sábado, 22 de agosto de 2015

"Artogonov"

  Algunas de las primeras historias populares de Arturo datan del principio de la Edad Media y fueron escritas por ciertas personas muy distintas entre sí. Una de ellas fue Geoffrey de Monmouth, un clérigo normando-bretón que llegó a ser obispo hacia el final de su vida, cuya  Historia de los reyes de Britania se "publicó" en latín en 1138. Este personaje contrasta marcadamente con la figura de sir Thomas Malory, el autor de Morte d´Arthur en 1470, que en más de una ocasión fue acusado de robo, extorsión, violación y asesinato. Al parecer, logró terminar su Morte d´Arthur durante una de sus frecuentes estancias en la cárcel. Entre ambos produjeron la base de la mayoría de mitos conocidos hoy sobre Arturo.

    En estas historias, Arturo reina como "rey" o "emperador" de los británicos, y ha heredado el trono de su padre, Uther Pendragon. Uther se enamora de Ygerna, la esposa del duque de Cornualles. Mientras el duque lucha con las fuerzas del rey, Uther se sirve de la magia de Merlín para penetrar en el castillo de Tintagel y acostarse con Ygerna. El resultado es Arturo. En función de qué fuente se lea, Arturo arranca la espada de la piedra o la recibe de la Dama del Lago, y se convierte en el rey. Entonces se vive una especie de período utópico y Arturo derrota a los sajones para crear luego un próspero reino. Reúne a los caballeros de la Mesa Redonda, entre ellos a Lancelot, Gawain y Galahad. Imperan la paz y la prosperidad. Arturo se casa con Ginebra y funda su corte en Camelot.

    Todo marcha de maravilla, lo que siempre es mala señal para los personajes de un relato. Las cosas empiezan a torcerse mucho; Lancelot y Ginebra tienen un romance. Por si fuera poco, aparece en escena un hijo bastardo, llamado Mordred y amasa un ejército para luchar contra el rey. Para el asombro de todos, no acaba de estar claro el nombre de Mordred ni su relación con el rey: alguna referencias le llaman Medraut y dicen que es su sobrino. Las legiones de Arturo y Mordred se enfrentan en Camlann y ambos líderes salen de la batalla heridos de muerte. Llevan a Arturo a la isla de Avalon para sanar sus heridas.  No se vuelve a oír de él, pero los mitos aseguran que regresará para salvar a Gran Bretaña cuando ésta le necesite.

    El libro de Monmouth es, en teoría, una historia de los reyes de Gran Bretaña: los celtas nativos de Inglaterra, Gales y Escocia del Sur. Monmouth asegura a sus lectores que ha traducido un "libro muy antiguo escrito en la lengua británica". Pero, al recorrer sus páginas, es imposible dejar de preguntarse si se ha concedido cierta licencia artística. Al parecer, Monmouth puso sobre el papel folclore, leyendas y poesía y, de alguna forma, acabó componiendo un libro. Cuando hace referencia personajes históricos conocidos, aparecen en orden incorrecto o asociados a acontecimientos erróneos. También realiza una serie de afirmaciones increíbles: el primer rey de los británicos, Bruto, procedía de Troya; la ocupación romana de Gran Bretaña no tuvo lugar, y Arturo invadió los restos del Imperio Romano. Todo ello es muy divertido, pero completamente falso.

    A pesar de todo, existen indicios de que lo escrito por Monmouth podría contener elementos de la verdad. Asegura que Arturo fue concebido en un castillo de Cornualles llamado Tintagel. Las ruinas de esta construcción del siglo XII constituyen hoy una vista impresionante: se erigen sobre un promontorio aislado en el mar de Irlanda al que tan sólo se puede acceder por un estrecho camino cuyos márgenes se precipitan abruptamente sobre las olas que baten con fuerza por debajo. El pueblecito es lo más parecido que se pueda ver al país del rey Arturo y, en verano, se llena hasta los topes de turistas. Por suerte el estrecho sendero aún inspira respeto y muchos visitantes no llegan a entrar en el yacimiento arqueológico principal.
  
  Tintagel constituye una buena oportunidad para comprobar si existe algo de verdad en las afirmaciones de Monmouth. No disponemos de ninguna copia de la primera edición de su libro. La versión más antigua que se conserva es la segunda edición de La historia de los reyes de Britania, que vio la luz en 1145. No se sabe si Tintagel aparecía en la edición original. Aunque sólo pasaron siete años entre la publicación de ambas, podría ser una diferencia importante, si hay que creer a Monmouth: Reginald, conde de Cornualles, que construyó gran parte del castillo después de que el terreno pasase a ser de su propiedad en 1141, era hermanastro suyo. Tal vez Tintagel sólo pasó  a figurar en el libro después de que entrase en el patrimonio familiar. Y el currículo de Monmouth no inspira precisamente confianza.

    A pesar de todo esto, hace cincuenta años que se realizan excavaciones en Tintagel. Éstas revelan que en la propiedad había un monasterio celta antes de que se construyera el castillo. Según indican los objetos de cerámica, de procedencia clara del Mediterráneo oriental, la ocupación del terreno data probablemente del siglo V o VI. Ésta es la época en la que Monmouth sitúa la lucha de Arturo contra los sajones. A favor de Monmouth juega un hallazgo de las excavaciones de 1998 que saltó a primera plana informativa: una pieza de pizarra con una inscripción en la que aparecía el nombre de "Artogonov" y que se ha bautizado como la "piedra de Arturo"


Huesos, piedras y estrellas
Chris Turney

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