miércoles, 6 de diciembre de 2017

Adiós al yeti: las desventuras y tribulaciones de un criptozoólogo

Titín en el Tíbet. Hergé

 .... partieron una hora antes del amanecer, con veintiséis porteadores, divididos en cuatro partidas, bien aseguradas mediante cordadas. El amanecer los sorprendió en la llanura extensa del glaciar: la luz caía sobre la cima del Everest, que se alzaba justo frente a ellos. [...] Howard-Bury se sorprendió al ver una chova piquirroja, un ave negra que les sobrevoló y, sobre la nieve las huellas de zorros y liebres.
   Entre éstas había una que, de manera inquietante, parecía la de un pie humano descalzo. Los porteadores sabían bien lo que era: la marca de un yeti, Metohkangmi, el "abominable hombre de las nieves", una criatura monstruosa conocida por descender a los pueblos para matar hombres, secuestrar a mujeres y beberse la sangre de los yaks y los niños. Howard-Bury reconoció la huella como la de un animal, quizá un lobo, y consideró al yeti una leyenda popular similar a las creencias inglesas en los hombres del saco o en fantasmas. Pero la simple mención de este pintoresco hallazgo en su informe para el Times sembraría descabelladas especulaciones en Londres y añadiría más leña a la leyenda del abominable hombre de las nieves y a los informes de la supuesta existencia de una extraña tribu de hombres salvajes de la montaña, "altos, musculosos y muy peludos", descendientes de una raza derrotada que halló su santuario en las cuevas de hielo del alto Himalaya. Con el tiempo Howard-Bury se asombraría al comprobar que, de todos los lugares de la expedición de 1921, éste sería, según la prensa popular, el descubrimiento que "suscitó una considerable discusión en los círculos científicos".... (Expedición inglesa al Himalaya.1921)
 Wade Davis
Tintín en el Tíbet. Hergé

Por si no se habían enterado, recientemente nos hemos quedado sin Yeti. Ocurrió la semana pasada cuando investigadores de la Universidad de Búfalo publicaron un estudio en el que habían analizado el ADN de muestras del supuesto Yeti dispersas por todo el mundo en museos y colecciones privadas: pelos, piel, dientes, huesos y hasta restos de excrementos recogidos en el Himalaya y el Tibet y que durante décadas se ha creído que pertenecían a la misteriosa criatura, un animal sin terminar de identificar, quizá medio hombre medio oso…

Bien, pues resulta que no es medio nada. Es un oso. U ocho osos diferentes, vaya. Pero ese es el animal al que pertenecen esas muestras. Todas excepto una, que resultó ser de un perro.

 Nuestro gozo en un pozo porque a la vez que nuestro lado racional nos dice que las probabilidades de que realmente existiese el Yeti tal y cómo lo describen las leyendas locales tibetanas y como ha pasado al imaginario global eran realmente pequeñas, esa parte de nosotros que se queda fascinada con los cuentos de criaturas imposibles y las películas de monstruos sufre una pequeña decepción cada vez que un científico, con su método empírico y sus evidencias, decide poner fin a una de esas pequeñas parcelas de misterio que aún nos quedan por resolver... Continuar leyendo: https://culturacientifica.com/2017/12/04/adios-al-yeti-las-desventuras-tribulaciones-criptozoologo/

Más información: https://onlineonly.christies.com/s/out-of-the-ordinary/yeti-footprints-in-the-menlung-basin-1036/8405/

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