miércoles, 24 de agosto de 2016

Hijos de una luna africana

Photo: NY Daily News
Los humanos siempre hemos tendido a manifestar cierto temor o el rechazo al que es “diferente”, parece que necesitemos marcarlo, diferenciarlo y hacemos todo un grotesco e inhumano circo al estilo del Hombre Elefante y aquello de “La parada de los monstruos”. Nos asusta convivir con personas o situaciones que se escapan a la “normalidad” que nosotros mismos hemos establecido. Sabes muy bien de que hablo, todavía hoy en día existen en nuestras sociedades “civilizadas” demasiados casos de discriminación a personas por el simple hecho de no cumplir con el estereotipo establecido: homosexualidad, enfermedades poco frecuentes, etnia, aspecto o vete tú a saber, cualquier cosa parece que nos sirva para montarnos un “apartheid” a medida. Si a este asunto le unes el hecho de estar inmerso en una sociedad un tanto inmovilista (no tan distinta a la nuestra, no vayamos a creer) en la que la hechicería, la magia negra y la superstición todavía son habituales la desgracia está servida.

Los albinos son personas que padecen una deficiencia congénita que se caracteriza por la ausencia de pigmentación, esto origina al que la padece enormes problemas cutáneos. Si en Europa las dificultades para los albinos son serias, no podemos ni imaginar lo que puede suponer en África donde las personas de raza negra sin pigmentación (para entendernos, unos “negros muy blancos”) son vistos como unos seres extraños en su propia tierra a pesar de que, según los expertos, debido a la endogamia existen cuatro veces más casos de albinismo que en Europa. Esa deficiencia hace que la piel no tenga protección contra la radiación solar, algo que en los países desarrollados se puede más o menos, mitigar con el uso de cremas pero que en otros es un verdadero problema a pesar de que se hayan intentado cremas solares específicas.

Nacer “hijo de la luna” en África es una de las peores lacras con la que se puede venir al mundo. Además de los consabidos problemas médicos que llevan a la casi seguridad de desarrollar un cáncer de piel a lo largo de los 30 años de esperanza de vida de que disponen. Los albinos han de hacer frente a una grave amenaza que los hace objeto de una pesadilla que parece recortada de tiempos ancestrales. Se les persigue por culpa de creencias y supersticiones que en muchos casos les llevan a una muerte cruel y sin sentido, como si todavía estuviésemos en la Edad Media. Son atacados porque se les cree malditos (algo así como los lobishomes gallegos ) pero también porque se cree, para su desgracia, que son amuletos andantes para atraer la suerte (exactamente igual que una “pata de conejo” en algunas partes de España pero mucho más sádico). Esto es tan grave que lleva al punto de que en pueden llegar a ser asesinados y descuartizados (así, a lo vándalo). Son víctimas de masacres porque un brazo puede valer 1000 euros y un cuerpo entero de un albino 60.000. Teniendo en cuenta esto podemos imaginar la caza que están sufriendo hoy en día, en pleno SXXI, tan solo porque su color de piel no es “acorde”.

En Europa no hubiésemos ni sospechado que todavía hoy en día se cometían este tipo de atrocidades porque, por lo visto, estas personas no merecen ni un recorte escondido en cualquier periódico (incluso en papel). Si hemos podido llegar a saber de esto es gracias a documentales que hielan la sangre en pleno mes de agosto y que nos descubren una realidad tan cruda que no podemos llegar a creer. Pero sobre todo si sabemos algo es gracias a la labor de la primera parlamentaria albina en Tanzania, Al-Shaymaa Kwegyir, que está intentando que se conozca la barbaridad que padecen y consiguió que las autoridades de Tanzania (que es donde más casos conocidos existen) promulgasen en 2009 una ley en la que se se prohibía acudir a curanderos para buscar sanación. Pero esto en una sociedad en la que la hechicería está tan arraigada resulta insuficiente si previamente no se consigue, por parte de la comunidad internacional, un cambio de conciencia social, una evolución en unas comunidades ancladas en el pasado.



Fuente:  https://enzapatillasdeandarporcasa.com/2016/08/23/hijos-de-una-luna-africana/

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