Soñábamos en las noches feroces
Sueños densos y violentos
Soñados con el alma y con el cuerpo:
Volver; comer, contar lo sucedido.
Hasta que se oía breve sofocada
La orden del amanecer:
Wstawác;
Y el corazón se nos hacía pedazos.
Ahora hemos vuelto a casa,
Tenemos el vientre ahíto,
Hemos terminado de contar nuestra historia.
Ya es hora. Pronto escucharemos de nuevo
La orden extranjera:
Wstawác.
11 de enero de 1946
Primo Levi
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