miércoles, 7 de noviembre de 2018

Soldatki: las mujeres en la Revolución Rusa

 Hoy 7 de noviembre se conmemora uno de los episodios históricos que más repercusión ha tenido en la historia del siglo XX y que ha generado una enorme diversidad de opiniones en cuanto a su impacto posterior en Europa y el resto del mundo. Un 25 de octubre, correspondiente al día 7 de noviembre en el calendario juliano ruso —vigente hasta 1918—, se desencadena un estallido revolucionario que finaliza con la toma no sangrienta del Palacio de Invierno. Este hecho, conocido mundialmente como la Revolución Rusa, ha sido estudiado tradicionalmente prestando atención a los hombres, dejando a un lado el importante papel de las mujeres en este proceso revolucionario. Y aunque desde hace pocos años se ha revindicado el papel de estas en la revolución, siguen siendo a día de hoy, en muchos casos, las grandes olvidadas.

Dentro de las mujeres se le ha dado mayor importancia al rol que ejercieron las mujeres bolcheviques, tales como Nadezhda Krúpskaya, Aleksandra Kollontái o Inessa Armand, quienes resultaron fundamentales no solamente en la construcción de un discurso marxista que apelara a las mujeres, sino también en la colaboración con la revolución. Sin embargo, más allá de estas grandes mujeres existe una enorme cantidad de ellas que presenciaron la revolución desde otra perspectiva: las de aquellas que tienen que experimentar en sus propias carnes las privaciones de la guerra, en un mundo patriarcal que intentaba acallarlas y recluirlas al ámbito familiar y privado. Es por ello que nos centraremos en analizar el papel de las soldatki durante la revolución de 1917.

Son las 9:45 p.m. del 7 de noviembre de 1917 (calendario gregoriano) y un disparo desde el cañón de popa marca la señal para el inicio del asalto al Palacio de Invierno. Hablamos de Авро́ра o El Crucero Aurora el principal símbolo de la revolución de 1917.
¿Quiénes fueron las soldatki? Las soldatki fueron un amplio colectivo de mujeres cuyos maridos —o los cabezas de familia— se encontraban luchando en la guerra, siendo la mayoría de las veces las viudas de estos soldados. Como consecuencia de ello se volvieron uno de los colectivos más desfavorecidos de la estructura social rusa, ya que quedaban desprotegidas al no tener ingresos económicos. De esta manera, las soldatki se vieron abocadas a organizarse para revindicar ayudas sociales por parte del Estado, ya que era esta su única forma de supervivencia. Tiene razón Sarah Badcock cuando afirma que fueron “un colectivo social cuya frustración se intensificó a medida que sus demandas no se vieron cumplidas en el curso de 1917” (Badcock, 2004: 48). Ellas fueron uno de los pilares de la Revolución Rusa.

Mujeres haciendo cola para recibir alimentos en Tverskaya Zastava, Moscú
Fila de mujeres haciendo cola para recibir alimentos en Tverskaya Zastava, Moscú, 1917.
 Para hallar el origen de este colectivo debemos retrotraernos a la I Guerra Mundial. En los años previos a 1914 Rusia había experimentado un aumento significativo de su industria y comercio, pasando muy lentamente a ser una sociedad industrializada. Los cambios se realizaban de forma pausada y lenta, dada la gran preponderancia de la nobleza rusa que impedía los avances sociales. La ausencia de unas burguesías que crearan un fuerte tejido industrial y el reaccionarismo de las élites económicas provocaron que Rusia siguiera instalada prácticamente en el feudalismo durante todo el siglo XIX. Las estructuras feudales europeas, con algunas diferencias propias del régimen señorial del este europeo se repetían en Rusia, y ni siquiera la abolición de la servidumbre en 1861 por el zar Alejandro II fue capaz de eliminar las diferencias sociales surgidas en ese sistema.

Manifestación 23 de febrero
Manifestación de mujeres el 23 de febrero, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer en el calendario juliano (correspondiente al 8 de marzo en el gregoriano/occidental).
 La abolición de la servidumbre conllevó el inicio de la liberalización del imperio ruso. Fueron concedidos ciertos derechos básicos como la ciudadanía a los siervos y se permitió que los campesinos tuvieran la capacidad de comprar tierras. Pero como ocurrió en España durante las desamortizaciones del siglo XIX, el acceso a la tierra fue escaso y solamente una pequeña parte de los campesinos —los más adinerados— pudieron acceder a ella. Y a pesar de esta pequeña concesión del estatus de ciudadanía las mujeres siguieron desempeñando un rol muy secundario en la vida pública. Ni siquiera en los zemtsvos, una forma de gobierno local creados a partir de 1864 tuvieron un papel activo, pese a que en el ámbito rural las mujeres eran realmente importantes por su activa participación en el trabajo del campo. Se aprecia la cultura patriarcal rusa donde la clase y el género pesaban como una losa.

La industrialización de Rusia, no obstante, creció de manera constante hasta los albores de la I Guerra Mundial. En ello tuvieron una gran importancia las reformas de Serguei Witte, que permitieron el rápido crecimiento de Rusia. Así, cuando el archiduque Francisco Fernando de Austria fue asesinado un 28 de junio de 1914 el imperio ruso estaba preparado, o eso creía el zar Nicolás II, para defender los intereses rusos en el báltico y entrar en la Gran Guerra Europea o, como se conocerá posteriormente, la I Guerra Mundial. El llamamiento a las armas provocó una auténtica movilización social en defensa de la patria y, consecuentemente, el abandono del campo y la ciudad por parte de millones de hombres que se dirigieron hacia el frente. El futuro de Rusia quedaba en manos de los millones de mujeres que se quedaban en la retaguardia.

Mujeres en San Petersburgo
Pequeño grupo de mujeres apoyando a los bolcheviques en el centro de San Petersburgo (Petrogrado), año 1917.
 Estas mujeres, ante el abandono del cabeza de familia, se vieron prácticamente abandonadas a su suerte, teniendo que mendigar o recurrir a organismos de protección social. Las viudas tenían ya un reconocimiento social especial desde que en 1874 se hizo la reforma imperial del ejército para disminuir el número de años de servicio militar masculino a seis años con nueve en la reserva. Es entonces cuando comienzan a darse unas pocas ayudas que resultaban escasas para la supervivencia de los núcleos familiares de estas mujeres. Posteriormente, el Estado creó, mediante la ley del 25 de junio de 1912, una mejora de las ayudas para las mujeres de los soldados, dejando de lado a los matrimonios de derecho consuetudinario. Esto significaba que todas aquellas mujeres dependientes de un hombre que no estuvieran casadas con él quedaban fuera de las ayudas. En la práctica, este número ascendía a millones de mujeres que quedaban desamparadas, con grandes cargas familiares y sin apenas ingresos. Sin duda alguna, se halla aquí el germen de las protestas de las soldatki, que se agudizarán durante el transcurso de la guerra.

Pobreza y miseria, dos causantes de las revueltas sociales Con el estallido de la guerra, el reclutamiento de soldados y la movilización hacia los frentes se inicia una guerra de trincheras que provoca una clara polarización entre el frente y la retaguardia. En el frente los soldados soportan tempestades de acero mientras en la retaguardia se asegura la producción para garantizar el sostenimiento de la guerra. Rusia, a pesar de haber experimentado una cierta industrialización, seguía siendo un gigante con pies de barro. La guerra, que en el imaginario de las potencias centrales debía de durar unas pocas semanas o meses se convirtió en un conflicto de años, lo que originó fuertes desbalances económicos en las estructuras productivas de todos los combatientes, sobretodo en la inestable Rusia. De esta manera, si en 1914 los obreros apoyaban al zar en su lucha contra el enemigo alemán poco a poco se fue cambiando esta visión, tornándose cada vez más borrosa hasta que en 1915 comienzan a surgir las primeras protestas por el alargamiento de la guerra y su desgaste.

En 1915 tienen comienzo los motines de subsistencia. Se conoce a estos como una forma de protesta característica de la población en la que se exigen mejoras de las condiciones de vida, fuertemente vinculadas a la bajada de los precios de alimentos básicos —pan, harina, huevos, azúcar, etcétera—. La requisa de alimentos por parte del gobierno para asegurar el abastecimiento en el frente y la consecuente polarización entre el campo y la ciudad provocó que, progresivamente, las ciudades y centros industriales fueran quedándose sin suministros, aumentando así los precios de alimentos básicos y, como resultado de esto, apareciendo el hambre y el racionamiento.

La autora Bárbara Alpern (1997: 701) destaca que los actores más conocidos en los motines de subsistencia fueron los trabajadores, predominando las mujeres viudas de los soldados y el campesinado. Sirva como ejemplo el motín del 1 de octubre de 1915, cuando en Bogorodsk, área cercana a Moscú, tiene lugar un motín de subsistencia vinculado al incremento del precio del azúcar. Un grupo de mujeres, que acusaba a los comerciantes de especuladores, consiguió reunir a varios cientos de personas, mayoritariamente mujeres, que en apoyo de trabajadores y jóvenes consiguieron que las demandas de las mujeres tuvieran efecto y los comerciantes bajaran los precios (1997: 701)..... Continuar leyendo: https://archivoshistoria.com/soldatki-las-mujeres-en-la-revolucion-rusa

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