miércoles, 22 de agosto de 2012

La Academia de los Linces

  En 1603, Federico Cesi, duque de Acquasparta, fundó una organización que creció desde unos inicios inseguros hasta convertirse en la primera sociedad científica de la historia europea moderna. Cesi (1585-1630), un noble adolescente, invitó a tres amigos algo mayores (todos ellos en la vientena) a establecer la Accademia dei Lincei, dedicada a la investigación científica, y que reicibía su nombre de un carnívoro elagante y taimado que por aquel entonces vivía todavía en los bosques de Italia y cuya aguda vista, sin parangón entre los mamíferos, era comentada en canciones y textos.
  A pesar de los ambiciosos nombres y fines de Cesi, la academia de cuatro hombres jóvenes vaciló  al principio. El padre de Cesi hizo un vigoroso intento para frenar el disparate de su hijo, y los cuatro Linces se dispersaron a sus ciudades nativas, manteniendo viva su organización únicamente por los medios inseguros del correo y los mensajes. Pero Cesi perseveró y triunfó gracias a diversas habilidades y cirucunstancias. Adquirió más poder y prestigio, tanto porque creció como porque heredó una fortuna. Y, lo que es más importante, se convirtió en un diplomático y facilitador consumado en el mundo laberíntico y repleto de sospechas de la política civil y eclesiástica de Roma durante la Contrarreforma. Los Linces florecieron en gran parte porque Cesi consiguió mantener a raya las sospechas de papas y cardenales, mientras la ciencia se preparaba para facturar viejas visiones del cosmos y para desarrollar teorías completamente nuevas.

(El emblema oficial de la primera soiedad científica europea, la Accademia dei Lincei, fundada en 1603 y que tuvo a Galileo como uno de sus primeros miembros)


  Como brillante administrador que era, Cesi sabía que necesitaba miembros de los Linces que tuvieran más influencia. Por ello reclutó, como miembros quinto y sexto de una organización que acabaría por alcanzar una nómina de treinta personas, a dos de los más prestigiosos pensadores y activistas de la vida de principios de siglo XVII. En 1610 viajó a Nápoles, donde convenció al anciano portavoz de la decadente escuela neoplatónica (Giambattista Della Porta) para que se uniera a un grupo de hombres lo bastante jóvenes para ser sus nietos. Después, en 1611, Cesi hizo su principal adquisición, cuando reclutó a la más atractiva propiedad intelectual del mundo occidental, Galileo Galilei (1564-1642), para que se conviertiera en el sexto miembro de los Linces.
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