El presidente de la comisión, Peter McClellan (i), presenta su informe al gobernador general de Australia. EFE |
Los 17 volúmenes que recogen los testimonios de casi 8.000 víctimas en más de 4.000 centros de enseñanza, clubes deportivos y orfanatos ponen fin a una indagatoria que se desarrolló durante los últimos cinco años y que confirma la catástrofe moral que sufrió ese país, donde la Iglesia Católica lejos de erigirse en una entidad dedicada a la educación de los más pequeños sirvió como albergue para pedófilos tan notorios como Gerald Ridsdale o Robert Best, acusados de sobrepasarse con decenas de niños.
La compilación constituye un recorrido tan escabroso como devastador por centros educativos en los que se llegaba a prácticas tan extremas como sacar a los niños de las camas para violarlos, obligarles a tener sexo con otro pequeños o encerrarlos en jaulas por infracciones menores.
"Las peores experiencias de mi vida fue ser violado y abusado, y agredido física y mentalmente por varios hermanos y sacerdotes. No uno, ni dos, sino nueve perpetradores. Nunca he podido superar esto. Los asaltos y los golpes fueron la norma desde el principio. De niño aprendí rápidamente que decir la verdad sólo servía para causar más dolor y sufrimiento. La verdad nunca fue válida a los ojos de los adultos cuya atención me asignaron", afirmó una de las víctimas a la que sólo se identifica con las siglas VV, el 29 de abril de 2014.
De los entrevistados, un 61,8% citó a instituciones regentadas por la Iglesia Católica como escenario de esos atropellos, un tercio de los cuales fueron cometidos por clérigos, llegando a ser un comportamiento tan recurrente que un 7% de todos los sacerdotes entre 1960 y 2015 abusaron de los menores a su cargo, a tenor de lo dicho por los testigos que participaron en esta pesquisa.
Sin embargo, los abusos también se registraron en centros evangélicos, de la Iglesia Anglicana y en instituciones judías. El número total de víctimas sigue sin conocerse, pero los medios locales estiman que podrían exceder los 60.000.
"No se trata simplemente de manzanas podridas""Decenas de miles de niños fueron abusados sexualmente. Nunca sabremos la cifra, pero cualquiera que sea, supone una tragedia nacional perpetrada durante generaciones dentro de nuestras instituciones más respetadas", asevera el texto. "No se trata simplemente de algunas manzanas podridas. Algunas instituciones tenían a muchos pederastas que agredían a muchos niños", añaden los documentos.
Pese a ser sólo números, las estadísticas compiladas por la comisión real australiana permiten hacerse una idea de la estremecedora realidad que tuvieron que afrontar un número indeterminado de pequeños, algunos de los cuales -un 0,7% de los entrevistados- ni siquiera tenían 10 años de edad. Más de la mitad sufrieron estos abusos cuando tenían entre 10 y 14 años, tuvieron que soportarlas una media de 2,2 años y más de un 36% fueron víctimas de varios pederastas.
La indagatoria recogió relatos de encubrimientos en el seno de la Iglesia Católica australiana y el cambio de sacerdotes entre parroquias precisamente para evitar que se destapara el escándalo. La jerarquía de esa institución demostró "fallas catastróficas de liderazgo", particularmente antes de la década de los 90, argumentaron los responsables de la comisión.
"En muchas instituciones religiosas, los acusados siguieron teniendo acceso a los niños incluso cuando los líderes religiosos sabían que representaban un peligro", se lee en los escritos. "La incapacidad para comprender que los abusos sexuales a niños eran un crimen con un profundo impacto para la víctima y no un mero error moral capaz de corregirse con la contrición y la penitencia es casi incomprensible", continúa otro de los párrafos.
El más alto representante de la Iglesia católica en ese país, George Pell, número tres del Vaticano, fue inculpado a finales de junio por uno de estos "delitos de agresión sexuales", según la policía que además mencionó que el religioso había sido acusado por "numerosos demandantes". De inmediato, el presidente de la Conferencia Episcopal de ese país, el arzobispo de Melbourne, Denis Hart, pidió perdón por lo ocurrido y dijo que era una "pasado vergonzoso".
Sin embargo, numerosos líderes de esa iglesia -incluido el propio Hart- se opusieron a varias de las muchas recomendaciones del grupo de investigadores que exigieron que se suprima el secreto de confesión para casos de pederastia y se permita que el celibato sea voluntario. "Para muchos miembros del clero y religiosos, el celibato es una idea inalcanzable que hace que se viva una doble vida y contribuye a una cultura del secreto y la hipocresía. Esta cultura parece haber contribuido a que se soslaye la transgresión del celibato y se minimice el abuso sexual como un lapso moral perdonable", añade la investigación.
Hart dijo que ese secreto no se puede quebrar so pena de excomunión y que en su caso lo único que haría era negarle la absolución al responsable. En agosto pasado el mismo religioso generó una notable controversia al declarar que prefería ir a la cárcel que informar a las autoridades sobre un caso de abusos sexuales si este se le había revelado durante la confesión.
"Reconozco y entiendo cuanto ha dañado la credibilidad de la Iglesia en la comunidad y conmocionado a muchos de nuestros creyentes", admitió por su parte el arzobispo de Sidney, Anthony Fisher, en declaraciones a la cadena SBS.
Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2017/12/15/5a339827268e3ec90d8b4580.html
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