Habría que concentrar mucho nuestros pensamientos
para dar testimonio de aquel mundo perdido,
de aquellas largas tardes de infancia,
que nunca volvieron - ¿y por qué?
Y sin embargo regresan, tal vez en una lluvia,
aunque no sepamos nunca de qué se trata;
Nunca estuvo la vida tan llena de encuentros,
de aproximaciones, despedidas y reanudaciones
como entonces, cuando nada nos sucedía
distinto de lo que le sucede a una cosa, a un animal:
porque la vivíamos como una vida humana,
llena de figuras hasta el borde.
Y estábamos tan solos como un pastor,
como él cargados con el peso de la gran lejanía,
y como desde lejos llamados y tocados,
ensartados lentamente, como a lo largo de un hilo nuevo
en aquellas sucesiones de imágenes,
donde permanecer nos confundía.
Rainer Maria Rilke
No hay comentarios:
Publicar un comentario