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Sin embargo, el proceso desde el anuncio del acuerdo hasta su ratificación y entrada en vigor es largo, complejo y está suscitando críticas procedentes de cada vez más gobiernos, instituciones y actores políticos de Europa y América Latina. Pese a que fue anunciado a bombo y platillo por varios líderes europeos -Pedro Sánchez fue especialmente entusiasta al respecto- el tratado no está concluido al 100%. En este momento se encuentra en proceso de revisión técnica y legal, un periodo en el que normalmente se continúa negociando y durante el que se incluyen numerosas modificaciones en el texto con absoluta opacidad, por lo que no se conoce aún el definitivo.
Acelerar el proceso de ratificación del acuerdo comercial con Mercosur parece ser una prioridad para la presidencia alemana de la UE durante el segundo semestre de 2020, en respuesta al interés de la patronal de las industrias automovilística o química alemanas por el tratado. No obstante, países como Francia o Irlanda expresaron serias dudas con respecto al mismo por su impacto sobre sus sectores agropecuarios, la crisis climática y la deforestación, especialmente tras los graves incendios en la Amazonía en agosto de 2019. El pasado 2 de junio, el parlamento neerlandés admitió una resolución que insta al gobierno de Mark Rutte a informar a la Comisión Europea que su gobierno retirara el apoyo al pacto comercial. El parlamento austriaco por su parte aprobó en septiembre de 2019 el veto al texto actual y lo mismo ha hecho en febrero de este año el parlamento de la región belga de Valonia, lo que impediría el voto favorable de Bélgica en el Consejo de la UE.
Si el acuerdo con Mercosur es finalmente considerado “mixto” -si se considera que contiene disposiciones sobre competencias no transferidas a la UE- se requería el voto favorable de todos los Estados miembro en el Consejo de la UE para su aprobación, por lo que el futuro del tratado es todavía incierto.
Y puede serlo aún más tras el reciente anuncio del presidente argentino Alberto Fernández de retirar a Argentina de los acuerdos de Mercosur en fase de negociación, si bien se mantiene en principio dentro del acuerdo ya alcanzado con la UE. El ministro de asuntos exteriores de Argentina, Felipe Solá, ha agregado que el acuerdo comercial del Mercosur con la Unión Europea “es un error” y que “habrá que ver si lo aprueba el Parlamento o no”. Las constantes pruebas de la firme voluntad del Gobierno de Bolsonaro de incrementar la deforestación y los ataques a los pueblos indígenas en Brasil tampoco ayudan a crear un clima favorable al tratado en la UE. El último ejemplo es el vídeo recientemente difundido en el que el Ministro de Medio Ambiente anima a sus colegas a aprovechar la crisis de la covid-19 para hacer modificaciones legislativas y facilitar la explotación de zonas protegidas de la Amazonía pese a que cada vez más expertos advierten de que la destrucción acelerada de la selva amazónica podría ser origen de nuevas epidemias. De hecho, la deforestación ilegal ha aumentado en Brasil desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19 con respecto al mismo periodo del año anterior.
La Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una resolución pidiendo legislación vinculante contra la deforestación y la reapertura del acuerdo comercial UE-Mercosur. Por otra parte, un reciente informe encargado por el Comité de Medio ambiente del Parlamento Europeo sobre deforestación y pérdida de biodiversidad en la Amazonía brasileña y su relación con las políticas de la UE, afirma que la tasa de deforestación y las cada vez más numerosas violaciones de los derechos de los pueblos indígenas hacen dudar seriamente del compromiso de Brasil con tratados internacionales como el de París. También admite que el tratado UE-Mercosur no contiene disposiciones que permitan proteger de forma efectiva los ecosistemas, el clima o los derechos humanos, ya que el recurso legal solo es aplicable a violaciones de las cláusulas comerciales y no a las contenidas en el capítulo de desarrollo sostenible.
A todo esto se suma la importante oposición de la sociedad civil al tratado UE-Mercosur a ambos lados del Atlántico por sus impactos negativos sobre la agricultura y ganadería familiar en ambas regiones, la clase obrera industrial en los países de Mercosur, los pueblos indígenas, el derecho a la salud, y la crisis climática entre otros motivos. Una resistencia que la crisis de la covid-19 puede fortalecer al haber puesto de manifiesto los riesgos globales derivados de la expansión de la agroindustria orientada a la exportación, la destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad.
Hace justo un año, 340 organizaciones firmaron una carta reclamando a la UE la paralización del acuerdo ante la política ecocida y anti indígena del gobierno brasileño, y previsiblemente las movilizaciones se intensificarán en los próximos años tanto en los países de la UE como en los de Mercosur.
Para saber más sobre este polémico tratado comercial, su impacto sobre el clima, las consecuencias para la economía de los países de Mercosur y las resistencias a su implantación recomendamos este dossier elaborado por el periódico La Directa en colaboración con Entrepobles, Campanya Catalunya No als Tractats de Comerç i Inversió, Ecologistes en Acció, Enginyeria sense Fronteres y el Ayuntamiento de Barcelona.
Golpe de mercado Mercosur by El Salto periódico on Scribd
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