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miércoles, 30 de octubre de 2019
Brigadistas internacionales, los otros árabes de la Guerra Civil
La historiografía española ha estudiado en profundidad el papel que desempeñaron en la Guerra Civil los miles de marroquíes que combatieron con las tropas franquistas, incluida la célebre Guardia Mora. También es un tema que, aunque de forma más tangencial, ha tocado el cine en filmes como Tierra y libertad, de Ken Loach. La existencia de estos combatientes ha eclipsado a los “otros árabes” de la guerra civil española, los centenares de hombres que lucharon en las filas de las Brigadas Internacionales en defensa de la República y contra el fascismo. Durante los últimos años, las vidas de estos voluntarios han empezado a suscitar el interés de historiadores, investigadores y artistas.
“Existe un desconocimiento sobre los voluntarios árabes que lucharon contra el fascismo en España. Nos falta hacer mucho trabajo en el ámbito de nuestra memoria común, de los pueblos mediterráneos”, explicaba la directora de cine Amal Ramsis durante las últimas Jornadas Cinematográficas de Cartago, en Túnez. Allí presentó el documental Venís de lejos, que ganó el Tanit de Plata. El filme cuenta la vida del periodista y activista palestino Najati Sidki, que viajó a España para participar en el conflicto bélico. La propia realizadora descubrió la existencia de los brigadistas árabes por casualidad, leyendo un artículo de la revista Nación Árabe en 2003 y a través de una mención en la película Sierra de Teruel, de André Malraux. Durante sus investigaciones, dio con el libro de memorias de Najati Sidki, puerta de entrada a la fascinante historia de su familia, un puzle de emociones y secretos que tras la Guerra Civil se diseminó por diversos continentes.
Como buena parte de los brigadistas árabes, Sidki llegó a España a través de Francia gracias a la red internacional de partidos comunistas. Cuando estalló la guerra, él se hallaba exiliado en la URSS a causa de sus actividades subversivas en Palestina, y el Partido Comunista, en el que militaba, le propuso trasladarse a España para realizar labores de propaganda en árabe. Su objetivo era fomentar la deserción de las tropas árabes en los Ejércitos coloniales. Sidki, megáfono en mano, estuvo en el frente gritando eslóganes a los soldados marroquíes que estaban al otro lado de la trinchera.
“En total se calcula que un millar de árabes lucharon en el bando republicano”, sostiene Ramsis, una cifra que incluye no solo a los brigadistas, sino también a varias decenas de anarquistas que combatieron en la Columna Durruti. Sin embargo, las cifras son confusas y motivo de discrepancia. “Basándonos en varias fuentes —archivos oficiales rusos, el Partido Comunista Francés, la CNT…—, tenemos registrados a unos 500 voluntarios. Se pueden haber perdido fichas o quizá no se llegaron a hacer. Es difícil dar un número preciso”, apunta el periodista Marc Almodóvar, que investiga el asunto desde hace 10 años junto al historiador Andreu Rosés. Ambos elaboran ahora un libro sobre el tema. El historiador Andreu Castells, que en los años setenta ya abordó la cuestión de los brigadistas árabes, los cifró en poco más de 700. “Hemos de tener en cuenta que no todas las personas fichadas son árabes. De Argelia, el país de donde salieron más voluntarios, una buena parte eran amazighs, y también se alistaron colonos franceses y españoles. Y de Oriente Próximo llegaron armenios y judíos no árabes”, tercia Rosés. Además de Argelia y Palestina, hay registrados combatientes de Marruecos, Túnez, Egipto, Irak, Líbano y Siria. “En algunas fuentes se menciona a un par de saudíes, pero no hemos hallado ni rastro de ellos”, apostilla el historiador.
Las historias de aquellos centenares de hombres son interesantes porque ofrecen una ventana a las dinámicas políticas y sociales de las colonias árabes en un momento de gran trascendencia histórica. “Los años treinta fueron de gran efervescencia también en las colonias. Precisamente lo que nos atrajo a esta investigación fueron las fascinantes historias personales de los brigadistas, cómo estas reflejan los grandes conflictos de la época en la región mediterránea”, dice Rosés. Algunas historias personales son curiosas, como la del argelino Ben Ammar Mechet Saïd. En el verano de 1936, el “alzamiento” le sorprendió en Alicante, donde se hallaba de viaje con los integrantes de su equipo de fútbol, españoles residentes en Argelia. Tras una rápida politización, optó por quedarse en España para participar en la lucha contra el fascismo, en la que perdió un ojo. “Los brigadistas árabes no se alistan solo por solidaridad con el pueblo español; lo hacen para defender su futuro. Saben que si el fascismo fracasa en España, no se extenderá a sus países”, comenta Ramsis. Así lo dejó escrito Sidki en una frase emblemática que reproduce el premiado documental: “Soy un voluntario árabe y he venido para defender a Damasco en Guadalajara, a Jerusalén en Córdoba, a Bagdad en Toledo, al Cairo en Cádiz y a Tetuán en Burgos”.
Almodóvar matiza esta visión: “Creo que la izquierda las ha idealizado un poco. Hay un trasfondo ideológico que es la lucha contra el fascismo y fue muy importante. Pero eso a veces esconde historias personales en las que había otras motivaciones de tipo diverso, a veces mundanas, como escapar a la represión en el propio país. Además, el fascismo no significaba lo mismo para ellos”. No fue casual que los brigadistas iraquíes Abraham Horresh y Nuri Roufael Kotani pertenecieran a dos minorías, la judía y la cristiana respectivamente, ambas discriminadas durante siglos. El caso de Alí Abdeljaleq, otro brigadista palestino, es ilustrativo. Su biografía sirvió al escritor palestino Hussein Yassin de inspiración para la novela Ali: quissa rajul mustaquim (Ali: la historia de un hombre recto). Tras recibir formación en Moscú, Abdeljaleq era un activo militante del Partido Comunista de Palestina. Fue encarcelado varias veces. En 1936, las autoridades coloniales británicas le plantearon cumplir de forma íntegra su condena o combatir en España. “No fue una excepción. Varios comunistas en Palestina, árabes o judíos, llegaron por el mismo camino. Eso no significa que no desarrollaran un compromiso con la causa republicana. Si no, ya libres, podrían haberse exiliado en Francia”, dice Almodóvar.
Con su filme, Ramsis ha reivindicado la historia compartida de los pueblos del norte y del sur, a menudo ignorada. “Debería hacernos ver que estamos conectados, en el pasado como en el presente. En las últimas décadas, el mundo se ha fragmentado y se han levantado nuevas fronteras”, sostiene la documentalista egipcia, que cursó sus estudios de cine en Madrid. Su reflexión es especialmente válida para el mar Mediterráneo, convertido hoy en escenario de una tragedia humana. El mismo viaje que hace décadas realizaron centenares para ayudar a una causa que creían justa, hoy les es negado a miles que buscan ayuda.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/10/25/ideas/1572033969_776684.html
martes, 29 de octubre de 2019
"No podemos seguir pensando en la naturaleza como una fuente infinita de recursos"
Entrevista con Inger Andersen, la directora mundial del Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente: "Hay que reconocer el papel de
las comunidades indígenas: la degradación de la tierra es más lenta en
las áreas administradas por ellos".
El pasado 18 de octubre, Andersen participó
Washington en la cumbre anual del Banco Mundial y del Fondo Monetario
Internacional. Por cuestiones de agenda, la entrevista no se pudo
celebrar en la capital norteamericana en persona, pero Andersen aceptó
recibir un cuestionario y responder a las preguntas por escrito. "No
podremos afrontar un aumento de las temperaturas por encima de esos 1,5
grados", alerta.
El pasado mes de junio usted tomó posesión oficialmente como directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente. Sustituyó a Erik Solheim, quien tuvo que dimitir el 20 de noviembre de 2018. ¿En qué situación encontró el Programa a su llegada?
¿Cuáles son los retos a corto plazo para PNUMA y sus principales objetivos como directora del Programa?
El actual sistema económico globalizado, basado en el crecimiento y el consumo infinitos así como en la mercantilización cada vez mayor de la naturaleza, ¿es compatible con el futuro del planeta? O, planteado de otro modo: ¿necesitamos otro modo de crecimiento o de medir el progreso económico?
¿Cuál es, por lo tanto, la consecuencia directa de esta degradación?
Los EEUUde Trump anunciaron en 2017 que abandonarían el Acuerdo del Clima de París, lo que puede ser una realidad en noviembre del próximo año. Aún así, ¿hay razones para ser optimistas? ¿Es usted optimista?
La lucha contra la crisis climática y la preservación de la naturaleza, ¿podrá ser una oportunidad también para reducir desigualdades y la pobreza y extender el progreso a lo largo y ancho del mundo o se crearán nuevas desigualdades?
Más allá de nombres particulares, ¿cómo valora el movimiento de jóvenes por el clima en general?
¿De qué manera?
Desde el multilateralismo, que debe desempeñar su papel adaptándose a las nuevas realidades mundiales. En ese sentido, es la ONU la que une al mundo en marcos globales para la acción, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo del Clima de París. Es a través de tales mecanismos que el mundo ofrecerá el mejor futuro por el que todos nos estamos esforzando.
La economista danesa Inger Andersen, directora ejecutiva mundial del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). |
La economista danesa Inger Andersen asumió la
dirección del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
en junio del año pasado tras la dimisión por un escándalo de su
predecesor, el exministro de Medio Ambiente noruego Erik Solheim: una
auditoría interna reveló que había viajado durante 529 de los 668 días
auditados, en los que gastó casi 490.000 dólares al margen de las reglas
internas de la organización.
El pasado mes de junio usted tomó posesión oficialmente como directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente. Sustituyó a Erik Solheim, quien tuvo que dimitir el 20 de noviembre de 2018. ¿En qué situación encontró el Programa a su llegada?
Asumí el cargo y encontré una organización con una
plantilla comprometida con un futuro sostenible junto a unos socios
colaboradores, unos Estados Miembro y unos donantes con voluntad de
colaborar para el futuro del planeta. Vivimos un tiempo sin precedentes en la historia.
Mientras que la triple crisis de degradación de la tierra, el cambio
climático y la pérdida de la biodiversidad se muestran abrumadoras y
casi insuperables, vivimos también un tiempo en el que la agenda
medioambiental se encuentra más en la mirada pública que nunca antes.
Junto a esto, los jóvenes están haciendo que mi generación rinda cuentas
sobre estos asuntos.
¿Cuáles son los retos a corto plazo para PNUMA y sus principales objetivos como directora del Programa?
Desde las salas de juntas de accionistas hasta las
urnas, el medioambiente y el futuro de la humanidad se están votando
cada día en todas partes del mundo. De este modo, los desafíos centrales
de PNUMA se centran en cómo poder apoyar esta mayor conciencia de los
problemas ambientales y cómo garantizar que esta mayor conciencia esté
informada y basada en la ciencia, para que conduzca a decisiones políticas acertadas. Finalmente, en cómo esta mayor conciencia puede conducir a cambios significativos hacia un futuro más sostenible.
El actual sistema económico globalizado, basado en el crecimiento y el consumo infinitos así como en la mercantilización cada vez mayor de la naturaleza, ¿es compatible con el futuro del planeta? O, planteado de otro modo: ¿necesitamos otro modo de crecimiento o de medir el progreso económico?
El informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático (IPCC, en inglés) en cuanto a los impactos del calentamiento
global por encima de 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales
ha hecho sonar todas las alarmas. No podremos afrontar un aumento de las
temperaturas por encima de esos 1,5 grados. Y para lograr esta
transformación necesitamos descarbonizar nuestras economías, apostar por la economía circular y valorar la naturaleza.
No
podemos seguir pensando en la naturaleza como una fuente infinita de
recursos. Al contrario, hay que dirigirse hacia modelos que valoran los
recursos naturales, incluyendo nuestros ecosistemas, nuestra atmósfera,
nuestras cuencas, etcétera. La Plataforma Intergubernamental
Política-Científica sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas nos
dice que el valor económico de la naturaleza terrestre para las personas
en las Américas es de 24,3 billones de dólares, lo que equivale a el
PIB de la región completa.
Sin embargo, dos tercios de esos ecosistemas están
en declive. En nuestra deriva hacia el crecimiento y el desarrollo, no
hemos valorado adecuadamente el rol que juega la naturaleza en regular
el agua, fertilizar nuestros campos, polinizar nuestras cosechas y
reponer nuestros acuíferos. Al contrario, hemos degradado nuestro
recurso más preciado: los sistemas naturales que nos dan el aire que
respiramos, los alimentos que comemos y el agua que bebemos.
¿Cuál es, por lo tanto, la consecuencia directa de esta degradación?
La severidad creciente de las riadas, las tormentas
de una intensidad cada vez más grande, unas olas de calor más extremas y
unas sequías más frecuentes y más feroces incendios forestales. En
cierto sentido, hemos estado gravando los bienes, nuestra producción, y
externalizando lo malo (Andersen hace aquí en inglés un juego de
palabras intraducible entre goods, que en inglés significa tanto bienes como buenos, y bads,
literalmente, malos), la degradación de los recursos, la contaminación,
etcétera, dejando que las sociedades en general lo aborden. Así, para
darle la vuelta a esto, necesitamos entender el valor que alberga
nuestro capital natural. En definitiva, hay que reconocer los límites
planetarios y avanzar hacia el consumo y la producción sostenibles.
Estos cambios tienen el potencial de alejarnos de la sobrepesca, del
uso insostenible de la tierra y de una economía caracterizada por los
desechos, para llevarnos hacia soluciones basadas en el mercado pero que
contribuyan a la sostenibilidad y la conservación.
Los EEUUde Trump anunciaron en 2017 que abandonarían el Acuerdo del Clima de París, lo que puede ser una realidad en noviembre del próximo año. Aún así, ¿hay razones para ser optimistas? ¿Es usted optimista?
Soy optimista porque cuando uno trabaja dedicado a
la naturaleza, cuando uno ve el enorme potencial de la naturaleza y
llegas a ver la intrincada red de vida en la tierra, llegas a ver que la naturaleza se recuperará si le damos la oportunidad.
Recientemente (en septiembre) he estado en Nueva York para asistir a la
Cumbre de Acción Climática y a la Asamblea General de Naciones Unidas.
Ambos eventos dejaron claro que el mandato sobre el medio ambiente es el
mandato más importante en este momento de la historia. En la Asamblea
General, 179 jefes de delegación mencionaron el cambio climático en sus
declaraciones en el debate general. Y lo bueno es que el sector privado,
los gobiernos locales, los jóvenes, la sociedad civil, los grupos
indígenas, todos, están presionando para la acción climática. Lo vimos
claramente en Nueva York y lo estamos viendo en los Estados Unidos y en
todo el mundo.
La lucha contra la crisis climática y la preservación de la naturaleza, ¿podrá ser una oportunidad también para reducir desigualdades y la pobreza y extender el progreso a lo largo y ancho del mundo o se crearán nuevas desigualdades?
Tomemos un desafío medioambiental como la
degradación de la tierra. Según el IPCC, la degradación de las tierras
afecta hasta a 3.200 millones de personas en todo el mundo, muchas de
ellas, las personas más pobres y vulnerables. Por lo tanto, si logramos
que esa tierra prospere, el resultado también será que reduzcamos la
desigualdad y la pobreza.
La
gestión racional de la tierra es clave para los objetivos de desarrollo
sostenible, la prosperidad y la inclusión. Al abordar la degradación de
la tierra y restaurar esa degradación, veremos cómo se logrará mitigar
la pobreza, los efectos del cambio climático y un retorno a la
biodiversidad y al bienestar general. En este contexto, es importante reconocer el papel fundamental que juegan las comunidades indígenas y
locales en la preservación y protección de nuestras tierras y nuestra
naturaleza. Por ejemplo, según el IPBES (la Plataforma
Político-Científica Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios
de Ecosistemas), la degradación de la tierra es más lenta en áreas
administradas o pertenecientes a comunidades indígenas.
Para restaurar los ecosistemas y las tierras
degradadas, necesitamos tomar un horizonte a más largo plazo que vaya
más allá de los ciclos políticos y electorales. Pero la buena noticia es
que cuando hacemos esto, los beneficios son inmediatos. Adoptar
soluciones basadas en la naturaleza para la acción climática, por
ejemplo, puede reducir hasta 12 gigatoneladas de CO2 (una gigatonelada
equivale a mil millones de toneladas métricas), aproximadamente igual a
lo que emiten todas las plantas de carbón del mundo. Restaurar 350
millones de hectáreas de paisajes degradados para 2030, por ejemplo,
puede generar 9.000 millones de dólares en servicios ecosistémicos.
Más allá de nombres particulares, ¿cómo valora el movimiento de jóvenes por el clima en general?
Los jóvenes continúan sosteniendo un espejo para el
mundo y nos recuerdan lo que se debe hacer para revertir la crisis
climática global. Como dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres,
a principios de este año sobre los fuertes mensajes que los jóvenes de
todo el mundo están enviando: "Estos escolares han captado algo que
parece escapársele a muchos de sus mayores: estamos en una carrera por nuestras vidas, y estamos perdiendo".
Esta oleada de concienciación sobre cuestiones medioambientales es un
hecho positivo y desde Naciones Unidas estamos aprovechando los aspectos
positivos de ese movimiento.
¿De qué manera?
Desde el multilateralismo, que debe desempeñar su papel adaptándose a las nuevas realidades mundiales. En ese sentido, es la ONU la que une al mundo en marcos globales para la acción, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo del Clima de París. Es a través de tales mecanismos que el mundo ofrecerá el mejor futuro por el que todos nos estamos esforzando.
lunes, 28 de octubre de 2019
La ciudad del miedo, cómo el poder financiero hizo hincar la rodilla a la democracia
@diasasaigonados
La zona sur del Bronx como un escenario de guerra. En el fondo lo era. Las imágenes son de la fotógrafa Perla de León.
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Nueva York se hundía en el abismo en todos sus frentes. Los asesinatos se duplicaron, pasado de 685 en 1965 a 1690 diez años más tarde. Los robos crecieron en una proporción exponencial, ya no sólo en asaltos callejeros, sino en las propias casas. Todo tipo de delitos sexuales amenazaban a las mujeres, la epidemia de heroína no había remitido y muchos veteranos de Vietnam se habían convertido en vagabundos que se arrastraban sin piernas sobre una tablilla con ruedas.
@diasasaigonados
La década del fuego. Los incendios provocados para deshacerse de las propiedades que ya no eran rentables eran una constante en la vida neoyorkina de los setenta.
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@diasasaigonados
Bienvenidos a la ciudad del miedo. Una guía de supervivencia para los visitantes de la ciudad de Nueva York.
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El cine no fue inmune a tal fractura social. Si a finales de los cuarenta Frank Sinatra, Gene Kelly y Jules Munshin interpretan a tres marineros que pasan un maravilloso día en la Gran Manzana a ritmo de baile, las películas de los setenta eran sórdidas y violentas. Charles Bronson con su saga de El Justiciero, Malas Calles como ejemplo del crimen organizado de poca monta que hacía su agosto entre tal descontrol, The Warriors y su alucinada descripción de las pandillas de la época, French Connection con el español Fernando Rey haciendo de narco o Distrito Apache, donde Paul Newman era un policía perdido en el Bronx.
@diasasaigonados
El metro de NYC a mediados de los sesenta y a principios de los ochenta.
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Aunque probablemente Taxi Driver haya quedado como el resumen de un momento donde una suerte de proto-fascismo nihilista se dejaba ver en las palabras de Travis Bickle, un personaje que había pasado de matar vietnamitas a describir así a su urbe: “Por la noche salen bichos de todas clases: furcias, macarras, maleantes, maricas, lesbianas, drogadictos, traficantes de droga…tipos raros. Algún día llegará una verdadera lluvia que limpiará las calles de esta escoria.” Los tres días de paz, música y amor de Woodstock eran una lejana bruma en la memoria.
@diasasaigonados
No es el 11S. Es un día normal en el experimento austeritario de NYC en los setenta.
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@diasasaigonados
La década del fuego fue también una década de deuda y recortes brutales, entre ellos el del despido de 1500 bomberos.
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Mientras que en la radio se multiplicaba el pop dulzón de Love will keep us together de Captain & Tennille, el Ayuntamiento iba acumulando una cantidad cada vez mayor de bonos, alrededor de unos seis mil millones de dólares sobre un presupuesto de once mil, que le iba a ser imposible pagar en el caso de que la deuda se hiciera efectiva. Los propios bancos de inversión que habían alimentado al monstruo desde hacía una década dejaron de comprarla en 1975. Los yonkis y los camellos acaban teniendo una relación muy parecida.
Se creó entonces la Municipal Assistance Corporation, conocida popularmente como Big MAC, un organismo público que obligaría al Ayuntamiento a tomar una serie de medidas restrictivas del gasto. Esta institución estaría comandada por nueve personas, nueve influyentes vecinos de la ciudad. Ocho de ellos eran banqueros de inversión. El poder financiero controlaría la ciudad sin necesidad de presentarse a elecciones: había surgido la trampa de la deuda como bestia estranguladora de la democracia.
En este punto esta historia les debería ya resultar familiar y cercana. Lo que sucedió a continuación también. Las primeras medidas del MAC fueron subir el precio de los transportes, establecer un nuevo sistema de matrícula en la universidad, congelar los salarios de los funcionarios y el despido de decenas de miles de trabajadores públicos.
En la edición del 1 de julio de 1975 el New York Times se lo contaba así a sus lectores: “Cuando comience un nuevo año fiscal esta medianoche, los neoyorquinos se enfrentarán a la pérdida de servicios prestados por más de 40000 trabajadores municipales, entre ellos más de 5000 policías, más de 1500 bomberos y casi 3000 sanitarios, así como la perspectiva inmediata de una reducción importante de servicio de ferry de Staten Island”. Adivinen cómo se denominó a esta carnicería: “periodo de austeridad cívica”.
Curiosamente, como cuenta Luc Sante en Mata a tus ídolos, la ciudad de Nueva York era en la época un caladero de artistas, músicos y radicales de toda clase. Los bajos alquileres y el histórico ambiente bohemio y libre de la ciudad eran el reclamo perfecto para la promesa de poder vivir en un mundo al margen de las convenciones. La realidad es que ninguno de ellos se opuso a las medidas del MAC, tan sólo lo vieron como otro celebrable signo del caos, algo de lo que alegrarse sin entender, desconectados de la política real y ya inmersos en el individualismo aspiracional, cómo estaba empezando a funcionar el mundo más allá de sus performances y asambleas.
Los sindicatos, como siempre, fueron los que encabezaron las protestas no ya para salvar sus empleos, sino para salvar a la ciudad de sí misma. El folleto “Bienvenidos a la ciudad del miedo” era parte de la contribución de los sindicatos policiales, los basureros dejaron de recoger toneladas de desperdicios que empezaron a pudrirse en el húmedo y caluroso verano neoyorkino. Los profesores vaticinaron en sus protestas, después de la ciudad del miedo y la ciudad apestosa, una ciudad ignorante al quebrarse el pilar de la educación pública, esencial para enfrentar la gigantesca brecha de clase norteamericana.
Sin embargo estos recortes no frenaron las ansias de la gran banca, que tenía en sus manos un nuevo poder y estaba dispuesto a exprimirlo hasta las últimas consecuencias. El 16 de octubre de 1975 no se presentaron a la emisión de bonos, haciendo que estos cayeran de 1000 dólares a un valor de apenas 20. El alcalde, Abe Beame, estuvo a punto de declarar la ciudad en quiebra. El sindicato de maestros, de nuevo, salió en su rescate invirtiendo el dinero de su fondo de pensiones en unos bonos que apenas tenían ya valor.
A finales de octubre el presidente Gerald Ford volvió a rechazar en un duro discurso, pronunciado en el National Press Club, otorgar el rescate federal a la ciudad. Las excusas también les resultarán familiares: el despilfarro y la mala gestión de la corporación municipal. El sistema de deuda ofrecido por los bancos no ocupó una sola línea. Su secretario de prensa, Rod Nessen, no fue mucho más suave: “Esto no es un desastre natural o un acto de Dios. Es un acto autoinfligido por las personas que han estado dirigiendo la ciudad de Nueva York «.
El jefe de Gabinete de Ford, que se opuso duramente al rescate, era Donald Rumsfeld. El plan tras la quiebra consistiría en que el Gobierno Federal se hiciera cargo de los servicios básicos de la ciudad y trasladar el centro financiero a Chicago. Las declaraciones del Gabinete Ford dejarían un contundente titular en el Daily Newws el 30 de octubre de 1975: “Ford to the city: drop dead”. El mensaje parecía claro, se iba a dejar morir a Nueva York.
Sin embargo el propio sector financiero y algunos líderes internacionales llamaron la atención a Ford de lo que sucedería si el Ayuntamiento se declaraba en bancarrota y no se hacía cargo de las deudas: una reacción en cadena que podría incluso costarle la estabilidad al dólar. No en vano más de cien bancos eran depositarios de los bonos. Un mes después el Gobierno Federal aprobaba el primer rescate por valor de algo más de dos mil millones de dólares. Al fin y al cabo los objetivos ya se habían cumplido.
El rescate no fue para la ciudad sino para la propia banca. Los servicios públicos nunca se llegaron a recuperar como antes de la quiebra inducida, de hecho el nivel de delincuencia siguió en ascenso hasta los años noventa. Pero hubo alguien que sí se supo aprovechar del caos, un constructor que invirtió en viviendas y hoteles de lujo en Manhattan, en un suelo casi regalado y con la promesa del Ayuntamiento de eximirlo del pago de impuestos. Su plan funcionó y el barrio más conocido de la ciudad entró en una espiral especuladora y alcista. Él se hizo multimillonario. Su nombre era Donald Trump.
Pero lo fundamental en toda esta historia es que se había obrado un cambio de poder en la sombra y a la vez a la vista de todos. Se había dado una situación donde el capital financiero había conseguido poner de rodillas a la todopoderosa Nueva York, obligando a sus instituciones públicas a aceptar un modelo de recortes del gasto público que hoy se ha hecho global y que afectó a los países mediterraneos en la pasada gran crisis o actualmente está provocando un reguero de protestas en Sudamérica desde Ecuador hasta Chile. El mecanismo sigue el mismo modus operandi, dejar de lado las políticas impositivas y de control del tejido productivo para ceder todo el espacio a la emisión de deuda. Bola y cadena.
En noviembre de 1978 Felipe González pronunció su ya famosa frase: “Yo preferiría que me diesen un navajazo en el vientre entrando en el Metro de Nueva York, a las diez de la noche, antes que vivir treinta años con absoluta tranquilidad y seguridad en Moscú”. Cuatro décadas después millones de personas no pueden optar, ni siquiera, entre su seguridad o su libertad. El neoliberalismo es lo que ha pasado entre medias.
Fuente:https://blogs.publico.es/otrasmiradas/24773/la-ciudad-del-miedo-como-el-poder-financiero-hizo-hincar-la-rodilla-a-la-democracia/
domingo, 27 de octubre de 2019
Otras veces
Tina Modotti |
Quisiera estar en otra parte,
mejor en otra piel,
y averiguar si desde allí la vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas tardes.
Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo zumo acre,
si todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden este olor
a fruta mustia y a jazmin podrido.
Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos
de todo lo que nunca enterrará el olvido.
Ángel Gonzalez
Rita Segato: “Hay que demostrar a los hombres que expresar la potencia a través de la violencia es una señal de debilidad”
Laura C. Vela |
Me invita a un helado mientras visitamos Santander. Nos cuenta que una señal para distinguir un buen helado es que se derrita rápido: tendrá menos agua y conservantes, y será más cremoso. Todo en ella es cercano. Su acento, su mirada y sus palabras. Mi colega Sergio le hace una ruta por la ciudad y cuenta sobre el incendio que la arrasó. También que, a partir de ahí, la especulación y los intereses de clase moldearon el espacio a su gusto. Ella es siempre curiosa, responde a todo con sorpresa y te escucha con atención.
Rita Segato (Buenos Aires, 1951) vino a la ciudad a dar un curso sobre Discriminación y Violencia en la Universidad Menéndez Pelayo. Yo asistí al curso con ganas. Sus clases siempre hierven de ideas, conceptos e imágenes que vuelan de un lado a otro. Como buena antropóloga, tiene ejemplos para todo. Cultos de posesión, rituales de iniciación, mitos clásicos, arte, política, guerra. Sus ideas son fuertes y golpean duro.
Afirmas que tu trabajo debe entenderse como un estudio sobre la masculinidad. En estos estudios, la violación siempre ha sido un tema central. ¿Qué relación existe entre la masculinidad y la violación? Creo que la violación esconde un factor fundamental del orden patriarcal imperante. Hay que entender que la violación no es un crimen como cualquier otro. La violación se aleja, a la vez, de esa imagen del hombre como lobo hambriento que viola porque no puede controlarse, y también de la imagen del hombre como ladrón, que roba el sexo de la mujer. La violación no es un crimen sexual; es, más bien, un crimen expresivo, por un medio sexual. Con la violación se dicen dos cosas: una a la mujer y otra a los otros hombres.
A la mujer se le comunica una lección moral: la mujer es sospechosa de inmoral desde el comienzo de los tiempos, y la violación le castiga por desobediente. A los otros hombres, la violación les comunica la potencia. La masculinidad, para mantenerse, tiene que confirmarse por los interlocutores masculinos y, para ello, necesita exhibirse. El caso de La Manada aparece acá como el paradigma de la interlocución masculina. Mediante el acto grupal aflora una estructura que es la del orden patriarcal, un orden que ordena sacrificar una víctima para la construcción de la masculinidad de sus agresores. Y aquí, en la violación, la masculinidad se revela frágil porque se estructura como la exhibición violenta de una potencia para los ojos de los otros hombres. Es la búsqueda desesperada de afirmación. Es clarísimo en La Manada esto. Por esto se graban, por eso comparten el vídeo. Es un placer narcisista masculino en el que se revela una cofradía en la que los aspirantes a hombres necesitan recibir su título de los ojos de los otros hombres.
En España, desde el caso de La Manada se han dado 135 casos de violaciones grupales, 43 solo en 2019. ¿A qué se debe esta epidemia? No me gusta el término epidemia para esto. La epidemia es automática y retira la deliberación. Prefiero usar el término de mímesis. La pregunta aquí es ¿por qué ese efecto mimético de la violación en grupo?
Como lo que se revela en la violación es una estructura, es muy fácil que esa estructura se replique. El caso de La Manada se replica porque, aunque se critiquen y se condenen, siguen apareciendo como un espectáculo de la potencia. Y este espectáculo rige la masculinidad, sobre todo la de los jóvenes, que son los que no han conseguido probar aún su soberanía sobre la vida, su potencia. Ese espectáculo donde la confirmación de la potencia aparece como una fiesta masculina en la violación grupal hace que sea contagiosa. Es muy fácil que miméticamente se vaya replicando cuando los violadores aparecen en los medios de comunicación como hombres potentes. Y en eso tienen mucha responsabilidad los medios.
¿Y por qué aumenta ahora? El aumento de las violaciones tiene que ver también con la precarización de la vida. Si hay cada vez más dificultades para exhibir una potencia económica, moral o intelectual, ya que los dueños del mundo son cada vez menos, el hombre vive como una emasculación esta precariedad: no tiene forma de afirmarse. El mandato de masculinidad dice a los hombres que necesitan apropiarse de algo, ser dueños. La precarización de la posición masculina pone en cuestión su potencia. Y por lo tanto solo queda la violencia —sexual, física, bélica— para restaurarse en la posición masculina.
Crímenes como las violaciones en grupo muestran la existencia de una masculinidad progresivamente precarizada. Es una necesidad urgente que los hombres redefinan lo que es ser hombre, porque, si no, van a ser atrapados por una ola de violencia.
Al hablar sobre el hombre afirmas que a la masculinidad le acompaña siempre un factor de opacidad para sí mismo. El hombre no es reflexivo respecto a su masculinidad. ¿Cómo afecta esto a su lugar en el mundo? En el trabajo que realicé durante más de diez años con violadores entendí que la violación muchas veces no es un acto inteligible para el propio violador. El violador, la mayoría de las veces, no entendía el propio acto. Ahí entendí que la masculinidad es opaca para sí misma, que no suele haber una reflexión ni una racionalidad descriptible detrás de muchos actos del hombre. El hombre actúa de una forma automática para reponerse de esa posición inferiorizada. Hoy en día hay una inferiorización de todos y todas. Lo que pasa es que las mujeres esa inferiorización no la sentimos de la misma manera que los hombres. Los hombres tienen que reponer esa posición, y de ahí su búsqueda de demostrar la potencia. Hay que demostrar a los hombres que buscar expresar la potencia por medio de la violencia es una señal de debilidad. El hombre que usa el recurso de la violencia es un hombre frágil. Lo que se quiere exhibir como potencia es precisamente impotencia.
Ese mensaje, cuando lo comunico, lo reciben inmediatamente, entienden lo que estoy diciendo muy rápido. Y eso es porque existe un intenso sufrimiento masculino. Es deseable construir la masculinidad de otra forma. Porque en esa búsqueda de la potencia por la violencia, el hombre se destruye, se deteriora. Mata, pero también muere. Les perjudica y no están nunca contentos.
¿Qué salida les queda entonces a los hombres? Creo que la historia de la masculinidad ahora está marcada por los hombres que perciben y entienden su sufrimiento. Pero no creo que tengan que venir los hombres a salvar a las mujeres. Somos las mujeres las que estamos auxiliando a los hombres para percibir cuánto daño les hace el mandato de masculinidad y cuánto les puede interesar a ellos construir nuevos modelos de masculinidad. Sin modelos de llegada, es decir, sin modelos fijos e ideales que tenemos que cumplir, porque esos modelos siempre pueden volverse autoritarios. Pero para eso hay que prestar mucha atención a los más jovencitos.
En las escuelas de Secundaria a las que he ido últimamente, hay muchos chicos que hacen un esfuerzo enorme por no ir en la dirección del machito. Hacen un esfuerzo enorme y creo que es por ahí por donde uno puede constituirse sin ese mandato de masculinidad.
La masculinidad está cambiando, pero si todo cambio abre un proceso de crisis, esta crisis también puede ser capitalizada por la reacción. ¿Qué piensas sobre el repliegue masculino hacia posiciones conservadoras? Creo que la reacción responde a una agenda. Muchos hombres que se repliegan ahí están siendo captados por una agenda reaccionaria de todos aquellos que perciben que desmontando el mandato de la masculinidad y deshaciendo el orden patriarcal se está en riesgo de que todos los poderes caigan por tierra.
Y aquí aparece el fascismo para capitalizar ese repliegue. Y eso es porque, por definición, el voto fascista es un voto característico de personas con resentimiento. Y hay varios tipos de resentimiento. Hay personas que sienten que no han recibido el debido respeto, ni el debido aprecio. El fascismo es una estrategia. Mediante el señalamiento de un enemigo común, consigue construir un rebaño masivo de aliados. El fascismo es una política del enemigo. Todas las políticas del resentimiento, que campan más cuando la insatisfacción se amplía, buscan un enemigo común. Los migrantes y las mujeres, en ese sentido, son un blanco fácil. El nuevo fundamentalismo vuelve a ver a la mujer como en la época de las brujas. Y eso hace resurgir un patriarcado político, que es un orden que luego se va a revestir de discurso religioso, discurso moral, etc. Pero que el fondo es un orden político de dominación. El patriarcado es funcional al orden de los dueños. Ese patriarcado que dice que la mujer debe ser sometida y la demoniza.
¿Entonces el feminismo apunta al verdadero corazón de la estructura patriarcal que sostiene el orden de las cosas? ¡Por supuesto! ¡Y esto el poder lo sabe! El poder entiende que el feminismo que no tiende al poder puede desestabilizarlo todo. Por eso hay que tener cuidado con cierto feminismo que es patriarcal, es un feminismo que tiende al poder.
¿Te refieres al feminismo liberal? Sí, pero no solo. También a algunos feminismos radicales. El feminismo tiende a disolver el poder porque lo distribuye. El feminismo busca un mundo vincular, donde la reciprocidad es uno de los valores centrales. Pero hay una voluntad por parte de algunos grupos de que exista una verdad feminista única y que las otras se supriman. El intento de vanguardizar lo veo muy feo. Porque una de las características de la practicidad feminista es que es pragmática, no verticalista y principista. La politicidad femenina es un trabajo arduo, pero no va por ahí. Así vemos que hay grupos que se dicen feministas pero que se comportan de forma patriarcal, intentando tomar el poder en un sentido patriarcal.
Por eso creo en el “Let it be” de los Beatles, deja que el tiempo actúe en nosotros. Abandonar esa visión utopista que define el camino que debemos recorrer porque tiene el objetivo claro. Esa visión tiende al autoritarismo.
En España este debate que enfrenta a varios feminismos se enfoca en el papel de las mujeres trans, en las trabajadoras sexuales y las mujeres racializadas. ¿Qué opinas sobre esto? Al final es el debate sobre si las mujeres que tienen otros cuerpos pueden o no estar en la manifestación del movimiento. Eso en Argentina afectó mucho al movimiento Ni Una Menos. Casi hasta amenazarlo con romperlo. La presencia de que no puede haber otro cuerpo que no sea el de mujer. Me sale otra vez el “Let it be”. Hay que dejar ser, hay que dejar suceder. No podemos prevenir los males que pueden ocurrir si otros cuerpos aparecen junto al feminismo. ¿Para qué prevenirlo ahora? Vamos viendo lo que sucede, vamos viendo lo que pasa. No nos debemos olvidar de la diferencia entre el movimiento del Me Too y el movimiento del Ni una menos en Argentina. No tienen nada que ver el uno con el otro. El Me Too es mucho más pequeño, mucho más circunstancial y tiene otra estructura, y se refiere a otra historia de nación. El Me Too se dirige al Estado, el Ni una menos se dirige a la propia sociedad. No le pide nada al Estado, reflexiona sobre el periodo de cambio de la sociedad. Algo totalmente diferente.
El Me Too viene del feminismo norteamericano. Un feminismo que, salvo algunas raras excepciones, yo llamo feminismo ‘pilgrim’ (peregrino), el feminismo de los peregrinos puritanos fundadores. ¡Es un feminismo puritano! Por ejemplo, mis hijos fueron a un colegio en Estados Unidos y ese colegio tenía puesto en las paredes “No PDA”. “No Public Displays of Affection”, No muestras públicas de afecto… No quiero eso en mi vida nunca. Y por eso hay que tener mucho cuidado con la pauta puritana. Hay un error muy grande que está ocurriendo en algunos feminismos: es necesario que nuestras muchachas y muchachos puedan negociar su deseo cara a cara, cuerpo a cuerpo. Entregar al Estado o a los otros la negociación de nuestro deseo es un error muy grave… Yo puedo decirte “me gustas”, tú puedes decirme “me gustas”, vamos a negociarlo, sin ofensa. Esta habiendo una presión para entregar a una instancia ajena la negociación de nuestro deseo. Y eso no puede ser así.
El feminismo surge de prácticas muy prolongadas, tradiciones de colaboración y horizontalidad, y pluralidad absoluta. Y deberíamos mirar hacia ese momento donde no hay vanguardia, no hay una hegemonía de un sector que conduce al resto. ¿Cómo vamos a entender eso con la prohibición de la prostitución? Una cosa autoritaria en extremo. No creo que pueda haber esos autoritarismos en el movimiento feminista. La politicidad de la mujer es un soltar, no un prohibir. Claro que la prostitución y el prostíbulo es una de las grandes escuelas de la pedagogía de la crueldad masculina. Los hombres van en grupo y no buscan tanto el acceso al cuerpo de la mujer, sino otra cosa: la celebración de la masculinidad, generar un pacto de complicidad entre hombres, etc. El hombre no va solo al burdel. Va en grupo. Y, por lo tanto, es un problema social de género. Pero no creo que la criminalización lo pueda solucionar. Porque la trata ya es ilegal, y eso no la ha abolido. La prohibición no es la eliminación del problema, es más bien la invitación a una clandestinización mayor todavía.
¿Qué futuro ves entonces para el feminismo en los próximos años? Por mucho tiempo pensé que el feminismo no estaba consiguiendo llegar a destino. Los feminicidios no paraban, la violencia crecía cada vez más. Pero hoy pienso que las mujeres estamos tocando el núcleo de la reproducción del poder: el patrón patriarcal. Por primera vez veo posible el acceso a una nueva politicidad y una nueva era social. Pero no viene por el Estado. Viene por las prácticas de las mujeres mismas, que son las guardianas del arraigo, del tejido de los vínculos. Y mi esfuerzo ahora es demostrar que esas prácticas de ese tejido del vínculo son políticas. En ese tejido se esconde una política distinta. Las marchas de mujeres no son como las de los sindicatos, partidos políticos o movimientos masculinos. Tienen otras características: son festivas, son lúdicas, son amorosas. Allí se generan amistades inmediatas, son físicamente próximas. Y todo eso genera vínculos, que son el soporte de la vida. Está habiendo un viraje para comprender que los soportes de la vida están ahí, y hay que cultivarlos y ver su contenido político. Además, lo que nos dice que estamos llegando a destino es la reacción de los que nos odian. La reacción violenta de los de siempre es la medida de lo que estamos avanzando.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/feminismos/rita-segato-hay-que-demostrar-hombres-expresar-potencia-violencia-senal-debilidad
Noam Chomsky sobre Chile: “Era previsible tras 40 años de asalto neoliberal a la población»
Chomsky indica que el neoliberalismo es «la razón básica de la
ira, el resentimiento y el desprecio por las instituciones políticas que
están barriendo gran parte del mundo»
Noam
Chomsky, lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense, es
ampliamente es reconocido como una de las figuras intelectuales más
importantes del siglo por su activismo político, caracterizado por una
fuerte crítica del capitalismo contemporáneo y de la política exterior
de los Estados Unidos. Por ese estatus, siempre es interesante saber su
opinión sobre la política internacional y económica, y en consonancia
con esto, se ha referido la crisis política y social que se ha desatado
en Chile.
En una entrevista con El Mostrador, Chomsky afirmó que no le sorprende para nada lo que ocurre en el país latinoamericano, ya que los hechos “eran perfectamente previsibles tras el asalto neoliberal a la población en los últimos 40 años, verificadas constantemente en todo el mundo”.
El intelectual agregó que uno de los principales riesgos en la actualidad es que esa ira, esa rabia, está “creando oportunidades para los demagogos de ultraderecha como Trump, Bolsonaro, Orban, Salvini y otros que buscan desviar la ira justificada hacia chivos expiatorios, como inmigrantes, negros, musulmanes, etcétera. Una táctica milenaria, con graves consecuencias”.
Chomsky explicó que “el neoliberalismo fue inventado por Von Mises y otros en Viena, en la década de 1920. Es una versión particularmente salvaje del capitalismo. Ganó poder con Reagan y Thatcher, con efectos devastadores en gran parte del mundo”. “Esa es la razón básica de la ira, el resentimiento y el desprecio por las instituciones políticas que están barriendo gran parte del mundo”, razonó.
La dictadura de Pinochet, explicó el intelectual, es la que “proporcionó condiciones experimentales perfectas para la aplicación de los principios neoliberales guiados por las principales figuras de la doctrina. Fue un fracaso total. Para 1982, la economía colapsó. El Estado tuvo que intervenir radicalmente. Los economistas internacionales bromearon diciendo que era ‘el camino de Chicago hacia el socialismo’.Sin embargo, los efectos perniciosos permanecieron y continuaron“.
Chomsky concluyó agregando que ya “Margaret Thatcher expresó bien el dogma neoliberal: no hay sociedad, solo individuos, solos para enfrentar las devastadoras fuerzas del mercado. La solidaridad es un crimen. Es por eso desde la década de 1920, las principales figuras del neoliberalismo, Von Mises, Hayek y otros, han acogido con satisfacción la violencia estatal a gran escala para destruir los sindicatos y otras interferencias similares a la ‘buena economía'».
“Pinochet es un ejemplo clarísimo de esto”, finalizó.
Fuente: https://spanishrevolution.org/noam-chomsky-sobre-chile-era-previsible-tras-40-anos-de-asalto-neoliberal-a-la-poblacion/
En una entrevista con El Mostrador, Chomsky afirmó que no le sorprende para nada lo que ocurre en el país latinoamericano, ya que los hechos “eran perfectamente previsibles tras el asalto neoliberal a la población en los últimos 40 años, verificadas constantemente en todo el mundo”.
El intelectual agregó que uno de los principales riesgos en la actualidad es que esa ira, esa rabia, está “creando oportunidades para los demagogos de ultraderecha como Trump, Bolsonaro, Orban, Salvini y otros que buscan desviar la ira justificada hacia chivos expiatorios, como inmigrantes, negros, musulmanes, etcétera. Una táctica milenaria, con graves consecuencias”.
Chomsky explicó que “el neoliberalismo fue inventado por Von Mises y otros en Viena, en la década de 1920. Es una versión particularmente salvaje del capitalismo. Ganó poder con Reagan y Thatcher, con efectos devastadores en gran parte del mundo”. “Esa es la razón básica de la ira, el resentimiento y el desprecio por las instituciones políticas que están barriendo gran parte del mundo”, razonó.
La dictadura de Pinochet, explicó el intelectual, es la que “proporcionó condiciones experimentales perfectas para la aplicación de los principios neoliberales guiados por las principales figuras de la doctrina. Fue un fracaso total. Para 1982, la economía colapsó. El Estado tuvo que intervenir radicalmente. Los economistas internacionales bromearon diciendo que era ‘el camino de Chicago hacia el socialismo’.Sin embargo, los efectos perniciosos permanecieron y continuaron“.
Chomsky concluyó agregando que ya “Margaret Thatcher expresó bien el dogma neoliberal: no hay sociedad, solo individuos, solos para enfrentar las devastadoras fuerzas del mercado. La solidaridad es un crimen. Es por eso desde la década de 1920, las principales figuras del neoliberalismo, Von Mises, Hayek y otros, han acogido con satisfacción la violencia estatal a gran escala para destruir los sindicatos y otras interferencias similares a la ‘buena economía'».
“Pinochet es un ejemplo clarísimo de esto”, finalizó.
Fuente: https://spanishrevolution.org/noam-chomsky-sobre-chile-era-previsible-tras-40-anos-de-asalto-neoliberal-a-la-poblacion/
sábado, 26 de octubre de 2019
Más de un millón de personas protesta en Chile en una histórica marcha
La participación, elevada para una ciudad de siete millones, se convirtió en la mayor concentración que se haya registrado en el país sudamericano desde el retorno a la democracia en 1990
Batucadas, banderas chilenas en todos los tamaños, cacerolas en diferentes formatos y manifestantes disfrazados, como el del Hombre Araña pidiendo: “Saquemos las telarañas del sistema, ¡ya!”. Y miles de carteles coloridos en diferentes tamaños con consignas diferentes: “Viernes con V de venceremos”, “Chile despertó”, “Hasta que la dignidad se haga costumbre”, “No estamos en guerra” –en referencias a las palabras del presidente de que Chile estaba en guerra–, “No más conformismo, Chile no es el mismo”, “Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden”, “Somos la voz de los que ya no pueden gritar”, “Milico ven para abrazarte”.
“Queremos dignidad. Chile era una olla a presión.
Siempre se ha pensado que los chilenos somos aburridos y estamos
dormidos, pero en la calle ha quedado en evidencia nuestro despliegue
creativo. Las proyecciones en los edificios, la música que sale a toda
horas por las ventanas, los carteles y el humor, a pesar de los momentos
complicados. Este fenómeno nos tiene movilizados. Se respira un fervor
que nos empuja a movernos”, relata la ilustradora Paloma Valdivia, que
ha participado de todas las movilizaciones de los últimos días y señala
que, sin ninguna duda, la de este viernes es la de mayor convocatoria.
La concentración estaba convocada para las cinco, pero desde algunas
horas antes, cientos de personas comenzaron a caminar hacia el punto de
encuentro por la columna principal de la ciudad: la Alameda, que luego
se transforma en Providencia y Apoquindo. Personas de todas las edades,
pero mayoritariamente jóvenes que con probabilidad no habían nacido en
el régimen militar (1973-1990), que marchan sin miedo a la policía y a
los militares en medio de un estado de emergencia.
A una semana del estallido social que tiene al Gobierno de Sebastián Piñera en una crisis política,
intentando infructuosamente una salida, Santiago de Chile se transformó
este viernes en un carnaval. Alrededor de 1,2 millones de personas,
según cifras oficiales, se congregaron en forma pacífica en el centro de
la capital chilena para demandar igualdad
desde todos los frentes. Es la mayor concentración que se haya
registrado en el país desde el retorno a la democracia en 1990. Fue el
rostro festivo de un profundo malestar social, producto de la
frustración de los chilenos y chilenas que se sienten al margen de la
senda de desarrollo de los últimos 30 años. Jóvenes, estudiantes, padres
y madres con sus niños, ancianos, pensionados, trabajadores,
profesores, académicos, artistas, escritores, enfermos, representantes
de los pueblos originarios y de la diversidad sexual provenientes de
toda la región se congregaron por la tarde en la Plaza Baquedano, el
punto donde se unen los distintos mundos de una ciudad segregada donde
habitan más de siete millones de personas. Lo hicieron bajo un lema: “La
marcha más grande de Chile”.
@IraciHassler
16
Piñera tiene sus manos manchadas con sangre. Cinco de sus víctimas son Romario Veloz, Alex Núñez, Kevin Gómez, Manuel Rebolledo y José Uribe. Ni perdón ni olvido.
"Que sus rostros cubran el horizonte".
|
Cientos de guitarristas se reunieron frente a la Biblioteca Nacional, en
la Alemada, para tocar canciones de Víctor Jara, el cantautor asesinado
en los primeros días de la dictadura, en septiembre de 1973. Ha sido
uno de los emblemas de estas jornadas de protestas. Incluso en los
barrios acomodados de Santiago llegada la noche, en medio de los toques
de queda que arrancaron el pasado sábado 18, se escucha El derecho de vivir en paz.
Vecinos de diferentes barrios se organizan para ponerla con parlante a
todo volumen, justo cuando comienzan las restricciones de tránsito por
la ciudad. “La gente ha despertado y ha destruido una serie de normas y
modelos absolutamente caprichosos”, indica Federico Galende, profesor de
la Facultad de Arte de la Universidad de Chile, argentino que reside
hace dos décadas en el país y que estaba esta tarde en la calle.
Una pareja en las calles de Santiago de Chile en la masiva protesta. R.M |
“Salgo hoy día por mi mamá y por mis pacientes: salud pública de
calidad”, decía la pancarta de Rocío Ramos, estudiante de kinesiología
de 29 años, del municipio de Puente Alto, en el sur de la capital. Fue
una de las zonas especialmente golpeadas por los saqueos del comercio y los incendios en el metro:
“Aún así, estoy marchando". “Mi madre fue diagnosticada tardíamente de
un cáncer y, sin acceso a ningún tratamiento en el sistema público,
murió”, explica en medio de una manifestación donde, por momentos,
apenas había espacio para moverse y respirar con normalidad. “Estamos
aburridos que nuestros abuelos tengan pensiones miserables y que
nuestras familias se tengan que levantar a las cinco de la mañana para
recibir sueldos indignos”.
Las jornadas de protestas han dejado al menos 19 muertos y decenas de denuncias de excesos policiales. También millonarios destrozos en la propiedad privada y pública, como el metro de Santiago. El presidente Piñera presentó un ambicioso paquete de medidas sociales para intentar aplacar la tensión de su país. Pidió perdón a nombre de la clase política ante la falta de visión por los problemas que se venían acumulando. La calle, sin embargo, sigue efervescente. “Abre grandes caminos de futuro y esperanza”, indicó Piñera esta noche, luego de la histórica marcha. Mientras el mandatario se prepara para anunciar un profundo cambio de gabinete, toda la clase política parece el blanco de un descontento generalizado hacia sus dirigentes. Este mediodía, el Congreso con sede en Valparaíso tuvo que ser evacuado ante las protestas y el intento de uno de los manifestantes de tomar el hemiciclo.
En la concentración de este viernes en Santiago, que se replicó en las principales ciudades del país, llegaron incluso los adultos mayores, que eran resguardados por el resto de los manifestantes. “Estoy en el lugar que nos corresponde, luchando por nuestra libertad”, señalaba con orgullo Rosa Ferrada, histórica dirigente feminista de 81 años. A su lado, Leo Fonseca, de 84: “Necesitamos cambiar la Constitución”. Entre la multitud, un icono de la lucha por la diversidad sexual en Chile, la juez Karen Atala: “Chile es profundamente inequitativo y la comunidad LGBT tiene doble y triple discriminación. Si se precisa un nuevo pacto social, debe contemplar el derecho de todas las personas”. Para una de sus hijas que la acompañaban, Matilde López Atala, licenciada en Historia, “este sistema económico neoliberal se olvida que está tratando con seres vivos, porque nos consideran máquinas”. “Nos consideran productores y consumidores. Pero no somos robots, somos personas”.
A la marcha llegaron familias completas. Como Pedro Castro, contador de 55 años, sin trabajo hace seis meses, que llegó desde el municipio de La Florida, en el sur de la ciudad, acompañado de su hija de 18: “Quiero que Piñera haga reformas importantes, las que el pueblo necesita”. O como una joven madre de 29 con su pequeña hija Julieta de cinco, que fue la que empujó a las calles, porque quería estar en la protesta que había visto por la televisión. Hubo otros manifestantes que salieron a la marchar por los que vienen. “Hoy lucho por mis nietos y los niños de Chile”, decía el cartel de una mujer de 59 años que ni siquiera quiere sacar la cuenta de lo que ganará por su jubilación. Mientras los helicópteros militares sobrevolaban la concentración y la gente los abucheaba, se observaban escenas emotivas. Grupos de danza bailando El baile de los que sobran de la banda chilena Los Prisioneros. Es uno de los grandes himnos de la música popular chilena y habla justamente de la exclusión que centenares de manifestantes coreaban.
Las jornadas de protestas han dejado al menos 19 muertos y decenas de denuncias de excesos policiales. También millonarios destrozos en la propiedad privada y pública, como el metro de Santiago. El presidente Piñera presentó un ambicioso paquete de medidas sociales para intentar aplacar la tensión de su país. Pidió perdón a nombre de la clase política ante la falta de visión por los problemas que se venían acumulando. La calle, sin embargo, sigue efervescente. “Abre grandes caminos de futuro y esperanza”, indicó Piñera esta noche, luego de la histórica marcha. Mientras el mandatario se prepara para anunciar un profundo cambio de gabinete, toda la clase política parece el blanco de un descontento generalizado hacia sus dirigentes. Este mediodía, el Congreso con sede en Valparaíso tuvo que ser evacuado ante las protestas y el intento de uno de los manifestantes de tomar el hemiciclo.
En la concentración de este viernes en Santiago, que se replicó en las principales ciudades del país, llegaron incluso los adultos mayores, que eran resguardados por el resto de los manifestantes. “Estoy en el lugar que nos corresponde, luchando por nuestra libertad”, señalaba con orgullo Rosa Ferrada, histórica dirigente feminista de 81 años. A su lado, Leo Fonseca, de 84: “Necesitamos cambiar la Constitución”. Entre la multitud, un icono de la lucha por la diversidad sexual en Chile, la juez Karen Atala: “Chile es profundamente inequitativo y la comunidad LGBT tiene doble y triple discriminación. Si se precisa un nuevo pacto social, debe contemplar el derecho de todas las personas”. Para una de sus hijas que la acompañaban, Matilde López Atala, licenciada en Historia, “este sistema económico neoliberal se olvida que está tratando con seres vivos, porque nos consideran máquinas”. “Nos consideran productores y consumidores. Pero no somos robots, somos personas”.
A la marcha llegaron familias completas. Como Pedro Castro, contador de 55 años, sin trabajo hace seis meses, que llegó desde el municipio de La Florida, en el sur de la ciudad, acompañado de su hija de 18: “Quiero que Piñera haga reformas importantes, las que el pueblo necesita”. O como una joven madre de 29 con su pequeña hija Julieta de cinco, que fue la que empujó a las calles, porque quería estar en la protesta que había visto por la televisión. Hubo otros manifestantes que salieron a la marchar por los que vienen. “Hoy lucho por mis nietos y los niños de Chile”, decía el cartel de una mujer de 59 años que ni siquiera quiere sacar la cuenta de lo que ganará por su jubilación. Mientras los helicópteros militares sobrevolaban la concentración y la gente los abucheaba, se observaban escenas emotivas. Grupos de danza bailando El baile de los que sobran de la banda chilena Los Prisioneros. Es uno de los grandes himnos de la música popular chilena y habla justamente de la exclusión que centenares de manifestantes coreaban.
jueves, 24 de octubre de 2019
miércoles, 23 de octubre de 2019
Personalidades del mundo académico de varios países firman un manifiesto que exige a Piñera que respete los derechos humanos
Hacen un llamamiento urgente al Gobierno chileno para ponga fin al estado de emergencia, que no ven justificado
Interpelan a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que investigue la situación que vive el país
Un centenar de académicos de Argentina, España, Chile, Brasil, Ecuador, Colombia e Italia han firmado este martes un manifiesto sobre el estado de excepción
declarado por el presidente Sebastián Piñera y el toque de queda en
Chile. El documento es una llamada de atención al gobierno chileno, para
que detenga la vulneración de derechos humanos que ha
desencadenado la imposición de estas medidas y para que resuelva el
problema que vive el país a través de métodos que los garanticen.
En el manifiesto, que consta de siete puntos, los firmantes declaran que la instauración del estado de emergencia no justificado, como es el caso, supone una restricción de las libertades, una violación de los derechos fundamentales de los ciudadanos y devalúan la democracia, sin la que "no hay posibilidad de seguridad sobre el derecho". Por todo ello, hacen un llamamiento urgente al gobierno, para que trabaje para revolver la problemática a la que se enfrenta el país. Además, interpelan a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a que envié una delegación que investigue la situación real de los derechos humanos de los ciudadanos del país.
Lo que comenzó como un acto de desobediencia civil por parte de los estudiantes ante la subida del precio del transporte pronto se extendió a todo el país a causa de la violenta represión llevada a cabo por los carabineros. Al menos 15 personas han muerto y más de 1.500 ciudadanos han sido detenidos desde que se declaró el estado de emergencia y el toque de queda el pasado sábado en Chile.
Aquí puedes leer el manifiesto y los firmantes: https://www.infolibre.es/noticias/mundo/2019/10/23/academicos_varios_paises_firman_manifiesto_sobre_estado_emergencia_chile_100178_1022.html
Interpelan a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que investigue la situación que vive el país
Efectivos de la Policía arrestan a un manifestante durante choques en Valparaíso (Chile)
EFE
|
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50139270 |
http://www.redmas.com.co/internacional/siguen-las-protestas-chile-pinera-juega-carta-politica/ |
Un reporte oficial del gobierno de Chile confirmó que el número de muertos por las protestas subió a 15./Foto Reuters |
En el manifiesto, que consta de siete puntos, los firmantes declaran que la instauración del estado de emergencia no justificado, como es el caso, supone una restricción de las libertades, una violación de los derechos fundamentales de los ciudadanos y devalúan la democracia, sin la que "no hay posibilidad de seguridad sobre el derecho". Por todo ello, hacen un llamamiento urgente al gobierno, para que trabaje para revolver la problemática a la que se enfrenta el país. Además, interpelan a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a que envié una delegación que investigue la situación real de los derechos humanos de los ciudadanos del país.
Lo que comenzó como un acto de desobediencia civil por parte de los estudiantes ante la subida del precio del transporte pronto se extendió a todo el país a causa de la violenta represión llevada a cabo por los carabineros. Al menos 15 personas han muerto y más de 1.500 ciudadanos han sido detenidos desde que se declaró el estado de emergencia y el toque de queda el pasado sábado en Chile.
Aquí puedes leer el manifiesto y los firmantes: https://www.infolibre.es/noticias/mundo/2019/10/23/academicos_varios_paises_firman_manifiesto_sobre_estado_emergencia_chile_100178_1022.html
martes, 22 de octubre de 2019
La retirada de #EEUU del norte de #Siria
La retirada de
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Todo lo que rodea a la retirada de
Con
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Mapa |
Y el plan de
En el orfanato de los hijos del odio yihadista en Siriahttps://www.elmundo.es/internacional/2019/10/22/5dadc57421efa0fa448b45ea.html |
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