Hay que desconfiar de quien trata de convencernos con argumentos distintos de la razón, es decir de los jefes carismáticos: hemos de ser cautos en delegar en otros nuestro juicio y nuestra voluntad. Puesto que es difícil distinguir los profetas verdaderos de los falsos, es mejor sospechar de todo profeta; es mejor renunciar a la verdad revelada, por mucho que exalten su simplicidad y esplendor, aunque las hallemos cómodas porque se adquieren gratis. Es mejor conformarse con otras verdades más modestas y menos entusiasmantes, las que se conquistan con mucho trabajo, poco a poco y sin atajos por el estudio, la discusión y el razonamiento, verdades que pueden ser demostradas y verificadas.
Es evidente que esta receta es demasiado simple como para cubrir todos los casos: un nuevo fascismo, con su retahíla de intolerancias, prepotencias y servidumbre, puede nacer fuera de nuestro país y ser importado, quizás en puntas de pies y haciéndose llamar con otros nombres; o puede desencadenarse dentro de casa con una violencia capaz de desbaratar todo reparo. Entonces los consejos de sabiduría ya no sirven y se debe encontrar la forma de resistir: también en esto, la memoria de lo sucedido en el corazón de Europa, y no hace mucho, puede servir de sostén y admonición.
En la Unión Soviética había un montón de cosas prohibidas, entre ellas buena parte de la música occidental.
Pero eso no fue impedimento sino más bien un acicate para que en la
década de los 50 y de los 60 circularan por allí copias de discos de
música occidental hechas sobre radiografías (habitualmente sobre fotofluorografías).
El proceso de producción era un tanto artesanal, ya que incluía el
recortado –normalmente a mano– de la radiografía, perforar el agujero
del centro –normalmente con un cigarrillo– y grabar los surcos con la
música usando un dispositivo que leía el disco original.
Conocidos como «costillas», «música en costillas», «discos de huesos» o roentgenizdat,
no sonaban especialmente bien y no duraban mucho, pero hoy en día son
una curiosa reliquia de una época pasada y de sus circunstancias, que
además, según sea el recorte de la radiografía, hasta queda bonito.
En X-Ray audio hay un montón de información sobre estos «discos», incluida una sección en la que se pueden ver y escuchar algunos.
El único drama que de veras me interesa, y que siempre querría relatar de nuevo, es el debate de todo ser con aquello que le impide ser auténtico, con lo que se opone a su integridad, a su integración. El obstáculo suele estar en él mismo. Y todo lo demás no es sino accidente.
Las sobredosis de opiáceos se disparan en EEUU y hay quienes prefieren que el adicto pierda la vida antes que atenderlo
John Wayne. Muhammad Ali. Ronald Reagan. Donald Trump. El sheriff
Richard K. Jones vive a la sombra de sus ídolos. Sentado en su despacho,
los acaricia con la mirada. Ahí están sus retratos, junto a dos
banderas americanas y una metralleta Madsen Ligera de 1946. Alcance
2.800 yardas; 600 balas por minuto. “Esto mata tanto como la heroína”,
dice Jones. El sheriff es el encargado de velar por la seguridad en el
condado de Butler, Ohio. Enclavado en el Medio Oeste, la circunscripción
tiene sólo 376.000 habitantes pero registró el año pasado 210 muertes
por sobredosis, casi la mitad que España, con una población 120 veces
superior. Es la epidemia. La devastadora ola de opiáceos que en 2016 mató a más estadounidenses que toda la guerra de Vietnam
y que en el pequeño condado ha llevado a algunos de sus más notables
ciudadanos a plantear una solución tan insólita como sencilla: dejar
morir a los heroinómanos.
La propuesta ha surgido desde las ruinas del sueño americano. En el
antiguo cinturón industrial, las grandes factorías han cerrado sus
puertas y la mayoría blanca que antes veía el universo a sus pies ha
quedado atrapada en un recuerdo que ya no existe. El trabajo seguro, la
casita de madera, el césped cortado milimétricamente han dado paso al
miedo. Hay paro y sueldos cada vez más bajos. China, México y los
fantasmas de la derecha radical asoman por todas las esquinas. “La gente
quiere soluciones y trabajo. Está harta de los partidos”, explica
Jones.
El sheriff ,1,95 de altura y bigote vikingo, es un tipo resolutivo.
Poco dado a la divagación, lleva dos pistolas al cinto y tiene una
respuesta siempre lista.
— ¿Cárteles de la droga?
El sheriff Jones en su prisión.
— Habría que lanzarles la madre de todas las bombas.
— ¿Muro con México?
— Perfecto para frenar la heroína.
— ¿Atención a las víctimas de sobredosis?
— Eso no es trabajo de la policía.
— Pero la vida…
— La vida no tiene precio, cierto, por eso quiero que mis policías regresen cada noche a casa con vida.
Desde hace dos semanas, el sheriff vive en el ojo del huracán. Ha
decidido que sus agentes no lleven ni administren Narcan (naloxona), un
antagonista de la heroína que revierte de modo fulminante la sobredosis.
Este tratamiento, con un coste de unos 40 dólares, representa la
salvación diaria de miles de toxicómanos. Y en un país de donde los
opiáceos generaron el año pasado 1,3 millones de atenciones
hospitalarias, se ha vuelto crucial. Lo llevan los encargados de
primeros auxilios, los bomberos y, desde luego, los policías. En 38
estados está regulado su uso. Pero no en el condado de Butler. Justo uno
de los sitios donde más adictos mueren en América.
“No ataca la raíz del problema: sólo lo prolonga. En lo que va de año
se han registrado 200 fallecimientos. Tenemos casos de adictos que en
un mes han sufrido hasta 20 sobredosis. Yo no soy quien decide, son
ellos al ponerse la aguja en el brazo. Estamos para prevenir el crimen
no para dar primeros auxilios. Tampoco doy insulina a los diabéticos”,
zanja el sheriff.
Sus palabras han desatado una tormenta nacional. Organizaciones
humanitarias y médicas le han condenado. Las autoridades le han dado la
espalda e incluso el fiscal del condado le ha censurado. Pero no le han
faltado defensores. Algunos incluso han ido más lejos.
Daniel Picard es republicano, católico y un destacado miembro de la
sociedad civil de Middletown (50.000 habitantes), en el condado de
Butler. Como concejal ha propuesto una fórmula para resolver el problema.
A la tercera urgencia por sobredosis, en caso de que el afectado no
haya pagado con dinero o trabajos sociales las anteriores
intervenciones, se deja de atender al drogadicto. Simple y claro. Si no
tiene dinero, se muere.
Sentado en su despacho de abogados, Picard trata de explicar con
números su iniciativa. “Las sobredosis aumentan sin fin. En 2016 tuvimos
526 casos y 72 fallecidos, y solo en el primer trimestre de este año
596 casos y 54 muertes. Muchos no son de este pueblo o sus familias no
quieren saber nada de ellos, por lo que el Ayuntamiento tiene que
hacerse cargo de todo. Cada actuación por sobredosis nos cuesta 1.104
dólares, y cada incineración 700. Es un gasto desbocado y hay que tomar
decisiones. Lo siento, pero a alguien le toca pensarlo”, afirma con aire
de haber convencido a su interlocutor.
El concejal de Middletown Daniel Picard. / J.M.A
— ¿Y no siente piedad por los que mueran?
— Si cumplen o pagan, serán atendidos, Todo depende de ellos.
Ellos. Los otros. Los adictos. Sarah es uno de ellos. Acaba de entrar
en la sala. Llega esposada y con el uniforme a rayas verdes y blancas
de los presos del condado de Butler. Tiene 27 años. Nació en Hamilton y
nunca ha salido de Ohio. Ni siquiera para ver el mar. Es toxicómana
desde los 13 años. Ese es su mundo. Su padre murió alcoholizado, y su
madre, tras años de analgésicos, falleció de una sobredosis de heroína cortada con fentanilo.
Sarah ha ingresado en la cárcel por quebrantar la libertad
condicional. Antes robó e “hizo lo que tenía que hacer” por un chute. Ha
pasado en tantas ocasiones por el filo de la navaja que se ha olvidado
de cuántas veces ha sido salvada. “Hubo un mes en que sufrí 18
sobredosis. Sin el Narcan estaría muerta, bien muerta. Una noche me
tuvieron que meter cuatro para que me recuperase”, cuenta.
Tras escuchar con atención, Sarah no entiende bien el debate. Para
ella, salvar la vida es una obligación –“¿es así, no?”– y Narcan el
único modo de hacerlo. “Si lo quitan nos morimos, no le dé más vueltas”.
Extrañada por las propuestas del concejal Picard y del sheriff Jones,
agranda sus ojos negros y, por si acaso, pide una oportunidad. Afirma
que lleva ocho meses limpia y que está segura de que podrá
llevar una vida normal. Si se le pregunta qué quiere ser, no sabe
responder. Y cuando se le insiste, explica: “A mí me basta con
sobrevivir".
Sarah vive al ras. Como tantos otros afectados no es consciente de
que su caso se repite a lo largo y ancho del país. Sólo el año pasado
60.000 personas perdieron la vida por la epidemia. Fue la principal
causa de mortalidad en menores de 50 años. Más que el cáncer, las armas o
los accidentes de coche.
Cerca de 35.000 de estas muertes se debieron
al consumo de heroína sola o adulterada. El resto correspondieron en su
mayor parte al abuso de opiáceos de prescripción. Una plaga legal que
empezó a generalizarse en los noventa y que ahora, tras décadas de
inmenso negocio, ha roto los diques de contención. En 15 años, según el
Centro de Prevención y Control de Enfermedades, las recetas de opiáceos
contra el dolor se han triplicado y cerca de dos millones de adictos
pululan por el país. Son la retaguardia de los yonquis. El gran favor de
la industria al narco. Como ha demostrado un estudio de Jama Psychiatry,
el 75% de los heroinómanos empezó con estos analgésicos. Fueron su
puerta de entrada a un mercado donde los cárteles mexicanos no han
dejado de mejorar sus redes de producción, síntesis y distribución. La
ecuación es endemoniada. El material es más puro, los precios han bajado y los consumidores crecen a diario. Bajo estas condiciones, la epidemia se ha extendido fuera de control.
Errol Monroe. / J.M.A.
La reacción ha llegado tarde y, de momento, no ha logrado nada. El
Congreso ha aprobado un plan extraordinario de 1.100 millones de
dólares, y los Estados buscan cada uno sus salidas. En Maryland se ha
declarado estado de emergencia, y en Ohio el fiscal general ha demandado
a los cinco mayores fabricantes por fomentar la adicción. Son parches a
una crisis que, como reconocen los expertos, requiere una actuación
mucho más poderosa y conjunta. “O estamos todos en ellos, o no hay nadar
que hacer”, admite el indómito sheriff Jones.
En las calles tampoco se ve una solución cerca. Las muertes siguen en
aumento y los afectados permanecen abandonados por un sistema sanitario
que para 28 millones de estadounidenses no existe. “En este país, si te
caes, nadie te va a ayudar. Te quieren muerto. Por eso pretenden quitar
el Narcan”, sostiene Errol Monroe, de 57 años. Es un yonqui gastado.
Ojos azules, gesto seco. En su juventud fue mecánico, pero una lesión de
espalda le incapacitó. Para mitigar el dolor, le recetaron pastillas.
Catorce años estuvo tomando opiáceos legales hasta que un día descubrió
la heroína. Más barata, más potente. 20 dólares por un trozo de cielo. Y
ahí se hundió.
Errol ha buscado cobijo en un refugio para vagabundos de Hamilton.
Tiene un café en la mano y pocas esperanzas para sí mismo. Pero su vida,
cuenta, no ha terminado. Si aún lucha por abandonar la heroína, es por
su hija. Ella también vive en Hamilton. Tiene 19 años, y algunas noches,
cuando Errol se arrastra tambaleando, se la encuentra. De pie, en una
esquina. Ella también es heroinómana. Y se prostituye. Errol sueña con
salvarla. Sólo por eso quiere vivir.
Al menos 66 personas han sido ejecutadas en Arabia Saudí en lo que va de 2017, según denuncia Amnistía Internacional.
El rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdelaziz. - AFP
La Corte Suprema de Arabia Saudí ratificó
hoy la ejecución de catorce personas, entre ellas, un efectivo de las
fuerzas de seguridad saudíes, acusados de "más de cincuenta ataques
armados" en las manifestaciones contra el Gobierno
Entre los sentenciados, que había sido
condenados en primera instancia en junio del año pasado, hay personas
incluidas en una lista de 24 disidentes perseguidos por las autoridades
de Arabia Saudí, emitida en 2012 en 2012.
Los condenados fueron sometidos a torturas
por parte de las autoridades saudíes para conseguir, de esta forma, una
confesión forzada, tal y cómo denuncia la ONG Amnistía Internacional.
La
ONG ha condenado la sentencia judicial y ha acusado al Gobierno saudí
de "demostrar su despiadado compromiso con el uso de la pena de muerte
como arma para aplastar la disidencia y neutralizar a los opositores
políticos".
Según Amnistía Internacional,
al menos 66 personas han sido ejecutadas en Arabia Saudí en lo que va
de 2017. Cerca de 26 sólo en las últimas tres semanas, lo que supone más
de una ejecución al día.
En 1958, cuando todavía era estudiante en la Universidad de Indiana, empecé a ir a Nueva York en mi coche cada vez que tenía algún día libre o vacaciones. Al igual que hicieran antes que yo una infinidad de otros aspirantes a artistas, me dediqué a "llamar a diferentes puertas". Allen Ginsberg me abrió la de su apartamento de la calle Diez y me dijo que hablaría conmigo si le compraba una hamburguesa. Bajé, compré una y estuvo hablándome durante una hora sin parar sobre Shelley y Maiakovski. Después me dijo que fuese a conocer a Herbert Huncke y que le dijese que iba de su parte. Fui, llamé a su puerta y abrió un hombre pálido y de aspecto amable que me invitó a pasar al salón, donde había varias personas acampadas en silencio alrededor de muebles destartalados.
-Estamos cocinando un poema, tío -me dijo Huncke-. Ven a ver.
Me condujo a la cocina y abrió la puerta del horno. ¡Y allí estaba! Un poema escrito a máquina sobre un folio cuyos bordes se estaban chamuscando, sometido a una temperatura de 350º. Huncke cerró la puerta del horno y regresó al salón arrastrando los pies. Fui detrás de él. Seguían todos en silencio. Después de estar un rato allí sin hacer nada, me marché
La socióloga Carmen Ruiz Repullo cree que la dependencia emocional sigue
siendo una cuestión sin resolver: “No nos han enseñado a amar con
mayúsculas, a ver en el amor un espacio de igualdad y libertad”.
La socióloga Carmen Ruiz Repullo, autora de un estudio
que analiza los signos de la violencia machista en la adolescencia,
cree que la dependencia emocional sigue siendo una cuestión sin
resolver. Actualmente trabaja en un proyecto coeducativo como eje
fundamental de transformación. En la última edición de los Premios
Meridiana, concedidos por la Junta de Andalucía, recibió el galardón en
la categoría Iniciativas que promuevan la educación.
¿Cómo cree que ha evolucionado el
concepto de amor en los últimos años con las nuevas tecnologías, sobre
todo entre los y las más jóvenes?
La llegada de las tecnologías,
especialmente de las redes sociales, no ha supuesto una nueva
configuración del amor, no ha generado un cambio conceptual propiamente
dicho, lo que sí ha creado es un nuevo espacio donde vivirlo,
expresarlo, potenciarlo, tanto para lo bueno como para lo malo. El amor
que se establece en los espacios offline se traslada a lo virtual
sin grandes modificaciones. Quien tiene celos en una relación amorosa
los va a seguir teniendo a través de sus redes sociales, es más, éstas
lo que potencian es un mayor control hacia la otra persona. Este podría
ser uno de los aspectos negativos que incorpora lo tecnológico al amor
romántico. Las tecnologías no son un espacio externo a las personas,
forma parte de nosotras, lo que ocurre en todos los ámbitos de nuestra
vida offline ocurre también en nuestra vida virtual, se traslada a
ella, ambos espacios forman parte de lo mismo, son una nueva forma de
relacionarnos pero bajo los mismos modelos sexistas que existen.
¿En qué medida la emancipación de la mujer ha ido cambiando el concepto de amor?
La independencia económica es un elemento
fundamental a la hora de entender y vivir el amor, sin embargo, la
independencia emocional sigue siendo una cuestión pendiente. Muchas
veces encontramos mujeres con independencia económica que viven y sufren
relaciones tóxicas e incluso violencia de género. Ambas formas de
independencia son esenciales para construirnos como mujeres libres. La
sociedad machista nos sigue socializando a las mujeres para que nuestra
vida se complete cuando tenemos pareja e incluso criaturas. Es tal la
presión social, que cuando una mujer decide no tener pareja o criaturas,
la sociedad lo percibe más como un “no ha tenido suerte con las
parejas” o “no ha podido ser madre” que como lo que realmente es, una
elección personal.
¿Qué ha hecho el feminismo para intentar desmontar el mito del amor romántico?
Tanto desde la teoría como desde la
militancia y la reivindicación feminista se ha trabajado intensamente,
especialmente en las últimas décadas, por deconstruir el amor romántico
como arquitectura intencionada del patriarcado para perpetuar las
desigualdades. Los principales análisis feministas coinciden en analizar
el amor romántico como una construcción social que coloca a las mujeres
en una posición subalterna, es decir, no se trata de un análisis del
amor como sentimiento, sino como una cuestión política. Aunque hay
autoras anteriores que analizaron de manera crítica el amor, hay dos que
para mí abordan de manera sublime este tema. Shulamith Firestone en1976
lo definía como el baluarte de la opresión de las mujeres, como un
instrumento más del poder masculino para mantener la desigualdad en su
propio beneficio. Kate Millet, por su parte, en 1984, comentaba en una
entrevista que el amor era el opio de las mujeres, como la religión lo
había sido de las masas, aunque leyendo su obra Política Sexual podemos
hacernos una idea de su especial esfuerzo por desnudar las verdaderas
intenciones del amor para con las mujeres.
En la actualidad, bajo estas mismas
premisas feministas, autoras como Anna Jónasdóttir, Mariluz Esteban,
Marcela Lagarde o Coral Herrera, entre otras, están realizando
magníficos análisis sobre el romanticismo como un eje principal del
patriarcado que, entre otras cosas, coloca a las mujeres en una posición
de inferioridad, de riesgo. Trasladando este
análisis a la población más joven, el amor romántico se sigue cimentando
a través de mitos como el de los celos, la media naranja o la falacia
del cambio por amor, que lejos de desaparecer están aún muy presentes.
Deconstruirlos es un gran reto para el feminismo. El amor romántico,
como construcción social, está detrás de muchas de las formas de
violencia de género que sufrimos las mujeres, desvelarlas es una
cuestión prioritaria del feminismo.
¿Cuánto daño ha hecho daño el amor romántico a las mujeres?
Esta es la gran pregunta. La repuesta,
sin duda, es en mucho. Millet decía: “Mientras nosotras amábamos, los
hombres gobernaban”. Pues bien, siguen gobernando. Porque claro,
¿cuántas cosas han dejado, dejan o dejamos de hacer las mujeres por
amor? Las renuncias profesionales, el robo del tiempo personal, el
sacrificio oculto, el “total no me cuesta nada”. Todo se resume en lo
que Amelia Valcárcel llama la ley del agrado, que yo redefino como el imperio del agrado,
una socialización diseñada por el sistema machista sobre el papel que
nos toca a las mujeres en la sociedad en general y en el amor en
particular. Agradar en lo estético, en lo amoroso, en lo profesional, en
lo personal, en lo familiar, en lo sexual… en definitiva, agradarles,
aunque no sea de nuestro agrado. Aquí es donde radica el principal
peligro del amor romántico, en este imperio del agrado impuesto
por la masculinidad hegemónica que nos educa a las mujeres para
situarnos en un segundo plano y que los hombres sigan gobernando en
todos los sentidos.
Actualmente en las y los más jóvenes el
amor romántico está campando a sus anchas, cada cierto tiempo se
producen nuevas novelas, series, teleseries, canciones, programas
televisivos, canales de Youtube, donde los mitos románticos se presentan
como verdaderas pruebas de amor. Esta configuración amorosa es el
germen de la violencia de género, es uno de los cimientos necesarios
para más tarde edificarla. Esta violencia se establece primero con
estrategias de control, especialmente del móvil, las amistades y los
hobbies, pero lejos de analizarse como tales se escudan bajo el paraguas
del amor sin levantar sospechas. Este es el verdadero peligro, la
violencia de género en la adolescencia y la juventud se camufla en sus
primeras manifestaciones, por eso no es fácil detectarla.
Seguimos asociando dolor con amor.
¿Cómo no con todo lo que nos han
enseñado? Nos han dicho que “quien bien nos quiere no hará sufrir” o que
“quienes se pelean se desean”. No nos han educado en que el amor es
otra cosa y que “quien bien nos quiere nos hacer reír”. Nos han
socializado en un modelo romántico del sufrimiento, desde los cuentos,
las películas, las series, las telenovelas, las canciones, y así es
difícil detectar la trampa.
Pero sí hemos avanzando, ¿no? A veces en comportamientos que antes nos parecían románticos ahora vemos acoso…
Esto es un claro ejemplo del cambio que
está viviendo el concepto amoroso gracias al feminismo. En la medida en
que tomamos conciencia sobre los peligros y la verdadera intencionalidad
del amor romántico, dejamos de erotizarlo, dejamos de verlo como algo
“natural” y comenzamos a analizarlo con una mirada crítica. Lo mismo ha
ocurrido con otros aspectos del machismo, anteriormente se percibían
como algo “normal” hasta que el feminismo llegó para desvelarlos y
denunciarlos.
¿Recuerda la historia de las dos
chicas lesbianas retenidas en Turquía? ¿Cree que hace solo unos años
habría generado las mismas reacciones que ahora?
Creo que la historia de estas dos chicas
pone encima de la mesa la realidad que sufren las personas LGTBI en el
mundo, los riesgos que siguen teniendo por saltarse la norma
heteropatriarcal. En nuestro país esto se ha superado a nivel
legislativo, aunque a nivel social nos sigue quedando mucho. La escuela
está llena de “armarios cerrados” donde el alumnado y el profesorado
LGTBI siguen siendo “lo raro, lo no normal, lo otro”. Sin embargo, no
estamos como hace veinte años o más, donde la población LGTBI tenía
serios problemas si decidía visibilizarse.
¿Cuál es el objetivo del Observatorio Coeducativo – LGTBI que está preparando con varias compañeras?
Las tres que componemos este
observatorio, Marian Moreno, Kika Fumero y yo, coincidimos en la manera
de analizar y valorar la educación como eje fundamental de
transformación. Pensamos que el espacio educativo es fundamental para
educar en y para la igualdad, así como para prevenir las violencias de
género y la lgbtifobia. Las tres tenemos una amplia trayectoria en estos
ámbitos y hemos percibido la necesidad de generar un espacio de
encuentro para docentes, alumnado y familias. Un espacio que a su vez
sirva de puente entre la comunidad educativa y las instituciones, y que
aporte herramientas e instrumentos para avanzar hacia una sociedad más
igualitaria y libre de violencias machistas. Creemos que la coeducación
está por llegar y para ello debemos apostar por la formación, la
investigación y la evaluación educativa. Este Observatorio
Coeducativo-Lgbti nace con la intención de ser un espacio desde el que
seguir avanzando en este enorme reto: tener unas escuelas coeducativas
donde las violencias de género y la lgbtifobia formen parte del pasado.
¿Cree en general que nos da miedo el amor?
No nos han enseñado a amar con
mayúsculas, a ver en el amor un espacio de igualdad y libertad. En
cambio nos han educado en un modelo de amor perverso cuyos roles vienen
establecidos por medio de los mandatos heteropatriarcales. Si en el amor
todo está establecido, no cuestionamos lo que ocurre, en cambio,
establecer un modelo amoroso libre e igualitario es un trabajo continuo
en estos tiempos. Eso es lo que da miedo, no encontrar el camino hecho,
diseñado, hay que borrar las huellas y cada cual comenzar el suyo.
¿Qué es para usted el amor?
Quitándole el apellido “romántico”, el
amor es un lienzo por pintar, cada cual acuerda con quién o quiénes
pintarlo, qué pintar, qué colores usar, etc. No creo que haya un modelo
de amor que sea el idóneo, aunque si lo hubiese sería un amor feminista,
un amor donde la asimetría de poder no existiera, donde quienes lo
practican pactaran desde la igualdad que quieren en esta relación
amorosa. En la medida en que deconstruimos la socialización desigual de
género que hemos recibido, en la medida en que nos cuestionamos qué
somos, el amor se va modificando hacia formas mucho más igualitarias.
La verdad es la esperanza. Dice la razón: Tú mientes. Y contesta el corazón: Quien miente eres tú, razón, que dices lo que no sientes. La razón: Jamás podremos entendernos, corazón. El corazón: Lo veremos.
Diecinueve empleados y directivos del periódico progresista se enfrentan a penas de hasta 43 años de cárcel por criticar al Gobierno
En medio de una gran expectación y de numerosas peticiones de
organizaciones internacionales para que los encausados sean liberados,
el juicio contra 19 periodistas, empleados y directivos del diario Cumhuriyet comenzó este lunes en Estambul. Casi nueve meses después de que efectivos de la policía irrumpiesen en sus oficinas
y se llevasen detenido a parte del equipo de este rotativo estambulí,
uno de los pocos independientes que quedan en Turquía, tanto desde el
punto de vista ideológico (es crítico con el Gobierno) como económico:
no tiene detrás a ningún gran grupo empresarial sino que lo publica una
fundación. Casi nueve meses que diez de los acusados han pasado en
prisión preventiva (206 días en el caso del periodista Ahmet Sik y 109
en el del contable Emre Iper, otros dos empleados de Cumhuriyet detenidos posteriormente).
La Fiscalía pide entre 7,5 y 43 años de cárcel para los 19 encausados (doce en prisión, seis en libertad vigilada y dos juzgados in absentia), a los que imputa los cargos “colaboración con organización armada terrorista”, “abuso de autoridad” e “insultos al presidente”. Según el sumario de acusación, el diario cambió en 2013 su dirección y modificó su política editorial para favorecer a la cofradía de Fethullah Gülen, antaño aliada del presidente Recep Tayyip Erdogan pero ahora su principal enemigo y a la que se acusa de dirigir el golpe de Estado del pasado año. Las pruebas en que se basa la acusación son en su mayoría textos publicados por el diario y mensajes compartidos en las redes sociales, así como comunicaciones a través de la aplicación de mensajería móvil ByLock, utilizada por los gülenistas y que el Gobierno turco considera prueba suficiente para vincular a sus usuarios con la asonada militar.
Además de estas acusaciones, a varios periodistas —por ejemplo Ahmet Sik— se les incrimina ser miembros del grupo armado kurdo PKK y del izquierdista DHKP-C, lo cual, sostiene la defensa, es contradictorio en extremo: no sólo los gülenistas, en su periodo de esplendor (2007-2013), hicieron todo lo posible por descarrilar el proceso paz entre el Gobierno y los insurgentes kurdos, sino que los militantes del PKK y del DHKP-C se odian entre sí y, de hecho, las prisiones turcas mantienen a sus militantes en pabellones diferentes para evitar conflictos.
Los
periodistas juzgados niegan todas las acusaciones y, uno de ellos, el
columnista Kadri Gürsel, aseveró ante los jueces que de todos los
mensajes y llamadas hechas por supuestos gülenistas que se incluyen en
su imputación no respondió a una sola. Además, recordó a los jueces que
él ya había advertido sobre la peligrosidad de la cofradía gülenista
cuando el Gobierno islamista aún la consideraba su aliada. De hecho, en
el pasado, jueces y fiscales de adscripción gülenista procesaron a
varios empleados de Cumhuriyet acusándoles de tratar de atentar contra el Ejecutivo de Erdogan en juicios que posteriormente se demostró que habían sido manipulados.
Las sesiones del juicio contra Cumhuriyet
continuarán ininterrumpidamente hasta el viernes, cuando se espera que
el tribunal decida si prolonga o no la prisión preventiva de los
detenidos; si bien el proceso se prolongará durante meses hasta que los
jueces alcancen un veredicto. “Como muchos otros de los más de 150
periodistas actualmente entre rejas en Turquía, los imputados del caso Cumhuriyet
que están encarcelados, están siendo castigados sin siquiera haber sido
condenados pues permanecen en prisión preventiva desde hace meses y
(sufren) límites arbitrarios a sus contactos con el exterior e
interferencias a su derecho a preparar su defensa”, denunció el
Instituto de Prensa Internacional (IPI), una organización de defensa de
la libertad de prensa con sede en Viena a la que pertenece Kadri Gürsel.
De hecho, el director del diario, Murat Sabuncu, pidió posponer su
defensa ante el tribunal dado que los documentos que había preparado
para ello en la cárcel le fueron confiscados por la Gendarmería.
Numerosos representantes de
organizaciones internacionales, como PEN, Reporteros Sin Fronteras y la
Federación Internacional de Periodistas, estuvieron presentes en la sala
de juicios, así como los eurodiputados Arne Lietz (grupo
socialdemócrata) y Rebecca Harms (grupo verde). También la Unión
Europea, el Consejo de Europa y la Organización para la Seguridad y la
Cooperación en Europa (OSCE) siguen de cerca el proceso. El
representante para Libertad de los Medios de Comunicación de la OSCE,
Harlem Désir, exigió la liberación de los periodistas detenidos y
criticó las medidas tomadas durante el estado de emergencia vigente en
Turquía por suponer “presiones innecesarias y desproporcionadas contra
la libertad de expresión y de prensa”.
Este no es el único caso al que se enfrentan Cumhuriyet y sus periodistas. También deben responder en el proceso sobre la revelación de un presunto envío ilegal de armas
a los rebeldes sirios, por el que el corresponsal del periódico en
Ankara, Erdem Gül, y el exdirector Can Dündar (huido a Alemania y que
está igualmente incluido en el juicio iniciado este lunes), se enfrentan
a cadena perpetua. Por esta causa ya ha sido condenado a 25 años de
cárcel el diputado opositor Enis Berberoglu, quien filtró a los periodistas las imágenes del envío de armas.
Sin deportivas en los pies, ropa de atletismo, cronómetros, medidores de pulsaciones, ni entrenamientos...
Sin deportivas en los pies, ropa de atletismo, cronómetros, medidores de pulsaciones, ni entrenamientos, los indígenas tarahumara -o rarámuri- se coronaron por 21º año consecutivo en el Ultramaratón de los Cañones.
Un camino lleno de lodo, piedras, pendientes y un puente colgante pone a prueba a los participantes. Sin embargo, el detalle más resaltante es el gran detalle que separa a los profesionales de los indígenas: no llevan equipamientos, ni extenuantes rutinas de entrenamiento para la competencia. Y es así cómo se impusieron a atletas profesionales de medio mundo: calzando sandalias con suela de jebe.
En la mencionada competencia participan más de mil atletas de México, Canadá, Estados Unidos, Rusia, España, Costa Rica y Ecuador, que se presentan equipados con zapatillas especiales y ropa con la que puedan minimizar el impacto del viento o la lluvia, pero no pueden hacer nada contra “los pies ligeros”, que es lo que significa la palabra tarahumara.
El grito de “¡Weringa!” -“adelante” en lengua tarahumara- dio inicio a la serie de cuatro carreras que se disputaron este fin de semana en el municipio de Guachochi, Chihuahua (México).
Aproximadamente 100 de ellos se inscribieron y muchos participaron vistiendo su ropa tradicional. Las mujeres compitieron con largas faldas multicolor y pañuelos en la cabeza, mientras que los hombres corrieron con calzones largos a modo de taparrabos y una camisa.
Aproximadamente 100 indígenas tarahumara se inscribieron y muchos participaron vistiendo su ropa tradicional.
No les hizo falta más para ganar las carreras de 100 y 63 km, tanto en categoría masculina como femenina.
“Nosotros no nos preparamos porque a diario tenemos que caminar y pues como no tenemos vehículo, por eso tenemos que caminar”, explicó Miguel Lara, el tarahumara de 27 años que ganó la carrera de 100 km, a AFP.
Es la cuarta vez que gana este ultramaratón, se ha llevado 1.500 dólares de premio, obteniendo con ello un el récord histórico.
Sin lugar a dudas muchas veces no hace falta lo mejor, si las condiciones físicas son las óptimas, además de la actitud y ejemplo de ello son los indígenas tarahumara.
El coraje es el precio que nos exige la vida a cambio de la paz. El alma que no lo sabe es prisionera de las pequeñas cosas. No conoce la lívida soledad del miedo ni las cimas de las montañas, donde la alegría amarga puede oír el sonido de las alas. ¿Cómo puede la vida concedernos el don de vivir, contrarrestar la fealdad monótona y gris y el odio grávido a menos que nos atrevamos a dominar el alma? Cada vez que tomamos una decisión, pagamos con coraje por contemplar el día irresistible y considerarlo hermoso.
AMELIA EARHART
"Por favor, ten la seguridad de que soy muy consciente de los riesgos. Quiero hacerlo porque quiero hacerlo. Las mujeres deben intentar hacer cosas como lo han intentado los hombres. Y cuando fracasan, su fracaso sólo debe ser un desafío para otras" *
* Una carta dirigida a George Palmer Putmam para ser leída si aquél resultaba ser su último vuelo
PORQUE no poseemos, vemos. La combustión del ojo en esta hora del día cuando la luz, cruel de tan veraz, daña la mirada ya no me trae aquella sencillez. Ya no sé qué es lo que muere, qué lo que resucita. Pero miro, cojo fervor, y la mirada se hace beso, ya no sé si de amor o traicionero.....
Tenemos la imagen muy viva en nuestra mente y nuestra retina pero
ya hace 47 años de la llegada del hombre a la Luna en 1969,
concretamente la de Neil Armstrong, el astronauta de la misión Apolo XI, seguido de Edwin Aldrin, a bordo del aterrizador
Eagle.
La huella de Neil Armstrong en la superficie de la Luna
La misión se envió al
espacio el 16 de julio, llegó a la superficie de la Luna el 20 de julio y al
día siguiente logró que Armstrong y Aldrin caminaran sobre la superficie lunar.
El Apolo 11 fue
impulsado por un cohete Saturno V desde el complejo de Cabo Kennedy, en
Florida. La misión está considerada como uno de los momentos más significativos
de la historia de la Humanidad y la Tecnología, según la NASA.
La tripulación del Apolo
11 se completaba con Michael Collins, que quedó orbitando la Luna a bordo del
módulo de mando Columbia, al que el módulo de aterrizaje se reacopló tras
abandonar la superficie lunar con numerosas muestras y volver a la Tierra.
Neil Armstrong y el saludo castrense en la Luna | NASA
Armstrong fue el primer
ser humano que pisó la superficie de nuestro satélite, el 21 de julio de 1969 al
sur del Mar de la Tranquilidad (Mare Tranquillitatis). Al tocar la superficie
Armstrong pronunció una de las frases más conocidas de nuestro tiempo: "Un
pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad".
Además de astronauta,
Neil Armstrong era también era ingeniero aeroespacial, piloto militar, piloto
de pruebas y profesor universitario. Realizó su primer vuelo espacial en 1966
como piloto al mando de Gemini 8.
En diciembre de 1968 se
le ofreció comandar la misión Apolo XI. Meses antes de la misión, se decidió
que Armstrong sería el primero en descender por el diseño del módulo lunar: la
escotilla se abría hacia dentro en el lado derecho y ello dificultaba que el
piloto del módulo, Aldrin, saliera primero.
El 24 de julio, los tres
astronautas lograron un perfecto amerizaje en aguas del Océano Pacífico,
poniendo fin a la misión espacial más trascendental hasta hoy en día.
La policía utilizó bombas de gas lacrimógeno contra la población durante siete horas
Un periodista de Rabat, detenido por "incitar a participar en la manifestación" Los manifestantes pedían la liberación de los activistas encarcelados, la desmilitarización del Rif y derechos sociales
La policía lanza gas lacrimógeno durante una manifestación en la
localidad de El Hoceima, Marruecos. Los enfrentamientos entre la policía
y los manifestantes marroquíes dejaron al menos 83 personas heridas en
nubes de gases lacrimógenos y enfrentamientos en una manifestación no
autorizada contra la desigualdad y la corrupción. (
AP / Teresa Di Campo
"Esto lo vamos a llevar hasta el final, y si tenemos
que llegar a la situación de Siria lo haremos", sentenció duramente
Hamadi, uno de los manifestantes de la marcha de Alhucemas del 20 de
julio cuando la policía arrojó la primera bomba de gas lacrimógeno en el
centro de la ciudad.
El lanzamiento de gases se sucedió a lo largo de la
tarde y noche. Los vecinos colaboraron desde sus casas lanzando cebollas
por las ventanas o bajando coca-colas para combatir los efectos de los
gases en la piel, ojos y fosas nasales. Una sociedad acostumbrada a
lidiar con estas situaciones como recordaba Hamadi, "esto ya lo viví en
la sublevación de 1958 y en la Revuelta del Pan".
Los
manifestantes no se rindieron y continuaron en las calles tapados con
pañuelos o mascarillas, bajo gritos que pedían la liberación de todos
los presos y desmilitarización del Rif, criticando al Majzén -oligarquía
cercana al monarca- y condenando la represión.
Alhucemas comenzó la tarde del jueves en calma tras el cierre de todos
los negocios. En el centro algunos ciudadanos sentados en los cafés
convivían con las fuerzas del orden. Cada esquina, se parapetaba policía
nacional y antidisturbios. De repente grupos de jóvenes empezaron a
bajar corriendo por distintas calles coreando las insignias del
Movimiento Popular del Rif. La manifestación prohibida por las
autoridades seguía adelante.
No habían pasado ni
quince minutos y un oficial de policía llamó a dispersar la marcha y
recordó con un altavoz los reglamentos que prohíben las manifestaciones y
marchas no autorizadas. Tres recordatorios, y la policía intervino para
dispersa la multitud. Los jóvenes se dividieron en grupos y siguieron
adelante. A la salida de las mezquitas se unieron las personas que
estaban rezando la oración de Al-Asr.
No hubo una
única marcha el 20J porque los activistas no lograron reunirse en la
plaza Mohamed VI, rebautizada como la plaza del pueblo o de los
mártires, completamente sitiada por la policía. Las autoridades
dificultaron también el acceso a internet, instrumento de comunicación
de los activistas.
De hecho los miembros del Hirak
habían hecho un llamamiento a la población para que dejaran abiertas las
wifis y tener una mayor cobertura. Sin embargo, la red iba y venía,
además en momentos de máxima tensión era imposible hablar incluso por
teléfono.
Así que las protestas se celebraron en
varios barrios a partir de las 16 horas con itinerarios improvisados y a
medianoche seguía la nube de gas alrededor del hospital.
Una manifestante es ayudada durante la marcha en la ciudad norteña de Alhucemas, en Marruecos.
Foto AP / Teresa Di Campo
"La policía actuó aplicando la ley"
En respuesta a las críticas en las redes sociales, fuentes cercanas al
Gobierno respondieron, "la policía actuó aplicando la ley. La gente
debería estar en casa en vez de salir a la calle en una manifestación".
Efectivamente, salir este jueves a la calle el jueves en Alhucemas
parecía un delito. Las fuerzas del orden cargaron indiscriminadamente
contra todas las personas que se manifestaron sin tener en cuenta la
edad o su condición, si eran o no activistas.
Del
recuento de 83 heridos oficiales, la prefectura local asegura que 72 de
ellos son miembros de las fuerzas del orden "en grado más o menos
grave". Según estos datos oficiales, solo once manifestantes están
heridos, y ya pasaron por la comisaría. Todos recibieron el alta médica
excepto dos heridos graves, un policía y un miembro de la Seguridad
Nacional, según informa la agencia MAP.
Las
autoridades locales justifican el uso de gas lacrimógeno porque los
activistas "lanzaban piedras contra la policía". También denuncian
desperfectos materiales, dos vehículos quemados en Adjir, un pueblo
cercano a Alhucemas, según fuentes oficiales.
El
bombardeo de gas se mantenía a medianoche cerca del Hospital Mohamed V
de Alhucemas, a donde era imposible acceder. En este centro sanitario
entró en coma un manifestante herido en la cabeza, supuestamente "de una
pedrada", y posteriormente fue trasladado al aeropuerto de Rabat en
helicóptero. Desde el Hirak aseguran que "ha fallecido por el impacto
del casquete de una bomba de gas".
La mujer que tomó
el relevó del líder Nasser Zafzafi tras su detención, Nawal Ben Aissa,
también tuvo que ser atendida en urgencias tras recibir golpes en el
estómago.
El número de detenidos es indeterminado,
entre ellos está confirmado el arresto del periodista Hamid El Mahdaouri
del portal de información baldi.info, acusado de haber "incitado
supuestamente a asistir a la manifestación a pesar de haber sido
prohibida por las autoridades". Sin embargo, la línea editorial de este
medio marroquí es cercana al pueblo rifeño mostrándose muy critico con
los ministros implicados en los sucesos y detenciones en Alhucemas desde
la muerte del vendedor de pescado Mohcine Fikri.
El
abogado de los detenidos del Hirak, Mohamed Ziani, considera que "en
todo esto hay una falta de inteligencia política", y tiene claro que el
único que lo puede parar es el monarca Mohamed VI. El letrado no pierde
la esperanza de un indulto real con motivo de la Fiesta del Trono el 30
de julio. Sin embargo, fuentes cercanas a Interior niegan a este medio
que se vaya a dar la gracia real a los presos del Hirak, aunque no
descartan la liberación provisional por problemas de salud de la única
mujer presa, Salima Ziani, más conocida como 'Silya'.
El miércoles el fiscal redujo la pena de los detenidos en la ciudad de
Alhucemas de 18 a 7 meses con "un propósito político", aseguró el
abogado en una entrevista telefónica con eldiario.es.
El casi medio centenar de presos en la cárcel de Oukacha en Casablanca
abandonaron la huelga de hambre el martes, víspera de la marcha del 20J.
Alhucemas sobrevive acorralada
Acceder a la ciudad no resultó sencillo. A las obras en las carreteras y
los controles habituales a las entradas y salidas de las poblaciones,
se sumaron los controles extraordinarios de la policía, que sigue siendo
numerosa en la región, para evitar la concentración en Alhucemas.
Los taxis se unieron al boicot y no aceptaron a viajeros que quisieran
unirse a la marcha porque las autoridades les habían amenazado con
retirarles la licencia. Para llegar desde Nador, a solo una hora y
media, fue necesario pasar al menos 5 ó 6 controles donde había que
identificarse, además de dejar los datos personales previamente en la
prefectura de policía.
Desde Largüi, un pueblo cercano a Nador, se quejaron en un vídeo
difundido en Facebook de no poder viajar para unirse a las protestas. Después de comprar el billete de autobús, la policía les retuvo el carnet de identidad, y quedaron "atrapados".
Los jóvenes se las ingeniaron para unirse a la protesta. Desde Tamsaman
llegaron pateras al puerto de Alhucemas con activistas. Otros grupos lo
hicieron a pie atravesando las montañas del Rif.
Rostros conocidos del mundo de la cultura, como el director de cine
Kamal Hachkar, también respiraron los gases. El realizador se manifestó
en el centro de la ciudad para expresar su "solidaridad con las
reivindicaciones del Rif, que son las reivindicaciones de todos los
marroquíes, una mejor justicia social, más educación, más cultura, e
igual acceso para todo el mundo", explicó a eldiario.es.
Llegó desde Marrakech y se mostró solidario con las familias de todos
los detenidos desde el 26 de mayo. "Espero que la manifestación permita
hacer entender a las autoridades que hace falta que liberen a todos los
prisioneros sin excepción porque Marruecos necesita a estos jóvenes".
Monseñor Georg Ratzinger dirigió el coro durante 30 años en la catedral de Ratisbona, período en el que sucedieron los abusos.
El hermano del papa Benedicto XVI, Georg Ratzinger, en una imagen de 2013. / EFE
En el informe final, conocido hoy, del gran escándalo de abusos a los niños cantores de la catedral de Ratisbona, en Baviera, Alemania, el hermano mayor del Papa emérito Benedicto XVI, monseñor Georg Ratzinger,
de 93 años, que fue durante 30 años director del famoso coro católico
germano, fue acusado de haber tenido parte de la responsabilidad de cubrir con un “yo no vi nada ni me enteré de nada” los abusos físicos y sexuales contra 547 niños.
Foto de archivo tomada el 11 de noviembre de
1989 del director de música Georg Ratzinger, hermano del papa Benedicto
XVI, durante
El abogado Ulrich Weber, encargado de la investigación, afirmó que durante la larga gestión de Georg Ratzinger, entre 1964 y 1994, ocurrieron “las cosas más graves” y “a él se le reprocha haber mirado para otro lado y no haber tomado medidas”.
Un "campo de concentración"
Los integrantes del coro describieron a los investigadores sus años escolares como “un infierno”, una prisión y “un campo de concentración". El abogado Weber agregó que “muchos se referían a esos años como la peor época de la vida, caracterizada por el miedo, la violencia y el desamparo”.
Weber dijo que nadie irá preso
por las denuncias porque debido al tiempo que ha pasado los delitos han
prescripto y no pueden ser juzgados por los tribunales. Pero el
escándalo representa una mancha muy grande para la Iglesia, que salpica al hermano del Papa emérito.
El escándalo estalló en 2010, cuando Weber anunció un primer informe
que abarcó abusos contra 213 de los llamados coro de “gorriones de la
catedral de Ratisbona”. En cincuenta casos los abusos fueron de
naturaleza sexual y abarcaron “de las caricias a las violaciones”.
Compungido, el hermano mayor
del entonces Papa Ratzinger, elegido en 2005 y que en febrero de 2013
renunció al pontificado, confesó que había dado “algunos bofetones y
tirada de las orejas” a los miembros del coro, por lo que pedía perdón.
Pero también aseguró que nunca vio abusos graves y menos aún de índole sexual. “Si hubiera conocido los excesos de violencia que se estaban utilizando habría hecho algo”, dijo.
Dos o tres chicos cada noche
Dos religiosos ya fallecidos fueron considerados los principales responsables. El peor era Johan Meier, director de la escuela anexa al coro entre 1953 y 1992. El compositor alemán Franz Witttebrink contó a la prensa germana que Meier “se llevaba a la noche a a dos tres niños de 8 y 9 años a su habitación, les ofrecía vino y los castigaba físicamente”.
“Eran sádicas puniciones vinculadas al placer sexual”, dijo Wittenbrink.
Otro religioso fue removido en 1958 del coro y condenado a prisión en
1971. Algunas de las víctimas hicieron la denuncia ante los responsables
de la diócesis.
El informe final de hoy del abogado Ulrich Weber también acusa al cardenal conservador Gerhard Ludwig Mueller, que hasta el 1 de este mes era el “ministro” del Papa para la Doctrina de la Fe, que no lo renovó en el cargo, y en 2010 era el obispo de Ratisbona, encargado de esclarecer el escándalo.
Weber sostiene que la tarea del cardenal Mueller “presenta varias debilidades, entre ellas la de no buscar el diálogo con las víctimas”.
Georg Ratzinger, quien hasta hoy llama “nene” a su hermano Joseph, está completamente ciego y aunque sigue en Ratisbona pasa muchos días con su hermano en el convento de los jardines vaticanos donde el Papa emérito Benedicto XVI reside.
En abril, Joseph Ratzinger celebró con una fiesta bávara sus noventa años, acompañado por su hermano Georg y bavareses que llegaron a festejarlo, con bailes y mucha cerveza.
Anoche, cinco chicas se hicieron estallar en Maiduguri.
Poco
después de oír las explosiones, Fati, una vecina de esta ciudad del
norte de Nigeria, se fue a dormir. “Ya me he acostumbrado a ese sonido”.
No es demasiado extraño, en realidad. La semana pasada, hubo tres
ataques suicidas más cerca de la Universidad. Y otros dos unos días
antes, a unos pocos kilómetros, en la frontera de Camerún. En los dos
últimos meses, una media de veinte.
Solo
en el año 2017, la banda yihadista Boko Haram ha realizado 110
atentados similares, en los que ha enviado a más de doscientas personas
con cinturones bomba a hacerse explotar entre civiles, guardias o
militares. El goteo incesante de muertos en ataques suicidas se une a
una violencia desatada, con asesinatos, violaciones y secuestros masivos
en tres de los estados del noreste de Nigeria y la región del Lago
Chad, que baña también territorios nigerinos, cameruneses y chadianos.
El resultado del horror ha sido una huida a la desesperada: 2,6 millones
de personas han perdido su hogar y otros 30 millones están en peligro
de morir de hambre.
Fatima Jidda (derecha, velo rojo, 55 años)
construye su refugio junto a su hija Fatime Yunus (30) en un campo de
desplazados de Maiduguri. Acaban de llegar huyendo de Boko Haram. Xavier Aldekoa
Who. ¿Quién es Boko Haram?
En
realidad Boko Haram nunca se llamó así. En 2002, un clérigo radical
llamado Mohamed Yusuf recorría las calles de la ciudad nigeriana de
Maiduguri predicando por una sociedad basada en un islam estricto y
contra la injusticia social. Su enemigo era el corrupto e ineficiente
Estado nigeriano, a quien acusaba de haber olvidado durante décadas al
norte. En sus sermones repetía el mismo grito: “Boko is haram, Boko is haram!”.
Era su manera de decir que los libros —símbolo de la educación
occidental frente a las tablillas de madera utilizadas en las madrazas o
escuelas coránicas— eran pecado. Yusuf fundó entonces la secta Jama'atu
Ahlis Sunna Lidda'awati Wal-Jihad (Personas Comprometidas con la
Propagación de las Enseñanzas del Profeta y la Yihad). La población se
refería a ellos en lengua hausa como los “yusufiyya” o los “boko haram”.
Su discurso era extremista y derivó en una revuelta juvenil violenta,
pero sus ataques se dirigían principalmente a policías y fuerzas de
seguridad nigerianas, prostitutas o vendedores de bebidas alcohólicas.
Al menos al principio.
When.¿Cuándo se dispara la barbarie?
En
el año 2009 todo cambió. Para entonces, Yusuf ya se había ganado las
simpatías de parte de la población. Después de cada detención, al salir
finalmente del calabozo, largas filas de coches de simpatizantes le
seguían hasta su casa y miles de personas le aclamaban a su paso. Su
discurso desafiante había calado en una población joven y desesperada.
No solo era pobreza, era (y es) ausencia de futuro: en el norte
nigeriano hay ciudades con un 80% de desempleo juvenil y millones de
niños no van a la escuela. El Gobierno de Nigeria pensó que la solución
pasaba por cortar por lo sano el desafío. Se equivocó. El 30 de julio de
2009, Yusuf lideró una protesta contra una ley gubernamental de uso
obligatorio del casco en moto que derivó en una represión policial sin
freno y dejó 800 muertos. Yusuf fue detenido y ejecutado sin juicio. En
unas imágenes grabadas en teléfono móvil de su último interrogatorio, se
le ve ensangrentado, con el torso desnudo y rodeado de policías.
Con
su ejecución sumaria, se inicia la peor espiral de violencia en la
historia reciente de Nigeria. Bajo el liderazgo de Abubakar Shekau, un
iluminado violento, la banda fundamentalista radicaliza su discurso y
multiplica sus atentados. Desde 2009, el conflicto entre el Gobierno y
el grupo yihadista ha dejado más de 30.000 muertos.
En
marzo de 2015, Boko Haram da otro paso más: jura fidelidad al Estado
Islámico de Siria e Irak y cambia su nombre al de Estado Islámico de
África Occidental (aun así, todo el mundo sigue refiriéndose a ellos
como BH o Boko Haram). Esta decisión tendrá repercusiones importantes.
Poco a poco, se crean dos facciones dentro de la banda fundamentalista.
Por un lado, Shekau se distancia de Estado Islámico y continúa su deriva
asesina y de matanzas. Por el otro, una facción “menos” radical —las
comillas son importantes—abre una relación menos mortífera con los
civiles: les roba comida y somete, pero no les degüella; su enemigo,
asegura, es el Gobierno y las fuerzas de seguridad.
Es
el momento de apuntarse dos nombres: Abu Musab al-Barnawi, hijo del
fundador de la banda, y en menor medida Mamman Nur, que pasan a ser los
hombres fuertes del grupo fundamentalista. Se producen incluso
enfrentamientos entre esta facción y la de Shekau.
Where. ¿Dónde actúan? Al principio y hasta hace un lustro, Boko Haram actuaba exclusivamente en el norte de Nigeria. Y se hizo fuerte. En 2015, llegó a controlar un territorio intermitente del tamaño de Bélgica en el norte de Nigeria. En las zonas controladas por los yihadistas nigerianos, ni el Ejército ni las fuerzas de seguridad nigerianas se atrevían a poner un pie. El Gobierno de Nigeria se vio obligado a reaccionar. La victoria en las urnas de Muhammad Buhari en 2015 aumentó la presión militar sobre la banda, que para entonces ya peleaba con un ejército multinacional formado por tropas de los países amenazados por los yihadistas: Chad, Níger, Camerún, Togo y la propia Nigeria. La pérdida de territorios replegó a sus milicianos, que ahora han adoptado una suerte de guerra de guerrillas, con continuas incursiones en ciudades y campos de desplazados. Borno State, en Nigeria, sigue siendo su bastión: su presencia es tan notable que las carreteras son una ruleta rusa. Los coches y camiones de los convoyes, escoltados siempre por militares, hacen sonar sus cláxones con alivio cuando llegan a destino.
Madres y sus hijos en el centro de
malnutrición de Unicef en Dikwa. El pueblo, en el noreste de Nigeria,
acoge cada día a decenas de personas que escapan de Boko Haram. Xavier Aldekoa
What. ¿Qué ha provocado?
Un
hambre atroz. Como el comercio prácticamente se ha detenido, los
precios han subido y la población está demasiado aterrada para ir a
cultivar los campos, el rugir de tripas se ha extendido por toda la
región. Fatima Jidda, una kanuri orgullosa de 55 años, admitía que no
tenía otra opción que esperar. “Yo quiero regresar a mi hogar, trabajar
mis campos; pero si lo hago Boko Haram me matará. ¿Qué voy a hacer?”. El
destino de muchos ha sido la gran ciudad. Antes de la crisis, Maiduguri
tenía una población de apenas un millón de personas; ahora ya supera
los dos millones. Y no hay suficiente comida para todos. De los más de
mil millones de dólares que Naciones Unidas ha solicitado para hacer
frente a la emergencia en 2017, solo se ha recaudado un 38%. En
cualquier pueblo o ciudad, en cualquier rincón, hay miles de personas
—sobre todo mujeres y niños— sin apenas nada que echarse a la boca.
Millones de personas que han escapado a la carrera y han dejado todo
atrás, y cuya subsistencia depende de la ayuda humanitaria. Lo mismo
ocurre en Diffa, al otro lado de la frontera con Níger, en el norte de
Camerún o, en menor medida, en la orilla chadiana del lago Chad.
Why. ¿Por qué?
Thomas
recuerda continuamente a sus dos hijas que no cojan nada de un extraño.
Prudence y Marie apenas tienen cuatro y dos años y su padre no se fía.
“Tengo miedo de que les den una bomba y las manden a explotarse a un
mercado, son muy pequeñas”. Thomas es un tipo tranquilo, religioso, y
solo se sobresalta cuando se le plantea la cuestión. “¿Boko Haram y el
islam? Boko Haram es poder, dinero y agenda política, no religión”.
Es
difícil contestar a por qué la banda actúa así. Su nivel de sadismo
responde a una táctica para controlar grandes territorios, ya que el
terror empuja a miles a huir y “limpia” el territorio, pero su
ensañamiento con la población escapa a la comprensión. Es cierto que el
grupo fundamentalista quiere imponer su versión extremista de la sharía
en Nigeria y derrocar al Gobierno, y usa la religión como motor: cientos
de secuestrados admiten haber sido adoctrinados durante su cautiverio
para seguir una visión fundamentalista de la religión. Pero también lo
es que el grupo ha matado a miles de musulmanes, a los que acusa de
moderados o simplemente de no pensar como ellos.
No
habrían logrado provocar tanto miedo sin apoyos. Sobre todo al
principio, la banda gozaba de simpatías políticas y de hombres de
negocios acomodados, que favorecían su causa para debilitar al Gobierno
central. Boko Haram también se ha llenado los bolsillos con el robo de
bancos cuando conquistó decenas de ciudades, con el pillaje y con el
comercio de cabezas de ganado, un mercado que mueve millones en la zona.
La
miseria también desempeña un papel en su poder. La banda, con unos
26.000 guerrilleros actualmente, ganó miles de reclutas cuando ofreció
dinero (alrededor de 400€), una moto y una esposa a quien luchara con
ellos. En una zona sin empleo ni esperanza, y donde el Ejército entró a
cuchillo con la consigna de la lucha antiterrorista por delante y abusó
de los civiles, algunos decidieron aceptar la oferta. Para muchos, lo de
menos era la religión.
Xavier Aldekoa ha
conversado con los lectores desde Maiduguri a través de Facebook Live
(Revista 5W). Puedes volver a verlo aquí:
El Banco Holandés de Desarrollo (FMO) y el Fondo Finlandés para la Cooperación Industrial (FINNFUND) retiraron definitivamente su apoyo al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca que impulsa la empresa Desarrollo Energéticos Sociedad Anónima (DESA).
La construcción de este proyecto ha desatado persecución, amenazas y asesinatos entre los cuales figura el crimen contra la extinta ambientalista Berta Cáceres, quien a través del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) combatió la imposición de la hidroeléctrica.
Tegucigalpa. La decisión de suspender el polémico proyecto hidroeléctrico trascendió el pasado fin de semana, pero fue hasta el lunes 10 que entró en vigencia de manera oficial. Esta medida pone final a una historia trágica en Honduras que ha dejado tras de sí la muerte de varios indígenas y líderes del pueblo Lenca, entre otros, la reconocida Premio Goldman, Berta Cáceres.
A través de comunicado, la corporación Desarrollo Energéticos Sociedad Anónima (DESA), notificó que la suspensión del proyecto contribuirá a la reducción de conflictos en la zona donde se ubica el río Gualcarque, occidente de Honduras, donde se había fijado la base de este proyecto hidroeléctrico que produciría 21 megavatios de energía limpia.
Asimismo en el documento, DESA ha manifestado que una parte de la comunidad estaba a favor de este proyecto porque ha generado empleos directos en algunas zonas de los departamentos de Santa Bárbara e Intibucá.
La empresa dejó constancia que pese a la cancelación de la inversión, continuarán su inversión social en las comunidades del occidente para seguir mejorando la infraestructura y calidad de vida.
La líder ambientalista Berta Cáceres junto al Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) se opusieron férreamente a la implementación de éste proyecto debido a que amenazaba el patrimonio natural, cultural, económico y hábitat funcional del pueblo lenca.
Cabe recordar que la polémica entre la comunidad y las represas se agudizó luego que el 3 de marzo de 2016 individuos ingresaron en la medianoche en la casa de Cáceres para atacarla con varios disparos que le arrebataron la vida a la mundialmente reconocida ambientalista hondureña.
La comunidad nacional e internacional sigue observando al gobierno hondureño y de manera constante exigen castigo para los autores intelectuales del asesinato de Berta, de hecho, en el Congreso de Estados Unidos se impulsa la “Ley Berta Cáceres para la defensa de los derechos humanos en Honduras”.
La familia de la ambientalista se ha pronunciado con relación al cierre del proyecto hidroeléctrico y ve la decisión como un triunfo de Berta Cáceres y del pueblo Lenca, una hija de la fallecida había advertido a DESA: “Te vas porque te vas”, mientras demanda el esclarecimiento definitivo y castigo para todos los ejecutores del crimen que cegó la vida de una mujer que se distinguió como defensora del ambiente, por eso lo llaman “Guardiana de los ríos”.
Idil Eser, directora de Amnistía Internacional, detenida en Turquía. EL MUNDO
La sala 10ª de la Corte de Paz de Estambul ha decretado
cárcel en espera de juicio para seis de los diez trabajadores pro
Derechos Humanos arrestados el 5 de julio pasado,
durante un taller sobre seguridad digital. Entre quienes seguirán entre
rejas está Idil Eser, directora de Amnistía Internacional en Turquía,
y los dos extranjeros, un alemán y un sueco. Todos están bajo sospecha
de "cometer un crimen en nombre de una organización terrorista sin
pertenecer a ella". Se teme que estén siendo víctimas de la purga de Erdogan.
"Los fiscales turcos han tenido doce días para afirmar lo obvio: que estos diez activista son inocentes.
La decisión que ha procedido demuestra que la verdad y la justicia se
han vuelto completamente ajenas en Turquía", ha denunciado el secretario
general de Amnistía, Salil Shetty, en un comunicado postrero a la
decisión judicial, emitida en la madrugada del martes tras los
interrogatorios. "No es una investigación legítima, sino una caza de
brujas políticamente motivada que traza un futuro aterrador para los
derechos en Turquía".
Amnistía Internacional cree que su directora local y su
presidente en Turquía, Taner Kiliç - encarcelado desde el cinco de junio
pasado acusado de pertenecer a la cofradía del predicador Fetüllah Gülen
- están siendo procesados por los contactos establecidos durante su
trabajo habitual en defensa de los derechos humanos. Según Amnistía, una
de las liberadas bajo fianza, Ilknur Üstün, está acusada de haber
pedido fondos "a una embajada" para un proyecto sobre "igualdad de
género, participación en políticas y reporterismo".
"Lo que aprendemos hoy es que defender los derechos humanos se ha convertido en un crimen en Turquía",
ha afirmado a la agencia AFP el investigador de Amnistía Andrew
Gardner. En la redada del cinco de julio, en un hotel de la isla
turística de Büyükada, los agentes detuvieron a los activistas y al
responsable del establecimiento, liberado poco después. La Fiscalía
relaciona a los encarcelados con tres organizaciones armadas sin
relación entre ellas, una de las cuales es la acusada del golpe de Estado de hace un año.
Entre
quienes seguirán en prisión, a la espera de juicio, están Günal Kursun y
Veli Acu, de la Asociación de la Agenda de Derechos Humanos, Özlem
Dalkiran, de la Asamblea de Ciudadanos y los extranjeros Ali Gharavi y
Peter Seudtner, ambos consultores en seguridad de la información. Este
tipo de oficios despiertan el recelo de las autoridades, quienes se han
acostumbrado a señalar en público, como "espías" al servicio de
intereses extranjeros, a periodistas o activistas foráneos. Cuatro
activistas fueron liberados bajo fianza.
"Lo que es claro
como el agua, cien por cien claro, es que se trataba de un taller sobre
derechos humanos rutinario, el tipo de taller que se realiza por toda
Turquía, de hecho un taller que se realiza por todo el mundo", ha
asegurado Andrew Gardner, quien dice haber visto a su colega Idil Eser "en buen estado de ánimo". Amnistia ha instado este martes a los líderes mundiales a "dejar de morderse la lengua y actuar como si no pasara nada".