Germinación. Quercus sp |
Mientras permanece a la espera, la semilla sigue viva. Las bellotas caídas al suelo están tan vivas como los robles de trescientos años que se elevan sobre ellas. Y ninguno de los dos, ni la semilla ni el roble centenario, están creciendo, sino que ambos se encuentran a la espera. Pero no aguardan lo mismo. La semilla espera su brote, mientras que el árbol únicamente aguarda su muerte. Si te adentras en un bosque, es muy probable que tiendas a mirar las plantas que ha crecido muy por encima de la altura de los humanos. Posiblemente no bajarás la vista al suelo, pero justo ahí, bajo tus pies, se encuentran centenares de semillas todas ellas vivas y a la espera. Mas de la mitad morirán antes de sentir que han llegado a alcanzar esa combinación única que estaban esperando, y en el curso de unos años terribles no sobrevivirá ni una sola. Cuando vamos a un bosque, por cada árbol que vemos, hay por lo menos un centenar esperando en la tierra, ansiando salir a la luz.
Un coco es también una semilla, solo que tan grande como nuestra cabeza. Puede flotar desde las costas de África y, después de atravesar el Atlántico, echar raíces y crecer en una isla del Caribe. Las semillas de las orquídeas, en cambio, son muy pequeñas: un millón de ellas no pesa más que un simple clip. Sea cual sea su tamaño, lo que en realidad hacen las semillas es alimentar al embrión que permanece a la espera. Es no es más que una colección de células, pero aloja en su interior el molde de la planta futura, con su raíz y tallo ya formados.
Nelumbo nucifera |
Semillas de Nelumbo nucifera |
Todo comienzo es el final de una espera. A cada uno de nosotros se nos ha concedido una única oportunidad de existir. Todos somos algo en esencia imposible y a la vez inevitable. De la misma manera que todo árbol repleto de frutos fue antes una semilla que aguardaba su momento.
Hope Jahren
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