viernes, 8 de septiembre de 2017

Predicción de terremotos


La gran capacidad de destrucción de terremotos que se producen en regiones densamente pobladas ha llevado a los sismólogos a probar todos los medios posibles de predecir el momento y lugar en que ocurrirá un terremoto fuerte. En general, este problema se ha abordado de dos maneras. Un método consiste en observar varias clases de fenómenos físicos que experimentan cambios significativos en un período breve inmediatamente anterior a un terremoto.
   Un segundo método es histórico: se estudian las historias sísmicas a largo plazo de fallas conocidas. Pueden combinarse ambos métodos y concentrarse de manera intensiva observaciones instrumentales allí donde los datos históricos inducen a pensar que puede haberse almacenado energía sísmica hasta casi alcanzarse el punto de ruptura.
  Los cambios físicos que ocurren antes de un terremoto se incluyen en la designación general de fenómenos precursores o simplemente precursores (del latín, que significa "preceder"). Se ha propuesto una teoría general para relacionar cinco clases de cambios físicos que cabe esperar en un período de semanas o meses antes de que ocurra un terremoto de magnitud importante. Dicha teoría afirma que la deformación de la roca que acompaña al lento movimiento de masas corticales a lo largo de una zona de falla determina que un gran volumen de roca quede plagado de innumerables grietas diminutas o microgrietas. El agrietamiento aumenta el volumen de roca, cambio denominado dilatancia. En la mayoría de regiones, todos los poros y grietas de la roca se llenan de agua que puede alcanzar una profundidad de decenas de metros. Esta agua subterránea se desplaza hacia las microgrietas recién formadas. La presencia de agua actúa como un gran gato hidráulico, con el resultado de que la masa rocosa se hincha y la superficie del terreno puede experimentar un abovedamiento. El efecto del agua tiende a reducir el rozamiento que mantiene juntas las masas rocosas de ambos lado de la falla, con lo cual finalmente se desencadena el movimiento rápido de deslizamiento de falla.


Los cambios físicos observables antes de un terremoto fuerte son los siguientes:
  • Velocidad de las ondas P. Cabe esperar que la dilatación produzca una disminución de su velocidad, después, cuando el agua rellena las grietas, la velocidad aumenta volviendo al valor normal inmediatamente antes del terremoto.
  • Elevación del terreno. La subida de la superficie del terreno acompaña a la dilatación, y aquella se mantine alta hasta que se produce el terremoto.
  • Emisión de radón. El control de la emisión de gas radón en pozos próximos a fallas activas ha sugerido que la emisión aumenta inmediatamente antes de que ocurra un terremoto.  
  • Resistividad eléctrica. Se cree que la resistividad eléctrica de las rocas adyacente a la falla disminuye durante la dilatancia.
  • Número de acontecimientos sísmicos. Se ha observado que antes de un terremoto fuerte aumenta la frecuencia de los temblores pequeños. El conjunto de muchos seísmos pequeños registrados en un lapso breve constituye un ejambre de terremotos.
   Aunque la teoría de la dilatancia de los terremotos es sólo una hipótesis, el uso en base a la teoría de fenómenos precursores ha dado un variado registro de éxitos en la predicción de los mismos


Arthur N. Strahler

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