¿Qué hubiera pasado si David Silva hubiera metido el segundo gol de España ante Holanda? ¿Estaríamos ahora eliminados del Mundial? ¿Qué hubiera pasado si no hubiera nacido un tipo llamado Adolf Hitler? Surgen miles de preguntas cuya respuesta, inevitablemente, obligan a cambiar el rumbo de la historia.
Una última: ¿Qué hubiera pasado si Gavrilo Princip, el nacionalista serbio que atentó contra el archiduque Francisco Fernando y su mujer tal día como hoy hace un siglo, hubiera errado en sus disparos? ¿Hubiera estallado la Primera Guerra Mundial?
Probablemente
sí. Porque el primer conflicto armado que trascendió la lucha entre dos
contendientes para convertirse en una brutal guerra de todos contra
todos, se llevaba larvando muchos años. De hecho, la mayoría de
emperadores, primeros ministros y altos cargos diplomáticos europeos
—porque fue en el Viejo Continente donde empezó todo— daban por
descontando que, más tarde o temprano, se produciría un enfrentamiento
con Alemania.
1917. Tropas británicas moviéndose cerca de Ypres
La pistola semiautomática FN modelo 1910, calibre 9 mm, con el número de serie #19074, que desefundó hace hoy cien años Gravilo Princip, fue la mecha que encendió el fuego, no el motivo único que provocó la guerra. Con el revólver descerrajó dos tiros sobre los ocupantes del vehículo en el que viajan el archiduque de Asutria-Hungría Francisco Fernando y su mujer, Sofía: una bala impactó en la yugular del heredero. La otra, sobre el abdomen de su esposa.
1915. Soldados italianos cargando con bicicletas
Ninguno de los disparos provocó la muerte instantánea. Tanto Francisco Fernando como Sofía vivieron pocos minutos más. Los suficientes como para que el archiduque gritase: “¡Sofía!, ¡Sofía! No te mueras... ¡vive para nuestros hijos!” y varios “No es nada”.
Sí lo fue. Porque su muerte fue el motivo perfecto que estaban buscando los que más tarde se implicaron de una u otra forma en la Guerra para iniciar las hostilidades. Ningún historiador pone en duda a día de hoy que Alemania enredó todo lo posible para enfrentarse en un conflicto armado contra Francia e Inglaterra y convertirse en el Imperio dominante no sólo en Europa, sino en todo el mundo. De hecho, la diplomacia de comienzos de siglo XX fue una combinación de períodos de amenaza latente con otros más sosegados que se dieron en llamar Paz Armada.
1916. Tres soldados alemanes con ratas cazadas en las trincheras durante la noche anterior
Cuando cometió el asesinato, Princip acaba de cumplir 19 años. Y no actuaba solo. Formaba parte de un un grupo de seis nacionalistas serbios que actuaban bajo el paraguas de Crna ruka, o Mano Negra. Sus ideas estaban claras: unificar a todos los serbios en un único Estado. Costase lo que costase y se derramase la sangre que se derramase.
1916. Soldado serbio afeitado por un compañero
FICHAS DE DOMINÓ
El asesinato del heredero provocó la reacción inmediata de Austria-Hungría —con el apoyo de Alemania— en forma de ultimátum que, en puridad, representaba una declaración de guerra contra Serbia. Reclamaba, entro otros puntos, la investigación de los hechos, pero Serbia, apoyada por Rusia, se negó a esta petición al considerar que suponía una intromisión en sus asuntos internos.
1916. Soldado ruso protegiéndose tras el cadáver de un caballo
El 28 de julio empezaron a colocarse las fichas del domino que irían cayendo una a una con el paso de los meses: Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Rusia, para ayudar a Serbia, movilizó sus tropas hacia las fronteras alemana y austriaca. Alemania declaró la guerra a Rusia, el 1 de agosto de 1914, y a Francia, el 3 de agosto.
1916. Un soldado francés, con máscara de gas, en la batalla de Verdún
Había comenzado la Primera Guerra Mundial. Entre 9 y 15 millones de personas contemplaban estos movimientos sin tener la más remota idea de que, cuatro años después, yacerían bajo tierra.
1918. Soldados muertos en una trinchera
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