viernes, 30 de marzo de 2018

Entre hienas

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Contra la Impunidad del Franquismo
Los planes de guerra no estaban saliendo como Hitler había previsto al emprender la campaña contra Rusia. El otoño avanzaba, cubriendo de lodo las rutas por las que se adentraban las tropas alemanas, ralentizando su pesado desplazamiento. En cambio, los comunistas, liberados de las consignas impuestas por el pacto germano-soviético, aceleraban los preparativos para organizarse en grupos de resistencia contra el ocupante.
   En Francia, los atentados contra los oficiales alemanes eran cada vez más frecuentes y las principales vías de comunicación sufrían constantes sabotajes. En represalia, fusilaron a numerosos presos judíos o comunistas, pero ni siquiera las amenazas de ejecutar a doce presos por cada alemán atacado hacían disminuir el número de acciones del ocupante. Tampoco servían de nada los llamamientos al orden del mariscal Pétain, que, en su afán por demostrar su soberanía respecto al Tercer Reich, aplicaba medidas de represión aún más severas.
Lluís Companys cuando Pedro Urraca le entrega en Hendaya
   La labor de Pedro Urraca persiguiendo dirigentes republicanos era menos intensa tras la detención de muchos y la fuga de otros. Sin embargo, en la zona no ocupada quedaban miles de refugiados españoles, en su mayoría comunistas, que se iban integrando en los grupos de acción de los resistentes franceses. Eran una amenaza creciente para el régimen de Vichy, y el Gobierno de Franco reforzó la colaboración nombrando más agentes policiales en los consulados. Urraca contaba no solo con una red de soplones infiltrados entre los exiliados, sino con todo un sistema de vigilancia e información compuesto por policías profesionales que, como él, habían sido designados por la Jefatura. [...] Se había convertido en los ojos de Franco en Francia, en una figura invisible pero omnipresente y era el mayor temor de todos los españoles exiliados.
   La maquinaria de persecución ya estaba bien rodada en toda Francia y, a partir de noviembre de 1941, el Gobierno franquista quiso montar redes de vigilancia similares en los Países Bajos y en Bélgica, donde también se ocultaban numerosos españoles que habían huido de Francia, por lo que la colaboración con la Gestapo era imprescindible. El SS Sturmbannführer Karl Bömelburg, responsable de la Gestapo en París, consideró que las nuevas competencias del agente Pedro Urraca le ofrecían una buena oportunidad de obtener más información y le integró en el servicio del Ernst von Alisch. Para el nuevo agente E-8001, alias "Unamuno", todo eran ventajas, no solo en el aspecto laboral, puesto que podría cotejar sus fichas con las de la Gestapo, sino también desde el punto de vista personal.......



Entre hienas
Loreto Urraca Luque

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