"Se nos cuenta que esos sistemas pueden evitar la evasión de impuestos, pero no tiene sentido cuando tenemos en cuenta que los bancos tienen divisiones enteras encargadas de ayudar a sus clientes a defraudar"
"Los datos relativos a pagos son mucho más sensibles o más delicados que otro tipo de datos. Lo que compras está diciendo lo que haces, cómo actúas"
"Abandonar el uso del dinero en efectivo es hacer un pacto con el diablo"
"Los datos relativos a pagos son mucho más sensibles o más delicados que otro tipo de datos. Lo que compras está diciendo lo que haces, cómo actúas"
"Abandonar el uso del dinero en efectivo es hacer un pacto con el diablo"
Brett Scott, autor de "Hackeando el futuro del dinero" EUROPA PRESS |
Suecia es el lugar donde se fabricaron billetes por
primera vez en Europa, en el año 1661 (casi nueve siglos después que en
China). También podría ser un país pionero en la desaparición del dinero
en efectivo: en 2016 solo el 1% de los pagos se hicieron por esta vía.
Este control financiero casi "totalitario" (con información sobre lo que
se compra, cuándo y dónde) responde a una estrategia por parte de los
bancos, empresas intermediarias en los pagos y gobiernos, según alerta
el activista y antiguo bróker de bolsa Brett Scott.
Su libro, Hackeando el futuro del dinero (Profit
Editorial) acaba de ser publicado en castellano y Scott se encuentra
haciendo entrevistas estos días en España. En conversación con
eldiario.es defiende un posible sistema financiero de crédito mutuo
entre comunidades que escape al control de los bancos centrales y
comerciales.
Mientras se materializa esta, a día de hoy, utopía,
asegura que no quiere dar "una idea romántica sobre el efectivo", pero
defiende la necesidad de un sistema mixto entre los billetes en el
bolsillo y los pagos electrónicos. Explica que el sector financiero está
dedicando muchos recursos a idealizar la economía digital, con riesgos
como la desaparición de la intimidad, el uso espurio de los datos y los
ciberataques. Y alerta de que los pobres serían los primeros
perjudicados por la desaparición de la moneda física. "Abandonar el uso del dinero en efectivo es hacer un pacto con el diablo", advierte.
Usted
alerta sobre el hecho de que el uso de bancos y pagos electrónicos
puede suponer un control sobre la vida y las actividades de las
personas, pero normalmente compartimos información voluntariamente a
través por ejemplo de las redes sociales. ¿Por qué es peor ese otro
control?
Lo primero que diría es que
simplemente el hecho de que ya estemos controlados no significa que no
haya que pelear para mantener un cierto nivel de privacidad. La
comunidad de la privacidad, es decir, la gente que está luchando por
mantener la privacidad, por ejemplo en las redes sociales, puede
mantener un cierto control sobre sus datos y su información o sobre cómo
se va a usar.
También diría que los datos relativos a
pagos son mucho más sensibles o más delicados que otro tipo de datos
(es un control casi absoluto sobre las actividades por parte de
instituciones no democráticas como los bancos, a las que tienes que
pedir "permiso" para pagar). Las redes sociales muestran ciertas cosas
sobre la gente, pero no hablan sobre cómo se actúa realmente. Existe un
dicho en inglés que habla de poner el dinero donde pones tu boca. Lo que
quiere decir es que lo que compras está hablando sobre lo que haces,
cómo actúas.
De este modo, conseguir datos sobre pagos
es mucho más sensible que los de las redes sociales. Y controlar este
tipo de datos tiene también consecuencias más serias.
A
favor del dinero electrónico frente al efectivo hay también otros
argumentos. Por ejemplo, en España se calcula que la economía sumergida
puede llegar a equivaler al 24% del PIB. Esto tiene consecuencias en
evasión fiscal y también en la protección de los trabajadores que cobran
parte o todo su salario en dinero sin declarar. ¿Qué opina?
Yo
creo que la frase que viene a cuento aquí es que hay que tener cuidado
con lo que se desea. Es cierto que puedes usar los pagos digitales para
formalizar los sistemas económicos, porque existe un intermediario que
lo vigila todo. Pero al mismo tiempo se está aumentando el poder del
sector financiero, se aumenta el poder de la banca y de los
intermediarios de pago y al mismo tiempo se está exponiendo a los
usuarios a nuevos riesgos, por ejemplo, a los ciberataques, a los
fraudes. Y cuestiones como la dependencia que se genera en la gente
sobre este tipo de plataformas. Por ejemplo, ¿qué ocurre si hay un
apagón, si hay problemas con la electricidad?
La
manera en la que lo podría explicar es que no quiero dar una idea
romántica sobre sobre el efectivo, pero el sector financiero sí está
creando esta imagen romántica de los pagos electrónicos y la economía
digital.
Es un pacto con el diablo, porque se nos
cuenta que quizás se puedan solucionar problemas mediante esta economía
digital, pero solo a cambio de darle mucho más poder a las entidades
financieras que no rinden cuentas de ningún tipo. Si tú quieres hacer
esto, vale, de acuerdo, se puede hacer. Pero hay que tener en cuenta
también que el sector financiero no va a solucionar necesariamente los
problemas.
Por ejemplo, si hablamos de impuestos. Se
nos cuenta que mediante esos sistemas se puede evitar el fraude fiscal,
pero no tiene sentido cuando tenemos en cuenta que los bancos
actualmente tienen divisiones enteras encargadas de ayudar a que sus
clientes evadan el pago de impuestos.
Los
países que actualmente están actuando de manera más activa en el
sentido de hacer desaparecer el dinero en efectivo son los escandinavos,
que son socialdemocracias que se suelen colocar como ejemplo de
garantías de los derechos de sus ciudadanos. ¿Por qué cree que ocurre
allí precisamente?
Uno de los motivos
principales de que esto suceda en países como Suecia y que no sean
críticos con estos sistemas digitales, es que la gente confía en sus
instituciones. Hay una población muy preparada que cree que las
instituciones trabajan siempre en su beneficio, por lo que no ponen
problemas a la hora de someterse a estas instituciones, incluidas las
financieras. Pero esta confianza en las instituciones no sucede en otros
países. Este es un punto que a menudo olvidan los defensores de estos
sistemas digitales. Digamos que asumen que todo el mundo va a querer
incorporarse a estos grandes sistemas institucionales, pero esto no es
necesariamente así, solo hay alguna gente que lo desea.
En
algunas organizaciones de ayuda al desarrollo se imagina que si estos
sistemas de pago digital, sin efectivo, llegaran a la gente en todos los
países, todo mejoraría. Pero lo que sucede es que hay países donde
puede haber problemas de debilidad institucional, de infraestructuras,
educación. Esto es donde se cree que se debe intervenir a nivel
tecnológico para mejorar la economía.
Pero a menudo
por muchas capas de tecnología que se añadan, no se soluciona nada. Si
no hay fortaleza institucional, por muchas capas tecnológicas que pongas
no vas a resolver los problemas, solo vas a ser objeto de más abusos.
En el caso de que el dinero en metálico llegara a desaparecer ¿qué capas de la población se verían más perjudicadas?
Siempre
los más pobres. La analogía que utilizo a menudo es la de los coches y
las bicicletas. Si piensas en un sistema de transporte, idealmente
querrás tener los dos. Pero si destruyes la industria de la bicicleta,
la gente que no tenga acceso a los coches tendrá que caminar.
La
analogía de las bicis y los coches es útil. Los pagos digitales llegan
muy lejos y son muy rápidos, mientras que los pagos en efectivo son más
lentos pero mucho más accesibles. Pero si miras a largo plazo, una
sociedad donde solo haya coches, si algo va mal con el sistema de
fabricación toda la sociedad estará afectada.
Aunque
inicialmente será la gente sin acceso a las cuentas bancarias la que
tendrá que operar de maneras más informales tras el ataque al sistema
del dinero en efectivo, en circunstancias extremas todo el mundo se verá
perjudicado. Se habla mucho de las crisis financieras globales. Si en
una de estas crisis hay una pérdida de confianza en el sistema bancario,
todo el mundo querrá salir del sistema, intentará sacar el dinero de
los bancos. Y si no hay metálico, esto puede tener consecuencias graves.
¿Cuál es para usted entonces el sistema idóneo? ¿combinar bicicletas y coches?
Sí,
cuando se diseña un sistema económico siempre se pretende que haya un
balance de elementos y por eso yo no tengo una idea romántica con
respecto al efectivo. Yo uso el sistema bancario y los pagos digitales,
pero la idea de una sociedad sin efectivo donde la gente se ve forzada a
realizar siempre sistemas de pago digital, es algo muy diferente. El
sistema de efectivo está regulado por los bancos centrales, mientras que
los sistemas de pago digital están controlados por bancos y empresas
privadas de pago. Y tienen amplios presupuestos para promover sus
sistemas, mientras que los bancos centrales nunca dedican ningún tipo de
presupuesto a promover o a difundir el efectivo. Con lo cual es un
juego en el que hay una gran desigualdad entre los protagonistas. Como
resultado, la gente no recibe una educación al respecto y sólo se quedan
con una parte de la historia.
¿Qué podemos a su juicio hacer como individuos para evitar este control del sistema bancario?
La
dinámica política es que el sistema bancario privado controla el acceso
al efectivo en gran medida y controla el acceso del público. Es por
cómo funciona el sistema monetario. Esto es un gran problema porque el
equivalente sería Microsoft controlando el acceso a Linux o algo así.
Por ello, tendría que haber una intervención política para forzar al
sistema bancario a mantener el acceso al dinero en efectivo al público,
que es algo que el Estado debe exigir.
Luego hay otro
tema y es que en gran medida muchos gobiernos han dejado de aceptar el
dinero del propio estado como pago por sus servicios públicos. Un
ejemplo podría ser el del Reino Unido, el sistema de transportes de
Londres, que es un monopolio estatal, y se niega a aceptar dinero en
metálico desde hace muchísimos años. Es decir, una institución estatal
no acepta dinero estatal para pagar por sus servicios. Todas las
instituciones debería aceptar dinero estatal por sus servicios, en lugar
de forzar a todo el mundo a acudir a los bancos privados.
El
dinero lleva muchos años sin estar respaldado por un valor real (como
era el oro) sino en su valor fiduciario, basado en la confianza. ¿Hacia
dónde puede evolucionar el futuro del dinero?
Creo
que el dinero que tenemos actualmente es más poderoso que el oro. No
estoy de acuerdo en que esté basado en la confianza. Históricamente hay
dos enfoques: uno es el que ve el dinero como un producto, una
mercancía, el que lo ve como algo que intrínsecamente tiene un valor que
nos hace desearlo, como el oro. Soy escéptico sobre ello.
Luego
está la otra idea que habla del dinero como algo basado en la confianza
o en una especie de acuerdo colectivo. Pero existiría una tercera vía,
un tercer concepto que está más refinado y en el que yo creo más. Las
teorías de redes. La gente está inmersa en redes totalmente
interdependientes. Ningún individuo en la sociedad puede decidir no usar
dinero. No usamos el dinero porque confiemos en él, lo usamos porque si
no estamos fastidiados. Todos somos dependientes de esta inmensa red
que nos acaba atrapando y que es extremadamente fuerte.
Por
ejemplo, los dólares estadounidenses. Se trata de una red de 300
millones de personas o más, es un sistema mucho más poderoso que un
trozo de oro que nos puede parecer muy bonito. Es una gran red
interrelacionada en la que ningún individuo tiene ningún poder.
Entonces, el arte de política monetaria es cómo alteras el número de
unidades en esa red, y es lo que hacen a menudo los bancos centrales.
Yo
vengo de una escuela de pensamiento monetario que se llama cartalismo,
basada en la idea de que el dinero está basado en sistemas de créditos y
redes formales (la Teoría Monetaria Moderna también se conoce como neocartalismo).
¿En qué lugar colocaría a las monedas tipo bitcoins dentro de esos ecosistemas?
De hecho el bitcoin intenta replicar estas teorías de dinero como commodity,
como un bien, pero usando una estructura de red. Para los evangelistas
del bitcoin, la idea que subyace es que las unidades de moneda tienen un
valor en sí mismas por la cantidad limitada que existe de la misma. Es
un poco como se concebía el valor del oro.
Con esta
concepción, es como si coges esta botella de agua que tengo en la mano,
la lanzas y existe por ahí y se va transmitiendo, se va pasando de mano
en mano. Con el bitcoin se piensa una cosa similar, este sistema de
tokens que emites, los lanzas y se van moviendo.
Con
los sistemas de crédito lo que piensas es: estas unidades que lanzas se
expanden y se contraen. Son entidades que respiran y representan a otra
gente. Las unidades en sí mismas son conductos que conectan con otra
gente, que permiten el acceso a otras personas. Es muy abstracto, pero
digamos que las unidades de crédito tienen dos caras y el bitcoin solo
una. Es una de las razones por las que el bitcoin ha sido tan fácilmente
vapuleado por los otros sistemas.
Los creadores de
bitcoin dijeron en cierto modo "bueno, no nos gusta la gente que está a
cargo del sistema monetario, los bancos centrales y comerciales.
Entonces vamos a crear otro sistema que sea estático". Lo que se podría
hacer es mantener este dinamismo, pero que haya otra gente que lo
gestione. Los bitcoin no solucionan los problemas, sino que crean otros.
Aunque bueno, para ciertas cosas yo los uso y pueden ser muy
divertidos.
¿Ve usted posible que haya un control distinto de este sistema "dinámico", aparte de los bancos centrales y comerciales?
Probablemente
algunos de los experimentos más punteros en sistemas monetarios que se
van a realizar vayan a venir de la intersección entre los criptosistemas
y los sistemas de crédito que se expanden y se contraen. Por ejemplo,
uno los sistemas alternativos que existen son los sistemas de crédito
mutuo, que a día de hoy son pequeños experimentos de sistemas dinámicos
de comunidades que se juntan para usar dinero entre ellas. Normalmente
son muy pequeñas. Pero ahora existe la posibilidad, gracias a la
tecnología, de llevar estos sistemas de crédito mutuo a otro nivel y que
sea mayor.
Lo que podría existir en el futuro serían
redes digitales con todos estos sistemas de crédito mutuo
interconectados, que funcionen como lo hacen ahora los bancos centrales
pero mucho más controlados por las personas. Nadie ha construido este
sistema todavía, pero hay gente experimentando ya con este crédito mutuo
a través de blockchain, por ejemplo. El sistema Sardex en Cerdeña es un
buen ejemplo de sistema fuerte de crédito mutuo (Scott es asesor de Brixton Pound, una moneda que se usa solo en ese barrio de Londres). La idea es que se pudiera replicar este sistema de un modo mucho más orgánico.
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