Diálogo entre Amy Goodman y la periodista, escritora y activista canadiense Naomi Klein con motivo de su nuevo libro
En On Fire: The (Burning) Case for a Green New Deal [En llamas: el (candente) argumento a favor de un 'Green New Deal'], Klein plantea una transfomación radical y sistémica para hacer frente a la crisis climática
"Se trata de luchar contra la pobreza, el racismo, contra todas las manifestaciones de desigualdad y marginación a la vez que disminuimos drásticamente las emisiones"
En On Fire: The (Burning) Case for a Green New Deal [En llamas: el (candente) argumento a favor de un 'Green New Deal'], Klein plantea una transfomación radical y sistémica para hacer frente a la crisis climática
"Se trata de luchar contra la pobreza, el racismo, contra todas las manifestaciones de desigualdad y marginación a la vez que disminuimos drásticamente las emisiones"
La periodista y ensayista canadiense Naomi Klein |
En medio de los crecientes desastres climáticos en todo el planeta, desde los voraces incendios en el Amazonas hasta el destructivo paso del huracán Dorian por Bahamas, hablamos con la reconocida periodista, escritora y activista Naomi Klein.
En su nuevo libro On Fire: The (Burning) Case for a Green New Deal
[En llamas: el (candente) argumento a favor de un 'Green New Deal'],
Klein analiza sin miramientos el surgimiento del ecofascismo en momentos
que los países occidentales refuerzan sus fronteras y la supremacía
blanca aumenta en todo el mundo como respuesta a la crisis climática.
Pero además plantea otro camino que la humanidad puede recorrer para
hacer frente al desafío del calentamiento global por medio de una
transformación radical y sistémica.
"Sabemos que si
disminuimos nuestras emisiones a tiempo se requerirán transformaciones
en nuestro modo de vida en la ciudades, nuestro modo de desplazarnos,
nuestro modo de cultivar nuestros alimentos y de obtener la energía que
utilizamos", dice Klein. "En esencia, lo que plantea el 'Green New Deal'
es que si vamos a hacer todo esto, ¿por qué no solucionar a la vez
todas estas crisis sistémicas de carácter social y económico? Porque
vivimos en una era en la que se solapan múltiples crisis".
Amy Goodman: el título del libro es On Fire: The (Burning) Case for a Green New Deal.
Se está hablando mucho de esto. Desde luego los candidatos a las
elecciones a lo largo del espectro político hablan de ello, ya sea a
favor o en contra. ¿Qué significa para usted el 'Green New Deal'? ¿A qué
tipo de crisis nos estamos enfrentando?
Naomi Klein:
Es cierto que el 'Green New Deal' se ha convertido en una especie de
eslogan que ha sido tergiversado más por la cadena de noticias Fox de lo
que ha sido descrito de forma correcta por los llamados medios de
comunicación progresistas. Así que hay mucha confusión sobre qué quiere
decir. Básicamente, es una estrategia transformadora para abordar la
crisis climática de una forma acorde con la magnitud de la crisis. Un
acercamiento que afirma que los pasos que tomemos deben estar basados en
la ciencia. Los científicos nos están diciendo que necesitamos reducir a
la mitad las emisiones globales en tan solo 11 años.
[El
'Green New Deal'] no es una política aislada enfocada en las emisiones
de carbono, como un impuesto, o una fijación de límites máximos e
intercambio de los derechos de emisión. Su objetivo es transformar la
economía, hacerla más equitativa. Se trata de luchar contra la pobreza,
contra el racismo, contra todas las manifestaciones de desigualdad y
marginación a la vez que disminuimos drásticamente las emisiones. Porque
sabemos que si disminuimos nuestras emisiones a tiempo se requerirán
transformaciones en nuestro modo de vida en la ciudades, nuestro modo de
desplazarnos, nuestro modo de cultivar nuestros alimentos y de obtener
la energía que utilizamos. En esencia, lo que plantea el 'Green New
Deal' es que, si vamos a hacer todo esto, ¿por qué no solucionar a la
vez todas estas crisis sistémicas de carácter social y económico? Porque
vivimos en una era en la que se solapan múltiples crisis.
Juan González: una de las
cosas que usted señala es que… en primer lugar, los críticos están
diciendo que el 'Green New Deal' es demencialmente ambicioso y que tiene
un coste prohibitivo para la economía estadounidense y para la de otros
países. Pero usted indica que en el pasado hubo momentos en los que el
Gobierno de Estados Unidos empleó grandes cantidades de dinero y de
efectivos para afrontar problemas. Usted menciona el 'New Deal' original
del presidente Franklin D. Roosevelt y el Plan Marshall luego de la
Segunda Guerra Mundial. Se trató de dos intentos de lo que algunos
llamarían capitalistas ilustrados de afrontar el hecho de que algunos
países –Europa, tras la Segunda Guerra Mundial, y EEUU– se encaminaban
hacia una posible revolución…
Naomi Klein: Exacto.
Juan González: …y tuvieron que responder a los movimientos populares llevando a cabo inversiones y cambios drásticos. Háblenos más sobre eso.
Naomi Klein:
Por supuesto. Llevo más de una década escribiendo acerca de la crisis
climática e intentado comprender por qué, a pesar de todas las
advertencias científicas, a pesar de que, en efecto, resulta costoso
afrontar la crisis –aunque sabemos que la inacción no solo resulta
costosa sino que tiene unas consecuencias humanas devastadoras–, por qué
hemos estado hablando y hablando… por qué nuestros Gobiernos han estado
hablando durante más de 30 años de reducir las emisiones y, sin
embargo, las emisiones han aumentado un 40% a nivel mundial.
Una
razón es que, como especie, esta crisis nos llegó en el peor momento
posible de la evolución humana en que una crisis colectiva de esta
naturaleza podría llegarnos, esto es, a finales de la década de 1980, el
punto culminante del fanatismo por el libre mercado, justo cuando se
derrumba el muro de Berlín, justo cuando se declara el fin de la
historia, justo cuando Margaret Thatcher dice que no hay alternativa
posible a este sistema, que el concepto de sociedad no existe. Esto fue
un gran problema porque, por un lado, nos han estado diciendo que en
realidad no somos capaces de hacer nada colectivamente, así que debemos
reducir la acción colectiva, recortar programas gubernamentales ya
existentes, que hay que privatizarlo todo, cuando lo que estamos
enfrentando es una crisis que necesita de una acción y una inversión
colectivas sin precedentes. Sin embargo, lo que estamos haciendo es
entregándoles las herramientas a empresas privadas con fines de lucro,
ya se trate del agua, la electricidad o el transporte.
El
valor real de llamarle el 'Green New Deal' y evocar una época anterior,
es que nos recuerda que, de hecho, sí es posible solucionar crisis
colectivas. Hay tanto derrotismo y retórica apocalíptica que realmente…
apelar a la naturaleza humana… sin duda, Jonathan Franzen es el más
destacado y reciente ejemplo, pero escuchamos este argumento
constantemente: la humanidad no puede lograr algo de esa magnitud; los
humanos son incapaces de hacer algo más allá de satisfacer sus propios
instintos más elementales e inmediatos. Las personas escuchan esto.
Escuchan que esto es todo lo que somos. Y se sienten desalentadas.
Y
creo que es importante recordarnos a nosotros mismos que ante la Gran
Depresión, ante la crisis económica más grave que este país ha
enfrentado, hubo una gran acción colectiva, ya fueran los miembros del
Cuerpo Civil de Conservación plantando 2.300 millones de árboles,
estableciendo cientos de campamentos a lo largo del país, reduciendo la
erosión del suelo, creando 800 nuevos parques estatales, o ya fueran los
cientos de miles de piezas de arte creados durante ese primer 'New
Deal', o, como dijo Juan, el Plan Marshall, que nos recuerda otro
momento de acción colectiva.
No solo fueron las buenas
intenciones las que motivaron a los gobiernos a crear estos programas.
Fueron las vicisitudes del conflicto social, las huelgas, el activismo y
el alza del socialismo. Estas políticas se entendieron como un
compromiso. Es necesario que recordemos esta historia, porque nos
recuerda que aquello que llamamos naturaleza humana, que se evoca para
decirnos que estamos destinados al fracaso, no es algo inamovible. Los
seres humanos somos muchas cosas. Hemos sido diferentes en el pasado, y
podemos ser diferentes otra vez.
Fridays For Future "ha contribuido" al auge de los verdes en las europeas EFE |
Amy Goodman: Naomi Klein, usted usa la expresión "barbarismo climático". Explique a qué se refiere.
Naomi Klein:
utilizo esa frase para describir el hecho de que a menudo hablamos de
algunos Gobiernos, como el de Trump, y los describimos como Gobiernos
que niegan el cambio climático. No creo que nieguen que el cambio
climático sea real. Donald Trump ha tenido que adaptar la construcción
de sus campos de golf debido al aumento del nivel del mar. Ellos saben
que está sucediendo, pero piensan que van a estar bien. Piensan que sus
familias estarán bien. Piensan que los países más ricos estarán bien.
Son Gobiernos que se están adaptando al cambio climático. No lo están
haciendo como la ONU quisiera que lo hicieran: reduciendo las emisiones,
construyendo rompeolas, o lo que fuere. Están construyendo muros
fronterizos. Se están adaptando a través del desencadenamiento de una
ideología supremacista blanca y de la creación de la justificación
intelectual que permita que millones de personas mueran. Eso es lo que
quiero decir con "barbarismo climático".
Ya estamos
viendo como se está dejando morir a miles de personas en el
Mediterráneo. Estamos viendo a personas abandonadas en centros de
detención para migrantes que se parecen mucho a campos de concentración,
ya sea en campos fuera del propio país como hace el Gobierno
australiano o ya sea en campos de detención en Libia como hace la Unión
Europea, y ahora el Gobierno de Trump estableciendo sus propios campos
de detención. Creo que esto debería entenderse como una especie de
adaptación al cambio climático. Esa es la propuesta de esos Gobiernos
para lidiar con un mundo en el que millones de personas se están viendo
forzadas a abandonar sus países de origen. Acabamos de enterarnos, justo
ayer, a través del Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno, que
durante los primeros seis meses de 2019 siete millones de personas
tuvieron que desplazarse debido a inundaciones, sequías y otros
desastres, muchos de ellos vinculados a la crisis climática.
Juan González:
hablando de algunos de estos desastres, uno de los ensayos más
impactantes del libro –que para aclarar, se trata de una recopilación de
ensayos que usted ha escrito a lo largo de 10 años en materia de cambio
climático– se titula La temporada de humo. Habla
de cuando en 2017 usted viajó al hogar de su familia en British Columbia
para sus habituales vacaciones de verano y se vio sorprendida por los
cambios que estaban ocurriendo a su alrededor como resultado de los
incendios forestales que envolvían el oeste de EEUU y Canadá. ¿Sería
posible que nos hablara más sobre eso?
Naomi Klein:
sí. Ese ensayo es un intento de plasmar lo implacable de algunas de las
formas en que la crisis climática se está materializando porque,
obviamente, son los graves desastres como las tormentas sin precedentes
los que captan nuestra atención, como debe ser. Pero parte de la razón
por la que estamos viendo un cambio en encuestas al respecto de la
crisis climática… y estamos viendo un cambio en Estados Unidos, donde no
solo cada vez más personas están entendiendo que sí, el cambio
climático es real, y sí, los humanos son los responsables, sino que la
gente está situando al cambio climático como su primera o segunda
preocupación. Hay una verdadera sensación de urgencia, y la razón
principal de que eso ocurra es sencillamente que las vidas de muchas
personas se están viendo afectadas por tormentas, inundaciones y
sequías.
Pero el humo afecta a muchísima gente.
Incluso si no estás tan cerca del incendio forestal como para tener que
abandonar el lugar. Durante los pasados veranos toda la región del
Pacífico Noroeste –y del que escribo fue en 2017, pero también ocurrió
en 2018– ha estado envuelta en humo durante más de un mes. Y se han
visto los efectos en la salud respiratoria, además de generar una
intensa sensación de inquietud, que es lo que intentaba plasmar en el
ensayo, causada por el extraño aspecto del sol y la luna y esos pequeños
puntos rojos o anaranjados en el cielo y, por supuesto, hemos visto las
desigualdades que siempre acompañan estos eventos. Así que los
migrantes que recolectaban frutas, por ejemplo, al otro lado de la
frontera, en el estado de Washington, tenían que recoger frutas en estas
espantosas condiciones. Condiciones que ya desde un inicio no son
buenas. Y a medida que los trabajadores se desplomaban durante su
jornada laboral, los enviaban de vuelta a sus hogares como si fueran
bienes defectuosos. Así que parte de lo que estoy explorando en ese
ensayo es, por supuesto, lo que la ONU ahora llama "apartheid
climático", en el que vemos estos impactos extremadamente desiguales.
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