Miranda Galati
En una isla de limones amargos
donde arden las frescas fiebres lunares
de los oscuros glóbulos del fruto,
y bajo los pies las hierbas secas
torturan la memoria y revisan
costumbres ya ha mucho muertas
mejor callar el resto,
belleza, oscuridad y vehemencia,
y que las viejas nodrizas marinas guarden
sus memoriales de sueño
y la rizada testa del mar griego
conserve sus calmas como lágrimas no vertidas
conserve sus calmas como lágrimas no vertidas.
Lawrence Durrell
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