Oficinas de Huawei en Bogotá D.C. Foto: Juan Carlos Martínez C. |
Para empeorar la situación y de acuerdo con información de la AFP que fue
confirmada por diferentes medios, hay indicios de que la firma
británica además de haber realizado actividades en Estados Unidos y en
el Reino Unido, habría operado en numerosos países como Kenia, Italia,
Sudáfrica, Indonesia y Colombia. Una muestra más de la gravedad de este
asunto.
Adicionalmente,
WikiLeaks reveló que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus
siglas en inglés) en conjunto con las agencias británicas GCHQ y Mi5;
realizan un espionaje masivo y sistemático en muchos países del mundo
utilizando exploits, virus, troyanos y programas maliciosos. Según
Julian Assange, la CIA utiliza para sus propósitos artefactos de las
marcas Apple, Samsung, LG y Sony. También distintos programas
informáticos para automóviles y sistemas operativos como iOS, Android,
Windows, MacOS X y Solaris.
Junto
al anterior caso, también se conoció públicamente que las grandes
compañías de tecnología de origen estadounidense como Google, Twitter,
Microsoft, Apple y la ya mencionada Facebook;
pasan de forma sistemática la información privada de sus usuarios a la
Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA, por sus siglas
en inglés). Esto generó un gran rechazo a nivel internacional pues
lo hacen sin el consentimiento de las personas y a manera de espionaje.
Algo que atenta contra las libertades individuales y que también se
presta para realizar competencia desleal además de poner en riesgo la
seguridad de otros países.
Y
es que las libertades individuales están siendo vulneradas pues estas
interceptaciones son ilegales teniendo en cuenta que no existe un
proceso judicial en contra de la mayoría de las personas espiadas y por
lo tanto, son acciones arbitrarias que constituyen en su conjunto un
delito contra la humanidad. El derecho a la vida privada es universal y
no debe ser violado por ningún país, empresa u organización. Mucho menos
si se trata de entidades estatales que se supone deben respetar el
debido proceso y garantizar la dignidad de las personas.
En
cuanto a la competencia desleal, es claro que este tipo de espionaje
puede prestarse para que las compañías de Estados Unidos aventajen a su
competencia a lo largo y ancho del mundo. Tal ventajismo puede darse a
nivel tecnológico, industrial y/o comercial. Por ejemplo, al realizarse
una licitación pública en algún país en el que concurse una
empresa estadounidense, en un eventual proceso de negociación comercial
tipo TLC y/o en el registro de marcas y patentes.
Pero
es la seguridad de las naciones lo que más preocupación ha generado. Es
claro que EE.UU. tiene la capacidad de espiar a todos los países que
quiera y de hecho lo hace como lo ha reconocido públicamente en varias
ocasiones. Algo que evidentemente, genera desconfianza y una enorme
indignación internacional y que además pone en peligro al planeta si la
información recopilada no es custodiada de forma adecuada o si cae en
las manos equivocadas.
En
consecuencia, el Estado colombiano al igual que otros Estados deben
determinar si la presencia de compañías de tecnología de origen
estadounidense se puede considerar como inversión extranjera o si por el
contrario, son instrumentos de espionaje que representan un riesgo.
Igualmente, se hace necesario un mayor control y un protocolo de
seguridad para los dispositivos y el software procedente de Estados
Unidos. De hecho, los representantes legales de las compañías
involucradas en dichos escándalos, están en mora de dar explicaciones
tanto a las autoridades colombianas como a los consumidores de sus
productos.
El espionaje
estadounidense es tan o más grave que el escándalo de la FIFA, el de
Panamá Papers y el de Odebrecht juntos. Es un caso impresentable que
comprueba la doble moral que impera en los Estados Unidos y el juego
sucio de ese país en el contexto internacional. Es urgente que los
diferentes Estados del mundo le pongan freno a los constantes abusos que
cometen las agencias de seguridad y las compañías de tecnología
estadounidenses ya que están cometiendo un grave delito contra la
humanidad al espiar a ciudadanos, empresas y gobiernos.
Por
lo anterior, resulta inverosímil que Estados Unidos acuse de espionaje a
Huawei cuando son las compañías estadounidenses las que descaradamente
espían al mundo entero. Lo peor es que el actual gobierno de
EE.UU. no se limita a sancionar a la empresa china dentro de su propio
territorio, sino que pretende que Colombia también lo haga. Se
acaba de conocer que funcionarios de la embajada estadounidense buscan
impedir que el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) realice un
contrato con Huawei, algo que generó rechazo en
todos los organismos de control ya que las diferentes empresas deben
concursar en igualdad de condiciones y los contratos se deben adjudicar
con transparencia y sin la presión de terceros.
Dicho
contrato equivale aproximadamente a 778 mil millones de pesos y se
haría bajo la licitación pública No. LP-DG-001-2019 con el fin de
contratar la prestación de servicios de redes de
comunicaciones, videoconferencia, datacenter e internet además de
servicios en la nube y de almacenamiento. De acuerdo con el Director de
la Entidad, Carlos Mario Estrada, este es el contrato más grande que se
va a firmar en el sector TIC durante el año 2019 en todo el continente.
No obstante, la embajada de EE.UU. pretende que se excluya a la compañía
china con el fin de favorecer a sus empresas, lo anterior incluso
pasando por encima de otras compañías participantes de origen español,
sueco y mexicano. Una clara violación a la soberanía que tiene Colombia
para contratar libremente y una presión indebida hacia la autonomía del
SENA.
Pero
esta clase de presiones no solo se presentan en Colombia, Estados
Unidos también pretende que otras naciones cedan ante sus intereses. No
obstante, la mayoría de países del mundo se resisten ya que consideran
arbitrarias e inconvenientes las acciones estadounidenses porque la
tecnología china está muy avanzada y se puede adquirir a un menor costo y
porque de sancionar a Huawei, China podría tomar represalias
comerciales en su contra. Algo que no le conviene a ningún país ya que
China será la próxima primera potencia económica mundial.
Debemos
entender que Huawei no es una compañía cualquiera, es una gigante de la
tecnología que superó a Apple y que está muy cerca de superar a
Samsung. Además, esta empresa es pionera en tecnología 5G la cual
aumentará vertiginosamente la velocidad del internet y de la que
dependerá el Internet de las Cosas incluyendo a los automóviles
autónomos. Negocio que se estima facturará cerca de 11 mil millones de
dólares en el año 2022, un mercado que no se conquistará mediante
sanciones e imposiciones como lo pretenden los estadounidenses, sino por
medio de la relación precio/calidad que ofrecen las compañías chinas y
de otros orígenes.
Y es que no se le debe castigar a una empresa por ser innovadora, competitiva y rentable. Es
paradójico Estados Unidos sea el país que más habla de libre mercado y
de competitividad y a la vez sea el primero en recurrir al
proteccionismo y a las barreras de entrada cuando sus empresas no pueden
con sus rivales. Las acciones que Estados Unidos está
implementando en contra de Huawei, son totalmente inaceptables desde el
punto de vista comercial y por ello deben ser rechazadas por la
comunidad internacional. Además porque si hoy es Huawei, mañana podrá
ser otra compañía de cualquier nacionalidad la que corra con la misma
suerte.
Estamos
en un momento crucial en el que Colombia deberá invertir su presupuesto
en una infraestructura tecnológica que realmente contribuya a su
desarrollo y por ello, se hace imprescindible contratar a empresas que
cuenten con un verdadero liderazgo tecnológico y de costos. En
consecuencia, se debe procurar transparencia en los procesos de
licitación sin aceptar presiones por parte del gobierno estadounidense.
Después de todo, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones
representan un sector estratégico de la economía y más que eso, son el
futuro inmediato de nuestro país.
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