Andrés Esono, principal opositor del presidente de Guinea
Ecuatorial Teodoro Obiang, alerta de las escasas garantías que, una vez
más, ampararán las elecciones legislativas de este domingo
"Ahora, con la crisis económica, muchos estarían dispuestos a votar en contra del régimen, por lo que la represión para volver a ganar es aún mayor"
"Hacer oposición en Guinea es arriesgarse a vivir excluido y marginado"
El
secretario general de Convergencia para la Democracia Social (CPDS) es
uno de los impulsores de la coalición electoral Juntos Podemos que,
junto con Unión de Centro Derecha, pretenden unir fuerzas para plantar
cara al partido de Obiang, que acumula casi 40 años de dictadura en el
país africano.
"Ahora, con la crisis económica, muchos estarían dispuestos a votar en contra del régimen, por lo que la represión para volver a ganar es aún mayor"
"Hacer oposición en Guinea es arriesgarse a vivir excluido y marginado"
Andrés Esono, Secretario General de CPDS en Guinea Ecuatorial DAVID CONDE |
El guineano Andrés Esono, principal opositor
del dictador Teodoro Obiang, afronta las elecciones legislativas y
municipales de este domingo desde una más que previsible derrota.
Pero las denuncias de fraude que ensucian cada una de las citas
electorales en Guinea Ecuatorial no hacen tambalear su propósito de
"lograr la democratización del país".
Está de visita en España para captar la
atención internacional ante la "inexistencia de garantías" que avalen
los próximos comicios que pretenden elegir los diputados del parlamento
ecuatoguineano, que en la actualidad cuenta con solo un representante de
la oposición.
Su esperanza está en las calles: "S i hay fraude, la población tiene que manifestarse para exigir que lo que se diga en las urnas se respete".
Este domingo, se celebran elecciones legislativas y municipales. ¿Qué garantías tienen?
Ninguna. No tienen ninguna garantía porque el gobierno no ha cambiado
nada. No ha cambiado la ley electoral aunque ni siquiera cumple la
deficiente legislación actual. No ha invitado a observadores de la Unión
Africana y rechaza invitar a los de la UE y otros organismos
imparciales.
Estos observadores, en las
elecciones de 2013 y 2016, hicieron unas recomendaciones sencillas: que
todos los candidatos tuviesen acceso a los medios de comunicación y que
se limitase el uso abusivo de los recursos del Estado por parte del
partido del poder. No está cumpliendo ninguna. Siempre hacen las mismas
recomendaciones, pero el Gobierno nunca las cumple. Estas elecciones no
van a ser diferentes y parece que pueden ser incluso peor.
¿Por qué?
Porque se celebran en un momento muy delicado en lo que se refiere a la
situación económica. Hay una grave crisis económica y social en el
país: miles de personas han perdido su puesto de trabajo, hay mucha
pobreza.
El Gobierno siempre ha contado con
el miedo de la población que le vota. Piensa que, con ese miedo, mucha
gente prefiere no meterse en temas políticos ni votar a la oposición
porque perdería su trabajo. Ahora que lo han perdido todo, estarían
dispuestos a votar en contra del régimen, por lo que la represión sobre
la población es aún mayor, con el objetivo de volver a alzarse con ese
99% que siempre consigue en las elecciones. El régimen hace las
elecciones solo para hacer parecer que hay democracia en Guinea, aunque
en realidad esta no exista.
Al fraude electoral se une, denuncia, la represión a los opositores.
Hacer la oposición en Guinea Ecuatorial es una de las profesiones más
arriesgadas. En Guinea la oposición no tiene derecho a nada, ni siquiera
a trabajar. No solo le pasa a los políticos, los militantes conocidos
de la oposición no tienen derecho a trabajar. Incluso los sospechosos de
simpatizar con la oposición también tienen problemas. Un opositor no
puede ganar un juicio si lo tiene contra el partido del poder. No
tenemos derecho a nada.
La última vez que viajó a Madrid, donde se reunió con diferentes
partidos políticos españoles, fue detenido a su regreso a Guinea
Ecuatorial. ¿Qué pasó?
Sí. Después
de Madrid, fui a Alemania y Colombia. Al volver, me detuvieron en el
aeropuerto, me dijeron que tenían información de la Interpol de que
había comprado armas en Bélgica para dar un golpe de Estado, lo cual era
falso. Gracias a la movilización de partidos políticos españoles, e
incluso del Gobierno, me liberaron a las 24 horas.
¿Cómo se las arregla entonces para realizar esta labor de oposición?
Buena parte de los que estamos en este partido hemos estudiado en
España por lo que tenemos ciertas ventajas. Yo trabajo para la UNED por
lo que no pueden obligar a la UNED a que me eche del trabajo. Mis
compañeros, muchos ingenieros, economistas, médicos, van dando clases en
colegios de monjas o en el colegio español. De eso vivimos.
Pero, con nuestros recursos, tenemos que intentar mantener el partido.
Estamos en una situación de presión constante. De miseria constante. El
partido muchas veces tiene que hacer de ONG para personas que se nos
acercan porque no tienen ni para comprarse unas aspirinas. Tenemos que
encargarnos de militantes que, por el hecho de apoyar la oposición, han
perdido sus trabajos.
A usted le llegaron a acusar de comprar a un enfermo de ébola para meterlo en el país. ¿Qué ocurrió?
Sí, son situaciones surrealistas. En enero se celebró la Copa África.
Marruecos la había rechazado por la situación del ébola. Y nosotros nos
preguntábamos: ¿cómo vais a aceptar la Copa? ¿De qué partida
presupuestaria vais a sacar los 40 millones de dólares? ¿Cómo va a
prevenir los casos de ébola un país que tiene la sanidad por los suelos?
Entonces, pedimos a la población que no fuera a los estadios, pedimos
un boicot. Poco después, publicaron una noticia diciendo que yo había
ido a los países afectados por el ébola para comprar a un enfermo y
traerlo a Guinea, matar a la población y decir: mirad, esto es lo que
decíamos.
Surrealista. Fuimos a los
tribunales a denunciarlo. La policía fue bochornosa, prefabricó tarjetas
de embarque de los supuestos viajes. Yo les decía: ¿dónde están los
sellos en mi pasaporte? No lo pudieron demostrar. Trajeron a un
delincuente internacional que dijo que yo le había ido a ver para
ofrecerle dinero a cambio de meterlo en Guinea y que luego, decía, no le
pagué y le amenacé.
Los medios estuvieron
cuatro meses con el tema. Llamándome asesino pero sin dejarme hablar.
Me dejaron en una especie de arresto domiciliario, solo podía ir a la
oficina y poco más. Fue una violación de mis derechos a la defensa, a la
presunción de inocencia, al derecho de expresarme. Hubo un intento de
meterme en la cárcel pero finalmente, no sé si por la presión
internacional o por la vergüenza, dejaron pasar el caso.
Las relaciones entre el Gobierno español y el ecuatoguineano son
aparentemente buenas. ¿Qué papel tiene España en su intento de impulsar
un cambio?
Las relaciones no son
buenas aunque lo digan, pero el Gobierno de España no exige con
contundencia el fin de la represión y las vulneraciones de derechos
humanos. Pero a la mínima que quiera España exigirlo, el gobierno lo
tachará de injerencia política y habrá consecuencias. El Gobierno
guineano quiere que España solo coopere y reconozca a Guinea como
gobierno democrático.
¿El Gobierno de España cumple con esa exigencia?
Los gobiernos españoles no son muy contundentes a la hora de exigir el
respeto de los derechos humanos. Antes sí: cuando Guinea era un país
pobre. Desde que empezó a explotar los recursos y todas las empresas
petroleras querían entrar, las exigencias al gobierno empezaron a ser
cada vez más débiles y tímidas. El petróleo y el dinero han pasado a ser
más prioritarios que la exigencia al respeto de los derechos humanos de
Guinea.
Ahora que se está explotando sus
recursos y las empresas quieren entrar, las exigencias han bajado. No
solo por el interés de los gobiernos de llevar multinacionales al país
sino también porque el margen de maniobra para presionar al gobierno
también se ha reducido.
El gobierno guineano
ya no depende de la ayuda internacional, así que les puede mandar a
freír espárragos porque tiene recursos propios y recursos codiciados por
las grandes potencias. El Gobierno de Guinea siempre ha jugado con esa
baza. Si Occidente le presiona demasiado, se dirige a los chinos para
que ocupen su espacio. Y a Occidente no le interesa que China ocupe el
espacio.
Su partido,
Convergencia para la Democracia Social (CPDS), se ha unido con Unión de
Centro Derecha (UCD) en la coalición electoral Juntos Podemos. ¿Por qué?
Hemos hecho la coalición ante una situación en la que el partido del
Gobierno usa todos los recursos del Estado a su antojo. Por ejemplo, la
prensa. Hemos mantenido una reunión con el Gobierno y nos han asignado
un equipo de radio y televisión. Graban imágenes de nuestros actos pero,
en el momento de informar, solo emiten unos segundos de imágenes y no
permiten que salga nuestra voz. Ellos hablan por nosotros y dicen lo más
intrascendente de nuestro discurso. Ante esa situación, vimos que un
solo partido no puede enfrentarse al partido del poder. La unión hace la
fuerza. Por eso lanzamos un único mensaje de unión por el cambio a la
población, a los militantes que nos exigen esa unidad .
Tenemos la experiencia de 1995, la única vez que la oposición se unió. Y
tenemos la experiencia de otros países africanos donde han conseguido
deshacerse de dictaduras gracias a ello. Cuando estamos unidos, somos
más fuertes.
¿Qué posibilidades reales tienen de obtener más escaños?
Las posibilidades que tenemos se basan en poder llegar a la población
para decirle que "ahora o nunca". Y, si hay fraude, la población tiene
que salir a la calle para exigir que lo que se diga en las urnas se
respete.
No hay agua, no hay hospitales, los
hospitales son privados para la gente con recursos. El régimen no ha
construido escuelas. Se ha invertido mucho en otras construcciones:
puentes enormes, grandes hoteles, aeropuerto desde el que no salen
aviones durante semanas… Y no se ha construido ni una escuela. Tanto es
así que los centros privados tienen que establecer turnos.
Para ejemplificarlo: en el distrito electoral de Bata, hay 38 centros
de enseñanza secundaria, de ellos 33 son privados, construidas por
asociaciones religiosas o familias para que los niños no estén en la
calle. De los cinco que hay, tres se construyeron en la época colonial y
dos con (el anterior dictador Francisco) Macías. En este régimen, no ha
construido ninguno. No han construido infraestructuras que beneficien a
la población. No. La población vive al margen del petróleo. Gracias a
esas obras, hay una ley de inversiones según la cual todas las empresas
extranjeras tienen que contar con un socio local, siempre del presidente
y de su familia o del poder.
Pide que sus votantes salgan a la calle pero ¿qué consecuencias suele tener para la población manifestarse contra el Gobierno?
Hay una ley que permite que los ciudadanos se manifiesten pacíficamente
pero nunca han permitido una manifestación de la oposición. Las únicas
que se celebran en Guinea Ecuatorial son de apoyo a Obiang o a algún
miembro de su familia, pero nunca hay una manifestación de interés
social.
En 2013, tras el fraude electoral,
anunciamos que nos manifestaríamos, el Gobierno no nos dio permiso y el
día de la protesta amaneció con toda la zona acordonada por tanques. A
mí me detuvieron junto con otros compañeros a pesar de que habíamos
anunciado que lo íbamos a hacer para que la manifestación transcurriese
con normalidad. Nuestra sede permaneció dos semanas rodeada, asediada.
Pero volveremos a salir, porque la población guineana está muy cansada.
Uno puede aguantar la represión y la falta de libertades cuando se le
da de comer. Pero no puede aguantar la represión mientras ve que sus
niños no tienen ni para comer ni tienen dinero para estudiar. En estas
condiciones si unos no tienen dinero para pagar, no irán a la escuela.
Es difícil que uno aguante tantas privaciones, porque la situación al
final acaba estallando.
La oposición llamó una y otra vez al gobierno a sentarse pero siempre la maniobra para distraer a la gente, para engañar.
¿Cuáles son las principales reformas que proponen para generar ese cambio?
Querríamos producir cambios en la Constitución y en varias leyes del
país. Reducir los poderes del jefe de Estado, que el Parlamento pueda
desarrollar su labor, que el actual ni legisla ni controla al gobierno:
solo se limita a ratificar las decisiones que el Gobierno manda al
parlamento. No ejerce de control: es dependiente del gobierno. Por eso,
necesitamos un cambio constitucional en el senado, que solo bloquea todo
lo que sale del Parlamento y no venga del partido del gobierno.
Teniendo en cuenta este atosigamiento que relata, ¿no piensa en tirar la toalla?
A veces da miedo porque en Guinea te puede pasar de todo. Sigo porque
¿de qué me sirve ir al exilio? Si todavía hay un margen para seguir
luchando por la democracia, tengo la confianza en que terminará llegando
a Guinea Ecuatorial porque la causa de la democracia es una causa
justa. Lo importante es mantener la llama de la lucha encendida. Si no
lo hacemos nosotros, ya lo harán otros.
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