martes, 11 de febrero de 2020

Plan Trump, la legitimación de un robo

Los dirigentes palestinos piden que se asegure que un orden mundial basado en reglas sea el único camino a seguir para todos

Donald Trump y Benjamin Netanyahu, el pasado 28 de enero en la Casa Blanca.
Donald Trump y Benjamin Netanyahu, el pasado 28 de enero en la Casa Blanca. AFP
Un proyecto de paz nunca podrá conllevar la legitimación de la violación del derecho internacional. Sin embargo, es lo que ha hecho el llamado plan Paz por Prosperidad, elaborado por la Casa Blanca. Es una iniciativa anexionista que define bien su ceguera política, arrogancia e ignorancia. Mientras, tanto Israel como la Administración Trump están tratando de engañar al mundo con promesas de un "futuro mejor", queda el hecho de que la sinergia ideológica entre dos líderes populistas de derecha les está llevando a compartir una sola visión: el apartheid.

Este plan de anexión es una recopilación de posiciones israelíes, muchas de las cuales fueron presentadas textualmente por representantes israelíes en negociaciones anteriores. Es un plan negociado entre colonos y representantes de Estados Unidos, ambos partidarios de la política ilegal de colonización de los territorios palestinos. Tal y como aparece en el mapa presentado por EE UU, el plan responde a una lógica de apartheid que nada tiene que ver con una solución de "dos Estados". Aaron David Miller, uno de los exfuncionarios estadounidenses con más experiencia en el proceso de paz, explicó que le dijo al asesor y yerno del presidente, Jared Kushner, que no actuara como "abogado de Israel" si quería tener éxito. Evidentemente, Kushner fue más allá al convertirse en el abogado de las políticas de anexión y colonización de Israel.

Argumentar que la anexión y la colonización, manifiestamente ilegales en el ámbito internacional, deben normalizarse como resultado de su plan está sentando un peligroso precedente para que cualquier país poderoso imponga cualquier realidad que considere necesaria, incluso violando el derecho internacional. Cualquiera que acepte firmar el plan de Trump, o los pocos que sugieren que este documento podría tomarse como base para cualquier compromiso, le están diciendo claramente al pueblo palestino que acepte un crimen de guerra como base para cualquier conversación. Claramente, no se trata de rechazar una propuesta de paz sino de decir no a un intento de legitimar el robo, cuando menos, como una herramienta en las relaciones internacionales.

La lógica distorsionada del equipo de Trump sugiere que lograr la paz implica acomodar todos los deseos de los extremistas israelíes. El plan indica claramente la perpetuación de la ocupación colonial de Palestina por parte de Israel y la fragmentación de su tierra. Otorga a Israel el control total de Jerusalén y "legaliza" sus asentamientos, transfiere su población al territorio palestino ocupado y niega los derechos de los refugiados palestinos. Además, el equipo de Trump espera que el pueblo de Palestina se tome esto como un regalo sin precedentes. De hecho, y en más de una ocasión, Kushner ha seguido repitiendo que estaba seguro de que los palestinos estarían sin duda "sorprendidos" de lo "bueno" que es el plan para los ellos. ¿Qué muestra esto? Una combinación de ignorancia, complicidad y falta de respeto.

El presidente Mahmud Abbas se dirigirá este martes al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el órgano encargado de preservar la paz y la seguridad mundial, con un mensaje de urgencia para dar una oportunidad a la paz, no al apartheid. Nuestra visión de la paz se basa en poner fin a la ocupación de Israel para lograr crear un Estado de Palestina independiente y soberano en la frontera de 1967 con Jerusalén Oriental, su capital. Esta es nuestra histórica concesión para la paz hecha en 1988, dando a Israel alrededor del 78% de la Palestina histórica. Una Palestina libre que coexista en paz, seguridad y prosperidad con el resto de la región. Todas las cuestiones del estatuto permanente deben ser resueltas de una manera justa que respete el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de Naciones Unidas. En el marco de la iniciativa de paz árabe, este será el punto de entrada para nuevas relaciones diplomáticas y comerciales entre las partes.

No basta con que la comunidad internacional sepa lo que hacen tanto Israel como la Administración Trump. Salvar las perspectivas de paz requiere un compromiso, poner fin a la impunidad para prevenir eficazmente las posibilidades de anexión y crear las condiciones para la celebración de conversaciones significativas basadas en el mandato acordado internacionalmente para el proceso de paz de Oriente Próximo. Nuestra propuesta incluye el establecimiento de un equipo países para facilitar un proceso de paz significativo. Un proceso que trabaje en la aplicación del derecho internacional en lugar de uno de anexión hecho para violarlo.

Aunque apoyan las negociaciones directas basadas en el derecho internacional y las resoluciones de Naciones Unidas, la Liga Árabe y la Organización de la Cooperación Islámica (OCI) ya han dicho que no a un plan que ni apoya un Estado soberano de Palestina, con Jerusalén Oriental como su capital ni respeta el histórico acuerdo de statu quo de nuestros santos lugares en la ciudad. La Unión Africana y la Unión Europea ya han declarado que el plan Trump contradice el derecho internacional. Palestina está ofreciendo al mundo una propuesta seria para lograr una paz justa y duradera. Estamos pidiendo que se asegure que un orden mundial basado en reglas sea el único camino a seguir para todos. En lo que respecta a la aplicación de los principios fundamentales, incluida la responsabilidad de terceros, Palestina no debe ser la excepción.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/02/10/opinion/1581360568_516932.html

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