martes, 20 de mayo de 2014

“Vamos a ver famosos muriendo de tuberculosis resistente en los países ricos”

El director del consorcio europeo para la vacuna contra la tuberculosis alerta de las nuevas amenazas de una enfermedad que mata a más personas que la malaria


Douglas Young, después de la entrevista / Lino Escurís
 Douglas Young es director del departamento de micobacterias del Instituto Nacional de Investigación Médica (MRC) del Reino Unido y profesor de microbiología Médica del Imperial College. Tras acabar su doctorado y viajar a India, comenzó a investigar la lepra, una enfermedad causada por una bacteria similar a la de la tuberculosis. Desde hace tres décadas ha centrado su trabajo en la investigación de la tuberculosis. En la actualidad es director en funciones de la Iniciativa para la Vacuna contra la Tuberculosis, un proyecto liderado desde Europa en el que participan instituciones de más de 15 países

En un tiempo no tan lejano, los países ricos vivían doblegados por una enfermedad incurable. Mataba a hasta el 80% de las personas que la desarrollaban y una de cada siete muertes en Europa y América era por su culpa. La incidencia era especialmente alta en las ciudades europeas, donde la pobreza, las infraviviendas y la mala higiene aumentaban su expansión. A finales del siglo XIX había ciudades en las que se llegaron a infectar el 100% de los habitantes.

Se trataba de la tuberculosis, a la que también se ha llamado la gran asesina de la humanidad. Solo en los últimos 200 años se ha cobrado mil millones de vidas. Gracias a la investigación científica y la llegada de los antibióticos, aquella enfermedad fue primero controlada y después, injustamente olvidada. La ONU llegó a calcular que sería eliminada en 2025. Pero no fue así. La tuberculosis es hoy una emergencia sanitaria global, según la OMS. Esta sigue matando a siete personas cada hora en Europa y su impacto sigue siendo enorme en multitud de países donde aún hay millones de personas viviendo en las mismas condiciones de pobreza e insalubridad que los europeos del siglo XIX. Ambas realidades contribuyen a que esta enfermedad olvidada en occidente mate a más de 1,3 millones de personas cada año, más que la malaria y casi tanto como el VIH.

Ahora, la enfermedad ha conseguido desarrollar resistencia a muchos e incluso a todos los fármacos conocidos contra ella. Lo peor es que estas variantes resistentes ya se están expandiendo por todo el mundo, incluidos los países ricos de Europa. La propia OMS alertó hace poco de que existe el riesgo de que la tuberculosis y muchas otras infecciones vuelvan a ser incurables debido a la resistencia a antibióticos.

El británico Douglas Young trabaja cada día para que eso no ocurra. En la actualidad, este investigador en micobacterias es el director en funciones de la Iniciativa por la Vacuna contra Tuberculosis (TBVI), un consorcio internacional de centros de investigación, organizaciones no gubernamentales y empresas que está desarrollando varias candidatas de vacuna contra la tuberculosis. Una de ellas es la MTBVAC, creada en España. Young visitó Madrid para participar en el Simposio Internacional de TBVI celebrado en la Fundación Ramón Areces de Madrid. En esta entrevista, el experto aporta su visión sobre las nuevas amenazas de esta enfermedad, el desarrollo de nuevos tratamientos y el papel de la industria farmacéutica para conseguirlos.

¿Diría que los fondos dedicados a luchar contra la tuberculosis son proporcionales a su incidencia en el mundo?
Creemos que en el mundo muere en torno a 1,3 millones por la tuberculosis y la malaria es probablemente menos de un millón, así que hay más gente muriendo de tuberculosis que de malaria. Sin embargo, siempre hemos tenido mucho menos dinero que los proyectos de malaria o VIH. Hay mucha más concienciación sobre la malaria. Esto se debe en parte a que la tuberculosis fue un gran problema para generaciones anteriores tanto en Europa como en EEUU y después [al reducirse drásticamente la incidencia en estas zonas] se asumió que la enfermedad simplemente había desaparecido. Eso fue un tremendo error, pensar que la tuberculosis ya no existía porque la habíamos controlado en los países industrializados. En realidad nunca se la controló en el resto del mundo. Y aún así la gente sigue pensando que la tuberculosis es una enfermedad del siglo XIX, de la que morían los poetas románticos.

¿Supone un riesgo real para los países ricos?
En Europa tenemos muy poca tuberculosis. La incidencia es muchísimo menor en Madrid o Londres que en cualquier ciudad de Suráfrica, por ejemplo, pero es terrible que sigamos teniéndola. Ahora la preocupación es que regrese la enfermedad en su variante resistente a los medicamentos. Los casos normales se pueden tratar fácilmente con los fármacos disponibles, pero el gran temor es la llegada de estas nuevas formas, particularmente desde Europa del Este.

¿Cree que esa nueva amenaza acabará por concienciar a la gente de la situación?
Lo que despierte a la gente será ver morir a miembros de generaciones jóvenes de tuberculosis resistente. Habrá celebridades, gente famosa que muera de tuberculosis resistente. Creo que eso va a pasar.

¿Cuál es la próxima gran promesa en la lucha contra esta enfermedad?
Tenemos varias vacunas candidatas. Pero no sabemos cuál es mejor. Sabemos cuáles funcionan mejor con ratones o conejillos de indias, pero no si eso mismo sucede en humanos.

Entre ellas está la MTBVAC, ¿cómo de prometedora le parece?
Es tan buena como cualquiera de las otras y está ganando mucha inercia. Pero es un proceso complicado y lento. La mejor que tenemos ahora es la BCG, que se desarrolló en 1921. Tardamos unos 50 años en darnos cuenta de que no era tan efectiva como debería.

¿Cuál es el perfil típico del enfermo de tuberculosis?
Hay dos formas de tuberculosis. Los niños hasta cinco años pueden contraer una de esas formas, que pueden ser muy serias. Pero esta variante no se transmite. Por eso en las gráficas vemos un pico de incidencia entre los cero y cinco años y, después, los niños entre cinco y 15 no tienen tuberculosis nunca. No sabemos muy bien por qué. Luego, en la adolescencia, vuelven a tenerla y ahí es donde se da la segunda variante que sí se transmite por el aire con la tos. Así que debes decidir si vas a hacer un ensayo clínico en bebés o en adolescentes. Hay varias escuelas de pensamiento y nosotros tenemos ambos. El más grande que ha habido se hizo con niños y fue un fracaso.

¿Es posible erradicar la tuberculosis?
La OMS ha elaborado una estrategia para la eliminación, es decir, que haya un caso por cada millón de población. Ese es el objetivo para 2050. Podríamos controlarla e incluso erradicarla, pero no estamos en el buen camino para lograrlo. El problema es que hay riesgo. Es un gran desconocimiento y hace que las farmacéuticas se aparten. Hay una limitación científica además de presupuestaria.

¿Una vacuna no sería rentable económicamente?
Sí, hay suficiente mercado y de hecho se han hecho los cálculos. Hubo muchas críticas a las farmacéuticas por no estar desarrollando nuevos fármacos contra la tuberculosis porque no les interesaba. Pero creo que no es cierto. Se debe en realidad a que es muy difícil conseguirlos, hay mucho riesgo. Y cuando los accionistass ven las posibilidades, es evidente que no se muestran muy entusiastas. Aún así hay farmacéuticas que se interesan periódicamente en este campo. Por ejemplo Glaxo-Welcome estableció un programa de 10 años para conseguir nuevos fármacos. Novartis hizo un programa de cinco años. Ahora GSK ha vuelto a invertir mucho dinero en ello. Sí que siguen intentando y creo que lo hacen con buena intención, aunque también es cierto que no lo hacen con tanto interés como con el VIH.

¿Cuánto tiempo se tardará en conseguir una vacuna?
No menos de 10 años. Necesitamos algo que nos dé una nueva oportunidad, al menos una protección del 50%, un comienzo. Ahora tenemos 10 o 12 candidatos. Si uno de ellos lo logra, serán unos 10 años. Y por supuesto no hay dinero asegurado para los ensayos clínicos a gran escala que serían necesarios.
La tuberculosis resistente es parte del problema generalizado de la resistencia a antibióticos.

 ¿Cómo le parece de grave?
Los que trabajamos en este campo llevamos avisando de ello 10 o 20 años. Se debe al fracaso de las farmacéuticas de producir nuevos fármacos antibacterianos, y no porque no lo hayan intentado. Hace 10 o 20 años, con la llegada de la secuenciación genética, se asumió que con ella podríamos desarrollar nuevos fármacos contra las bacterias de forma mucho más fácil. Fue un fracaso, esa estrategia simplemente no funcionó. Nos muestra nuestro gran desconocimiento de la fisiología de una estúpida y diminuta bacteria, es embarazoso, pero es verdad.

¿Hay una alternativa para solucionar el problema?

Hay algunos antibióticos nuevos en fase de desarrollo. Pero no sabemos cuánto tiempo pasará hasta que aparezcan nuevas resistencias también a esos nuevos fármacos. Por eso deberíamos pensar más a largo plazo. Alguna otra forma de tratar el problema. Creo que debemos buscar formas de vivir con todos estos microbios. Hasta ahora nuestra estrategia ha sido matarlos a todos y es evidente que ya no funciona.
El movimiento antivacunas es un problema, tanto de los países en desarrollo como los desarrollados.

 ¿Hay alguna forma de pararlo?
Es totalmente irracional. Uno de los problemas con las vacunas es que necesitas que haya educación. Si tienes una enfermedad no tienes problema con que te inyecten un fármaco pero cuando estás sano es otra cosa. ¿Por qué debería pincharme o pinchar a mi hijo si está totalmente sano? Puedes entender que no tenga sentido aparente para algunos si no tienen la educación necesaria.

Fuente: http://esmateria.com/2014/05/20/vamos-ver-gente-famosa-muriendo-de-tuberculosis-resistente-en-paises-ricos/

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