El problema del Mal es que te convierte en culpable si te toca. Ese es el gran misterio del Mal: las víctimas siempre acaban en culpables de algo cuyo nombre es otra vez el Mal. Las víctimas son siempre excrementales. La gente simula compasión hacia las víctimas, pero en su interior solo hay desprecio.
Las víctimas son siempre irredimibles.
Es decir, despreciables.
La gente ama a los héroes, no a las víctimas.
Ordesa
Manuel Vilas
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