Imagen de las movilizaciones en favor de legalizar el aborto en El Salvador. / Reuters |
Beatriz tenía 22 años cuando fue ingresada;
estaba embarazada y enferma de lupus. Las pruebas médicas demostraron
que el feto sufría anencefalia: carecía de cerebro y de cráneo, sin los
que es imposible vivir. La unidad jurídica del hospital solicitó el
aborto para evitar la muerte de la joven, que ya tenía un hijo.
“Sabiendo que el niño no va a vivir al nacer, creo que sería mejor que
me lo hicieran por salvar mi vida. No tiene sentido continuar con mi
embarazo, que no va a vivir… Yo quiero vivir”, pidió al entonces
presidente de El Salvador, Mauricio Funes, del FMLN (Frente Farabundo
Martí para la Liberación Nacional, que continúa gobernando el país
centroamericano). El equipo médico, que apostaba por el aborto para
salvar la vida, no quería realizar la intervención porque podían ir a
prisión.
Hace unos días, Morena Herrera, tal vez el
rostro más reconocible en esta lucha, estuvo en las Juntas Generales de
Bizkaia reclamando el apoyo de este órgano provincial legislativo para
lograr un cambio normativo en su país: “El caso de Beatriz fue un
parteaguas”, recuerda Herrera. Meses antes, una de sus compañeras en la
Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, Sara García, también
visitó el País Vasco para denunciar la situación de su tierra, donde una
mujer puede ir a prisión por sufrir un aborto espontáneo.
Morena Herrera, activista feminista. / Amnistía Internaciona |
El aborto está penado en El Salvador desde
1997; anteriormente se permitía en determinadas causas. Alrededor de 150
mujeres han sido procesadas por aborto, según las cifras que maneja
Morena Herrera, aunque reconoce que no son exactas y que arrancan en el
año 2000. “Más de 35 mujeres han sido condenadas a más de 30 años de
prisión por homicidio agravado. Hemos logrado sacar de la cárcel a 16.
Ahora hay 23 en prisión; bueno, 24 porque ayer me comunicaron un nuevo
caso”, cuenta la activista a este medio. Son cifras que señalan a El
Salvador con un rojo aún más sangriento: aunque en otros países de la
región también existe penalización (Honduras, Nicaragua, República
Dominicana, Haití y Surinam; en Chile se acaba de despenalizar en tres
causales), la cárcel en éstos no es el destino habitual de las mujeres.
De momento, existen dos propuestas
legislativas en la Asamblea para cambiar la ley: la que fue presentada
hace un año por la entonces presidenta de la Asamblea, Lorena Peña, con
la firma de otros 12 diputados de su partido, el FMLN, pide la
despenalización en cuatro causales. Y la presentada hace un mes por
Johnny Wright, diputado del partido más contrario al cambio, ARENA
(Alianza Republicana Nacionalista), que habla sólo de dos causas.
“Esta iniciativa es muy importante porque
viene de ARENA y necesitamos los votos de la derecha para cambiar la
ley”, reconoce Herrera. El intento de movimiento legislativo esconde
otras sorpresas: hace más de un año, otro miembro de ARENA solicitó que
las penas por aborto, catalogadas como homicidio agravado, se eleven de
los 30 años actuales a 50. Ninguna de las iniciativas ha llegado aún al
Pleno para ser votadas. Y el tiempo, en este caso, es importante.
Globos con mesaje de "my body" y "my rights" ("mi cuerpo" y "mis derechos") durante las movilizaciones en defensa de la legalización del aborto en El Salvador. / Amnistía Internacional |
Las cuatro causales que están sobre la mesa recogen el caso de Beatriz: riesgo de vida o salud de la madre. Se suman el embarazo en caso de violación, tanto a mujeres como a niñas, y la inviabilidad de la vida extrauterina para el feto. Porque hablar de salud sexual y reproductiva de las mujeres salvadoreñas es hablar de niñas: el 30 por ciento de embarazadas en 2015 tenían entre 10 y 19 años, según los datos que manejan las oenegés.
Además de las acciones de incidencia
política y lucha en los tribunales para evitar que más mujeres vayan a
prisión y sacar de allí a las condenadas, Morena Herrera relata otras de
sus líneas fundamentales de trabajo: “Explicar a los médicos la
legislación que les asiste para mantenerse en el secreto profesional y
no denunciar a las mujeres. Y, por otro lado, intentar que en el ámbito
institucional haya mecanismos que hagan que las denuncias en los
hospitales sean más responsables, porque la mayor parte provienen de los
hospitales públicos”.
Poco después de su intervención en la
Comisión de Peticiones y Relaciones con la Ciudadanía, Herrera aclara
que “hay una dinámica de clase y de injusticia social: no hay una sola
demanda a una mujer de un hospital privado. Todas son de mujeres pobres
que van a los hospitales públicos”, denuncia con rabia. Y añade: “Muchas
llegan a los hospitales desangrándose y son esposadas a la camilla y
acusadas de haberse provocado un aborto. En el proceso judicial se ve
que no es aborto y se las condena por homicidio agravado”.
La última ha sido Evelyn, que en julio fue
condenada a 30 años de cárcel. Según recoge la Agrupación Ciudadana por
la Despenalización del Aborto Terapéutico Ético y Eugenésico, tuvo un
parto extrahospitalario; incluso ella no sabía que no estaba embarazada
porque menstruó regularmente. Los casos no cesan, Morena Herrera da
nombres, recuerda conversaciones, relata anécdotas dolorosas casi
todas.
Fotografía de la manifestación en favor de legalizar el aborto en el Salvador. / Reuters |
El tiempo apremia. En 2018 hay elecciones y
no está claro que la modificación del Código Penal pueda ser una baza
electoral para los partidos políticos: “Nosotras estamos transmitiendo
el mensaje de que favorecía a los políticos legislar a favor de los
derechos de las mujeres, sin embargo, hay grupos que nos hacen campañas a
nosotras y a algunos diputados con un claro chantaje electoral”,
explica Herrera, activista y exguerrillera.
Fuente: http://www.publico.es/sociedad/salvador-mujeres-salvadorenas-globalizan-lucha-legalizar-aborto.html
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