En 2002, el presidente George W. Bush creó una nueva Freedom Commission on Mental Health para vigilar las prestaciones del servicio de salud mental de Estados Unidos. El plan incluía el examen de la salud mental de los cincuenta y dos millones de estudiantes y los seis millones de maestros de las instituciones educativas, así como la apropiada intervención terapéutica, incluidos los tratamientos con fármacos. Más tarde se dejó de lado el plan a causa de los conflictos de interés que surgieron entre los políticos que lo proponían, pues eran miembros de los consejos de dirección de muchas de las compañías farmacéuticas que habrían financiado el programa.
Lenzer, J., "Bush plans to secreen wholw US population for mental illness", British Medical Journal, 328, 2004, p.1458
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