"TRISTE HERENCIA", del pintor Joaquín Sorolla (Año 1899) |
Las vacunas no son seguras. Ningún agente farmacológico, incluido las vacunas, es seguro al 100%. Pero para que sea autorizado sigue un proceso de evaluación riguroso y largo (puede durar hasta diez años) donde se comprueba que sus beneficios son enormemente superiores a los riesgos. Muchos de los problemas que alguna gente comenta no surgen de la propia vacuna sino que son simplemente algo que sucedió al mismo tiempo que la vacunación pero no son dos cosas conectadas. Las reacciones negativas de las vacunas son muy leves como dolor o enrojecimiento en la zona de inyección o algo de fiebre pero estas molestias o los posibles riesgos son mínimos frente a los de las enfermedades que las vacunas evitan.
Las vacunas llevan ingredientes peligrosos. Según su tipo, las vacunas pueden llevar virus vivos, virus muertos, proteínas purificadas de virus, toxinas bacterianas inactivadas o polisacáridos bacterianos. Para asegurar su estabilidad pueden llevar aditivos como gelatina o albúmina. Algunas vacunas como las de la gripe o la fiebre amarilla se producen en huevos con lo que pueden causar una alergia si alguien tiene alergia a los huevos. Las vacunas también pueden llevar adyuvantes que son a menudo sales de aluminio para conseguir una respuesta mejor del sistema inmune, la parte de nuestro organismo que se encarga de la defensa activa.
Las vacunas llevan mercurio que es un tóxico muy potente. La mayoría de las vacunas actuales son monodosis y no necesitan preservantes. Antiguamente, cuando las vacunas iban en un gran frasco del que se iban sacando sucesivamente las dosis de vacunas éstas podían llevar como conservante una sal de mercurio (timerosal o tiomersal) que contenía un producto que era el etilmercurio. Éste es distinto que el metilmercurio, que es una neurotoxina. Durante 80 años se usaron vacunas con pequeñas cantidades de timerosal y no se vieron nunca daños.
Las vacunas se cultivan en células de abortos. Algunos virus solo se reproducen en células humanas. Para producir estas vacunas necesitas un suministro estable y controlado de células humanas. Eso se consigue usando líneas celulares, que son células que se cultivan desde hace más de cincuenta años. Son líneas «eternas» que producen todas las células que necesitemos.
Las vacunas debilitan el sistema inmune. El sistema inmune empieza su desarrollo en la etapa fetal. Mientras va madurando los recién nacidos están protegidos frente a muchas infecciones, pero no todas, por los anticuerpos de su madre. Las vacunas refuerzan la respuesta del sistema inmune y están pensadas para integrarse en el desarrollo normal del niño. Cada niño está expuesto a muchas sustancias nuevas cada día y genera anticuerpos contra ellas. No suele haber ningún problema para generarlos también para las moléculas que forman parte de la vacuna.
No me gusta que nadie me diga lo que tengo que hacer con mis hijos. Lo entiendo. Es posible y a veces hasta comprensible que desconfíes de los gobiernos, las instituciones, las universidades, los investigadores… pero piensa que la inmensa mayoría de los médicos están a favor de las vacunas, la inmensa mayoría de los investigadores defienden su uso. Es posible que pienses que alguno tenga intereses económicos, incluso que pueda ser tan desalmado que a cambio de dinero ponga en riesgo la vida de niños pero ¿el 99%? ¿Crees que todos los pediatras, o el 99% son unos asesinos en potencia? ¿qué opinas que ese mismo 99% vacune a sus hijos? ¿No crees que si fuera una argucia para conseguir sobornos, se quedarían con el dinero pero no vacunarían a sus hijos? En un tema de salud ¿de quién debes fiarte? ¿De quién puedes fiarte? Por otro lado, todas las sociedades se organizan con normas generales. Esas normas indican a qué edad se empieza la escuela, a qué edad se puede votar y a qué edad y qué vacunas se deben poner de forma obligatoria. Ese calendario de vacunación es fruto del consenso. Los especialistas pueden discutir algún punto concreto del calendario de vacunación pero en general asumen que es un acuerdo bastante razonable.
Si yo decido poner en riesgo la vida de mi hijo es cosa mía. No me parece defendible que un padre tenga el derecho a arriesgar la vida de su hijo pero es que además pones en peligro las vidas de los hijos de otros, que pueden no estar de acuerdo contigo. La leucemia linfoblástica aguda, un tipo de cáncer frecuente en niños, requiere un tratamiento que debilita las defensas y puede hacer que ese niño muera por una enfermedad que le ha contagiado tu hijo, porque ese niño no puede vacunarse. No es una mera hipótesis, han muerto niños con leucemia de que algún compañero sin vacunar le contagió enfermedades supuestamente leves como el sarampión.
Las multinacionales farmacéuticas hacen un gran negocio con las vacunas. Es verdad que el negocio de las empresas farmacéuticas se basa en vender productos sanitarios, medicamentos, también vacunas. Pero las vacunas son en general muy baratas. Una de las preocupaciones del siglo XX era que se trataba de un negocio poco interesante y cada vez había menos fábricas de vacunas.
Afortunadamente otros países con grandes poblaciones, en particular en Asia, preocupados de que en caso de carestía no tendrían vacunas suficientes, han puesto en marcha sus propias fábricas. En el siglo XXI, han surgido nuevas vacunas, que se venden a precios mucho más caros y algunas empresas farmacéuticas occidentales se han vuelto a interesar por el tema de las vacunas.
He visto a un investigador alertando del peligro de una vacuna. Hay cientos de miles de investigadores en el mundo, en todos los países. Como en todos los colectivos hay gente muy preparada y gente menos preparada, hay personas que son enormemente respetadas y otras cuyas opiniones generan estupor entre sus compañeros. ¿Crees posible que un investigador crea algo totalmente estúpido? Yo sí lo creo posible, especialmente si es un mal investigador.
La verdad siempre surge de uno enfrentándose a la opinión de la mayoría. Es verdad, así es como avanza la ciencia. Pero no se basa en opiniones, se basa en el método científico que consiste en hacer una hipótesis (este medicamento es eficaz y seguro), hacer una experimentación (ver los resultados en grupos similares, uno al que se da el medicamento y otro al que no se le da) y llegar a conclusiones.
Igual que hay físicos que pueden creer en el horóscopo, hay médicos que creen en la homeopatía e investigadores que no apoyan las vacunas. Pero son pocos, los peor formados y no suelen querer debatir con sus compañeros porque quedan siempre en ridículo.
Las vacunas no sirven para nada. La esperanza de vida en España pasó de 34,9 años a más de 80 entre 1900 y 2014. La muerte de niños que antes era una constante en todas las familias ahora se ha convertido en una desgracia excepcional. Una buena parte de ese progreso se debe a las vacunas. Se calcula que cada año las vacunas salvan la vida de tres millones de niños.
Si las vacunas fueran tan eficaces habrían acabado con las enfermedades. Hemos conseguido acabar con una enfermedad terrible, la viruela, gracias a la vacuna. En toda la historia de la Humanidad es la primera vez que lo logramos. Antes, uno de cada siete niños moría de viruela, es decir, millones. Ahora ninguno. Estamos muy cerca de conseguir erradicar la segunda, la polio. En 1988 estaba en 150 países, hoy solo queda en 3, pero nos resulta muy difícil vacunar a todos los niños en esos países. En algunos casos, como en Pakistán, la gente que ponía vacunas ha sido asesinada.
Las vacunas causan autismo. No es verdad. Esta teoría fue el invento de un miserable, Andrew Wakefield, que había patentado su propia vacuna y quiso desprestigiar la vacuna triple vírica para ganar dinero. Numerosos estudios han demostrado que no hay relación entre las vacunas y el aumento de casos de autismo que estamos teniendo.
Las vacunas causan asma y alergias. No es cierto. No hay ningún dato que corrobore esta información. Al contrario, es muy importante que los niños con asma reciban todas la vacunas porque para ellos coger una enfermedad como tosferina o gripe puede agravar su asma.
Las vacunas pueden causar una reacción mortal. Es cierto. Prácticamente todos los medicamentos pueden causar una reacción adversa. Por ejemplo, la aspirina puede causar hemorragias intestinales que te podrían llevar a la muerte pero en todos los casos se sopesan los riesgos y los beneficios y en el caso de las vacunas los beneficios son abrumadoramente mayores. El riesgo de ponerse una vacuna es menor que el de utilizar un automóvil.
Las vacunas han causado muertes. Es verdad. En el siglo XIX, Robert Koch intentó usar la tuberculina como vacuna de la tuberculosis pero lo que consiguió fue reactivar una tuberculosis que estaba latente y algunas personas murieron. En el siglo XX, los laboratorios Cutter prepararon un lote de vacunas contra la polio que estaba defectuoso y de las 120.000 dosis empleadas, 5 niños murieron. Aprendimos de esos errores porque la ciencia es como avanza, viendo lo que ha pasado, reforzando sus controles, mejorando sus procedimientos. El número de personas salvadas por las vacunas es cientos de miles de veces superior a aquellos fallecidos a causa de una vacuna.
Un niño con viruela y otro vacunado |
Si mi hijo enferma, ya le curarán. Siempre es mejor prevenir que curar. Por poner un ejemplo, la rabia es una enfermedad casi con seguridad mortal mientras que la vacuna contra la rabia, que se pone a los perros, funciona muy bien. En muchas otras enfermedades la eficacia de las vacunas es altísima y el riesgo de morir si se contrae la enfermedad, o de tener efectos secundarios es alto. Un buen ejemplo es este caso reciente de difteria. Como en general no hay casos de difteria gracias a la eficacia de la vacuna, no ha apenas ningún medicamento disponible. Se buscó toxina antidiftérica en Estados Unidos, Alemania y Suecia sin encontrar ninguna disponible. Finalmente se encontró en Rusia y se mandó en avión por valija diplomática. Un niño puede morir mientras se busca un medicamento eficaz.
Las vacunas alteran el equilibrio ecológico. Las vacunas son muy específicas y actúan contra un virus, una bacteria, un parásito. Es cierto que ese virus puede llegar a desaparecer por efecto de las vacunas (es lo que ha sucedido con el virus de la viruela del que solo quedan unas muestras guardadas que muchos pensamos que deberían ser destruidas) pero eso no altera a otras especies, no genera en sí ningún problema en los ecosistemas. Si volviera a haber viruela morirían millones de personas pero la solución a los problemas de sobrepoblación no puede ser la difusión de enfermedades, sino buscar equilibrios y apoyar la educación y el desarrollo económico que son las mejores herramientas para el control de la natalidad.
Me opongo a las vacunas por motivos religiosos. No puedo a entrar a discutir porque no tengo conocimientos teológicos pero entiendo que Dios, en todas las religiones, quiere lo mejor para los hombres; entiendo que Dios desea que usemos los medios disponibles para ayudar a otras personas, en particular a los más frágiles, a los más débiles; entiendo que las vacunas se basan en el funcionamiento del sistema inmunitario que para un creyente es también obra de Dios. Si puedes hacer algo para salvar la vida de un niño ¿qué dice tu religión? ¿debes hacerlo o debes desentenderte?
Prefiero usar vacunas homeopáticas. Las vacunas homeopáticas son ineficaces porque no contienen ingredientes activos y por tanto no estimulan el sistema inmunitario. De por sí no hacen daño por esa ausencia de sustancias eficaces pero son peligrosas si sustituyen a las vacunas que realmente funcionan. Usar una vacuna homeopática es similar a no vacunarse, la única diferencia es que la medicación homeopática cuesta dinero.
Confío aclarar con este post algunas leyendas urbanas. Por favor, no dudes en consultar cualquier duda que tengas, en plantear cualquier argumento que tengas en contra de la vacunación, es un tema muy importante y ojalá consigamos que la gente tenga una idea más clara de lo que está en juego.
Fuente: http://jralonso.es/2015/06/03/dudas-si-vacunar-a-tu-hijo/
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