El 16 de septiembre es la fecha de ejecución de uno de los presos
que denunció ante el Tribunal Supremo un controvertido fármaco utilizado
en la inyección letal
EEUU utilizaba otra medicación con efecto anestésico pero ya no tiene acceso: las farmacéuticas no se lo venden porque entienden que la emplean para vulnerar los derechos humanos
En agosto se han cumplido 125 años desde la primera ejecución en la silla eléctrica: los opositores a la pena capital denuncian que no hay una manera "digna" de aplicarla
El 6 de agosto de 1890, William Kemmler murió
electrocutado en la entonces nueva máquina de matar de las prisiones
estadounidenses: la silla eléctrica. Meses antes, Kemmler recurrió a los
tribunales, sin éxito, para denunciar que el método vulneraba la
Constitución de Estados Unidos al tratarse de un castigo "cruel".
Por qué es controvertido el Midazolam
No es una forma clínica de matar
EEUU utilizaba otra medicación con efecto anestésico pero ya no tiene acceso: las farmacéuticas no se lo venden porque entienden que la emplean para vulnerar los derechos humanos
En agosto se han cumplido 125 años desde la primera ejecución en la silla eléctrica: los opositores a la pena capital denuncian que no hay una manera "digna" de aplicarla
Imagen de archivo sobre la pena de muerte en Estados Unidos. / EFEArchivo. |
Sus impulsores la defendían como "una manera más humana" de ejecución
y, a partir de los 80, ese argumento sirvió para defender la inyección
letal. Richard Glossip acudió al Tribunal Supremo con la misma denuncia
que Kemmler –castigo "cruel e inusual"– contra la inyección letal con un
controvertido medicamento, el Midazolam. También perdió: la fecha de su
ejecución es el próximo 16 de septiembre.
Para sus opositores, la cuestión no está en la forma
de matar a los presos. "No hay una manera digna de ejecutar a alguien y
el Tribunal Supremo intenta encontrarla", dice Antonio Ginatta, director de Programas en Estados Unidos de Human Rights Watch.
En Amnistía Internacional también indican que la pena de muerte es
inaceptable en cualquier caso: "Es la violación máxima de los derechos
humanos", afirmaron desde la ONG tras el aval del Supremo de las
ejecuciones con Midazolam.
Sin embargo, la lucha en
los tribunales contra determinados métodos de ejecución es una vía más
de oposición a la pena de muerte. A veces la única disponible, como para
los presos condenados a la pena capital en alguno de los estados que la
aplican. 19 estados han abolido la pena de muerte: el último en
hacerlo, este año, ha sido Nebraska. Pero en otros pocos, como Texas y
Oklahoma, la justicia aún empuña la espada con fuerza.
"La pelea contra la pena de muerte en Estados Unidos sigue siendo
estado por estado", indica Antonio Ginatta. "De las 35 personas
ejecutadas el año pasado, la gran mayoría lo fue en tres o cuatro
estados. Texas, Missouri y Florida", recuerda al otro lado del teléfono.
Según los datos del Centro de información sobre la Pena de Muerte
(DPIC, por sus siglas en inglés), desde que el Supremo confirmó las
nuevas leyes de pena capital en 1976, en el país se han llevado a cabo
1.413 ejecuciones. Texas ha sido responsable del 45%: 640 ejecuciones.
"Solo siete estados ejecutaron a presos el pasado año", indica su
director ejecutivo, Robert Dunham.
Por qué es controvertido el Midazolam
Richard Glossip –acusado de ordenar un asesinato y que defiende su
inocencia– y otros cuatro presos de Oklahoma recurrieron al Tribunal
Supremo de Estados Unidos para intentar que no se les aplicara la pena
máxima mediante una inyección con Midazolam. El año pasado, Clauton
Lockett fue ejecutado en Oklahoma con esta sustancia, que interviene en
la primera fase de la inyección letal (la anestésica, para supuestamente
evitar una muerte dolorosa). Lockett estuvo agonizando 43 minutos sin
que el sedante tuviera el efecto esperado, tuvo convulsiones y se
retorció antes de morir de un ataque al corazón. Otras dos muertes con
Midazolam pusieron en duda su eficacia y los presos denunciaron el
mecanismo.
El Midazolam es un ansiolítico y relajante
que se utiliza en las ejecuciones desde que las penitenciarías
estadounidenses empezaron a sufrir el desabastecimiento de pentotal
sódico. Mientras que el Midazolam no es un anestésico –y como tal no
está reconocido por la Administración de Medicamentos y de Alimentos
(FDA)–, el pentotal sí lo es pero las cárceles no tienen acceso a la
sustancia.
"Los productores
norteamericanos dejaron de producir estas sustancias o rechazaron
venderlas a las prisiones para ser usadas en ejecuciones. Y Europa
considera que la pena de muerte viola los derechos humanos, por lo que
prohíbe la exportación de medicinas para usarse en ejecuciones”, explica
a eldiario.es Robert Dunham.
Uno de los abogados de Richard Glossip y del resto de presos en la
causa en el Supremo, Dale Baich, denuncia que "el Midazolam no puede
mantener la anestesia durante el proceso de ejecución". A pesar de las
valoraciones médicas que aportaron en la causa, el Supremo consideró que
no quedó probado que la ejecución con este producto "conlleva un riesgo
importante de dolor severo" para el preso.
Según
explica a eldiario.es Francisco Zaragoza, vocal nacional de
Investigación y Docencia del Consejo General de Farmacéuticos y miembro
del Comité Consultivo Farmacéutico Europeo, "no se puede asegurar que
haga el efecto suficiente porque no es anestésico, el pentonal sí es
anestésico, pero el Midazolan no".
Richard Glossip es la primera persona que será ejecutada en Oklahoma con Midazolam desde la decisión del Supremo, al que han vuelto a recurrir los condenados para denunciar la inconstitucionalidad no ya del uso del fármaco sino de la pena de muerte en general.
No es una forma clínica de matar
En Human Rights Watch indican que el aval del Supremo mantiene una
lógica en la que el tribunal "intenta buscar una forma digna de
ejecutar, pero no la hay. La inyección letal no es una manera digna, ni
humana de matar. La inyección letal refleja a los que apoyan la pena de muerte en Estados Unidos, pero de una manera que no parezca bárbara", critica Antonio Ginatta.
Los 19 presos ejecutados en lo que va de año murieron mediante la inyección letal, según la información del DPIC. El último, Daniel López, el pasado 12 de agosto en Texas.
En HRW y en Amnistía Internacional condenan la inyección letal como un
intento de esconder un castigo irreversible y cruel tras una apariencia
de "muerte clínica". Uno de los componentes de la inyección, además del
anestésico es un paralizante, "para que no se oiga cómo muere la
persona, para que parezca una forma de matar de manera clínica, pero no
lo es", insiste Ginatta. AI afirma que los médicos violan su juramento ético al participar en ejecuciones.
Para Ginatta, que recuerda que cada año llega uno o dos casos sobre la
pena de muerte al Tribunal Supremo, la abolición es más posible a través
de la política, con decisiones como la de Nebraska, que por la vía
judicial. "En mi opinión, la Corte en este momento no está lista para
hacer un cambio tan grande, para decir que la pena de muerte es
inconstitucional. Tal vez si llegara un caso muy extremo...", afirma.
Según una encuesta del Pew Research Centre en abril, la pena de muerte
cuenta con el menor apoyo de los últimos 40 años en la sociedad
estadounidense, aunque aún mantiene una mayoría a su favor, con un apoyo
del 56%.
Si todo ocurre según lo previsto,
Glossip morirá con una inyección letal compuesta por Midazolam. Pero
aunque la justicia hubiera invalidado esta fórmula, Oklahoma es un
ejemplo de la importancia de la política a la que se refieren en HRW.
Cuando el Midazolam fue puesto en duda ante el Supremo, el Estado aprobó
en abril el uso de gas nitrógeno en las ejecuciones para los casos en
los que no haya acceso a la inyección letal.
Fuente: http://www.eldiario.es/desalambre/muerte-Unidos-manera-ejecutar-alguien_0_419958633.html
Fuente: http://www.eldiario.es/desalambre/muerte-Unidos-manera-ejecutar-alguien_0_419958633.html
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