martes, 14 de agosto de 2018

El dandi animalista

Louis Albert de Broglie
Louis Albert de Broglie, dueño de la tienda de taxidermia parisiense Deyrolle.

Se ganó el apodo de Príncipe Jardinero por su lucha a favor de la biodiversidad del tomate. En 2001 adquirió la tienda Deyrolle, un templo de la taxidermia parisiense frecuentado por artistas como Salvador Dalí o Woody Allen. Ahora Louis Albert de Broglie quiere que sus especies disecadas sirvan de inspiración para las marcas de moda


Esta casa centenaria es un templo para biólogos, botánicos y zoólogos.
AL CRUZAR el umbral del vetusto edificio que lo alberga, el visitante verá aparecer ante sus ojos un verdadero espectáculo de flora y fauna. Deyrolle es un zoo poblado por animales disecados, un museo natural sin clasificaciones académicas, un gabinete de curiosidades abierto a todos los públicos. La casa de taxidermia más legendaria de París, fundada en 1831, se instaló hace 130 años en este local de dos plantas y paredes revestidas de madera, situado en un rincón del barrio de Saint-Germain. Un nuevo (y apasionante) volumen revisa ahora su historia, A Parisian Cabinet of Curiosities, publicado en inglés y francés por Rizzoli y Flammarion. El relato empieza con la familia que dio nombre a la tienda, que se sucedió al frente del negocio durante cuatro generaciones seguidas, surtiendo sus innumerables cajones y vitrinas de vertebrados e invertebrados, fósiles y minerales, además de cientos de láminas sobre la naturaleza que abastecieron durante décadas a las escuelas francesas. Deyrolle se convirtió en un templo para biólogos, botánicos y zoólogos o para coleccionistas de moluscos y mariposas, pero también para muchos cazadores en busca de un profesional que ennobleciese sus trofeos.

Un ejemplar de Antilope cervicapra argentino junto a varias especies de pájaro.
Un ejemplar de Antilope cervicapra argentino junto a varias especies de pájaro.
Los tiempos han cambiado mucho desde entonces. “Para nosotros, la taxidermia es un acto científico y no mortífero. Todos los animales de la tienda murieron por causas naturales o, en algunos casos minoritarios, fueron sacrificados por razones sanitarias”, explica su propietario, Louis Albert de Broglie, un dandi con atuendo tirolés que tiene sangre azul corriendo por sus venas: desciende de un príncipe piamontés que fue asesinado en los setenta y de uno de los hijos de Carlos X, el último Borbón que reinó Francia. Huelga decir que en su familia se cazaba. Él prefirió abandonar esa actividad a los 18 años. “Ya entonces estaba convencido de que los animales, ya sean domésticos o salvajes, necesitan amor”, sostiene De Broglie, militante medioambiental y conocido en su país por su infatigable combate por la conservación de la biodiversidad del tomate. Sus allegados encontraron para él un apodo a medida: El Príncipe Jardinero.

De Broglie compró Deyrolle en 2001, cuando se encontraba al borde de la quiebra. Desde entonces, esta peculiar arca de Noé se ha vuelto a convertir en un lugar concurrido. “Deyrolle sigue fascinando porque contiene el misterio de la naturaleza y de la vida. Nos ayuda a entender de dónde venimos. Nos recuerda a un tiempo donde no existía Internet”, enumera. Para su propietario, Deyrolle es, ante todo, una sociedad científica. “Esa dimensión es tan importante como la comercial. Y, además, es más divertido venir aquí que a un museo. Es un lugar pensado para soñadores, una fuente de estímulos para mentes creativas”. En Deyrolle hay tanto rigor científico como licencias poéticas. Basta con observar el centro de una de las estancias de la primera planta, presidido por un unicornio. La tienda condensa todas las especies de la tierra, incluidas las quiméricas. No es casualidad que este santuario de la taxidermia fascinara tanto a los surrealistas, como André Breton, Max Ernst o Salvador Dalí, quienes se abastecieron en Deyrolle de mamíferos disecados o cuernos de rinoceronte. Deyrolle nunca dejó de fascinar a los creadores. Woody Allen escogió la tienda para rodar una de las escenas de Medianoche en París. Otro aficionado a lo vintage como el cineasta Wes Anderson, que reside en el barrio, es un asiduo.
El dandi animalista
Arriba, pavo real (Pavo cristatus) de India y mariposas (Papilio ulysses) de Indonesia
Cuando hace una década un incendio arrasó el local y calcinó el 90% de sus reservas, fueron los artistas quienes arrimaron el hombro. Sophie Calle, Nan Goldin o Miquel Barceló donaron sus obras para una subasta que recabó 260.000 euros y logró salvar el lugar. El nuevo proyecto de De Broglie es situar a Deyrolle en el mapa de las tendencias. Marcas como Opening Ceremony o Petit Bateau ya han colaborado con la tienda. Las zapatillas Veja acaban de crear una colección cápsula sirviéndose de la iconografía de Deyrolle para sus diseños. “La única condición es que sus métodos sean respetuosos con el medio ambiente”, apunta el jefe. Su preocupación es que sea un lugar abierto a todo el mundo. “Siempre lo ha sido y debe seguir siéndolo. Muchos no compran nada, pero no me molesta. Es de las pocas tiendas donde entran personas de todas las generaciones y clases sociales. Puedes comprar desde una mariposa por 5 euros a ese toro de lidia, que cuesta 70.000”, afirma señalando a un vacuno que fue disecado tras romperse la columna vertebral. En otro de sus habituales gestos poéticos, De Broglie decidió rellenar el vientre del animal de mariposas para recordar que, dentro de cada ser vivo, reside “una fragilidad”. La misma que caracteriza al propio ecosistema.
Estantería de entomología, la ciencia que estudia los insectos.

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