Señora Milton |
una mala disposición de mi esqueleto.
Seguramente me falló la osamenta.
Debo tener la tráquea demasiado estrecha
y cualquier cosa le molesta
se irrita y trago mal.
El caso es que aquel hombre
estaba hecho una furia y todo le estorbaba:
los mendigos, los chinos, los rumanos.
Estaba hasta los pelos de las quejas de las mujeres.
Y se puso a decir que
lo que hacía falta era una mano dura como antes.
Y a mí se me dio por toser
y terminé escupiéndole.
Francisca Aguirre
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