banca, y la creciente inseguridad respecto al futuro de la unión monetaria hace que los prestamistas cada vez sean más reacios a conceder crédito a los países con problemas. Los intereses crecientes de la deuda pública, pero también la difícil situación económica, dificultan a su vez los procesos de consolidación, que en cualquier caso no son sencillos.
Esta desestabilización que se potencia a sí misma se puede atribuir, en lo esencial, a que las estrategias para la superación de la crisis no han traspasado el umbral de profundizar las instituciones europeas. El hecho de que no haya hecho más que agudizarse —durante estos años en los que se han ensayado soluciones graduales mal concebidas— pone de manifiesto la falta de capacidad para fijar el rumbo político.
No obstante, la justificación de dar un gran paso hacia la integración no deriva únicamente de la crisis actual de la Eurozona, sino también, y en igual medida, de la necesidad de, mediante una autocapacitación de la política, volver a meter en cintura el desorden del fantasmal universo paralelo que los bancos de inversión y fondos de riesgo han construido al lado de la economía real, productora de bienes y servicios. Las medidas que se requieren son patentes. Pero no se ponen en marcha porque, por un lado, su implementación en el marco de los Estados nacionales tendría consecuencias contraproductivas y, por otro, porque las intenciones regulatorias acordadas en 2008 en la primera cumbre del G-20 en Londres requerirían una actuación coordinada en un nivel mundial que hasta el momento ha fracasado por la fragmentación política de la comunidad de Estados......Más información
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