Los conjuntos escultóricos invitan a reflexionar sobre la crisis de refugiados, además de sobre el turismo y las nuevas tecnologías
“Mis esculturas son un vehículo para acercar a la 
gente al mar, que conozcan las especies animales o vegetales que lo 
habitan y que tomen conciencia de los peligros a los que se enfrentan 
actualmente el océano”, explica Taylor por teléfono a Verne. “Al mismo 
tiempo que las figuras cuentan una historia, ayudan a proteger el fondo 
marino”. Los materiales que utiliza son respetuosos con el medio 
ambiente y están pensados para mimetizarse con el entorno “queremos 
contribuir a que crezca el coral y otras especies, que pueda repoblarse 
la biomasa marina”, señala el artista.
Pionero en este tipo de proyectos, Taylor ya sabe lo 
que es abrir un museo bajo el mar. 500 de sus esculturas reposan desde 
2009 en el Caribe, en las costas de Cancún. Ese trabajo fue precisamente
 el que llamó la atención de las autoridades locales cuando lo 
invitaron, hace cuatro años, a participar en la Bienal de Arte. “Como no
 sabíamos que era imposible, lo hicimos”, cuenta a Verne uno de los 
impulsores de la iniciativa, José Juan Lorenzo.
Como Consejero Delegado de la entidad Centros de Arte,
 Cultura y Turismo - encarga de la gestión del museo - Lorenzo destaca 
que siempre habían admirado la obra de Taylor - “es un pionero, un 
innovador” y al compartir una filosofía común de respeto al medio le 
plantearon la posibilidad de trasladarlo a sus playas: “Lanzarote, 
gracias a la labor de Cesar Manrique, cuenta con una tradición muy 
amplia en Land Art (arte en la naturaleza). Los fondos marinos 
de la isla son tan bellos como su patrimonio terrestre, así que una 
iniciativa que llamase la atención sobre su valor, su fragilidad, su 
belleza, nos parecía perfecto”.
Taylor, instalado con su familia en Lanzarote, lleva 
dos años de trabajo previo en la superficie. Mientras llegaban los 
permisos para utilizar el suelo marino, las obras iban tomando forma en 
su taller. Entre esos conjuntos escultóricos que ya se ha sumergido se 
encuentra ‘La balsa de Lampedusa’ - un homenaje a los refugiados que 
huyen de sus países a través del mar - o El Rubicón, figuras humanas que invitan a reflexionar sobre el comportamiento de los turistas o el uso de las nuevas tecnologías.
Fuente: http://verne.elpais.com/verne/2015/10/05/album/1444033889_008265.html








 
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