1960. Sus abuelos viven con su familia en la población de San Carlos, departamento de Antioquia, en el centro del país.
Es la época que en Colombia se conoce simplemente como La Violencia, cuando simpatizantes de los dos principales partidos políticos -Liberal y Conservador- se enfrentaban en una guerra mortífera.
Los abuelos de Jesús Abad Colorado. |
Una noche la turba entró en su casa, asesinó al abuelo y degolló al menor de sus hijos, un niño. La abuela no quiso alimentarse más y murió de dolor a los cuatro meses.
Toda la familia se vio obligada a escapar hacia Medellín, la capital de Antioquia, y a la región del Magdalena medio. Allí volvieron a vivir la guerra entre los años 70 y 90.
En esa historia y en esa foto en blanco y negro de sus abuelos se hunden las raíces de la violencia actual de Colombia y del oficio de Jesús Abad Colorado.
De la violencia, porque esa lucha bipartidista está en el origen mismo de las FARC y de la guerra que ha azotado a Colombia en las últimas décadas.
En la foto, porque Abad Colorado asumió la decisión de tomar la inmensa mayoría de sus imágenes en blanco y negro.
"Creo que es más respetuoso. El color agrede en situaciones de violencia. El blanco y negro le da más carácter de documento, de duelo".
Entierro colectivo de víctimas de un atentado de la guerrilla del ELN a un oleoducto en 1998. Al final murieron 78 personas por esta acción de la guerrilla. |
Operativo del ejército colombiano por ataques de la guerrilla en Juradó, Chocó, en 1999. |
El blanco y negro representa otra de las obsesiones del fotógrafo: la memoria. Dejar registro del horror de la guerra. Por eso, muchas veces es el único periodista en viajar a lugares donde se ha cometido una matanza.
Y casi siempre es el último en irse. Porque no le interesa el hecho en sí, sino sus consecuencias. Esas ondas expansivas que genera todo acto violento y que transforma -o destruye- vidas y sociedades.
Familiares de víctimas de una masacre guerrillera en 1995. |
Cuando lo permitieron ya era demasiado tarde. Jesús Abad lo acompañó a llevarla de regreso a casa y registró su profundo dolor.
Aniceto lleva el cadáver de su esposa Ubertina a través de la selva del departamento colombiano de El Chocó. |
Víctima de un ataque de la guerrilla a una iglesia en Bojayá, Chocó. 2002. |
Jamás exhibe fotos de comandantes o generales, de quienes detentan el poder. Sólo de los combatientes rasos y civiles.
Y muchos de ellos en situaciones difíciles, como el soldado que sobrevivió a una emboscada de la guerrilla en septiembre de 1993 al convoy en el que viajaba, mientras sus compañeros muertos siguen tirados en la carretera.
Así fue como consiguió fotos tan impresionantes como la del niño que cierra la camisa de su padre, asesinado por los paramilitares en San Carlos en octubre de 1998, el mismo pueblo del que 38 años antes habían huido los familiares de Jesús Abad.
Como ocurrió en El Aro, Antioquia, luego de que los paramilitares -de nuevo con la complicidad del ejército- pasaran cinco días impunemente allí, torturando y asesinando a 15 personas en la plaza principal, mientras obligaban al resto de los habitantes a observar. Luego saquearon e incendiaron el lugar.
Cuando se fueron los paramilitares, los pobladores abandonaron en masa El Aro.
Cráter dejado por un bombardeo del ejército en la Operación Génesis en Riosucio, Chocó, en 1997. |
Así lo representa esta imagen en la que muestra una marcha de habitantes del municipio de Granada pidiendo la paz después de que una toma guerrillera dejara semidestruida su población.
Y proporcionar esperanza.
Ana Felicia Velásquez regresó, acompañada del fotógrafo, a la casa de la que había sido obligada a huir por la guerra. Cuando volvió, llevó unas flores para que la casa "no se sintiera triste". |
Jesús Abad Colorado en una foto que le tomó un niño que escapaba con toda su familia de un poblado que había sido atacado por paramilitares. |
Más información: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37452970?ocid=socialflow_twitter
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