Tras someter a un grupo de peces cebra a situaciones estresantes, estos
sufrieron un aumento de la temperatura corporal de entre 2 y 4 grados,
según ha experimentado un equipo de investigadores de la Universitat
Autònoma de Barcelona, junto a científicos de las Universidades de
Stirling y Bristol (Reino Unido).
Se trata de un fenómeno llamado fiebre
emocional, que se relaciona con las emociones que sienten los animales
ante un estímulo externo. Incluso se ha llegado a relacionar con algún
grado de conciencia, aunque esta es una cuestión polémica. La fiebre
emocional se había detectado en mamíferos,
en aves y en algunos reptiles, pero nunca en peces, que eran
considerados animales sin emociones ni conciencia. Este nuevo estudio
llevado a cabo con 72 ejemplares de pez cebra, ha alterado esta idea.
Los investigadores dividieron los peces en dos grupos de 36 ejemplares y los introdujeron en un gran tanque con diferentes compartimentos intercomunicados, con temperaturas que iban desde 18 ºC hasta 35 ºC. Los peces del grupo control permanecieron en la zona que estaba a su temperatura preferida: 28 ºC, y sin ser sometidos a ninguna acción especial. A los peces del otro grupo se les hizo pasar por una situación de estrés: fueron confinados durante 15 minutos en una red dentro de la pecera, a 27 ºC. Pasado este tiempo, fueron liberados.
Mientras los peces control permanecieron en los compartimentos de 28 ºC, los peces que habían sufrido estrés se desplazaron hacia los tanques calientes y aumentaron su temperatura corporal entre 2 ºC y 4 ºC. Para los investigadores se trata de una prueba de expresión de fiebre emocional. Sobre el grado de conciencia de los peces los científicos están muy divididos. Algunos investigadores creen que no pueden tenerla por la simplicidad de sus cerebros, que carecen de córtex cerebral, capacidad de memoria y aprendizaje, con un repertorio muy limitado de comportamientos y sin la capacidad de experimentar sufrimiento.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Algarve (Portugal) ha demostrado que los besugos responden emocionalmente a los estímulos de su entorno, lo que sugiere que los estados emocionales son un rasgo que la evolución ha favorecido en muchas especies animales.
En otros factores, se midieron los niveles de cortisol, una hormona del estrés, y evaluando las áreas del cerebro que se activaron y que se sabe que están asociadas con estados emocionales positivos y negativos. Es la primera vez que se identifica que los peces, animales más simples y más alejados de los humanos en la escala evolutiva, pueden desencadenar respuestas fisiológicas y neuromoleculares en el sistema nervioso central en respuesta a estímulos emocionales. Además, los científicos afirman que la capacidad de evaluar los estímulos emocionales puede tener una base neurológica más simple de la esperada.
Más respeto para los besugos.
Fuente: http://www.madrimasd.org/blogs/ciencia_marina/2017/10/30/134941
Un equipo de investigadores de la Universidad de Algarve (Portugal) ha demostrado que los besugos responden emocionalmente a los estímulos de su entorno, lo que sugiere que los estados emocionales son un rasgo que la evolución ha favorecido en muchas especies animales.
En otros factores, se midieron los niveles de cortisol, una hormona del estrés, y evaluando las áreas del cerebro que se activaron y que se sabe que están asociadas con estados emocionales positivos y negativos. Es la primera vez que se identifica que los peces, animales más simples y más alejados de los humanos en la escala evolutiva, pueden desencadenar respuestas fisiológicas y neuromoleculares en el sistema nervioso central en respuesta a estímulos emocionales. Además, los científicos afirman que la capacidad de evaluar los estímulos emocionales puede tener una base neurológica más simple de la esperada.
Más respeto para los besugos.
Fuente: http://www.madrimasd.org/blogs/ciencia_marina/2017/10/30/134941
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