Desaparece el principal programa estatal para fomentar la creación de patentes científicas y la creación de nuevas empresas biotecnológicas
En 2007 un investigador de la Universidad de Zaragoza consiguió una
ayuda del Estado para patentar un invento desarrollado en su
laboratorio. El Gobierno
le vio futuro y pagó la licencia para explotar comercialmente su
adelanto científico. En poco tiempo el proyecto cobró más empaque y el
Estado volvió a seleccionarlo entre decenas de propuestas para crear un
proyecto empresarial aún mayor en el que llegó a invertir más de un
millón de euros. Hoy aquella idea se ha convertido en MTBVAC, una de las
vacunas experimentales contra la tuberculosis más prometedoras del
mundo y en la que hasta Bill Gates ha invertido parte de su fortuna.
Este año, proyectos como este ya no serán posibles. El Gobierno ha cancelado los programas de ayudas para patentar vacunas y otros inventos biotecnológicos que hicieron posible la MTBVAC. Tampoco se concederán ayudas para crear nuevas empresas surgidas en universidades y centros de investigación al calor de adelantos científicos y tecnológicos. Estas ayudas se canalizaban a través de la Fundación Genoma España, un organismo que oficialmente no ha desaparecido, aunque en 2013 no vaya a conceder ni un euro de financiación a proyectos de I+D españoles.
Las ayudas de Genoma España producían más de 100 patentes al año. De la entidad también salían unas 15 nuevas nuevas empresas biotecnológicas cada año. Como en el caso de la vacuna de Zaragoza, los proyectos más prometedores recibían un apoyo extra dentro de un programa llamado Innocash. Este se encargaba de encontrar empresas interesadas en los inventos financiados y dispuestas a apostar dinero en ellos.
En conjunto, los programas cancelados de Genoma España creaban “la mitad de todas las nuevas patentes biotecnológicas de España cada año” y “en torno al 20% de las nuevas empresas del sector”, explica a Materia Rafael Camacho, que fue director general de Genoma España hasta diciembre de 2012.
La MTVBAC es uno de los mejores ejemplos de cómo funcionaba la entidad. Tras financiarse su patente, el proyecto recibió ayuda para desarrollar la tecnología necesaria para generar la vacuna. En 2009 la empresa CZ Veterinaria se interesó por el proyecto, lo cofinanció y creó la filial Biofabri para producir el fármaco si este llega a aprobarse.
“A finales de 2011 la vacuna fue calificada como el candidato más prometedor de todos los que se estaban desarrollando en Europa, que son unos 500 proyectos”, resalta Camacho. La MTBVAC ya se está probando en humanos en ensayos clínicos preliminares.
Ayudas similares han permitido crear otra vacuna experimental de la tuberculosis, la Ruti, y fundar empresas que fabrican nuevos tratamientos contra el VIH, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
El presupuesto anual de Genoma España era de 4,5 millones de euros anuales. De ellos, 2,5 millones se dirigían a subvenciones a proyectos, una cantidad cercana a lo que cuesta medio kilómetro de AVE en los terrenos donde es más barato instalar vías. A esto había que sumar otros 12 millones de euros, parte de ellos en créditos, que la Fundación usaba para apoyar a nuevas empresas biotecnológicas, una cantidad muy parecida a lo que cuesta un kilómetro de AVE en los terrenos más caros.
“Genoma España era la única herramienta específica de apoyo al sector”, explican a Materia fuentes del sector biotecnológico español, que llegó a mantener su crecimiento incluso en los primeros años de la crisis, cuando el ladrillo ya se desplomaba. Ahora, tras la eliminación de las ayudas públicas al sector, predicen una caída. “Después de haber crecido durante muchos años, las empresas van a empezar a dar pérdidas, ya no se ha podido aguantar más el tirón”, añaden.
Nadie sabe qué pasará con todo ese dinero que se invertía en proyectos de I+D+i. Desde la Secretaría de Estado de I+D, dependiente del Ministerio de Economía, señalan que las ayudas “las asumirá ahora el CDTI [Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial”. Sin embargo las mismas fuentes reconocen que “el presupuesto de este organismo no se ha incrementado pensando en Genoma España”. De hecho si se llama a la Fecyt preguntando por las ayudas de Genoma España responden que este año no se van a conceder y que no hay ningún otro organismo que haya asumido esas ayudas. La web de Genoma España ya no existe, aunque alguien se ha olvidado de desactivar la del programa Innocash, en la que se sigue leyendo “valorizando la investigación, financiando la innovación”.
Este recorte no anunciado públicamente choca con los objetivos en I+D del Gobierno tal y como los describía el ministro de Economía Luis de Guindos hace apenas una semana. “Lo que estamos buscando es que la política de ciencia y tecnología esté al servicio del ciudadano y que resuelva los problemas más acuciantes para el mismo”, dijo De Guindos durante la presentación de las líneas maestras del I+D de España para los próximos años. “Se trata, en última instancia, de primar los mejores proyectos en concurrencia, con transparencia; facilitar lo que es la cooperación público-privada y que, una de las rémoras fundamentales que tenemos, que es la insuficiencia de la I+D+i en la empresa privada, se vaya superando”. Cada euro de dinero público gastado por Genoma España en nuevas empresas biotecnológicas atraía de media una inversión privada de cu
Este año, proyectos como este ya no serán posibles. El Gobierno ha cancelado los programas de ayudas para patentar vacunas y otros inventos biotecnológicos que hicieron posible la MTBVAC. Tampoco se concederán ayudas para crear nuevas empresas surgidas en universidades y centros de investigación al calor de adelantos científicos y tecnológicos. Estas ayudas se canalizaban a través de la Fundación Genoma España, un organismo que oficialmente no ha desaparecido, aunque en 2013 no vaya a conceder ni un euro de financiación a proyectos de I+D españoles.
La gran fuente financiera
Desde su creación en 2003, Genoma España se convirtió en la principal fuente de financiación estatal para nuevos proyectos biotecnológicos del país. Este tipo de proyectos encarnaban la esencia de la llamada I+D+i. Las siglas, tan repetidas como menospreciadas, significan investigación, desarrollo e innovación, y resumen el arduo proceso que va desde la idea inmaterial de un científico en su laboratorio al adelanto médico o tecnológico capaz, por ejemplo, de salvarle la vida al millón y medio de personas que cada año mueren de tuberculosis en todo el mundo.Las ayudas de Genoma España producían más de 100 patentes al año. De la entidad también salían unas 15 nuevas nuevas empresas biotecnológicas cada año. Como en el caso de la vacuna de Zaragoza, los proyectos más prometedores recibían un apoyo extra dentro de un programa llamado Innocash. Este se encargaba de encontrar empresas interesadas en los inventos financiados y dispuestas a apostar dinero en ellos.
En conjunto, los programas cancelados de Genoma España creaban “la mitad de todas las nuevas patentes biotecnológicas de España cada año” y “en torno al 20% de las nuevas empresas del sector”, explica a Materia Rafael Camacho, que fue director general de Genoma España hasta diciembre de 2012.
La MTVBAC es uno de los mejores ejemplos de cómo funcionaba la entidad. Tras financiarse su patente, el proyecto recibió ayuda para desarrollar la tecnología necesaria para generar la vacuna. En 2009 la empresa CZ Veterinaria se interesó por el proyecto, lo cofinanció y creó la filial Biofabri para producir el fármaco si este llega a aprobarse.
“A finales de 2011 la vacuna fue calificada como el candidato más prometedor de todos los que se estaban desarrollando en Europa, que son unos 500 proyectos”, resalta Camacho. La MTBVAC ya se está probando en humanos en ensayos clínicos preliminares.
Ayudas similares han permitido crear otra vacuna experimental de la tuberculosis, la Ruti, y fundar empresas que fabrican nuevos tratamientos contra el VIH, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
Ex director general de Genoma España
A mediados del año pasado el Gobierno incluyó a Genoma España en su
plan de reestructuración del sector público. La entidad se fusionó con
la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt),
a la que se han incorporado los más de 20 empleados que tenía Genoma
España. Entre ellos están los técnicos que se encargaban de valorar
patentes, proyectos de negocio e iniciativas empresariales. Sin embargo,
este año no concederán ninguna de las ayudas mencionadas, tal y como
confirma la propia Fecyt.El presupuesto anual de Genoma España era de 4,5 millones de euros anuales. De ellos, 2,5 millones se dirigían a subvenciones a proyectos, una cantidad cercana a lo que cuesta medio kilómetro de AVE en los terrenos donde es más barato instalar vías. A esto había que sumar otros 12 millones de euros, parte de ellos en créditos, que la Fundación usaba para apoyar a nuevas empresas biotecnológicas, una cantidad muy parecida a lo que cuesta un kilómetro de AVE en los terrenos más caros.
“Genoma España era la única herramienta específica de apoyo al sector”, explican a Materia fuentes del sector biotecnológico español, que llegó a mantener su crecimiento incluso en los primeros años de la crisis, cuando el ladrillo ya se desplomaba. Ahora, tras la eliminación de las ayudas públicas al sector, predicen una caída. “Después de haber crecido durante muchos años, las empresas van a empezar a dar pérdidas, ya no se ha podido aguantar más el tirón”, añaden.
Nadie sabe qué pasará con todo ese dinero que se invertía en proyectos de I+D+i. Desde la Secretaría de Estado de I+D, dependiente del Ministerio de Economía, señalan que las ayudas “las asumirá ahora el CDTI [Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial”. Sin embargo las mismas fuentes reconocen que “el presupuesto de este organismo no se ha incrementado pensando en Genoma España”. De hecho si se llama a la Fecyt preguntando por las ayudas de Genoma España responden que este año no se van a conceder y que no hay ningún otro organismo que haya asumido esas ayudas. La web de Genoma España ya no existe, aunque alguien se ha olvidado de desactivar la del programa Innocash, en la que se sigue leyendo “valorizando la investigación, financiando la innovación”.
Este recorte no anunciado públicamente choca con los objetivos en I+D del Gobierno tal y como los describía el ministro de Economía Luis de Guindos hace apenas una semana. “Lo que estamos buscando es que la política de ciencia y tecnología esté al servicio del ciudadano y que resuelva los problemas más acuciantes para el mismo”, dijo De Guindos durante la presentación de las líneas maestras del I+D de España para los próximos años. “Se trata, en última instancia, de primar los mejores proyectos en concurrencia, con transparencia; facilitar lo que es la cooperación público-privada y que, una de las rémoras fundamentales que tenemos, que es la insuficiencia de la I+D+i en la empresa privada, se vaya superando”. Cada euro de dinero público gastado por Genoma España en nuevas empresas biotecnológicas atraía de media una inversión privada de cu
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