La caravana llegó el pasado viernes a la frontera de Guatemala con México a pesar de las amenazas lanzadas por la Administración de Donald Trump
Un migrante hondureño protege a su hijo en un puesto fronterizo entre Guatemala y México. |
La caravana de refugiados, que partió hace una semana de la ciudad hondureña de San Pedro Sula con el objetivo de llegar a Estados Unidos, arribó el viernes a la frontera de Guatemala con México habiendo engrosado sus filas, a pesar de las amenazas lanzadas por la Administración de Donald Trump.
Las autoridades mexicanas habían colocado una valla de metal y un cordón policial en el puente internacional sobre el río Suchiate, que normalmente carece de estas medidas de seguridad. Los refugiados trataron de seguir su camino saltando o derribando la malla metálica, lanzándose al agua y forcejeando con los agentes. El Ministerio de Exteriores de México ha detallado en un comunicado que 640 personas han podido ser registradas de forma "ordenada y segura" en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM), que ha dado prioridad a "grupos familiares", en particular con niños, adolescentes, mujeres, embarazadas y ancianos.
Decenas de refugiados hondureños cruzan a
pie y en balsa el río Suchiate, que separa Guatemala y México, mientras
otros observan desde el puente.
EFE
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De los que han conseguido entrar en México, el Ministerio de Exteriores ha señalado que "unas 500 personas que manifestaron voluntariamente su interés por regresar a sus lugares de origen en Honduras fueron apoyadas". "Otro grupo de alrededor de mil migrantes está realizando en territorio guatemalteco trámites para su repatriación", ha añadido.
Futuro incierto
Finalmente, México ha ejercido de barrera para una caravana de refugiados que llama la atención sobre la situación de pobreza y violencia extrema que se vive en el Triángulo Norte −El Salvador, Guatemala y Honduras− y sobre los peligros a los que se enfrentan las personas migrantes.
"Esto ya no es una caravana. Esto es un éxodo", ha dicho a Reuters Rubén Figueroa, del Movimiento Migrante Mesoamericano, varado en la orilla mexicana del Suchiate mientras una hilera de jóvenes trata de cruzarlo con una balsa. Adriana Consuelo, una hondureña de 40 años, ya ha conseguido atravesar las aguas del Suchiate pagando 25 pesos mexicanos (euros) por una plaza en una barca hecha de neumáticos. "Nadie revisó mis documentos", ha indicado desde suelo mexicano.
En cambio, Hilda Rosa, una madre hondureña que ha cruzado la región con sus cuatro hijos adolescentes, se ha quedado a las puertas. "Lo intentaré de nuevo", ha asegurado. "No hay trabajo, hay violencia", ha dicho resumiendo así las razones que les empujaron a abandonar su hogar en Tegucigalpa.
El factor Trump
La coordinadora de Agenda del Migrante, Eunice Rendón, ha comentado que, si bien es cierto que "cada vez que hay una caravana se envía a la policía a la frontera sur", "nunca hemos visto nada tan dramático". "Todo esto tiene que ver con Trump", ha aseverado. El magnate neoyorquino amenazó a Honduras y Guatemala con cortar la ayuda norteamericana si no paraban el avance de sus ciudadanos hacia Estados Unidos. A medida que la caravana se aproximaba a México, retomó la ofensiva y amenazó con cerrar la frontera.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, se trasladó el viernes a Ciudad de México para trasladar a su homólogo, Luis Videgaray, la posición estadounidense. "Queremos que se les ponga freno en México antes de que lleguen hasta Estados Unidos", de dijo. Tras las escenas en el Suchiate, el propio Trump dio las gracias a las autoridades mexicanas por sus esfuerzos para detener la caravana de refugiados. "En estos momentos, doy las gracias a México. Espero que sigan [así]", celebró.
Fuente: https://www.infolibre.es/noticias/mundo/2018/10/21/miles_migrantes_centroamericanos_refugian_mexico_tras_paron_caravana_87972_1022.html
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