Manuscrito chino texto en seda de Mawangdui, de hace 2200 años con los 29 diferentes tipos de cometas. |
Cheomseongdae en la ciudad coreana de Gyeongju | Jinho Jung Flickr CC |
De aquel fugaz resplandor, documentado hace ya 580 años, no se volvió a saber nada hasta hace tan solo unos días. La revista Nature publicó ayer mismo un artículo anunciando que, desde sus modernas atalayas, otro equipo de astrónomos ha localizado la luz que iluminó el cielo coreano en el siglo XV.
Por supuesto, por las descripciones del fenómeno que se conservan, los astrofísicos sabían desde hace tiempo que aquella luz observada en 1437 debía pertenecer a una nova, la cuestión era encontrarla… y no ha resultado fácil, de hecho, el autor principal del estudio Michael Shara, conservador del Departamento de Astrofísica del Museo Americano de Historia Natural, señalaba en un comunicado de prensa que “es la primera nova que se ha podido detectar con certeza basándose en los registros chinos, coreanos y japoneses de los últimos 2.500 años“.
Infografía de la formación de una nova clásica | Imagen NASA/CXC/M.Weiss |
El proceso de formación de una nova puede durar docenas de miles de años, mientras la enana blanca acumula material “robado” de su compañera, sin embargo, el desenlace final es visible en el cielo durante unas pocas semanas o meses… después de eso, se desvanece poco a poco dejando apenas una tenue “concha” como vago recordatorio de lo que fue y a ver quién es el guapo que la encuentra de nuevo.
La búsqueda de esa nova ha interesado durante años al autor principal del trabajo, Michael Shara que, junto con otros astrofísicos como Mike Bode, de la Universidad John Moores de Liverpool, han estado buscando material y documentación hasta llegar a una placa fotográfica realizada hace ya casi un siglo.
Placa fotográfica, realizada en 1923, de la región estelar donde se encuentra la nova | DASCH Digital Access to a Sky Century, Harvard University |
A esta primera placa de 1923, siguieron otras tantas del archivo DASCH, obtenidas ya en la década de 1940, con las que los investigadores por fin se encontraban en disposición para seguir la trayectoria de la nova. Ahora tan solo hacía falta apuntar uno de los modernos telescopios con los que contamos en la actualidad y… ¡voilá!
Imagen capturada en junio de 2016 por el telescopio Carnegie SWOPE de Chile | M.Shara et al. ArXiv |
Han sido necesarios casi seiscientos años desde la observación de aquellos atónitos ojos de los astrólogos coreanos que contemplaron un resplandor en el cielo, hasta llegar a la detección moderna de la nova y su evolución durante todo este tiempo. De las torres de piedra para mirar a las estrellas a los telescopios modernos, seis siglos en la Historia de la Humanidad… un suspiro en la vida del Universo.
Fuente: https://culturacientifica.com/2017/09/01/una-busqueda-celestial-ha-durado-580-anos/?platform=hootsuite
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