jueves, 21 de septiembre de 2017

No ceder al dogmatismo de la actualidad



 La manera actual de no contar es, paradójicamente, ser contado por las estadísticas. La opinión pública (que en vez de manifestación de un sujeto colectivo es un objeto manipulado), los gustos-inducidos-de los consumidores, pero, principalmente, el hecho de hallarnos inmersos en lo que nuestra época nos ha traído como destino con la sensación de que ha sido asumido voluntariamente, son algunas de las muestras del éxito del dogmatismo. Es dogmático todo lo que domina y se asume porque sí, porque toca. [...]
   ¿Cuál es la forma justa de resistir a la actualidad? ¿Tal vez-siguiendo a Jünger-la figura del emboscado? ¿O-según Deleuze*-la de quien crea? ¿Hay una resistencia reaccionaria y otra revolucionaria? ¿O quizá, para enfocar mejor el asunto, sea más adecuado no utilizar esta recurrente dicotomía política? La verdadera resistencia a la actualidad consiste en no ceder al dogmatismo. No hay otra. En cualquier caso, no conviene quejarse de la falta de altavoces ni de titulares; repercusión, como dice Nietzsche, la tendrá: "Que un hombre resista a toda su época, que la detenga en la puerta para que dé cuenta de sí, es cosa que forzosamente ejercerá influencia"**
   En nuestra época se actúa como si se hubiese encontrado la solución de la vida humana y ya no hubiese más secreto: hay lo que hay, y lo vamos sabiendo gracias a la ciencia. No ceder no significa ni confesar el absurdo ni creerse ya a salvo (en posesión del sentido); más bien al contrario, significa asumir la intemperie y la problematicidad.
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La resistencia íntima
Josep Maria Esquirol


*"No carecemos de comunicación, por el contrario, nos sobra, carecemos de creación. Carecemos de resistencia al presente".  G. Deleuze
**F. Nietzsche, La Gaya Ciencia

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