Citrus grandis (L.) |
En 1760 compra
una farmacia en Madrid e ingresa en el Real Colegio de Farmacéuticos,
donde desempeña diversos cargos, hasta que en 1781 acaba vendiendo la
farmacia por motivos financieros y entre 1783 y 1784 recibe clases de
botánica para farmacéuticos en el Real Jardín Botánico, consiguiendo el
título de botánico.
El
10 de marzo de 1785 Carlos III firmó la Real Cédula por la que se
creaba la Real Compañía de Filipinas; una sociedad político-mercantil,
con sede en Filipinas, que debería potenciar el estudio y la explotación
de los recursos naturales propios de estos territorios. Si bien, ¿con
qué recursos naturales contaba este archipiélago? o ¿cuáles podrían ser
comercializados? Para responder a éstas y otras preguntas similares, la
Compañía solicitó del ministro de Indias, José de Gálvez, la necesidad
de contar con el personal técnico adecuado que le permitiera valorar las
posibilidades de explotación de los recursos naturales con los que
contaba el archipiélago filipino, con más de 7.100 islas.
Gálvez
trasladó la petición a Casimiro Gómez Ortega, primer catedrático del
Real Jardín Botánico, y éste propuso para realizar tales actividades a
Juan de Cuéllar, nombrado por Carlos III, en noviembre de 1785,
"...botánico sin sueldo, pero con
la calidad de que los gastos que se le
ofrecieren en la formación de los dibujos, disecación de plantas, y
expediciones que hiciere para recoger y observar los objetos de historia
natural, se le han de satisfacer en las Cajas Reales de aquellas islas,
dándome cuenta cada medio año de los progresos que hiciere en esta
comisión por mano de mi secretario de Estado y del Despacho Universal de
Indias: a fin de que yo pueda a su tiempo recompensar a dicho botánico a
proporción del servicio que en esta parte me hiciere...".
A
comienzos de enero de 1786 embarca en Cádiz, a bordo del Águila
Imperial, con destino al puerto de Cavite; con el objetivo de "recoger
todas las plantas y cuerpos preciosos (...) para llenar el Jardín y el
Gabinete de Historia Natural" y estudiar las producciones útiles para el
comercio e industria.
Cuéllar
se instala en Manila y contrata a los pintores nativos Miguel de los
Reyes, José Loden y Tomás Nasario. Con ellos organiza un estudio de
pintura y un laboratorio para el examen y dibujo de las especies que se
remitirían a la Corte. También contrató a dos escribanos, Andrés
Fernández y Apolinar Montes, para que elaboraran los manuscritos y
anotaran las descripciones de las especies, y a algunos marineros
españoles para que le ayudaran con las tareas de herborización y
recolección de ejemplares.
Desde
su llegada al archipiélago filipino, Juan de Cuéllar acumula materiales
con destino a los Reales Gabinetes; los primeros envíos de producciones
naturales del archipiélago filipino (conchas, semillas, resinas,
maderas, dibujos, minerales y algunas macetas con plantas vivas) datan
de comienzos de 1787 y desde entonces los realizará con la asiduidad que
le permite el sistema de flotas con España; estos envíos prosiguieron,
no sin altibajos, hasta 1797.
Los
materiales herborizados por Juan fueron escasos, aunque él supo suplir
estas carencias adquiriendo cuantas curiosidades naturales tenía a su
acceso, por ello no son raros algunos cajones con producciones
asiáticas, remitidos por él con destino a los Reales Gabinetes.
Cuéllar
fue el primer botánico que consiguió que llegasen vivos a Europa el
canelo, el árbol del pan y el mangostán, plantas por cuya obtención y
aclimatación la Real Sociedad de Londres convocaba premios
infructuosamente desde 1777.
Pese
a todo, los intentos de Juan de Cuéllar y su equipo por obtener
beneficio de los canelos filipinos fueron en vano, como vana fue su
propuesta de realizar una expedición botánica por el archipiélago o la
de establecer un jardín botánico en los terrenos que la Real Compañía
disponía en Malate.
Una
Real Orden, fechada el 19 de junio de 1793, suprimía la junta de
gobierno de la Real Compañía en Manila, comisionando a la de Madrid para
que decidiera sobre el futuro de aquel establecimiento. La junta de
Madrid cesó de sus cargos a los empleados en Manila, un cese efectivo
desde el 31 de diciembre de 1794. Juan de Cuéllar fue destituido junto
al resto del personal al servicio del establecimiento de Manila, aunque
el naturalista conoció la noticia, como el resto, en junio de 1795.
Cuéllar
permanecería en Filipinas hasta su muerte. El gobernador de Filipinas
le nombró comisionado para el alumbrado público en Manila y, más tarde,
superintendente de las fábricas de tejidos de la provincia de Ilocos, un
territorio del que fue nombrado "Alcalde Mayor", cargo equivalente a
gobernador provincial, y en el que falleció a finales de 1801.
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