Después de 43 años han detenido e inculpado al primer militar británico por la masacre del Domingo Sangriento en Irlanda del Norte. Decenas de ciudadanos que se manifestaban pacíficamente fueron acribillados por paracaidistas del Reino Unido, 14 personas murieron. Sus familias exigen que se celebre cuanto antes el juicio contra el detenido y la veintena de militares implicados.
Un cuerpo en mitad de un charco de sangre, gente huyendo a su alrededor, pañuelos blancos en son de paz ensangrentados. El Domingo Sangriento fue un brutal ataque contra ciudadanos, inofensivos, que se manifestaban pacíficamente, contra chavales a que soldados mataron impunemente.
No sólo mataron cruelmente a 14 personas. Además, mancharon su memoria con un informe en el que les acusaban de ir armados,
y que convertía sobre el papel el salvaje ataque del ejército británico
en un acto en defensa propia. Todo era mentira. Una historia fabricada
fue la versión oficial hasta 2010, cuando una investigación puso la
verdad sobre la mesa. Dispararon contra civiles inofensivos e inocentes.
Después de 43 años, la policía ha detenido a un antiguo soldado, del que sólo se conoce su inicial, la J, y su edad, 66 años. Se cree que él mató a tres jóvenes ese día, uno de ellos, de sólo 17 años.
Los familiares de las víctimas están aliviados. "Sentí emoción al saber
que habían detenido al soldado" expresaba el hermano de una de las
víctimas.
Ahora esperan que nada pare el proceso y que haya un juicio. A él, y a todos los implicados en esta matanza que ha marcado a un pueblo para siempre, que al fin, puede soñar que se haga justicia.
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