Sin embargo, una iniciativa cívica sueca podría poner en jaque a la poderosa armada submarina de Putin: el Marinero Gay.
Un problema de rancio abolengo.
Los suecos tienen frescos en su memoria los submarinos de la Flota Roja que, en su afán de tantear el nivel de defensa de los nórdicos, acababan encallando contra bancos de arena o rocas que no aparecían en los mapas soviéticos. Basta con leer ‘El hombre inquieto’, de Henning Mankell para hacerse una idea de hasta donde llegó la psicosis creada en su momento.
A pesar de la caída del Muro de Berlín y tras el aumento de tensión entre occidente y la Rusia putiniana, los episodios de submarinos no identificados en las costas del país de Ikea y de Volvo han aumentado: Esto ha provocado que la pacífica Suecia aumente recientemente su gasto militar en un 11%, el mayor incremento en el presupuesto de Defensa desde hace más de veinte años.
Los ciudadanos toman la iniciativa
Debido a los cada vez más frecuentes incidentes de “submarinos fantasma”, un grupo civil sueco nada contento con los logros de los que defendía el rearme del país como forma de contrarrestar a los sumergibles rusos tomaron la iniciativa, aplicando la gran creatividad sueca al problema. Hace dos años,quizás inspirados por ABBA, la Sociedad Sueca por la Paz y el Arbitraje, fundada en 1883 por un Premio Nobel de la Paz, dio vida al “Marinero Cantarín”, también conocido como “Marinero Gay”.
¿Qué pinta tiene el marinero?
Quizás con la idea de tocar más la moral a la Flota del Báltico, la baliza (instalada en el punto donde se captó la señal de uno de los sumergibles intrusos) ha sido decorada con la imagen de un marinero en calzoncillos que baila (o algo) con luces de neón mientras unos pequeños corazones le rodean.
Por si fuera poco, los submarinos del país eslavo que ha emitido desde 2013 algunas de las más indignantes leyes homófobas en Europa, son recibidos con un letrero que dice “Bienvenidos a Suecia: Gay desde 1944” escrito en inglés. La fecha hace referencia al año en el parlamento en Estocolmo despenalizó la homosexualidad. Claro, los ruskis no lo pueden ver (sus submarinos no tienen ojos de buey), pero quizás los diseñadores del invento esperan que los buzos rusos de operaciones especiales sean capaces de apreciarlo.
Si tenéis un día ganas de conocer al Marinero Gay personalmente, la página Svenskafreds indica que se encuentra en las coordenadas 59.312587, 18.735732 .
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Fuente: https://blogs.publico.es/strambotic/2019/05/marinero-gay-suecia/
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