…………Todos tenemos marcas, como las huellas de aquella quemadura o caída, como la ocupación momentánea de eczemas enrojecidos, la presencia de lunares asimétricos o de vasos sanguíneos visibles; ¿y qué decir de las arrugas, esas erupciones seniles que poco a poco invaden la caja del cuerpo y que para algunos son un cáncer que debe ser curado con insuflaciones de toxinas botulínicas? Ella escapa de lo artificial. Nos enseña al individuo. Sus imágenes son intimistas, turbadoras y únicas. Y si bien su obra podría compararse con la de otros retratistas como, por ejemplo, Ian Cumberland, que también detalla el desgaste físico, a diferencia de él, no deja al sujeto fuera de contexto, lo que hace que tenga un mayor impacto visual.
…………La holandesa crea a partir de las fotografías, realiza todas las capturas necesarias y luego, bajo su ojo analítico, desplaza al lienzo a la persona desnuda, aquella que expresa un individualismo crudo y frío. Más allá de las manchas de edad en las sienes y las patas de gallo alrededor de los ojos, nos encontramos ante una elocuente imagen pura. En sus cuadros se detectan expresiones de ensimismamiento, melancolía, miedo o incluso expectación. La solemnidad de Jacques Wallage, que fue alcalde de Groningen, la genialidad de Wim Pijbes, historiador de arte y director del Rijksmuseum de Ámsterdam, y la curiosidad del divulgador cultural Jonathan Meades son algunos de los rasgos personales que podemos ver reproducidos en su obra. Además tiene la osadía de tomarse como objeto de representación; sus autorretratos fielmente ejecutados muestran hasta el detalle de sus gestos, y me atrevo a decir que perturban y provocan empatía. Y aunque sea arriesgado, también se interesa por las congojas y alegrías infantiles.
…………En definitiva, Busschers nos invita a amaitinar.
Fuente: http://lacolumnata.es/cultura/caja-de-cerillas/annemarie-busschers-retratos-intimidantes
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