miércoles, 14 de junio de 2017

¿Empezó la ciencia con los descubrimientos portugueses?



Esfera armilar en el monasterio de los Jerónimos de Lisboa
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 Podríamos plantearnos la pregunta de si la ciencia moderna se había iniciado en el siglo XV con los viajes portugueses, considerados como una revolución en la geología, cien años antes de que Copérnico iniciara la revolución en la astronomía y la física en 1543, que es la fecha usual que se da para el inicio de la ciencia moderna.*
   Ciertamente cualquier afirmación de este tipo es cuestión de opinión, pero creo que merece la pena plantear este asunto porque la fecha de Copérnico es aceptada de manera tan universal que pocas personas pensarán que la ciencia moderna pudo haberse iniciado antes o en la geología en lugar de hacerlo en la astronomía y la física.
   Aunque los exploradores portugueses eran gentes medievales en una época en la que el concepto de ciencia todavía no existía, hacían los tipos de cosas que la gente hace en la actualidad: se hacían preguntas sobre el mundo en que vivían y salían en busca de respuestas. Y hacían preguntas sobre la Tierra, que es lo que los geólogos hacen hoy en día.
   Para salir en busca de tales respuestas, los exploradores desarrollaron nuevas maneras de viajar en el ambiente desconocido y hostil del vasto océano Atlántico: con los barcos pequeños y maniobrables de los exploradores llamados "carabelas", y los grandes barcos de transporte llamados "naos"... Inventaron la navegación a gran distancia y los instrumentos la hicieron posible, como el astrolabio náutico, que fue desarrollado por Abraham ben Zacuto, judío hispano-portugués, astrónomo y matemático. Cromprendieron que las matemáticas eran la clave para la navegación, y quizá el mayor matemático europeo del siglo XVI fue el erudito portugués Pedro Nunes.
   Los exploradores hicieron mediciones sistemáticas y cuantitativas de vientos, corrientes, de la desviación de la brújula magnética y de la configuración de las líneas de costa, que registraron en mapas cada vez más exactos, tal como hacen los geólogos modernos. Y de estas observaciones se obtuvieron descubrimientos que los geólogos de hoy pueden reconocer como pertenecientes a nuestro campo: los grandes circuitos de vientos y corrientes sobre los océanos, los patrones de declinaciones magnéticas, los siete cinturones climáticos del globo, y, desde luego las líneas de costa correspondientes a Sudamérica y África que posteriormente llevaron a las teorías de la deriva continental y de la tectónica de placas.
Abraham ben Zacuto
   Fue una revolución científica diferente de las posteriores porque no la llevaron a cabo intelectuales, sino personas ordinarias: marineros y capitanes de barcos pequeños. De hecho, la nueva concepción del mundo que estaban desvelando no la aceptaban los intelectuales de la época, que venían de una tradición de mil años de basarse en las autoridades.
   Fueron los marinos portugueses los que rompieron la dependencia medieval de autoridades antiguas como Aristóteles y Ptolomeo. Aristóteles, había dicho que había cinco zonas climáticas, pero los descubridores portugueses descubrieron que había siete. El mapa de Ptolomeo mostraba el océnao Índico como un mar cerrado, pero los portugueses corrigieron el error. Y, desde luego, el rechazo de la autoridad y la confianza en la observación y el experimento son características importantes de la ciencia moderna.
    La revoluciónn de la tectónica de placas de las décadas de 1960 y 1970 estuvo caracterizada por un entusiasmo intenso y por el placer en los descubrimientos que se estaban haciendo. Parece que ocurrió lo mismo durante los viajes portugueses, así lo parecen demostrar los altorrelieves del monasterio de los Jerónimos de Lisboa, que datan de la época de las exploraciones. Por todas partes hay cuerdas cinceladas en la piedra, con aves, flores, conchas exóticas y las esferas armilares que representan la Tierra y los cielos; son formas alegres y seglares.
  Es evidente, a partir de los altorrelieves manuelinos, que hacia 1500 las gentes de Portugal se deleitaban en los descubrimientos de sus exploradores y, cada vez que avistaban que un barco explorador entraba en el puerto de Lisboa, la gente se dirigía hacia el muelle para ver y oír las maravillas que habían encontrado.
   De alguna manera parece apropiado que los descubrimientos revolucionarios que los portugueses hicieron cuando exploraban las costas de los continentes en los siglos XV y XVI provocaran el mismo tipo de entusiasmo que los geólogos experimentaron quinientos años más tarde, cuando la revolución de la tectónica de placas explicó finalmente por qué estos continentes tienen la forma que tienen.

* Se atribuye este inicio al descubrimiento de Amárica y a la revolución cartográfica y de exploración que siguió


El viaje más improbable
Walter Alvarez


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