sábado, 30 de septiembre de 2017

Vendimia a garrotazos

Una visita a la sala de las pinturas negras de Goya inaugura una serie del escritor, que ve en el célebre cuadro del duelo a palos ecos de la riña política ante el desafío independentista

Un visitante contempla la obra 'Duelo a garrotazos', de Goya, en la sala de las pinturas negras del Museo del Prado.

Un visitante contempla la obra 'Duelo a garrotazos', de Goya, en la sala de las pinturas negras del Museo del Prado. EL PAÍS
  Recuerdo aquella mañana de un otoño ya muy lejano en que entré totalmente fumado en la sala de las pinturas negras de Goya en el Museo del Prado y la sensación que me produjo el cuadro Duelo a garrotazos bajo los efectos de la marihuana. Eran tiempos de batallas urbanas contra la policía en los estertores de la dictadura. Por Atocha y la Ciudad Universitaria madrileña había manifestaciones cada día con pancartas y gritos de libertad, amnistía y estatutos de autonomía, con nubes de gases lacrimógenos, balas de goma y algunas de plomo que habían acarreado varios muertos.

En Ámsterdam, había adquirido una hierba de excelente calidad en los tenderetes de la discoteca Paradiso, una antigua iglesia convertida por los hippies en su tabernáculo, y en aquel Madrid descoyuntado por los dolores de parto de una democracia extraída con fórceps, dentro del coche aparcado a la sombra de la Academia Española de la Lengua, liaba un canuto en forma de trompeta, lo apuraba con lentas caladas, me paseaba primero sobre las hojas caídas, rojas, amarillas, moradas del Jardín Botánico y luego, fumado hasta muy abajo entraba en el Museo del Prado con la esperanza de que la hierba me abriera las puertas de la percepción hasta las entrañas invisibles que había debajo de la belleza. En cierto modo este placer era también una forma de resistencia al franquismo.

En aquel tiempo, el Museo del Prado estaba prácticamente deshabitado. En un ángulo de cada sala vacía dormitaba un bedel y mientras avanzaba en soledad entre óleos de reyes, santos, caballeros y batallas me acogía la sensación alucinada de que aquellas figuras de las paredes solo eran la creación del sueño de sus vigilantes dormidos. La hierba dividía los cuadros en dos: los que te subían y los que te bajaban. La hierba exaltaba hasta un grado indecible El Jardín de las delicias de El Bosco y a todo el Greco, a Tiziano y Velázquez. Sus personajes abandonaban los marcos y ocupaban todo el aire por donde veía volar a las meninas, a las vírgenes de Murillo, al adusto caballero de la mano en el pecho junto con alguna venus muy carnal. Era una sensación placentera. En cambio, al entrar en la sala donde se exhibían las pinturas negras de Goya notaba que no había forma de que aquellas figuras diabólicas las diluyera la morbidez del cannabis. Esta paranoia se acrecentó al contemplar de cerca el cuadro de Duelo a garrotazos. Tal vez este rechazo se debía a que esta pintura solo expresaba el odio profundo entre las dos Españas, que había aflorado de nuevo en la calle. De hecho, desde allí se oía en ese momento un helicóptero de la policía sobrevolando una asonada.

Según su doble fuente de inspiración, Goya pintaba juegos de columpio y fiestas felices en la pradera, una duquesa desnuda con carne de nácar y aguafuertes llenos de brujas y ajusticiados, cartones para tapices con escenas galantes y ahorcados, capirotes de la Inquisición, el garrote vil, un asno con levita y un macho cabrío presidiendo un aquelarre. La España atroz y la de la Ilustración convivían en sus lienzos. Cuando Goya se fue a vivir a la Quinta del Sordo, hacia 1819, era un viejo lleno de cólera y sabiduría. Durante los cuatro años de misantropía que estuvo allí enclaustrado luchando contra sus demonios se dedicó a cubrir 32 metros cuadrados de pared con visiones corrosivas y pesadillas esquizofrénicas. En la cartela que acompaña al cuadro Duelo a garrotazos se explica que esa clase de pelea a muerte solo se permitía en Cataluña y en Aragón. En el resto de España estaba prohibida. En la pintura original esa pareja de españoles raciales tiene los pies sobre la hierba, pero al pasar la pintura al lienzo desde las paredes encoladas, la restauración deplorable hizo que aparecieran con las piernas enterradas y ese error ha convertido la escena en un símbolo del violento inmovilismo español como un destino aciago.

Algunos expertos opinan que Goya en los días felices había pintado bocetos de dulces vendimias con colores pastel debajo de esas pinturas negras y uno en aquel lejano otoño trataba de adivinarlas inútilmente ayudado por el cannabis dentro de las nubes azules y rosas que presiden la pelea de los dos villanos. Hoy, la sala de las pinturas negras de Goya está siempre abarrotada de espectadores que solo buscan la belleza, pero la incompetencia de los líderes políticos ha hecho que el desafío independentista contra el Estado reproduzca la escena de una España ciega con las piernas enterradas. Hubo un tiempo en que un sueño de ética y libertad unió a los catalanes y el resto de los españoles. Ignoro si todavía es posible imaginar que un delicado racimo de uvas invisible se halla en medio de esos dos bellacos que se están matando a garrotazos.


Fuente: https://elpais.com/cultura/2017/09/29/actualidad/1506707209_189983.html

viernes, 29 de septiembre de 2017

jueves, 28 de septiembre de 2017

Love Life


Por qué el estrés pica

Una investigación con monos relaciona el acto de rascarse cuando se está estresado con una función social.

Al parecer, los monos rhesus se rascan para comunicar a sus congéneres que se encuentran estresados
Los primates, incluidos los humanos, se rascan cuando se sienten estresados. Hasta ahora, este comportamiento se consideraba una consecuencia de los procesos fisiológicos asociados con el estrés y se le atribuía una función reguladora. Investigadores de la Universidad de Portsmouth han descubierto en macacos que viven en libertad que el motivo de esta sensación va más allá de una reacción corporal a la hormona del estrés. Rascarse podría tener una función social.

Para su estudio, los científicos, dirigidos por Jamie Whitehouse, analizaron durante ocho meses el comportamiento de 45 monos rhesus de una pequeña isla puertorriqueña. Observaron que los animales se rascaban con frecuencia cuando se encontraban con un congénere de rango superior o desconocido para ellos. Si el animal no se rascaba, en tres de cada cuatro casos se producía una pelea, según informan en la revista Scientific Reports.

Evitar la agresión
Los autores sugieren que los macacos reconocen en este comportamiento que el congénere se encuentra estresado, por lo que es mejor evitar el ataque: puede que ese individuo sienta estrés porque se considera inferior, de manera que no representa ningún peligro, o por la presión de la situación, circunstancia que le convierte en un oponente impredecible, por lo que es mejor apartarse de su camino.

Ya que diversos sujetos se aprovechan de este comportamiento (el potencial atacante y el atacado), es probable que el hecho de rascarse se haya establecido a lo largo de la evolución como una señal dentro del grupo y haya contribuido a la cohesión social, indican los investigadores. Y es posible que esta manera de comunicar el propio estado anímico se haya mantenido también en los humanos. Por tanto, en situaciones comprometedoras no nos rascamos porque nos pica, sino que nos pica para que nos rasquemos.

Fuente: http://www.investigacionyciencia.es/noticias/por-qu-el-estrs-pica-15616

Las mujeres salvadoreñas globalizan su lucha para legalizar el aborto

La penalización en El Salvador data de 1997 y, desde entonces, más de 150 mujeres han sido procesadas y 24 están actualmente en prisión
Imagen de las movilizaciones en favor de legalizar el aborto en El Salvador. / Reuters
Imagen de las movilizaciones en favor de legalizar el aborto en El Salvador. / Reuters
 Beatriz tenía 22 años cuando fue ingresada; estaba embarazada y enferma de lupus. Las pruebas médicas demostraron que el feto sufría anencefalia: carecía de cerebro y de cráneo, sin los que es imposible vivir. La unidad jurídica del hospital solicitó el aborto para evitar la muerte de la joven, que ya tenía un hijo. “Sabiendo que el niño no va a vivir al nacer, creo que sería mejor que me lo hicieran por salvar mi vida. No tiene sentido continuar con mi embarazo, que no va a vivir… Yo quiero vivir”, pidió al entonces presidente de El Salvador, Mauricio Funes, del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que continúa gobernando el país centroamericano). El equipo médico, que apostaba por el aborto para salvar la vida, no quería realizar la intervención porque podían ir a prisión.

Ante la lentitud e inacción judicial, se lanzó una campaña mediática e internacional para salvar a Beatriz e incluso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió al Estado que actuara. 81 días tuvo esperar para que la interrumpieran el embarazo. En la calle, en los parlamentos, con miles de reuniones, con encuestas, con visitas, en los tribunales… La meta es una: despenalizar el aborto en El Salvador en cuatro causas. Los caminos para lograrlos son variados y muchos discurren fuera de las fronteras salvadoreñas.

Hace unos días, Morena Herrera, tal vez el rostro más reconocible en esta lucha, estuvo en las Juntas Generales de Bizkaia reclamando el apoyo de este órgano provincial legislativo para lograr un cambio normativo en su país: “El caso de Beatriz fue un parteaguas”, recuerda Herrera. Meses antes, una de sus compañeras en la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, Sara García, también visitó el País Vasco para denunciar la situación de su tierra, donde una mujer puede ir a prisión por sufrir un aborto espontáneo. 
Morena Herrera, activista feminista. / Amnistía Internacional
Morena Herrera, activista feminista. / Amnistía Internaciona

El aborto está penado en El Salvador desde 1997; anteriormente se permitía en determinadas causas. Alrededor de 150 mujeres han sido procesadas por aborto, según las cifras que maneja Morena Herrera, aunque reconoce que no son exactas y que arrancan en el año 2000. “Más de 35 mujeres han sido condenadas a más de 30 años de prisión por homicidio agravado. Hemos logrado sacar de la cárcel a 16. Ahora hay 23 en prisión; bueno, 24 porque ayer me comunicaron un nuevo caso”, cuenta la activista a este medio. Son cifras que señalan a El Salvador con un rojo aún más sangriento: aunque en otros países de la región también existe penalización (Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Haití y Surinam; en Chile se acaba de despenalizar en tres causales), la cárcel en éstos no es el destino habitual de las mujeres. 

De momento, existen dos propuestas legislativas en la Asamblea para cambiar la ley: la que fue presentada hace un año por la entonces presidenta de la Asamblea, Lorena Peña, con la firma de otros 12 diputados de su partido, el FMLN, pide la despenalización en cuatro causales. Y la presentada hace un mes por Johnny Wright, diputado del partido más contrario al cambio, ARENA (Alianza Republicana Nacionalista), que habla sólo de dos causas. 

“Esta iniciativa es muy importante porque viene de ARENA y necesitamos los votos de la derecha para cambiar la ley”, reconoce Herrera. El intento de movimiento legislativo esconde otras sorpresas: hace más de un año, otro miembro de ARENA solicitó que las penas por aborto, catalogadas como homicidio agravado, se eleven de los 30 años actuales a 50. Ninguna de las iniciativas ha llegado aún al Pleno para ser votadas. Y el tiempo, en este caso, es importante. 

Globos con mesaje de 'my body' y 'my rights' ('mi cuerpo' y 'mis derechos') durante las movilizaciones en defensa de la legalización del aborto en El Salvador. / Amnistía Internacional
Globos con mesaje de "my body" y "my rights" ("mi cuerpo" y "mis derechos") durante las movilizaciones en defensa de la legalización del aborto en El Salvador. / Amnistía Internacional
Batallas jurídicas
Las cuatro causales que están sobre la mesa recogen el caso de Beatriz: riesgo de vida o salud de la madre. Se suman el embarazo en caso de violación, tanto a mujeres como a niñas, y la inviabilidad de la vida extrauterina para el feto. Porque hablar de salud sexual y reproductiva de las mujeres salvadoreñas es hablar de niñas: el 30 por ciento de embarazadas en 2015 tenían entre 10 y 19 años, según los datos que manejan las oenegés.

Además de las acciones de incidencia política y lucha en los tribunales para evitar que más mujeres vayan a prisión y sacar de allí a las condenadas, Morena Herrera relata otras de sus líneas fundamentales de trabajo: “Explicar a los médicos la legislación que les asiste para mantenerse en el secreto profesional y no denunciar a las mujeres. Y, por otro lado, intentar que en el ámbito institucional haya mecanismos que hagan que las denuncias en los hospitales sean más responsables, porque la mayor parte provienen de los hospitales públicos”.  

Poco después de su intervención en la Comisión de Peticiones y Relaciones con la Ciudadanía, Herrera aclara que “hay una dinámica de clase y de injusticia social: no hay una sola demanda a una mujer de un hospital privado. Todas son de mujeres pobres que van a los hospitales públicos”, denuncia con rabia. Y añade: “Muchas llegan a los hospitales desangrándose y son esposadas a la camilla y acusadas de haberse provocado un aborto. En el proceso judicial se ve que no es aborto y se las condena por homicidio agravado”. 

La última ha sido Evelyn, que en julio fue condenada a 30 años de cárcel. Según recoge la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico Ético y Eugenésico, tuvo un parto extrahospitalario; incluso ella no sabía que no estaba embarazada porque menstruó regularmente. Los casos no cesan, Morena Herrera da nombres, recuerda conversaciones, relata anécdotas dolorosas casi todas.  

Fotografía de la manifestación en favor de legalizar el aborto en el Salvador. / Reuters
Fotografía de la manifestación en favor de legalizar el aborto en el Salvador. / Reuters
 El tiempo apremia. En 2018 hay elecciones y no está claro que la modificación del Código Penal pueda ser una baza electoral para los partidos políticos: “Nosotras estamos transmitiendo el mensaje de que favorecía a los políticos legislar a favor de los derechos de las mujeres, sin embargo, hay grupos que nos hacen campañas a nosotras y a algunos diputados con un claro chantaje electoral”, explica Herrera, activista y exguerrillera. 

Organismos tan dispares como el Congreso de Estados Unidos, el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), Amnistía Internacional o Ayuntamientos como el de San Sebastián o Vitoria han manifestado su crítica a la criminalización que viven las mujeres salvadoreñas y a la violación que sufren de sus derechos fundamentales. “Estamos internacionalizando la situación para lograr un cambio legislativo”, arrancó Herrera la semana pasada en la institución vizcaína, donde acudió acompañada por siete oenegés de cooperación internacional, entre ellas Mugarik Gabe y la Asamblea de Cooperación por la Paz, cuyos representantes también tomaron la palabra. También organizaciones nacionales como la Comisión de Bioética, algunos colectivos médicos y universitarios e incluso la ministra de Salud, Violeta Menjívar, están a favor del cambio legislativo del Código Penal. Las últimas encuestas realizadas entre la ciudadanía demuestran el apoyo a la despenalización del aborto.

Fuente: http://www.publico.es/sociedad/salvador-mujeres-salvadorenas-globalizan-lucha-legalizar-aborto.html

martes, 26 de septiembre de 2017

Verdolatría ucrónica.


La invasión de los ladrones de cuerpos

Si el reto utópico supremo consiste en "imaginar un nuevo paraíso y una nueva Tierra", podemos preguntarnos cómo serían las plantas que crecerían en esos mundos soñados. No son pocas las películas, en especial las de serie B, y las novelas que tienen como protagonistas a plantas de toda índole y condición (carnívoras, inteligentes, ambulantes, antropomorfas, vampíricas, etc.), que se pueden agrupar en cinco categorías fundamentales: a) plantas alienígenas, b) plantas mutantes, c) plantas extraterrestres, d) plantas en naves, transbordadores y estaciones espaciales y e) ciberjardines y plantas virtuales.
   En el apartado a) se encontrarían aquellos relatos y cómics en los que las plantas procedentes de otros planetas prosperan en la Tierra, a la que han llegado a bordo de platillos volantes, meteoritos, asteroides, cometas o literalmente caídas del cielo. Un ejemplo emblemático de este primer tipo es el clásico cinematográfico de Don Siegel La invasión de los ladrones de cuerpos, basado en un relato de Jack Finney que llevaba por título Los ladrones de cuerpos, y que ha sido objeto de sucesivos remakes. Salvando las diferencias y las particularidades, en todos los casos el argumento es similar: unas extrañas plantas provenientes del espacio producen unas vainas de enorme tamaño semejantes a judías o habas, solo que, en su interior, crecen cuerpos humanos. Estos resultan ser sosias o copias perfectas de los habitantes del pueblo de Santa Mira, a los que sigilosa y paulatinamente van suplantando. Esta historia se ha interpretado por parte de los críticos cinematográficos como una parábola de la deshumanización, la pérdida de identidad y el conformismo que aquejaba a la sociedad estadounidense.[...]
   En el segundo apartado de la clasificación aparecen las plantas mutantes, resultado de experimentos genéticos y accidentes nucleares. [...]
   Quizá una de las más insólitas, hilarantes y descerebradas producciones cinematográficas que se recuerdan sobre plantas mutantes sea El ataque de los tomates asesinos de John De Bello. Todo comienza cuando un grupo de tomates modificados genéticamente empieza a atacar a la población, en especial a aquellas personas que acostumbran a ingerir o manipular estos frutos. El gobierno estadounidense encarga a una unidad de élite que combata a esos "terroristas rojos"que están sembrando el pánico y el caos en las calles.[...]
   La tercera posición en esta particular taxonomía corresponde a la botánica sideral o extraterrestre. [...]
   Wells, uno de los indiscutibles padres de la ciencia ficción, especuló con la posibilidad de que las plantas en otros planetas fueran de colores diferentes al verde. Leemos en La guerra de los mundos: "el reino vegetal de Marte, en vez de tener al verde como color dominante, es de tinte rojo-sangre vívido". La clorofila es el pigmento que da a estos organismos su característico color y que, a su vez, permite la fotosíntesis . Mediante este proceso las plantas aprovechan los fotones azules y los fotones rojos de la luz solar a la par que reflejan los fotones verdes. Imaginémonos por un momento un planeta que orbitara alrededor de una estrella de un tamaño y con una composición atmosférica diferente a la nuestra. La energía luminosa necesaria para llevar a cabo la fotosíntesis que captarían las especies vegetales variaría a tal punto que estas presentarían colores diversos, como ha señalado Nancy Y Kiang en un artículo de Scientific American. Según esta científica, alrededor de estrellas más calientes y más azules que nuestro sol, las plantas tenderían a absorber el celeste y presentarían un color que podría ir del verde al rojo, pasando por el amarillo. Por el contrario, en la proximidad de estrellas más frías, como las enanas rojas,los planetas recibirían menos luz visible. Y, en consecuencia, las plantas tratarían de absorber tanta como les fuera posible, razón por la que probablemente, tendrían un aspecto negruzco.[...]
   En el apartado de plantas en naves, transbordadores y estaciones espaciales, cabe destacar la película Naves misteriosas de Douglas Trumbull. Esta fábula ecologista de inspiración hippy, aderezada por la música folk de Joan Baez y sus canciones reivindicativas, se desarrolla a comienzos del siglo XXI. Para entonces, la fauna y flora han desaparecido de la faz de la Tierra y el único resto de la antigua naturaleza sobrevive a bordo de la nave espacial Valley Forgue, que hace las veces de arca de Noé botánica mientras orbita alrededor de Saturno. Cuando el jefe de la expedición recibe la orden de destruir esa reserva de biodiversidad, se rebela contra sus jefes y, tras asesinar a sus tres compañeros, emprende una huida a la desesperada rumbo a lo desconocido. Con la ayuda del trío de androides que forma la tripulación, cuida de su jardín o, mejor sería llamarlo, invernadero galáctico hasta que, a  punto de darle caza las autoridades terrestres, decide inmolarse junto a su paraíso en un acto de idealismo demente.
   La última categoría la ocupan los ciberjardines. Estamos ante una manifestación nueva, característica de la era digital, que utiliza progrmas de realidad virutual y telepresencia para generar simulaciones electrónicas de un jardín. El objetivo ideal de estos dispositivos, al que nos vamos aproximando de día en día, sería crear en el usuario la ilusión tridimensional de un espacio ajardinado con el que poder interactuar. En un futuro no muy lejano será posible sumergirse en una realidad perceptiva continua, semejante a la avalancha de impresiones sensoriales que inundan nuestros sentidos cuando nos desplazamos por un parque real. En la medida en que podamos no solo deambular por esos incorpóreos paisajes, sino también disfrutar de una visión de 360º e incluso manipular el entorno, la experiencia del jardín dejará de estar asociada a un espacio físico concreto.
   Si bien la historia de los ciberjardines está toavía por escribir, las tecnologías abren un horizonte inabarcable e inquietante. Basta recordar el jardín virtual que se ha creado en el aeropuerto de Ámsterdam para ayudar a combatir el estrés de los pasajeros, o las aplicaciones ya existentes para smarphones y tablets que permiten diseñar, cuidar y regar jardines en las pantallas táctiles.[...]
Airport Park - A walk in the Park
Aeropuerto de Amsterdam
   Si partimos de la tesis aceptada por muchos estudiosos de que los filmes de ciencia ficción expresan nuestras ansiedades y miedos acerca del futuro, y las dudas que suscitan los avances de la ciencia y la tecnología, y su carácter ambivalente, a un mismo tiempo creador y destructivo, benéfico y amenazante, las extrañas criaturas vegetales que protagonizan algunas de esas cintas hablan de la problemática relación de hombre con la naturaleza. Algunas veces quieren plantear una relfexión sobre los problemas medioambientales, en otras ocasiones cuestionan el progreso y los límites de la investigación, y a menudo también pretenden advertirnos sobre los riesgos de la manipulación genética y el impacto de la actividad humana.
   El hecho es que las plantas ocupan un lugar de honor en el imaginario de la ciencia ficción. A veces se enfrentan a los protagonistas; otras les sirven de guías o son sus aliados; y en ocasiones también representan un oasis de felicidad. Y por más que, técnicamente, provengan del espacio exterior o de un laboratorio, en realidad brotan de las profundidades de la psique humana. Son, por así decirlo, una proyección del inconsciente y una fantasía poética. La imposible comunicación con esas criaturas verdes facilita, justamente, la transferencia de nuestros recónditos temores y angustias, convirtiéndolas a un mismo tiempo en el símbolo de lo que se pliega y escapa a nuestro dominio.
   El ancestro, si se puede calificar como tal, de esa vasta flora alienígena y mutante es la mítica mandrágora. A esta planta herbácea del grupo de las solanáceas, también conocida como manzana de Satán o del amor y hierba de Circe, de hojas verdes oscuras, flores blancas ligeramente teñidas de púrpura y frutos parecidos a pequeñas manzanas malolientes, que crece en el suelo boscoso y en las umbrías orillas de ríos y arroyos, la rodea una aura mágica. Esta reputación se debe a la supuesta forma humana de sus raíces más que a sus propiedades narcóticas, medicinales o a sus virtudes generativas o afrodisíacas.
   Según una leyenda medieval, los mejores ejemplares crecían justo debajo de los patíbulos, a partir del semen que, antes de expirar su último aliento, eyaculaban los ahorcados sobre la tierra. La persona que recolectaba la mandrágora debía tener la precaución de taparse los oídos para no enloquecer o, en el peor de los casos, morir con el grito que emitía su raíz cuando era desenterrada, tal y como se cuenta en Romeo y Julieta de William Shakespeare. Un procedimiento para arrcarla del suelo sin correr riesgos innecesarios fue propuesto por el historiador romano Flavio Josefo, quien recomienda atar el extremo de una cuerda al tallo y el otro a un perro negro convenientemente adiestrado para que, al acudir a la llamada de su amo, la desplantara de un tirón antes de expirar. Se cuenta que los nigromantes y los alquimistas las empleaban para crear homúnculos, esto es, seres artificiales que utilizaban como sirvientes. Podemos concluir diciendo que el cine y la literatura de ciencia ficción han reinventado el mito medieval de las mandrágoras, actualizando su contenido.





Jardinosofía
Una historia filosófica de los jardines
Santiago Beruete

El referéndum de independencia de los kurdos en 6 claves


 Este lunes 25 de septiembre de 2017, los kurdos de Irak votan por su independencia. Un día que puede ser histórico para el futuro de Oriente Medio.

1.- Pero, antes de nada, ¿quienes son los kurdos?
Los kurdos son seguramente el mayor grupo étnico del mundo sin un Estado. Con una población de alrededor de 35 millones de personas, los kurdos habitan en una región dividida por las fronteras de cuatro países:

“Kurdistán del Norte” (en Turquía), alrededor de 17 millones de personas.
“Kurdistán del Sur” (en Irak), alrededor de 7 millones de personas.
“Kurdistán del Este” (en Irán), alrededor de 10 millones de personas.
“Kurdistán del Oeste”, también conocido como “Rojava” (en Siria), alrededor de 3 millones de personas.

(A estas poblaciones habría que añadir todos aquellos que viven en la diáspora alrededor del mundo).



2.- Este referéndum se celebra en el Kurdistán de Irak. ¿Cuál es la situación actual de los kurdos en Irak?
Desde octubre de 1991, el Kurdistán iraquí es una región autónoma, (de hecho, la única región autónoma de Irak). Tiene su propio ejército (los llamados “peshmerga”), tiene su propio presupuesto (pues vende el petróleo que se extrae en la región), tiene su propio parlamento, y controla sus fronteras de manera independiente al gobierno de Bagdad.

Uno de los grandes problemas de los kurdos de Irak es que no siempre han estado unidos. Entre 1994 y 1996 hubo una guerra civil dentro de la Región Autónoma del Kurdistán entre el “Partido Democrático Kurdo” (dirigido por Masoud Barzani) y la “Unión Patriótica del Kurdistán” (dirigida por Jalal Talabani). Como resultado de aquella guerra, cada uno esos partidos políticos acabó controlando una mitad del kurdistán iraquí.


 El referéndum de independencia del Kurdistán fue impulsado al principio por el Partido Democrático del Kurdistán. Finalmente la Unión Patriótica del Kurdistán también se unió a la llamada al referéndum.

Aunque todos los grandes partidos kurdos quieren la independencia, algunos dudan de que este sea el mejor momento para plantear un referéndum y creen que se trata más bien de una jugada política de Masoud Barzani para mantenerse en el poder.

3.- ¿Por qué quieren los kurdos la independencia?
En primer lugar porque son seguramente una de las mayores minorías étnicas sin Estado y llevan más de un siglo peleando por su independencia.

Al final de la Primera Guerra Mundial, cuando Francia y Reino Unido dividieron el Imperio Otomano, a los kurdos se les prometió un Estado propio. Pero al final acabaron divididos entre las fronteras de 4 países, siendo minoría en todos ellos.

La historia del pueblo kurdo está repleta de persecuciones y genocidios. Entre 1986 y 1989, más de 100.000 kurdos murieron en los ataques con armas químicas del ejército de Saddam. (El llamado “Genocidio de Anfal”).

Cuando en 2014 ISIS conquistó Mosul y el ejército de Irak huyó, los kurdos formaron la primera línea de combate contra el grupo terrorista. Ahora consideran que ha llegado el momento de que el mundo reconozca su derecho de autodeterminación.

4.- ¿Por qué el gobierno de Bagdad se opone al referéndum?
El gobierno central de Irak considera “sagrada” la unión territorial del país y se apoya en la Constitución para declarar ilegal el referéndum. “Si hay que votar sobre el futuro de Irak, deberán hacerlo todos los iraquíes, no sólo los kurdos”, ha declarado reiteradamente Haider al-Abadi, el Primer Ministro de Irak.

5.- Los territorios en disputa
Los kurdos y Bagdad no sólo están enfrentados por la posible independencia. Tampoco se ponen de acuerdo en “qué territorios” constituyen el Kurdistán.

En el siguiente mapa en rojo podéis ver los territorios que Bagdad considera oficialmente “región del Kurdistán”. En naranja los territorios que los kurdos también consideran suyos.


 El principal problema se encuentra en los alrededores de Kirkuk, pues es una región muy rica en petróleo.

La mayoría de los territorios en disputa están en control de las fuerzas kurdas. El referéndum se celebrará también en esas zonas, pero los resultados se publicarán por separado.

6.- Olvido internacional de los kurdos
Todos los países potentes en esta zona del mundo se oponen al referéndum kurdo. Irán y Turquía por miedo a que sus minorías kurdas reclamen también su independencia. EEUU y la UE porque creen que la independencia puede desestabilizar Irak.

Nos acordamos de los kurdos cuando los necesitamos para luchar contra ISIS. Ahora vuelven a estar olvidados.


Fuente:http://www.principiamarsupia.com/2017/09/25/el-referendum-de-independencia-de-los-kurdos-en-6-claves/

lunes, 25 de septiembre de 2017

El otoño se acerca

Gustav Klimt 1903

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.


Ángel González

"No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos, pero es una en la que posiblemente perdamos todos"

"Lo que hay que hacer es plantearse objetivos de lucha racionales en los que puedas movilizar a la gente y con los que puedas aspirar a ganar cosas, que bastantes cosas hay que ganar todavía", dice el historiador Josep Fontana
"Me es difícil no meter al PP en el rango de los malos. Pero, del otro lado, no pondría a todo el mundo entre los buenos"

El historiador Josep Fontana. / Enric Català
El historiador Josep Fontana. ENRIC CATALÀ
 Josep Fontana (Barcelona, 1931) es uno de los historiadores de referencia en España, autor, entre otros, del libro Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945, y profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra. Su relación con los libros, y su lectura, comenzó en su infancia: su padre tenía una librería de viejo. Su último libro es El siglo de la revolución. Una historia del mundo desde 1914. La entrevista se realiza por teléfono, un aparato que detesta, y más para conversar sobre política, historia y Cataluña.

¿Qué pasará a partir del 2 de octubre si tenemos en cuenta la historia de España?
 Lo peor que puede pasar es que algo que empezó mal acabe peor, pero si quieres decir en términos de la situación política, nada de nada. Si hay algo que me parece escandaloso en lo que está sucediendo es que el PP esté agitando la opinión pública española diciéndoles que la celebración de una consulta implica después la secesión de Cataluña cuando sabe que esta secesión es imposible. Es imposible porque implicaría que el gobierno de la Generalitat tendría que pedir al Gobierno de Madrid que tuviera la amabilidad de retirar de Cataluña al Ejército, la Guardia Civil y la Policía Nacional, y renunciar pacíficamente a un territorio que le proporciona el 20% del PIB. Es un escenario imposible. Pensar que esto puede suceder es una estupidez. Entonces, ¿a qué viene crear un clima próximo a la guerra civil con esta excusa?

¿Se puede decir que los países que han logrado la independencia lo consiguieron a través de una negociación checos y eslovacos–, la guerra o aprovechándose del hundimiento de un imperio como el soviético?
Chequia y Eslovaquia fueron un caso excepcional. A los checos les estorbaban los eslovacos. Se pusieron de acuerdo en liquidar una unión que era bastante ficticia. El hundimiento soviético se aplica en los casos de las tres repúblicas bálticas y de Ucrania. El asunto de la guerra es más complejo. El único caso real de independencias en lo que llamamos Europa central y occidental es el de Yugoslavia. Allí hubo un pretexto legal. Se dijo que aquello no era una nación sino una federación, por tanto, la cosa era distinta. A Alemania le interesaba la independencia de Eslovenia, que era su satélite económico. No esperó siquiera a ponerse de acuerdo con la UE para forzar las independencias de Eslovenia y Croacia. El asunto se resolvió con los bombardeos de la OTAN. Es decir, las independencias de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo se alcanzaron con los bombardeos de la OTAN. No me parece que sea un precedente útil para aplicar en ningún otro caso.

Hay otro precedente, el de Montenegro. Su referéndum de independencia lo organizó la UE, en concreto, Javier Solana. Impuso dos condiciones: una participación por encima del 50% y un "sí" superior al 55%. Tuvieron ochenta y tantos por ciento y el 55,9%.
Era un caso que se presentaba en una situación como la de Serbia, prácticamente desintegrada y con muchos problemas externos e internos. Por lo que representa Montenegro respecto a Serbia no se puede comparar con los que representa Cataluña respecto al Estado español.

¿Sirven los casos de Escocia y Québec: referendos pactados con unas condiciones claras?
Sí, pero como en ninguno de los dos casos se ha llegado a tener que plantearse el problema de una separación, es difícil saber cómo se habría negociado. El nuestro es distinto: pensar que va a haber en Madrid un gobierno dispuesto a plantearse una negociación de separación respecto de Cataluña es una idea fantasmagórica.

Podemos estar así otros diez años, en conflicto permanente.
Pues sí. Es un conflicto que…, vamos a utilizar el tipo de conceptos que utiliza Rajoy, lleva 500 años y que ha empeorado seriamente. Es un conflicto que podía haber encontrado un camino mejor, pero hay que recordar que el ascenso del soberanismo empezó en 2010 con la salvaje destrucción de un Estatuto que había sido aprobado por el Parlamento catalán. Supongo que el PP se lo cargó para obtener votos, que debe ser el motivo por el que ahora impulsa este clima de confrontación. Aparte de para conseguir votos, que le son bastante necesarios, le sirve también para que se olviden de los problemas de la corrupción.

El soberanismo ha conseguido en estos años dos cosas importantes: que la posibilidad de una Cataluña independiente esté constantemente en los medios de comunicación, es algo que se ve como una opción al plazo que sea, corto, largo o muy largo, y que cada vez hay más gente que acepta que la única solución es un referéndum pactado.
Lo que se estaba planteando para el 1 de octubre, y que muchos defendemos teniendo en cuenta que una secesión en los términos actuales es imposible, era una consulta que como mínimo permitiera a la gente expresar su opinión. Expresar sus quejas sobre muchos años de mal gobierno. Buena parte de todo esto nació por la ofensa del Estatut y como rechazo de las políticas aplicadas para la salida de la crisis. Había un malestar profundo, un sentimiento de maltrato especial. Había motivos que justificaban que se dejase por lo menos expresar esta opinión.

Hay que recordar que cuando se hizo una votación el 9-N no pasó nada, que es lo mismo que podía haber sucedido si eso se hubiese encauzado de manera civilizada, si se hubiese considerado como un punto de partida para empezar a encontrar vías de negociación para solucionar el descontento. Pero no hay ninguna intención de esto. En el fondo, al PP le interesa la confrontación. Está presentando esto ante la opinión española como una agresión que les afecta a todos, que puede afectar a sus pensiones, a sus subsidios. Todo eso siempre le ha sido rentable. Tengo pocas esperanzas de arreglo a corto o a medio plazo.

Ortega y Gasset decía que el problema catalán es irresoluble, pero también parece que lo es el problema español: encontrar un encaje que satisfaga a todos.
No sé si se puede encontrar un encaje de Estado que satisfaga a todos, entre otras cosas porque eso implicaría también el encaje de una sociedad. Una de las cosas que me sorprendió es ver que entre los más entusiasmados con un proceso secesionista figurara gente que he conocido, jóvenes de 20 a 30 años con una muy buena carrera universitaria, con másteres, etc., que a todo lo que pueden aspirar es a un trabajo poco más que de becarios y con sueldos miserables. Esos jóvenes han llegado a creer que un cambio, cualquier cambio, no puede ser a peor. Por eso hay también un elemento de encaje social. No diría que el tipo de política que aplica el PP sea como para conseguir entusiasmos de una parte importante de la sociedad española. Creo que hay muchos problemas en los que tendría que pensar, porque le afectan. Pero crear un objetivo de lucha como este le resulta rentable para las próximas elecciones.

El Estado español, sobre todo en el siglo XX, ha confundido ser fuerte con ser autoritario, que no es lo mismo, ¿no?
Para ser fuerte necesitas consenso, necesitas una política que te de consenso. Cuando se ha intentado aplicar en España una política que implique consenso han venido las reacciones para evitarlo. Tenemos una dramática historia, que es la historia de la Segunda República, que anda todavía tirada por los suelos, denigrada para justificar lo que se hizo y para volver a marcar el reloj hacia atrás.
Me asombra que los partidos piensen poco en estos momentos con serios problemas globales. Hay un empobrecimiento y debilitamiento de una gran parte de España que debería empezar a alarmarnos. Amigos míos que viven en Galicia me explican que muchos pueblos se mantienen con viejos que viven de las pensiones y de lo que cultivan en el huerto. Hace poco otro amigo, que volvía de Salamanca, estaba asombrado de cómo esta cerrando el comercio en el centro alrededor de la plaza Mayor. Salamanca está perdiendo población. Hay un problema que afecta a Galicia, a buena parte de Castilla y León y a Extremadura, que es un problema de debilidad y de empobrecimiento que no parece preocupar a nadie.

El historiador Josep Fontana. / Enric Català
Josep Fontana Enric Català
 ¿Se puede decir que estamos ante un conflicto de legitimidades en el que las instituciones del Estado no tienen el prestigio necesario, como el Tribunal Constitucional?
El Tribunal Constitucional se crea de una manera para que su composición esté determinada por las cúpulas de los partidos dominantes, fuera de la capacidad de actuación de la opinión pública. Este país ha tenido, por lo menos desde el 23-F, un gobierno turnante de dos partidos que se han puesto de acuerdo siempre que ha convenido y para lo que ha convenido. Hemos visto de qué forma han ido evolucionando los viejos líderes, del Felipe González revolucionario a lo que acabó siendo. Aquí hay un problema que muchos no quieren reconocer, que la forma con la que se estableció el pacto en la Transición no daba muchas garantías. Todos creímos que aquello era un comienzo y que a partir de allí las cosas se irían adecuando a la realidad, pero no parece que haya sido así.

Cataluña también tiene problemas que han provocado el empobrecimiento democrático de sus instituciones. Y tiene un problema grave de corrupción, igual que el resto de España.
Y tanto.

Es decir que la ilusión de pensar que ‘si nos independizamos, todo será maravilloso’ no tiene una base de realidad, parte de una situación igual de contaminada.
Pero están los que piensan en la posibilidad de una independencia inmediata y los políticos que se apuntaron para ganar votos. Hay gente que ha acabado asumiendo que ese es su papel histórico, y que si tienen que sacrificarse se sacrificarán. Hay otros que no, otros que se lo plantean seriamente. Y está la gente de la CUP: un partido revolucionario que está haciendo un papel extraño que no les corresponde dentro de una política parlamentaria. Son gente joven que en su actuación en los municipios ha sido muy limpia. Su hora es para el momento en el que haya una situación revolucionaria que permita crear una sociedad diferente. Luego están una parte de esos desesperados que han llegado a creer que con la independencia se podían resolver las cosas.

Tengo experiencias espectaculares, como la de un viejo dirigente corrupto que se acercó un día en el que había dado una conferencia sobre los problemas de la sanidad pública y mostrado mi sorpresa de que los políticos no se preocupasen por estas cosas. Se acercó y me dijo sonriente: "Con la independencia se solucionará todo". Pienso que creía que eso incluía también sus problemas personales.

No vamos a hacer una historia de buenos y malos. En todo caso, me es difícil no meter al PP en el rango de los malos. Pero, del otro lado, no pondría a todo el mundo entre los buenos. Hay gente que ha llegado a adquirir una fe. Un día conversaba con un periodista, le decía lo mismo que te he dicho, que no podías ser independiente si tenías dentro el Ejército, la Guardia Civil y la Policía Nacional, y pregunté, ¿qué pasará? Él respondió: "Intervendrá Europa". Es la fe en un milagro que pueda resolverlo. No es una situación fácil. No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos, pero es una batalla en la que posiblemente perdamos todos.

Además de los problemas de España, la falta de una estructura sólida del Estado, la pérdida de los restos del imperio en 1898, y lo mucho que afectó a Cataluña y a su industria, estamos viendo la pérdida del prestigio de las élites tradicionales políticas y económicas.
Ha sucedido a escala europea y, diría, mundial. Es lo que explica la elección de [Donald] Trump frente al viejo aparato del Partido Demócrata. Es algo que se está produciendo en muchos lugares. Eso que cuando empezó a producirse se llamó el populismo, que es donde se mete todo lo que estorba. Tony Blair, que sabe bien de qué habla, dijo que se estaba perdiendo un sistema que funcionaba gracias al prestigio de unas élites que se intercambiaban en el poder, derecha e izquierda, y que podían mantener esta sociedad unida, pero que estas élites estaban perdiendo su prestigio y a saber lo que saldría de aquí. No hay que ver más que la situación de Gran Bretaña o lo que ha pasado en Francia con el Partido Socialista. Aquí todavía no, aquí hay un inmovilismo difícil de interpretar. Permite mantener el sistema de bipartidismo turnante, que parece que va a aguantar un tiempo, hasta que la gente no pueda resistir más.

El historiador Josep Fontana. / Enric Català
Josep Fontana. Enric Català
 Parece que hay más táctica cortoplacista que estrategia. Si hubiera estrategia no se atacaría tanto a Podemos y Ada Colau. Representan un puente, dividen al independentismo exprés.
Y eso es lo que les preocupa. En el caso de Colau y de la gente que va con ella están jugando lo más sensatamente que pueden. Cuando se presentó a las elecciones municipales, que parecía una insensatez, fui de los que les apoyó porque eran lo más limpio que había. Son gente que quiere, como quiere la mayoría, que se deje opinar a la gente, que creen que no es sano que te impidan expresar tu opinión poniéndote un policía delante, pero que por otro lado saben que no tiene sentido jugársela más allá en una opción que no puede producir más.

Lo que hay que hacer no es resignarse, lo que hay que hacer es plantearse objetivos de lucha racionales en los que puedas movilizar a la gente y con los que puedas aspirar a ganar cosas, que bastantes cosas hay que ganar todavía. Me parece que su actitud es sensata. Es evidente que en la medida que amenazan al sistema establecido, causan molestias y les quieran dejar al margen.

En el fondo es una lucha de élites, ¿no? La élite, digamos, española que nace del siglo XIX y del franquismo, que es la élite económica que maneja política y todo esto.
Pues sí.

Que no quiere repartir ese poder centralizado con las élites de la periferia.
No solamente se trata de las élites de la periferia, porque las de la periferia están metidas en el tinglado contra todos. Si hay alguien aquí al que no le interesa esto del secesionismo son las grandes instituciones financieras como La Caixa y el Banco Sabadell. Al fin y al cabo, se dice que Ciudadanos fue una invención, por lo menos que la idea la tuvo el presidente del Banco Sabadell. Y en todo caso, el señor [Albert] Rivera no deja de ser un funcionario en excedencia de La Caixa. Por lo que se refiere a las élites, ya les va bien lo que hay. Serían otros sectores, tal vez el empresariado, pero es una cuestión que habría que analizar con cuidado.

El único que se ha ganado dinero fuera de la élite dominante, cuya riqueza en muchos casos procede del franquismo, es Amancio Ortega.
Sí, el caso de Amancio Ortega es especial. Supongo que se debe a que gran parte del dinero lo ha hecho fuera. Pero también hay otros que se han ido al garete. Buena parte de lo que era la gran industria vasca se fue a pique, casos como el de Abengoa en Andalucía. Es este sistema nuestro el que sacrificó los recursos que debían haberse destinado a los servicios sociales. Los sacrificó para el rescate de la banca, que consideró más importante. Hay una cosa escandalosa, que se puede observar con facilidad: hasta qué punto se han ido reduciendo los impuestos de las grandes empresas y las grandes fortunas, de qué forma los grandes negocios escapan a las obligaciones que son las que permiten que el Estado pueda proporcionar servicios. Es una cuestión que implicaría examinar la responsabilidad del aparato político, la de los viejos dirigentes de la izquierda como Felipe González que están perfectamente integrados en este negocio.

Las últimas veces que las élites mundiales perdieron el control, en 1910 y en 1930, tuvimos una guerra mundial. Hace unos días el jefe de la OTAN dijo que vivíamos en el momento más peligroso de los últimos 20 años. ¿Estamos tan mal?
Es una situación difícil porque depende de muchos factores. Depende de quién manda en Washington. Hubo un momento en el que Trump y su equipo, incluyendo a ese loco peligroso llamado Steve Bannon, parecían fijar las reglas, pero muy pronto aparecieron los militares y empezaron a tomar el control. Entre las cosas importantes está saber quién va a tomar las decisiones básicas de la relación con Rusia, de la relación con China y, sobre todo, lo que se debe hacer o no hacer en el Oriente Próximo.

Hay un enigma del que no sabemos lo suficiente: cuál es el peso de lo que pudiéramos llamar el poder político de Trump y su gente, que parece más bien débil, y cuál es el poder efectivo de los militares, que parece que sigue siendo mucho. Espero que se lo piensen mucho antes de llegar a una situación catastrófica, porque esta vez sería terrible. Por otra parte, las élites no tienen nada de qué quejarse en EEUU. Tampoco las élites económicas en Europa.

Lo que le interesa a la Alemania de la señora [Angela] Merkel es que los bancos alemanes sigan cobrando los intereses de los préstamos concedidos al sur de Europa, aunque sea desangrando a Grecia. No veo un motivo para crear inestabilidad. Digamos que el negocio de momento no les va mal. Hay amenazas, existe el problema de que vivimos en una economía sobrecargada de deudas, pero eso, en todo caso, puede provocar otro 2008. Es otra cuestión que nos lleva lejos de donde empezamos.

¿Se puede comparar lo que se está viviendo en Cataluña con el Brexit, donde hubo muchas emociones en juego además de muchas mentiras por ambos lados?
Hay cosas que son verdad. Hay que recordar que el dirigente que convocó el Brexit esperaba que no saliera. La prueba es que [David] Cameron dimitió después. El Brexit fue un voto contra las élites gobernantes, un voto basado en la falta de confianza en el Gobierno de Londres. Votaron campesinos, gentes de todos los rincones rurales, del mismo modo que en EEUU votaron por Trump. Personas que se sentían abandonadas, que habían dejado de creer en sus gobernantes y por eso votaron contra ellos. El caso de aquí es más complicado. ¿Hay mentiras en todos los lados? Evidentemente que las hay, faltaría más.

El historiador Josep Fontana. / Enric Català
Josep Fontana. Enric Català
 Entre los elementos que mencionó por los que no puede haber independencia a corto plazo, hay otro fundamental: falta apoyo internacional. ¿Sería más fácil si tuviera detrás a EEUU, Francia, el Reino Unido, Alemania?
Es lo que decía, en el caso de Yugoslavia primero fueron los intereses de Alemania, y después, los aviones de la OTAN los que, bombardeando Belgrado, acabaron forzando que aceptasen las reglas del juego que había fijado Bill Clinton. En el caso de aquí, no lo hay aquí, más bien al contrario. No hay más que ver una cuestión importante que abona el sentido que lo que digo. Las grandes empresas no se han sentido afectadas por lo que está sucediendo, no creen que vaya a haber un cambio radical. A [Luis] de Guindos se le escapó el otro día que la inversión se mantenía sin ningún problema. No existe esta presión, no existe esa esperanza que tenían o tienen unos cuantos de que si hubiera un voto favorable espectacular, Europa intervendría.

Miquel Buch, presidente de los municipios catalanes, reaccionó ante la afirmación de que en caso de independencia Cataluña saldría de la UE, con esta frase: "Ellos se lo pierden".
Eso lo puede decir la CUP. Para ellos, es coherente porque su programa dice: independencia y socialismo. Les importa un cuerno la UE, pero eso es otra cuestión. Para que se vea hasta qué punto las cosas son…, uno de los últimos planteamientos de [Carles] Puigdemont es que después del referéndum habría que negociar con España, pero no con Rajoy. ¿Qué hay detrás de esto, la idea de que el referéndum va a producir un cataclismo y va a cambiar el Gobierno español? Bueno, es seguir esperando esta especie de milagro que va a resolver lo que no tiene resolución.

¿Cómo se lo tomará la gente que cree que el día 2 va a haber una independencia automática cuando se dé cuenta de que no es así?
Hace mucho tiempo que sostengo, en los medios en los que he podido sostenerlo, que si me preocupaba esto era porque podría producir una decepción cuando lo que había que haber hecho era seguir luchando pero luchando por objetivos que fueran alcanzables.

No sé lo que va a pasar. Lo peor puede ser que el daño más grande no lo haga la decepción de la gente, sino hay que saber qué es lo que va a acabar haciendo el señor Rajoy, que parece empeñado en hacer todo lo posible para seguir irritando al personal. Puede pasar cualquier cosa.

Lo peor que puede pasar es que haya un muerto. Eso deja una herida que no se cura. La incompetencia o no sé si la voluntad deliberada de llevar las cosas a una situación tensa es tan grande que lo que me temo no es lo que pueda hacer la gente del procés, vamos a ver, aquí la gente que parece más empeñada, como la gente de la CUP, no tienen armas escondidas ni van a tirar bombas; lo que tengo miedo es lo que puede hacer el señor Rajoy.

¿Cuáles serían los objetivos factibles a corto y medio plazo en los que habría que centrarse?
Creo que hay que luchar por recuperar elementos de autogobierno, más que de autogobierno le diría que de autoadministración. Muchas de las inversiones previstas que salen de los presupuestos no se han acabado de hacer, o son gestionadas por entes como Adif o Aena, que son nefastos en la forma en que actúan. Hay que empezar ganando espacios de autoadministración, en espacios de autogobierno, y en eso sí que hay una batalla en la que se puede ir paso a paso tratando de conseguir cosas.

¿Es optimista a partir del día 2?
Es difícil ser optimista; y sobre el día 2, nada optimista. Mi esperanza es que después de cada garrotazo la gente acaba recobrando el sentido común. Tengo una gran esperanza en eso que si quiere podemos llamar de manera retórica "el pueblo catalán", pero que voy a llamar la gente. Los que han ido a una manifestación contra la guerra de Irak o contra el Tribunal Constitucional son la gente de mi barrio. Tengo una gran esperanza en la capacidad de la gente para recuperarse y volver a ponerse en pie.


domingo, 24 de septiembre de 2017

Más de 100.000 personas apoyan la marcha de Mélenchon en contra de la reforma laboral de Macron

Organizada por la Francia Insumisa, esta manifestación consolida a Jean-Luc Mélenchon como el principal opositor a las políticas neoliberales del Gobierno francés.

Miles de manifestantes escuchan el discurso de Jean-Luc Mélenchon, en la manifestación contra las reformas laborales del Gobierno de Emmanuel Macron. EFE / EPA / YOAN VALAT
Miles de manifestantes escuchan el discurso de Jean-Luc Mélenchon en la manifestación contra las reformas laborales de Gobierno de Emmanuel Macron, esta tarde, en la Plaza de la República de París. EFE / EPA / YOAN VALA
 Una marcha en contra del “golpe de estado social”. Bajo este lema, la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon (republicano y social-ecologista) ha hecho una demostración de fuerza en contra de la reforma laboral aprobada el viernes pasado. Entre 150.000 (según los organizadores) y 30.000 personas (según la policía) se han manifestado este sábado por la tarde en París en contra de las políticas de austeridad del presidente francés, Emmanuel Macron. Es la manifestación más numerosa de las celebradas hasta ahora en la capital francesa en contra de la reforma laboral.

Tras las movilizaciones sindicales del 12 y 21 de septiembre, un movimiento político, la Francia Insumisa, se encargó esta vez de impulsar la protesta. Su asistencia notable cumple con las expectativas y resulta superior a las 120.000 personas que participaron en la marcha del 18 de marzo, que dio el pistoletazo de salida a la campaña de Mélenchon para las presidenciales, en las que obtuvo el 19% de los votos. Con la manifestación de este sábado, la Francia Insumisa se consolida como la principal fuerza de oposición a Macron.

"Esta marcha es un signo de una potencia extraordinaria enviado al país y a los asalariados”, ha proclamado Mélenchon desde la Plaza de la República. Según ha declarado el líder de la Francia Insumisa, “nos dirigiremos a las organizaciones sindicales para que lideren el combate”. Este antiguo militante socialista ha anunciado, asimismo, la organización el sábado que viene de una nueva manifestación.
El líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, en el discurso ofrecido al final de una manifestación contra las reformas laborales del Gobierno en París. REUTERS / Philippe Wojazer
El líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, en el discurso ofrecido al final de una manifestación contra las reformas laborales del Gobierno en París. REUTERS / Philippe Wojazer
 Divididos y menos movilizados que en la primavera del año pasado, los sindicatos no han conseguido impulsar la movilización en contra de la reforma laboral de Macron, a pesar de que esta medida facilita los despidos y amenaza con precarizar el mercado laboral francés.
“Quiero que mis hijos tengan la posibilidad de encontrar un puesto de trabajo que no sea precario”, asegura desde la cabecera de la manifestación Sabrina Roux, 38 años, en el paro. Según esta antigua votante socialista y de los verdes, “la Francia Insumisa es el único partido al que se le escucha y que se opone a las políticas del Gobierno”. Como ella, el 45% de los franceses, según un sondeo de Ifop, consideran que Mélenchon es el principal opositor a Macron.

¿Cómo ha conseguido la Francia Insumisa liderar la oposición?

“La Francia Insumisa se ha erigido en la principal fuerza de oposición gracias a sus acciones realizadas en la Asamblea Nacional durante los últimos meses”, explica el analista político Thomas Guénolé, que ha adherido recientemente este movimiento. Según este experto de las izquierdas altermundialistas, el grupo parlamentario de la izquierda insumisa, que cuenta con sólo 17 diputados, ha sabido “realizar acciones espectaculares que han tenido un gran eco mediático”. Por ejemplo, el hecho de asistir a la primera sesión de la Asamblea Nacional sin corbata, como es tradición, o traer una bolsa de la compra con productos cuyo coste era de cinco euros y así protestar en contra de la bajada de cinco euros mensuales de las ayudas al alquiler.

“El grupo de la Francia Insumisa es el más coherente de la oposición”, defiende el politólogo Fabien Escalona. Este especialista de la socialdemocracia europea recuerda la situación crítica en la que se encuentran las fuerzas tradicionales del bipartidismo francés: la derecha republicana y el Partido Socialista. “Los socialistas dicen que están en contra de la reforma laboral, pero la mayoría de sus diputados votaron a favor o se abstuvieron durante la sesión de investidura”, añade. Tras haber anunciado este martes la venta de su sede histórica de la calle Solférino de París, el socialismo francés está inmerso en un longevo proceso de refundación que concluirá con la celebración de un congreso nacional en febrero del año que viene.

Una manifestante pone un cartel que reza 'Mamá, Macron no quiere que estudie. Revolución urgente', esta tarde, en la marcha convocada por la Francia Insumisa de Mélenchon contra la reforma laboral del Gobierno francés. REUTERS/Philippe Wojazer
Una manifestante porta un cartel que reza "Mamá, Macron no quiere que estudie. Revolución urgente", esta tarde, en París, en la marcha convocada por la Francia Insumisa de Mélenchon contra la reforma laboral del Gobierno francés. REUTERS/Philippe Wojaze
 Además, la emergencia de la Francia Insumisa se beneficia de la resaca electoral que todavía arrastra el Frente Nacional, tras su derrota en la segunda vuelta de las presidenciales, el 7 de mayo. Fuertemente dividido entre sus facciones xenófobas y las euroescépticas, la formación de Marine Le Pen (ultraderecha) recibió un duro golpe este jueves con la dimisión del vicepresidente del partido, Florian Philippot.

Considerado como el responsable de la estrategia de “desdiabolización”, Philippot había tenido la astucia de apropiarse de una parte del argumentario de la izquierda y así seducir las clases trabajadoras. “La marcha de Philippot es una excelente noticia para la Francia Insumisa”, afirma Guénolé, quien recuerda que “uno de cada tres votantes del FN tienen una buena imagen de Mélenchon”. 

Un manifestante tiene una bandera francesa y un logo de la Francia Insumisa que dice: 'Resistencia'. REUTERS / Philippe Wojazer
Un manifestante tiene una bandera francesa y un logo de la Francia Insumisa que dice: "Resistencia". REUTERS / Philippe Wojazer
El riesgo de la división de la izquierda francesa.
“Macron hubiera preferido que su principal opositor fuera el Frente Nacional, ya que se trata de un proyecto deslegitimado”, explica Escalona. A diferencia de la extrema derecha, la Francia Insumisa tiene la capacidad de tejer alianzas con los movimientos sociales y los sindicatos. “Mientras que los votantes de Macron pertenecen a un bloque social uniforme —las clases medias y altas—, el electorado de Mélenchon incluye todas las categorías populares: los jóvenes, los obreros y las clases medias que tienen miedo a perder su estatus”, asegura Guénolé.

No obstante, la división de la izquierda francesa supone un obstáculo para la consolidación de la Francia Insumisa. Durante la Fête de l’Humanité —la popular fiesta del Partido Comunista Francés (PCF), que tuvo lugar del 15 al 17 de septiembre—, volvieron a reflejarse las tensas relaciones entre los dirigentes comunistas y los insumisos. “Cambiar el mundo no sólo puede pasar por vincularse a un proyecto, una idea y todavía menos a una persona. Hace falta construir puentes entre todas aquellas y aquellos que quieran actuar a favor del progreso humano y social”, declaró entonces Pierre Laurent, el secretario general del PCF. Unas declaraciones que representaron un dardo en contra de la voluntad de Mélenchon de liderar a través de su movimiento la oposición a Macron.

“La Francia Insumisa no necesita al PCF, debe crecer electoralmente ella sola”, defiende Guénolé. Para consolidar su movimiento, Mélenchon defiende que este se erija en una especie de “contrasociedad”, que construya una alternativa social antes de llegar a las instituciones. Sus tareas consistirán en que los grupos locales impulsen redes de solidaridad y en la creación de un nuevo medio audiovisual de masas en Internet que represente una alternativa al pensamiento único.
La Francia Insumisa debía celebrar su congreso nacional en octubre para asentar las bases del movimiento. Pero este fue aplazado hasta principios de 2018, ya que sus dirigentes querían priorizar la lucha en contra de la reforma laboral. Contra las políticas de austeridad de Macron, la Francia Insumisa se ha erigido en su principal alternativa.

Los manifestantes marchan durante una manifestación del partido 'France Insoumise' contra las reformas laborales del gobierno en París, Francia. REUTERS / Philippe Wojazer
Los manifestantes marchan durante una manifestación del partido "France Insoumise" contra las reformas laborales del gobierno en París, Francia. REUTERS / Philippe Wojazer


 Fuente: http://www.publico.es/internacional/pulso-social-francia-100000-personas-apoyan-marcha-melenchon-reforma-laboral-macron.html

No temas al robot robatrabajos: 3 síntomas de que ya está pasando algo mucho peor

La automatización hará prescindibles muchos empleos, dicen. Pero el problema quizá no se encuentre ahí, sino en qué estamos dispuestos a hacer para conservar nuestro puesto

Foto: Los replicantes duraban cuatro años y no tenían lazos personales: eran el empleado perfecto.
Los replicantes duraban cuatro años y no tenían lazos personales: eran el empleado perfecto.
 Voy a empezar como un viejo columnista. Estaba cortándome el pelo el otro día en mi barbería de confianza cuando comencé a explicarle a la peluquera por qué prefiero ir a un establecimiento de barrio que a una de esas cadenas que cada vez abundan más en las grandes ciudades. Ella había comenzado su carrera, como tantos otros, en una de estas franquicias, y tenía mejores motivos que yo para detestarlas. Yo, como mucho, me había llevado algún trasquilón; ella había tenido que enfrentarse a algunas de las peores dinámicas laborales que uno puede imaginar, pero que son cada vez más comunes.

Eso se traduce en un sueldo base bajísimo y un montón de complementos que dependen del número –sí, del número– de cortes que los peluqueros sean capaces de hacer durante su jornada. En definitiva, da igual que el usuario de estas cadenas de 'fast food' capilar quede más o menos contento, lo importante es la velocidad. Dado que el número de clientes potenciales es limitado y cada uno supone un significativo ingreso adicional, uno puede imaginarse la dinámica de zancadillas al compañero y arribismo que terminan poniéndose en juego en este contexto de inexperiencia, precariedad y jornadas larguísimas. Como explicaba la peluquera, es difícil decir que no a dicha dinámica cuando estás dentro; tan solo cuando consigues salir de ello te das cuenta de hasta qué punto has renunciado a tus principios por un puñado de euros.

 Ante escenas como esta, es difícil no compartir el sentimiento de Rick Deckard al final de 'Blade Runner' al sospechar que era un replicante: ¿y, si en realidad, los robots que nos van a robar los trabajos somos nosotros? Los sistemas de automatización tan solo resultan rentables si son más baratos y eficaces que la mano de obra humana que sustituyen. Por lo tanto, si devaluamos la calidad del empleo hasta el punto de que la robotización sea la más barata de las posibilidades, no deberemos temer por perder nuestro puesto. El truco para no ser sustituidos es ser más baratos, obedientes y cansarnos o averiarnos menos que un androide.

Ya lo explicó Norbert Weiner, el padre de la cibernética, en 'El uso humano de los seres humanos': “Recordemos que la máquina automática es justo el equivalente económico del trabajo con esclavos. Cualquier forma de trabajo que compita con él deberá aceptar las consecuencias económicas del trabajo de esclavos”. La lógica es palmaria y terrible, pero real. Tan solo convirtiéndose en un robot (o algo aún menos humano), el hombre puede competir con ellos. Lo sabía bien el sociólogo Sidney Willhelm cuando retrató en 'Who Needs the Negro?' cómo la revolución tecnológica en las industrias manufactureras de ciudades como Chicago o Detroit provocó que “el negro haya pasado de un estado histórico de opresión a uno de inutilidad”. Rendirse a condiciones cada vez peores es la manera de evitar quedar obsoleto, aun a riesgo de ser víctima de esa opresión.

La jornada laboral de 90 horas
Localizo en Twitter una sorprendente oferta de trabajo retuiteada por un amigo que vive en Londres. Se trata de Deep Learning, una de esas empresas punteras de inteligencia artificial que prometen cambiarlo todo “igual que la electricidad lo hizo hace 100 años”. Lo llamativo, no obstante, no es su carácter disruptivo, sino el mensaje que aparece bajo la etiqueta de “una fuerte ética de trabajo”: “No es raro ver a los miembros del equipo en la oficina tarde por la noche; muchos de nosotros trabajan habitualmente entre 70 y 90 horas a la semana”. Una ética muy decimonónica, teniendo en cuenta que la reivindicación de una jornada de ocho horas diarias de Robert Owen tiene ya más de dos siglos.

Más llamativo resulta que sea uno de esos sectores de alta cualificación y, en concreto, una labor que supuestamente ofrece un gran futuro profesional. Mi colega me recuerda que estos horarios no son aún normales en España, pero sí en empresas de Silicon Valley; también, que es imposible escribir código de calidad con un horario semejante. Son cada vez más los que señalan que programar es uno de los empleos esclavos por excelencia del sector tecnológico. En un texto que se viralizó hace un par de años, Kenneth Parker recordaba la experiencia de un compañero que era “uno de los mejores trabajadores” que había visto en su vida, siempre dispuesto a trabajar más, incluso en fines de semana. “Su productividad no fue tan buena cuando lo internaron en una institución mental”.

Después de publicar la oferta de trabajo, y probablemente a causa de la caña que la empresa recibió en Twitter, el texto cambió ligeramente. Como suele ocurrir en estos casos, el remedio fue peor que la enfermedad: el “muchos de nosotros trabajamos habitualmente entre 70 y 90 horas a la semana” ha sido sustituido por “muchos de nosotros trabajamos y estudiamos habitualmente más de 70 horas a la semana”. Es otra de las trampas de los discursos laborales: al considerar que la formación beneficia al individuo y no la empresa, las horas extras destinadas a ella no se consideran parte de la jornada laboral, sino una ventaja para el empleado que, como un programa de 'software', ha de actualizarse continuamente para no quedar obsoleto.

@DannyNemer If you do not work 70-90 hours a week, I do not even want to know you.
via: https://www.deeplearning.ai/fullstacksoftwareengineerjobdescrip 
 ¿Es una excepción? Hace apenas un mes, una distópica columna de opinión en 'The New York Times' recordaba que el gurú de Silicon Valley Gary Vee animaba a sus seguidores a trabajar 18 horas al día como fórmula del éxito.

La obsolescencia programada de tu curro
Mientras barrunto esto, descubro una de esas audaces 'start ups' que prometen revolucionar el mercado laboral. Se trata de Jolt, que como explica 'Business Insider', ofrece a las compañías un particular servicio. Se trata de un programa por el cual los empleados de la empresa cliente obtienen un sueldo menor a la media en el sector, pero a cambio reciben algo –según ellos– mejor: su trabajo soñado. Su programa de 'chaptership', ideado por su fundador Roei Deutsch, consiste en que tu puesto (su “misión”, según su terminología) desaparece después de dos años y tienes que buscarte o inventarte algo nuevo.

La compañía, no obstante, se ha encontrado con un problema a la hora de implantar esta metodología. Que, mira tú por donde, después de los dos años, los empleados ('millenials', matiza el artículo) no saben qué hacer con sus vidas, a pesar del asesoramiento de los 'coach' de Jolt. En realidad, a la mayor parte de los empleados las tutorías ofrecidas por la empresa les daban bastante igual, por lo que, ¡sorpresa!, cuando tenían que inventarse un nuevo puesto de trabajo no sabían muy bien qué responder. Quizá porque, al fin y al cabo, reinventarte cada 24 meses, después de haber aprendido un oficio puede ser un poco cansado.

No sé a ustedes, pero a mí lo de los dos años me hace gracia. Por una parte, porque dos años es precisamente la garantía típica de cualquier electrodoméstico, y es significativo que tu puesto de trabajo dure lo mismo que el período en el que puedes reparar gratuitamente tu lavadora. Por otra, porque dos años es también precisamente el tiempo máximo que un trabajador en España puede encadenar contratos temporales antes de que la empresa se vea obligada a hacerle indefinido.

Si te rompes, compramos otro
Se ha escrito mucho acerca de la obsolescencia programada de esos productos cuya vida útil está planificada deliberadamente de antemano (y que, casualidades de la vida, suele rondar los 24 meses). Es una ilícita estrategia para fomentar el consumo, y que provoca que sea preferible –porque resulta más barato– adquirir un nuevo electrodoméstico que reparar el antiguo, que además, ya habrá quedado desfasado.
El sector de la construcción es uno en los que más accidentes se producen. (iStock)
El sector de la construcción es uno en los que más accidentes se producen. (iStock)

Esta misma semana, Comisiones Obreras recordaba que el número de accidentes laborales se ha disparado durante el último año, una tendencia al alza desde 2013. Hasta julio habían muerto 358 trabajadores, una cifra que si bien es ligeramente inferior a la del pasado año (366 en el mismo período), sigue siendo muy alta. ¿Un caso particular más allá de las cifras? El del obrero marroquí que falleció este lunes tras caer del séptimo piso de un bloque de L'Hospitalet de Llobregat. Para Pedro Linares, secretario de salud laboral de CCOO, se debe a la reforma laboral y a “un modelo de relaciones laborales basado en la precariedad”.

Pero este progresivo aumento de los accidentes es un síntoma más de que, en realidad, los robots somos nosotros. Si los protocolos están fallando y las muertes aumentan, quizá es que a las empresas les resulte más rentable enfrentarse a la posibilidad de que algo salga mal que invertir dinero en garantizar la seguridad de sus trabajadores. Como cuando aprovechamos que el móvil empieza a hacer cosas raras para cambiarlo por un modelo mejor, más rápido, con mejor cámara y con las últimas actualizaciones disponibles. Poco a poco, la línea que separa lo humano de lo robótico es cada vez menor; pero no por sus capacidades, sino por su intercambiable rol en la economía de empresa.


Fuente: https://blogs.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/tribuna/2017-09-24/robot-robar-trabajo-sintomas-algo-peor_1447524/