Entrevista a Laura Zúñiga, activista e hija de Berta Cáceres,
asesinada hace dos años por su labor como defensora del medioambiente
"La Fiscalía tiene suficiente documentación desde hace medio año como para que haya nuevas detenciones de autores materiales del asesinato de mi madre, pero estas no se producen"
Desde la muerte de su madre, las amenazas sufridas por los miembros del COPINH no han cesado: "En junio mi hermana sufrió un ataque. Son riesgos que forman parte de nuestra cotidianidad"
"Aún no han sido capturados los autores intelectuales"
"La Fiscalía tiene suficiente documentación desde hace medio año como para que haya nuevas detenciones de autores materiales del asesinato de mi madre, pero estas no se producen"
Desde la muerte de su madre, las amenazas sufridas por los miembros del COPINH no han cesado: "En junio mi hermana sufrió un ataque. Son riesgos que forman parte de nuestra cotidianidad"
Laura Zúñiga Cáceres, en la sede de Amnistía Internacional España. Ángel Gonzalo - Amnistía Internacional |
A veces sus fuerzas también flaquean. Esos momentos en
los que incluso los activistas que dedican su vida a una causa se
replantean si de verdad merece la pena dejar tanto por el camino. "Ese
instante fue el asesinato de mi madre",
recuerda Laura Zúñiga, una de las hijas de Berta Cáceres, activista
hondureña fallecida a tiros por su labor como defensora del medio
ambiente. "Nos preguntamos: ¿cuál es el límite? No solo significó perder
a una compañera, a una lideresa espectacular, sino el fracaso de muchos
mecanismos de seguridad que considerábamos eficaces para protegernos:
las redes, los premios, la repercusión mediática… ¿de qué sirve? ¿cuál
es el límite del empresariado?".
Entonces, las
sospechas de los activistas del Consejo Cívico de Organizaciones
Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) se materializaron en un nuevo
revés: Nelson García, también miembro del COPINH, fue asesinado dos
semanas después. "¿A dónde vamos?, nos preguntamos", confiesa Zúñiga.
En aquellos días, centenares de mujeres indígenas de la
atacada organización caminaron para exigir justicia en una marcha que
alcanzó el Ministerio Público hondureño. "Cuando nos vimos juntas, a
pesar de los riesgos, algo cambió. Ese es el punto en el que uno rompe
con esa indignación y lo convierte en lucha. Cuando ese dolor se
transforma en algo simbólico. Es ahí cuando las mujeres asumen: Berta
soy yo".
Ese momento en el que Berta, su causa, "se multiplicó".
Entierro de Berta Cáceres EFE/STR / La Esperanza (Honduras) |
"Es una característica de los pueblos que buscan y
necesitan resistir. Tienen el poder de convertir todos esos dolores e
indignaciones en lucha", explica Zúñiga, después de haber sufrido el
asesinato de su madre y, como ella insiste en denominarla, "de una
compañera de batalla"; tras encontrarse con los obstáculos impuestos por
los juzgados y enfrentarse al proyecto hidraeléctrico de la empresa
DESA, contra la que tanto luchó la activista asesinada.
"Aún no han sido capturados los autores intelectuales"
Tras dos años en los que los varapalos no han cesado, sus luchas
tampoco. Una de ellas se encuentra en los tribunales. El caso del
asesinato de Berta Cáceres espera la celebración del juicio oral, entre
numerosas denuncias de irregularidades emitidas por la defensa y la
familia de la líder indígena. "Fuimos marginadas de ese proceso. A pesar
de que la ley hondureña contempla el acceso al expediente del caso por
parte de las familias de las víctimas, nosotras no pudimos tener acceso.
No pudimos participar".
Ante la falta de respuesta a
la petición de una investigación independiente, los familiares y el
COPINH crearon un grupo de expertos internacionales (GAIPE) para
estudiar los hechos. Sus conclusiones quedaron reflejadas en un informe
que documentaba la implicación de agentes estatales y la hidroeléctrica
DESA en el asesinato de Berta Cáceres.
La hija de Berta Cáceres: la banca sigue apoyando el proyecto que costó la vida a mi madre EFE |
"El juicio inicia con una gran carencia. Hay ocho
personas detenidas pero, entre ellas, no están los autores
intelectuales. ¿Dónde están?", se pregunta Zúñiga. "El Ministerio
Público tiene el informe desde hace más de un año. Con estas
investigaciones que hemos procesado podemos decir que hay suficiente
información para que haya nuevas capturas, pero no se producen", apunta
la hija de la activista asesinada. Tienen los nombres, pero de momento
no quieren revelarlos: "Estamos a la espera de que lo haga la Fiscalía".
"Nos preocupa lo mal que se ha procedido en la investigación y que ello
afecte a la justicia. Tememos que se pierda el foco. Que alguna condena
de las personas detenidas, de los autores materiales, sea leída a nivel
internacional como que son suficientes. Como si eso
fuese hacer justicia", señala Zúñiga. "Entonces, seguirían libres
quienes planearon el asesinato de mi mami, lo que aumenta el riesgo para
las comunidades y las organizaciones sociales que seguimos luchando
contra el proyecto hidoreléctrico de Agua Zarca".
Mientras la justicia no llega, la protección de los defensores y
defensoras de derechos humanos en Honduras, uno de los países más
peligrosos para ser activista, continúa siendo una quimera. Este es su
segundo frente. La situación de represión gubernamental despertada para
acallar las protestas generadas tras las elecciones de noviembre,
acusadas de fraude, aumenta los riesgos ligados a la protesta social,
según ha denunciado Amnistía Internacional.
Los
riesgos y la desprotección, reconoce Zúñiga, son aún mayores que dos
años atrás, cuando su madre fue asesinada. "Es muy triste. Toda la
visibilidad que hubo tras su muerte pensamos que iba a poner un
anticuerpo. Hoy vemos un escenario bien difícil de lucha. Difícil en
cuanto a los enemigos, pues la represión es mayor. Pero sí que hay un
escenario de creación de redes entre los diferentes pueblos, de
acompañamiento para la lucha por la verdad y justicia", indica Zúñiga.
@amnistiaespana
El cielo de Madrid se solidariza con la tristeza mundial por la muerte
de Berta Cáceres. Estamos en la embajada de Honduras en madrid pidiendo |
Las personas integrantes del COPINH, explica, siguen recibiendo
constantes amenazas. "La situación es bien difícil, pero se entiende y
siempre se asume un riesgo: en las comunidades, a la hora de
movilizarse… Siempre". Una de las últimas en sufrir un ataque, indica,
ha sido su propia hermana, Berta Zúñiga Cáceres. "En junio del año
pasado, Berta sufrió un atentado mientras conducía, en el que una
persona intentó sacarla con otro auto de la carretera. Iba con otra
persona de la coordinación del COPINH y se salvaron por muy poco",
relata la activista.
"En el asesinato de Berta Cáceres están implicados funcionarios del Gobierno de Honduras" |
"Ahí se siente el nivel de
vulnerabilidad en el que estamos. A ello se suma la criminalización
generada desde los medios, que publicaron que mi hermana había atacado a
un campesino", indica la hija de Berta Cáceres. "No solo sufrimos
amenazas directas, sino todo el entramado que hay alrededor de los
defensores y defensoras. Eso no es extraño en la cotidianidad de
Honduras. Por eso, para que haya seguridad, es importante cambiar las
bases sobre las que se asienta el Estado".
La
activista insiste en recordar esa "otra cara de la realidad hondurña":
la generada desde dentro de las comunidades indígenas, con el impulso de
esa indignación que, indica, se transformó en lucha, organización y
unión de diferentes comunidades tras el asesinato de Berta. "El
crecimiento de la represión tiene que ver con el crecimiento de los
defensores y defensoras. Por el aumento de la denuncia y del
acompañamiento. Hay tanta gente protestando que el Estado no sabe cómo
pararlas y se produce esta represión", concluye.
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